Título original: Entreacto en el Apolo
Autor: Carlos Díaz Domínguez
Editorial: Autopublicación
Páginas: 515
Fecha de publicación: febrero 2018
Encuadernación: rústica
Precio: 2,99 euros (kindle) + 14,23 euros (papel) Diseño de cubierta: Mari Carmen López Pérez
Octubre de 1914. Una guerra estancada. Un mundo que ha perdido la razón.
España es el mayor país europeo que todavía se mantiene neutral. Alain
Santini, diplomático francés, y Fritz Springer, oficial de la
inteligencia alemana, viajarán a Madrid con el mismo fin: conseguir que
España rompa una neutralidad que a sus países les está costando miles de
vidas diarias. En la trasnochadora ciudad ambos súbditos tendrán que
poner a prueba su capacidad para manejar situaciones novedosas que se
escaparán continuamente de su control, y tendrán que aprender a
negociar, a engañar, a intrigar y a amar con un único objetivo:
conseguir que Alfonso XIII abandone su indolente imparcialidad.
Entreacto en el Apolo nos llevará por los intrincados vericuetos de la
alta política, de los bajos manejos palaciegos, de los intereses
cruzados, de las engañosas pasiones, de los amores hipócritas y también
de la lealtad y del patriotismo, donde no sabremos ni cuál será el
siguiente acto de una función que está a punto de levantar el telón ni
cuál será el papel que, como lectores, tendremos que interpretar.
El año pasado tuve el placer de leer por primera vez al escritor Carlos Díaz gracias a La menorah de Petra, una novela que, no solo estaba escrita de un modo magnífico, sino que tocaba muchos palos que me apasionan y estaba perfectamente contextualizada históricamente en los inicios del conflicto judeo-palestino. Carlos Díaz es de esos autores que sé que probablemente, y por desconocimiento, no hubiese leído de no ser por el blog (o hubiese tardado mucho más en hacerlo), y por los que tengo que dar gracias a este rinconcillo de Netherfield.
Entreacto en el Apolo, su última novela, me ha parecido incluso superior en todos los aspectos, que ya es mucho decir. El pulso expositivo es impecable tanto en los aspectos narrativos, contextuales e históricos, como en la creación impoluta de personajes y en el modo en que maneja la trama, el tempo, la intriga y el desarrollo de los acontecimientos a lo largo de los 101 capítulos de los que consta la novela. La he disfrutado muchísimo, la he devorado cuando el tiempo me lo ha permitido, y la última mitad del libro es de las que te obligan a pasar las páginas una detrás de otra... y todo esto, que es donde radica realmente el mérito, sabiendo que no va a pasar lo que los personajes quieren que pase, porque para eso estamos hablando de hechos históricos reales de los que se sabe de antemano el resultado. Lo que consigue el autor en este libro tiene muchísima valía porque juega con elementos inamovibles y sin embargo tú, como lector, pasas las páginas con fervor expectante por saber qué pasará.
Entreacto en el Apolo, su última novela, me ha parecido incluso superior en todos los aspectos, que ya es mucho decir. El pulso expositivo es impecable tanto en los aspectos narrativos, contextuales e históricos, como en la creación impoluta de personajes y en el modo en que maneja la trama, el tempo, la intriga y el desarrollo de los acontecimientos a lo largo de los 101 capítulos de los que consta la novela. La he disfrutado muchísimo, la he devorado cuando el tiempo me lo ha permitido, y la última mitad del libro es de las que te obligan a pasar las páginas una detrás de otra... y todo esto, que es donde radica realmente el mérito, sabiendo que no va a pasar lo que los personajes quieren que pase, porque para eso estamos hablando de hechos históricos reales de los que se sabe de antemano el resultado. Lo que consigue el autor en este libro tiene muchísima valía porque juega con elementos inamovibles y sin embargo tú, como lector, pasas las páginas con fervor expectante por saber qué pasará.
