lunes, 20 de octubre de 2025

RESEÑA (by MH) ::: LA ABEJA REINA - Seishi Yokomizo


 
Título original: 女王蜂 (Jo-o-batchi)
Autor: Seishi Yokomizo
Editorial: Quaterni
Traducción: Kazumi Hasegawa
Revisión y adaptación: Eva González Rosales
Páginas: 304
Fecha publicación original: 1952
Fecha esta edición: abril 2025
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 21,95 euros 
Diseño de cubierta: Rafael Soria



La tranquila vida de los habitantes de la isla de Gekkin da un vuelco tras la aparición de varias cartas que alertan de que la encantadora y bella Tomoko es, en realidad, la Abeja Reina, una mujer fatal con la habilidad de atraer y cautivar a todo el que se acerca a ella y de generar en su entorno tanta admiración como resentimiento. Un enigmático asesinato desata una serie de tensiones que, rápidamente, transforman la pacífica localidad en un avispero, plagado de rumores y sospechas. Kosuke Kindaichi, un perspicaz y poco convencional detective, se enfrentará a este complejo caso en el que todas las personas cercanas a Tomoko, amantes despechados, amigas envidiosas y familiares con oscuros secretos, podrían ser el asesino. A medida que profundice en la investigación, Kindaichi descubrirá un pasado mucho más complejo y perturbador de lo que esperaba. Esta muerte no solo es un crimen, sino el punto de partida de un juego psicológico en el que las pasiones y las obsesiones humanas alcanzarán su máximo esplendor. 

Suelen pasar unos años entre entrada y entrada dedicada al detective Kosuke Kindaichi porque Quaterni publica sus libros muy poco a poco y a veces transcurren dos años eternos entre uno y otro, pero no he faltado a la cita reseñil con ninguno de ellos. Eso se traduce en que esta es la quinta vez que este peculiar personaje visita Netherfield y, por si os lo preguntabais, no hace falta leerlos en orden a excepción del primero, porque en él se explica quien narra, por qué y demás (por si acaso os lo recuerdo: es el propio autor, Yokomizo, el que nos narra los casos como si Kindaichi fuese real, como si lo hubiese conocido en persona y como si el detective le hubiese proporcionado documentación sobre sus investigaciones para que les diera forma literaria). Más allá de eso, la vida personal de Kosuke Kindaichi es inexistente y, por tanto, no hay subtramas personales que se arrastren de una novela a otra, así que el orden a partir del primero yo creo que es indiferente salvo algún apunte muy ocasional a nivel de ambientación o a algún caso anterior. Dicho todo esto, os cuento muy brevemente de qué va
La abeja reina, quinto publicado por Quaterni pero séptimo en la serie.
 
Diecinueve años atrás murió un joven en extrañas circunstancias cuando su amante estaba embarazada, y hoy en día su hija, Tomoko Dadioji, de dieciocho años, abandona la isla donde ocurrió todo y viaja a Tokio para vivir con el hombre que la adoptó. Pero unos anónimos amenazan con una tormenta de sangre si no se queda en su hogar natal… y dicho y hecho, aquí muere hasta el apuntador. Quien avisa no es traidor.
 
Kosuke Kindaichi se ve envuelto en todo este caso porque es contratado para acompañar a Tomoko en su viaje desde la isla donde vive, llamada Gekkin, hasta Tokio, donde se reunirá con el hombre que se casó en su día con su madre y la adoptó. Kindaichi es detective, no suele hacer este tipo de trabajos, pero no solo le hablan de los anónimos que amenazan con mucha sangre si Tomoko abandona la isla, sino que es informado de que quien lo contrata es alguien muy importante (que quiere permanecer en el anonimato) interesado en el bienestar de Tomoko... y bueno, en fin, que allá que va Kosuke a ejercer de guardaespaldas para esta joven de extraordinaria belleza que poco sabe de la vida. En la comitiva también van Kamio, la institutriz que ya lo fue también de la madre de Tomoko, y Maki, la abuela de la propia Tomoko. 
 
