Título original: Up at the Villa
Autor: William Somerset Maugham
Editorial: Ediciones Invisibles
Traducción: Carlos Mayor
Páginas: 184
Autor: William Somerset Maugham
Editorial: Ediciones Invisibles
Traducción: Carlos Mayor
Páginas: 184
Fecha publicación original: 1941
Fecha esta edición: junio 2021
Fecha esta edición: junio 2021
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 16 eurosDiseño de cubierta: Andy Noguerón
Una novela de suspense que pasa del rosa al negro en solo una noche.
Desde el balcón de la fabulosa villa florentina donde pasa sus vacaciones, la joven y atractiva viuda Mary Panton hace balance de su situación: sin duda, no tardarán en llegarle ofertas de matrimonio, pero lo más sensato sería elegir al honorable y afectuoso Edgar Swift, veinte años mayor que ella, destinado a un cargo de responsabilidad en la embajada de la India.
Pero mientras espera este momento, un giro inesperado amenaza con arruinar sus planes. Un simple acto de compasión se convierte para ella en una situación más que comprometedora, que pone en peligro el plácido futuro que había previsto.
Hace unas semanas os hablaba de Florencia al comentaros mi opnión sobre Las aventuras de Pinocho y allí nos quedamos, pero con una historia muy distinta de un autor muy diferente. Ediciones Invisibles vuelve a regalarle a sus lectores una delicatessen con la publicación de Una villa en Florencia, de William Somerset Maugham, más conocido por El velo pintado, Servidumbre humana y El filo de la navaja, pero que, como tantos otros escritores de su época, desplegaba también ese talento en novelas cortas.
La protagonista de la historia es Mary Panton, una atractiva mujer de unos treinta años que, tras enviudar un año atrás, ha quedado en una situación económica complicada. Vive desde hace unos meses en una villa asentada sobre una colina desde la que se disfuta de una panorámica inigualable de la ciudad de Florencia. Allí pasa los días de manera tranquila con salidas ocasionales y allí también recibe las visitas de Edgar Swift, un hombre bastante mayor que ella al que conoce de toda la vida y que sospecha tiene previsto proponerle matrimonio de manera inmediata. Mary se casó una vez por amor y, si vuelve a contraer matrimonio, lo hará de manera más calculada y pensando en su porvenir y estabilidad económica. Edgar es el candidato perfecto para eso, pero ocupa un cargo importantísimo en el gobierno británico y con perspectivas inmediatas de ascenso. Su futura esposa tiene que ser una mujer de pasado intachable y presente inmaculado... Y Mary es todo eso ahora, pero el futuro esconde sorpresas a la vuelta de la esquina y hay que lidiar con ellas, y más si esas sorpresas tienen el aspecto de un joven inmigrante ilegal que ha pasado por tantas penurias como para ver en Mary a una diosa que le alegre un poco la vida. Para preocuparse por las consecuencias ya habrá tiempo.
Antes de seguir hablando del libto siento volver con una batallita, pero ya os comenté que viví en Florencia, y os voy a hablar de algo que creo que resulta mucho más evidente para quien vive allí durante un tiempo que para quien solo está de pasada: es una ciudad que emana oscuridad. Esto os lo dice alguien que ama esta ciudad (pero que la ama con sus cosas buenas y sus cosas malas... amor verdadero, vamos), y siempre que digo esto la gente se sorprende porque muchas veces cuesta ver más allá del aura romántica que implantaron precisamente los turistas ingleses allá en el siglo XIX. Aun así, es totalmente cierto: Florencia es una ciudad por cuyas calles ha corrido mucha sangre, calles que han visto mucha violencia durante siglos, está apuntalada sobre traiciones, asesinatos y crueldad, y eso es algo que no se percibe durante una visita de tres o cuatro días, pero sí cuando te mueves por ella de manera habitual y fuera de las luces de neón... no me preguntéis el cómo ni el porqué: se respira.
Y todo esto os lo digo porque esa frase inicial de la sinopsis editorial (una novela de suspense que pasa del rosa al negro en una sola noche) me parece muy, muy acertada en relación al espíritu de claroscuros sobre el que se asienta Florencia: es una ciudad de una belleza deslumbrante que se tiñe de negro con una facilidad pasmosa, en un abrir y cerrar de ojos y sin apenas darte cuenta. Maugham, como el escritor inteligente y brillante que era, capta este aura a la perfección en sus páginas, porque eso es precisamente lo que ofrece Una villa en Florencia: la cadencia armoniosa y bella que impregna la Toscana asaltada de repente por un trazo estridente que rompe ese equilibrio y lo tizna todo de una oscuridad que amenaza con hacer saltar por los aires la existencia impávida (con tendencia a la intrepidez) de su protagonista. ¿Qué vencerá, la luz o las tinieblas?