Os he dicho mi opinión del libro antes siquiera de hablar sobre el propio libro, pero, ¿para qué esperar? Como diría aquel, lo que es, es. Ahora sí, os cuento de qué va.
La trama comienza en otoño de 1914. La Primera Guerra Mundial ya ha estallado. En ese momento del conflicto luchaban por un lado los aliados, la llamada Entente Cordiale, formada en aquel momento por el Reino Unido, Francia y Rusia, y por el otro los instigadores de la contienda, la Triple Alianza, de la que solo Alemania y el imperio austrohúngaro habían entrado en guerra (Italia solo tenía obligación de hacerlo si estos países eran los agredidos, no los agresores, como era el caso). Más tarde se sumaron otros países a la guerra, pero en este punto esta era la situación.
En esta Europa en guerra, con la contienda recién comenzada y con trazas de ser mucho más larga de lo esperado, la España del rey Alfonso XIII decide mantenerse neutral por diversos motivos, siendo el principal el de proteger a un pueblo como el español (que todavía no ha olvidado sus propias y demasiado recientes guerras) de marchar al frente en un conflicto que nada tiene que ver con él. Pero desde fuera, según la visión de los países contendientes, la clave está en la situación de la propia familia real: la madre de Alfonso XIII, la reina madre María Cristina, es austríaca; su esposa, Victoria Eugenia, es británica. Las dos mujeres con más poder e influencia sobre Alfonso XIII son enemigas en la guerra y dentro de palacio, y tanto Francia como Alemania se disponen a usar, alterar, manipular... a la familia real española y a su gobierno para conseguir que España se sume a la guerra y desnivele la contienda.
Es en este punto cuando llegan a Madrid los dos espías enviados por ambos bandos: Alain Santini por la Entente Cordiale, y Fritz Springer por la Triple Alianza. Alain, diplomático francés, viudo, serio, caballero, soporta una fuerte presión por parte de su padre, uno de los militares de mayor rango en Francia. Por historial familiar debería estar en el frente y no en el lado civil, y tiene que demostrar como sea, cueste lo que cueste, que sirve a su país como cualquier soldado empuñando un arma. Fritz, teniente del ejército alemán y arrancado del propio frente para servir a la inteligencia de su país, es imprevisible, colérico, agresivo y sin escrúpulos, pero encantador y muy atractivo. Los dos tienen la misma misión: conseguir que España abandone la neutralidad y se una a la causa que cada uno de ellos defiende. Mientras cientos o miles de personas mueren cada día muy lejos de Madrid, tendrán que reinventarse una y otra vez haciendo frente a los fracasos, los imprevistos, los planes fallidos... y a dos mujeres que se cruzan en sus vidas con resultados muy distintos.
Parece que os he contado mucho y creedme que no os he contado nada de nada, solo os he puesto en situación. Lo importante, la trama en sí, se desarrolla justo donde yo la dejo. Carlos Díaz entremezcla personajes reales de la época con personajes ficticios, hechos reales con otros inventados, para dar cuerpo a una trama que muy inteligentemente está narrada en muchos capítulos pero muy cortos, lo que hace buena la "cruz" del lector, esa de "venga, un capítulo más... y otro más... y otro", hasta que sin darte cuenta has avanzado mucho más de lo que creías. Todos esos capítulos obedecen a los cambios constantes de escenarios y personajes que exige la novela, estructurados y organizados de una manera tan precisa y clara que en ningún momento te pierdes ni te cansas. Más bien al contrario.
La historia está ambientada durante la Primera Guerra Mundial y su fin último es el de conseguir que España entre en ella, con lo que huelga decir que es un aspecto primordial en la trama, pero salvo en un capítulo, nunca estamos en el frente. Toda la narración se desenvuelve lejos de las trincheras y dentro de términos de diplomacia, espionaje, complots, intrigas y relaciones sociales y personales, además de la parte histórica que afecta a la vida de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia.