Que a Seishi Yokomizo le pirraba un buen culebrón a la japonesa es algo evidente en muchas de sus novelas
. Antes de meterse en materia tenemos páginas y páginas donde se nos pone en antecedentes no solo de lo que ocurrió hace diecinueve años, sino del árbol genealógico de toda la familia, de los amantes, los líos, quien va, quien viene, con quien se entretiene, la casa, las edificaciones de la isla, que ocurría en ella hace décadas... vamos, es que se va hasta 1199, así como os lo digo. Que esto no os eche para atrás porque se lee en un periquete, pero vaya, que a Yokomizo le gustaba que sus misterios tuvieran raíces para dar y regalar y si te va a hablar de la historia de los Daidoji, te habla de ellos con una escaleta delante y remontándose hasta donde se tenga que remontar, faltaría más.
 
¿Cuántos implicados hay en este caso? Muchos, porque Agatha Christie era una aficionada al lado de Yokomizo a la hora de meter sospechosos en sus novelas. Tenemos a la abuela, a la institutriz, al padrastro, a la amante del padrastro, al hijo de ambos, a los tres candidatos a casarse con Tomoko, a un viejo que hace chas y aparece por ahí disfrazado de vez en cuando, a un guaperas que aparece también de la nada y está prendado de Tomoko, al mayordomo que es hermano de la amante del padrastro, a un sacerdote charlatán que está ahí desde el principio y que da mucha grima... Y a todo esto creo que no os he dicho que el padre de Tomoko, ese que murió en extrañas circunstancias hace diecinueve años, usaba un nombre falso y el verdadero es una incógnita, lo que añade más misterios al misterio.
 
Por cierto, os dejo por aquí el primer anónimo que recibe Kinzo, el padrastro de Tomoko, ese donde se acusa a la joven de ser una abeja reina, lo que da nombre al libro y que hace girar toda la rueda de lo que ocurre en la novela:
 

Te lo advierto.
No la saques de Gekkin.
Si la llevas a Tokio, ocurrirá una desgracia.
¿Ya has olvidado lo que hizo su madre?
Recuerda la tragedia de hace diecinueve años.
¿De verdad fue un accidente? 
¿No fue un asesinato?
Esa mujer nació destinada a ser la ruina de su marido.
Su hija es igual.
La sangre de muchos hombres se derramará ante ella. 
Es la abeja reina.
Su destino es causar la muerte a aquellos que se le acerquen.
Te lo advierto de nuevo. 
No la saques de Gekkin. 

Pedazo anónimo, y todo con letritas recortadas del periódico. Eso es dedicación de un asesino a la causa.
 
¿Aspectos a tener en cuenta de la historia?
Pues varios se repiten de obras anteriores. Por un lado el clan familiar, peculiar y lleno de secretos, misterios, relaciones matrimoniales y extramatrimoniales e intenciones que pueden ser malas o buenas, pero que nunca sabes por donde van a saltar ni en qué dirección. Por otro la ambientación, que una vez más nos lleva al Japón posterior a la Segunda Guerra Mundial. Se nos habla de los refugios antiaéreos, que la gente había dejado de acudir al teatro porque no tenía dinero, y sobre todo se nos habla de la reforma tras la ocupación de los aliados, que implantó cambios políticos, sociales y económicos cuya intención era democratizar Japón y que arruinaron a muchos nobles y miembros de la aristocracia y la realeza del país. Por último, esta novela (y es algo que ya he comentado más de una vez al hablar de la serie en general) no es en absoluto remilgada ni tan blanca como sus homólogas británicas de la misma época. No solo gusta de cierta sensualidad a la hora de narrar algunas escenas, sino que hay alusiones sexuales explícitas, que pueden sorprender a quien esté acostumbrado al misterio clásico anglosajón pero que era algo habitual en su equivalente nipón.
 
Sobre la investigación en sí misma, ya sabéis que poco suelo desvelar cuando hablo de este tipo de libros. Sí os puedo decir que, a diferencia de lo mal vistos que suelen estar los detectives privados por parte de los cuerpos de policía en otras novelas del género, Kosuke Kindaichi siempre es muy bien recibido cuando colabora en las pesquisas oficiales, y de hecho la policía está encantada de contar con él... y menos mal, porque los interrogatorios que realizan en esta novela son un poco absurdos (si el sospechoso interrogado no quiere contar algo, les parece estupendo y no insisten, no vaya a molestarse O_O). En la novela hay muchas identidades falsas, cosas que supuestamente son muy misteriosas pero que el lector anticipa sin problemas (o eso creo yo) y un cliché que imagino que no a todo el mundo convencerá, que es ni más ni menos que Tomoko descubre algo al principio de la novela que oculta durante todo el libro, y de haber hablado sobre ese algo todo hubiese sido más sencillo... claro, no lo dice porque entonces no habría historia, pero lo cierto es que cada dos por tres leemos constantes alusiones a ese algo y la coletilla de "si hubiese sabido que", "si hubiese dicho que"... Este tipo cosas me molestan según me pille, pero a Yokomizo se lo perdono todo, lo reconozco. En cualquier caso aquí quedan por si a alguien le interesan. ¿El final? Digno del culebrón que es la historia, que para eso estamos aquí, para el drama xD.
 