La acción se ambienta en 1938, periodo de entreguerras que tantas alegrías nos ha dado en el campo de la literatura y que siempre adolece de ese aire de calma que precede a la tormenta. Maugham introduce este elemento en la historia de una manera sutil pero inequívoca; los judíos llevan años huyendo de Alemania, malviven como inmigrantes ilegales trabajando de lo que pueden y les dejan, y sobrellevan el sufrimiento de su pueblo como buenamente pueden mientras en Europa lo miran todo desde lejos con condescendencia, falsa compasión y una inconsciencia plena (y en muchos casos voluntaria) de lo que ocurría. Maugham tiene poco tiempo para contar su historia y no se adentra plenamente en este tema pero deja las chinas en el camino para que el lector las pise y sienta la molestia en el zapato. Por otro lado, el imperio británico seguía dominando la faz de la tierra por aquellas fechas y, si cerraban los ojos ante una posible guerra contra el gobierno alemán, más cerrados los tenían ante la desaparición de su imperio, el más extenso de la historia. La Segunda Guerra Mundial también se llevó esto por delante pero, a efectos de nuestra historia, ser gobernador general (antiguamente llamado virrey) de la India en 1938 todavía era uno de los cargos más importantes a los que podía aspirar un pez gordo político, y eso también tiene su importancia en la trama de la novela de una manera que no os puedo explicar.
Y es que en realidad, explicar, lo que es explicar, puedo explicar poco, y de hecho os aconsejaría que os contasen lo menos posible sobre la historia. Las suaves colinas de Florencia, la tranquilidad de sus villas, el paisaje toscano, la ciudad monumental al fondo, el clima caprichoso, la paz de tanta belleza... la literatura y el cine han señalado Italia en general, y la Toscana en particular, como lugar de refugio y de búsqueda de uno mismo para personajes que han alcanzado un punto de inflexión en su vida. Así es como conocemos a Mary Panton y como nos adentramos en una historia en la que nos movemos de propuestas matrimoniales que se toman en serio a propuestas que no de la mano de personajes altaneros en unos casos y frívolos en otros, y asistimos a cenas y reuniones de gente bien en las que unos hablan sin saber y otros tiran de ironía para decir lo que piensan... todo es un juego cuando se está en sociedad y un pensamiento introspectivo cuando se carece de compañía. Y cuando crees que estás ante una historia que rezuma a literatura clásica inglesa de la primera mitad del siglo XX, de esa encantadora, aguda e inteligente en su deambular por caminos transitados, llega Maugham y te da una palmada en todas las narices, que estamos en Florencia y aquí siempre hay un mundo alternativo, un mundo de esos que asemejan a ese luminoso en el que existimos pero donde todo es gris y hay cosas malas acechando en las sombras. Maugham debió pensar, ¿qué tal si añadimos un poco de intriga y tensión a todo este costumbrismo? Et voilá!
Poco más puedo y quiero contaros de Una villa en Florencia. A mí me ha gustado mucho ya no solo por la historia en sí misma, que también, sino porque leer a Maugham siempre es un placer. Desbordaba inteligencia y sentido común a la hora de crear a sus personajes, y eso hace que los sientas reales más allá de sus acciones y de las situaciones a las que los enfrenta. Los finales de sus historias no son convencionalmente felices ni desgraciados ni todo lo contrario, porque los matices con que los diferenciaba eran plenamente consecuentes con las complejidades de sus personajes, así que la balanza siempre pende de un hilo (y en este caso ya me guardaré yo mucho de dar ni una sola pista al respecto). Maugham publicó Una villa en Florencia en 1941, en plena gloria de su carrera (está considerado el autor mejor pagado de la década de 1930), y aun así la historia, el estilo en que está contada y la manera en que ocurren sus principales eventos avanzan en dirección contraria a cualquier forma de pretenciosisad y artificio. Una villa en Florencia destila cierto desenfado en su impecable acabado. como si fuese la obra de un autor genial que disfruta sentándose a escribir, que no tiene ninguna presión a la hora de hacerlo y en la que todo fluye sin dificultad hasta cerrar toda una trama en apenas 180 páginas. Por eso ejemplifica a la perfección ese pequeño placer literario de la colección que lo contiene, y por eso me parece una lectura tan recomendable como disfrutable. Y de paso os recomiendo encarecidamente a Maugham en general si no lo habéis leído nunca. Ya estáis tardando.
William Somerset Maugham (París, 1874 – Cap Ferrat, Niza, 1965).
Nacido en Francia por un azar familiar, Somerset Maugham es uno de
los escritores más populares de la narrativa inglesa de la primera mitad
del siglo XX. Huérfano de madre y padre desde muy joven, estudió en el
King ‘s School de Canterbury, donde sufrió acoso por parte de compañeros
que se burlaban de su escasa estatura y de su tartamudez. En 1897
comenzó una prolífica carrera literaria —que comprende narrativa,
teatro, ensayo o crítica—, que compaginó con ocupaciones tan diversas
como ejercer de espía para los servicios secretos británicos o trabajar de guionista para estudios de Hollywood.