En este último apartado, para mí el descubrimiento ha sido (aparte de la cercanía con la gente de a pie y una despreocupación por su seguridad que hoy en día nos parecería impensable, y más habiendo sobrevivido a tres atentados, como era su caso), el de la Oficina Pro Cautivos (u Oficina de la Esperanza) que Alfonso XIII creó y por la que llegó a ser candidato al Nobel de la Paz. Con sede en el propio palacio de Oriente, en ella llegaron a trabajar alrededor de 40 personas y se atendieron durante toda la contienda centenares de miles de solicitudes llegadas de toda Europa para localizar a soldados desaparecidos, conmutar sentencias de muerte, liberar prisioneros, intermediar en repatriaciones o tramitar indultos... Lo dicho, es algo que desconocía y que me ha interesado muchísimo descubrir. Por otro lado, en la trama también es muy importante el teatro Apolo que da nombre al libro, pero sobre esto no os voy a contar absolutamente nada. Ya lo descubriréis por vosotros mismos si os decidís a leer la novela, cosa que os recomiendo encarecidamente.
Entreacto en el Apolo es un claro ejemplo de todos los elementos que caracterizan a Carlos Díaz Domínguez: una prosa limpia y elegante y una narración desenvuelta que discurre sin esfuerzo alguno para el lector; una excelente labor de documentación que sabe transmitir de manera fluida e integrada al lector sin necesidad de auturullarle ni hacer ostentación de esos conocimientos; unos personajes creíbles, tanto los reales como los ficticios, con unas motivaciones claras y un carácter definido para llevarlas a cabo; un ritmo que atrapa desde el principio pero que va a más conforme avanzan las páginas (no me refiero que vaya de menos a más, sino que va de más a más todavía); y lo más importante, una trama muy entretenida, compacta, sin fisuras y totalmente plausible en su calidad de ficción a pesar de cogerse del brazo de hechos históricos reales. Es más, creo que se puede afirmar sin lugar a dudas que hay más de realidad que de ficción en el hecho de que, durante aquellos años, hubiese espías en España con estas mismas intenciones de involucrar al país en la guerra.
Una novela histórica de espionaje muy recomendable. Por si os quedaba alguna duda.
La trama comienza en otoño de 1914. La Primera Guerra Mundial ya ha estallado. En ese momento del conflicto luchaban por un lado los aliados, la llamada Entente Cordiale, formada en aquel momento por el Reino Unido, Francia y Rusia, y por el otro los instigadores de la contienda, la Triple Alianza, de la que solo Alemania y el imperio austrohúngaro habían entrado en guerra (Italia solo tenía obligación de hacerlo si estos países eran los agredidos, no los agresores, como era el caso). Más tarde se sumaron otros países a la guerra, pero en este punto esta era la situación.
En esta Europa en guerra, con la contienda recién comenzada y con trazas de ser mucho más larga de lo esperado, la España del rey Alfonso XIII decide mantenerse neutral por diversos motivos, siendo el principal el de proteger a un pueblo como el español (que todavía no ha olvidado sus propias y demasiado recientes guerras) de marchar al frente en un conflicto que nada tiene que ver con él. Pero desde fuera, según la visión de los países contendientes, la clave está en la situación de la propia familia real: la madre de Alfonso XIII, la reina madre María Cristina, es austríaca; su esposa, Victoria Eugenia, es británica. Las dos mujeres con más poder e influencia sobre Alfonso XIII son enemigas en la guerra y dentro de palacio, y tanto Francia como Alemania se disponen a usar, alterar, manipular... a la familia real española y a su gobierno para conseguir que España se sume a la guerra y desnivele la contienda.