Y llego al final sin haberos hablado nada del propio Kosuke porque inconscientemente asumo que ya lo conocéis cuando resulta obvio que no tiene por qué ser así... pues a riesgo de que me tildéis de vaga os copio-pego una de las muchas definiciones que he hecho del personaje en libros anteriores (aunque el tartamudeo en La abeja reina brilla por su ausencia salvo en un par de ocasiones... o ha mejorado mucho en ese aspecto o al autor se le olvidó incluirlo xD).
 
 ¿Qué os puedo contar sobre Kosuke Kindaichi...? [...] Mal vestido, siempre despeinado, con pinta zarrapastrosa, tartamudeando sin parar y repartiendo caspa por doquier cada vez que se rasca la cabeza con fruición cuando está pensando o no encuentra explicación a algo. Es un tipo curioso, de esos que muchas veces provoca rechazo en los demás personajes cuando estos son de buena familia (lo que suele ser casi siempre)... pero es inteligente, muy muy inteligente, y sabe leer a las personas y sus motivaciones. Por eso a estas alturas de su trayectoria ficticia ya es famoso en Japón gracias a la resolución de crímenes muy complicados y muy cruentos, y la gente acude a él buscando ayuda. Es un hombre perezoso, aunque parezca lo contrario cuando está en plena actividad detectivesca, y por eso vive en una habitación de hotel donde no tiene que hacer nada y lo cuidan a cuerpo de rey. Es una especie de Sherlock Holmes, famoso como detective en su tierra, consejero de la policía nipona, observador, con muchas manías y peculiaridades, con una persona que narra sus casos por él... pero al mismo tiempo es muy diferente. No podía ser menos, son dos culturas muy distintas, pero las fuentes están ahí y son evidentes.

 

En fin, sé que estos libros tienen pegas objetivas, que a veces hay ciertas incongruencias, que los policías a veces son un poco pintamonas y que, de que quiere Kosuke resolver el caso, ya casi no queda casi nadie vivo (yo encantada, oiga, pero a que a Yokomizo le gustaba más asesinar literariamente hablando que a un tonto un lápiz es evidente xD). Pero disfruto muchísimo de ese tono un tanto excéntrico que suelen tener sus libros, esos líos familiares imposibles, que nadie está a salvo de morder el polvo... son libros que se leen muy fácil si tenéis dificultades con la literatura asiática y no os ponéis muy tiquismiquis con algunas cosas.








Seishi Yokomizo (1902-1981) fue un famoso escritor de novelas detectivescas y de misterio que vivió uno de los periodos más interesantes de Japón (la época antes a la II.G.M. y la posterior). De niño era lector de novelas de misterio. Siendo todavía muy joven, con veinte años, publicó su primera obra en la revista “Shin Seinen”. Siempre tuvo claro que su género literario era el policiaco, su primera novela fue Onibi. Durante la Segunda Guerra Mundial tuvo grandes dificultades para continuar su labor de escritor por las condiciones de tal coyuntura. El éxito vendría después de la guerra, cuando publicó sus obras en la revista Kōdansha, publicación que sigue funcionando en la actualidad. 
 
Estudió farmacia en la Universidad de Osaka pensando dedicarse al negocio familiar pero otro escritor, Edogawa Ranpo, le animó a que siguiera escribiendo. También trabajó en un banco. Estuvo enfermo de tuberculosis, de hecho su primera novela la escribió estando casi tuberculoso (durante su convalecencia en las montañas de Nagano). Su tumba se encuentra en el cementerio Seishun-en de Kawasaki (Kanagawa).

El premio Yokomizo Seishi, como su nombre indica, es un galardón en honor de tan señero escritor y está dotado con un importe de diez mil yenes, se concede a la mejor novela de misterio. Muchas de sus obras se han llevado al cine. Se le considera el escritor de novelas de misterio más famoso de Japón. El estreno en el cine de “El clan Inugami” en 2006 fue uno de los más exitosos que se recuerdan.

 

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