¡Hola!
ResponderEliminarLa verdad es que no conocía ni al autor ni la novela, aunque esa portada me suena muchísimo de algo. De todas maneras, me ha llamado e intrigado mucho lo que has contado de ella porque parece una novela romántica y de repente se oscurece (además de que me ha gustado saber más de Florencia).
¡Nos leemos!
Lua
Hola, descubrí esta novela gracias a Undine y la tengo apuntadisima, pero será para más adelante porque el reto de este año, salvo sorpresa de última hora ya lo tengo cerrado. Me llama la atención tu comentario sobre "la oscuridad" de Florencia, yo no la conozco (aunque me apetece mucho ir) y siempre me la he imaginado luminosa como en las películas de Ivory. En fin lo tendré en cuanta cuando la lea. Estupenda reseña. Besos.
ResponderEliminarHola,
ResponderEliminarno he leído al autor pero me encanta Florencia y esta es una buena excusa para reencontrarme con ella.
Un beso
Hola :-)
ResponderEliminarMe he quedado muy intrigada y con muchas ganas de leerla: ese paso de una novela que recuerda a la literatura inglesa de principios del XX dando paso a esa Florencia gris... ME parece irresistible.
Un beso.
De Somerset Maughan sólo he leído El filo de la navaja, eso sí, varias veces. Me encanta. La verdad es que no sé por qué no he leído nada más, pero esta la apunto sin dudar. Me parece muy interesante e increíble lo que, al parecer, se puede meter en una novela corta cuando hay oficio y buen hacer.
ResponderEliminarUn beso.
Buenas noches, MH:
ResponderEliminarDesde que supe que ibas a reseñar esta nouvelle estaba deseando leer tus impresiones. Por su puesto sabía que te iba a gustar, pero quería conocer qué punto especial ibas a añadir a lo que ya se ha dicho por ahí. Ni qué decir tiene que me has impresionado gratamente. Esa aportación que has hecho sobre el espíritu oscuro que respira Florencia me ha encantado.
Un abrazo muy fuerte y enhorabuena por la reseña!!
Pues no lo he leído nunca, así que me voy a tener que ponerme las pilas!
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola!!
ResponderEliminarTodavía no me he hecho con ningún título de esta colección y mira que me gustan todos los que voy viendo. Este de Florencia tiene muchas papeletas, del autor leí el del filo de la navaja le gustó mucho. También celebro que respete que sea Florencia y un poco el aire mediterráneo. Qué ganas de leerla.
Besos
Tiene ese toque que llama mi atención creo que podría gustarme así que gracias por el descburimeinto =)
ResponderEliminarNo conocía al autor, pero leyendo su biografía se ve un tipo que vivió una vida interesante, cuando menos nada convencional. Se me antoja una historia muy apetecible, y ya solo por donde se desarrolla me atrae. Y además es cortito. Estupenda recomendación.
ResponderEliminarUn beso ;)
No conozco ni autor ni novela, pero solo por tratarse de Florencia ya tiene muchos puntos ganados.
ResponderEliminarbesos.
Hola MH, la verdad es que creo recordar haber visto reseñas de esta novela, pero la tuya lo borda. Tiene de todo y como siempre muy expresado y analizado.
ResponderEliminarUn besazo
De Somerset Maugham solo he leído algunos relatos sueltos de un libro que se titulaba "La lluvia y otros cuentos" o algo parecido (mi despiste habitual). Pero no me extraña nada lo que nos cuentas sobre este relato porque su literatura siempre me ha parecido valiente para la época en la que escribía (como "El velo pintado", por ejemplo, que trataba sobre el adulterio). Besos.
ResponderEliminarOhhhhhhhhhhhhhh me encantaaaaa. Yo quiero una villa en Florencia. Desde luego estos libros tienen una pinta magnífica. No he leído ninguno, ni tampoco a la autora. Es para anotarlo del tirón. Besos
ResponderEliminarUna novela que se lee en un día... La compré y comencé pensando que quizás me iba a encontrar algo parecido a Abril encantado, ya que al principio es todo muy "rosa" (no sé por qué pero en el librito no aparece ninguna sinopsis)... Y claro, después el autor nos regala un giro inesperado que "pa qué" , pero he de decir que aún así sigue siendo deliciosa... El final predecible pero a tono con la trama... Contenta con la lectura :)
ResponderEliminarDe Somerset Maughan leí hace ya tiempo "El filo de la navaja" y disfruté mucho con la adaptación al cine de "El velo pintado". Así que esta historia que reseñas me atrae muchísimo.
ResponderEliminarBesos