Es en este punto cuando llegan a Madrid los dos espías enviados por ambos bandos: Alain Santini por la Entente Cordiale, y Fritz Springer por la Triple Alianza. Alain, diplomático francés, viudo, serio, caballero, soporta una fuerte presión por parte de su padre, uno de los militares de mayor rango en Francia. Por historial familiar debería estar en el frente y no en el lado civil, y tiene que demostrar como sea, cueste lo que cueste, que sirve a su país como cualquier soldado empuñando un arma. Fritz, teniente del ejército alemán y arrancado del propio frente para servir a la inteligencia de su país, es imprevisible, colérico, agresivo y sin escrúpulos, pero encantador y muy atractivo. Los dos tienen la misma misión: conseguir que España abandone la neutralidad y se una a la causa que cada uno de ellos defiende. Mientras cientos o miles de personas mueren cada día muy lejos de Madrid, tendrán que reinventarse una y otra vez haciendo frente a los fracasos, los imprevistos, los planes fallidos... y a dos mujeres que se cruzan en sus vidas con resultados muy distintos.
Parece que os he contado mucho y creedme que no os he contado nada de nada, solo os he puesto en situación. Lo importante, la trama en sí, se desarrolla justo donde yo la dejo. Carlos Díaz entremezcla personajes reales de la época con personajes ficticios, hechos reales con otros inventados, para dar cuerpo a una trama que muy inteligentemente está narrada en muchos capítulos pero muy cortos, lo que hace buena la "cruz" del lector, esa de "venga, un capítulo más... y otro más... y otro", hasta que sin darte cuenta has avanzado mucho más de lo que creías. Todos esos capítulos obedecen a los cambios constantes de escenarios y personajes que exige la novela, estructurados y organizados de una manera tan precisa y clara que en ningún momento te pierdes ni te cansas. Más bien al contrario.
La historia está ambientada durante la Primera Guerra Mundial y su fin último es el de conseguir que España entre en ella, con lo que huelga decir que es un aspecto primordial en la trama, pero salvo en un capítulo, nunca estamos en el frente. Toda la narración se desenvuelve lejos de las trincheras y dentro de términos de diplomacia, espionaje, complots, intrigas y relaciones sociales y personales, además de la parte histórica que afecta a la vida de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia.
En este último apartado, para mí el descubrimiento ha sido (aparte de la cercanía con la gente de a pie y una despreocupación por su seguridad que hoy en día nos parecería impensable, y más habiendo sobrevivido a tres atentados, como era su caso), el de la Oficina Pro Cautivos (u Oficina de la Esperanza) que Alfonso XIII creó y por la que llegó a ser candidato al Nobel de la Paz. Con sede en el propio palacio de Oriente, en ella llegaron a trabajar alrededor de 40 personas y se atendieron durante toda la contienda centenares de miles de solicitudes llegadas de toda Europa para localizar a soldados desaparecidos, conmutar sentencias de muerte, liberar prisioneros, intermediar en repatriaciones o tramitar indultos... Lo dicho, es algo que desconocía y que me ha interesado muchísimo descubrir. Por otro lado, en la trama también es muy importante el teatro Apolo que da nombre al libro, pero sobre esto no os voy a contar absolutamente nada. Ya lo descubriréis por vosotros mismos si os decidís a leer la novela, cosa que os recomiendo encarecidamente.
Entreacto en el Apolo es un claro ejemplo de todos los elementos que caracterizan a Carlos Díaz Domínguez: una prosa limpia y elegante y una narración desenvuelta que discurre sin esfuerzo alguno para el lector; una excelente labor de documentación que sabe transmitir de manera fluida e integrada al lector sin necesidad de auturullarle ni hacer ostentación de esos conocimientos; unos personajes creíbles, tanto los reales como los ficticios, con unas motivaciones claras y un carácter definido para llevarlas a cabo; un ritmo que atrapa desde el principio pero que va a más conforme avanzan las páginas (no me refiero que vaya de menos a más, sino que va de más a más todavía); y lo más importante, una trama muy entretenida, compacta, sin fisuras y totalmente plausible en su calidad de ficción a pesar de cogerse del brazo de hechos históricos reales. Es más, creo que se puede afirmar sin lugar a dudas que hay más de realidad que de ficción en el hecho de que, durante aquellos años, hubiese espías en España con estas mismas intenciones de involucrar al país en la guerra.
Una novela histórica de espionaje muy recomendable. Por si os quedaba alguna duda.
Lo primero que escribí, con pretendido rigor literario, fueron relatos
de viaje, allá por los años 90. En el 2000 afronté mi primer reto: Los
impares de Sagasta, novela que publiqué en 2006 (Editorial Arráez).
Desde ese momento no he parado de vivir historias a través de los
personajes que he ido creando: Los ascensores dormidos de La Habana
(Arráez, 2007), Tres colores en Carinhall (Ediciones B, 2011), Lágrimas
sobre Gibraltar (Ediciones B, 2012) y A las ocho en el Novelty
(Ediciones B, 2014).
También he publicado dos novelas cortas y varios relatos dentro de libros colectivos.
Vine al mundo en una fría noche del mes de noviembre de 1959, en una casa llena de libros ubicada en la madrileña calle de Hermosilla. Mis padres fueron personas muy viajeras, algo que sin duda me transmitieron en los genes. Fui un niño soñador, imaginativo, curioso e inquieto. A lo largo de estos años he leído para vivir y he vivido leyendo, y si alguna vez me pierdo se me puede encontrar en la butaca de un cine o de un teatro. Creo que hoy soy la lógica consecuencia de todo lo anterior.
También he publicado dos novelas cortas y varios relatos dentro de libros colectivos.
Vine al mundo en una fría noche del mes de noviembre de 1959, en una casa llena de libros ubicada en la madrileña calle de Hermosilla. Mis padres fueron personas muy viajeras, algo que sin duda me transmitieron en los genes. Fui un niño soñador, imaginativo, curioso e inquieto. A lo largo de estos años he leído para vivir y he vivido leyendo, y si alguna vez me pierdo se me puede encontrar en la butaca de un cine o de un teatro. Creo que hoy soy la lógica consecuencia de todo lo anterior.
Pinta bien y tengo pendiente leer al autor, pero me he propuesto limpiar pendientes antes de que llegue le verano.
ResponderEliminarUn beso ,)
No he leído nada del autor, pero le voy a poner remedio, tengo La memorah de Petra en el kindle desde hace un tiempo y voy a leerla ya...
ResponderEliminarEste libro que nos trae también me llama mucho la atención y espero leerlo también.
Besos
Yo no he leído a este autor todavía y de momento no me voy a animar.
ResponderEliminarUn beso
No me recordéis más que metí la pata dejando pasar la novela por exceso de lecturas...voy a fustigarme, ponerme un cilicio y caminar de rodillas por el parque del botellón, o mejor me como una chocolatina y maldigo mi suerte 😂😂😂
ResponderEliminarMuy buena reseña carinyet 💋💋💋
Tengo en casa el último libro que publicó con una editorial y me gustaría leerlo y ponerme con los dos últimos después a ver si yo puedo compartir mis impresiones. Este tiene muy buena pinta desde fuera porque me encantan estos mundillos.
ResponderEliminarNo he leído nada del autor y no me importaria comenzar por esta. Besinos.
ResponderEliminarPues lo contáis muy bien los dos, tú con la reseña y por lo visto el autor también. Pero a mí esto me da mucha pereza, encima sabiendo cómo acaba y con realeza de por medio aunque en este caso sea para bien. Te lo has leído como un thriller así que te lo has pasado bien y es difícil porque cuando hay tanta labor de documentación a veces se les va la mano.
ResponderEliminarBesos
Todavía no he leído nadaaaaaaaaaa del autor... Hace tiempo comenté que, además de la lista de pendientes, debería ir anotando en una libretita los autores por leer... Las 7 vidas de los gatos se me iban a quedar cortas. Besos
ResponderEliminarEl anterior libro del autor me llamaba la atención pero este mucho más, lo veo más de mi estilo. Y eso que el espionaje no es mi fuerte, pero la época y la ambientación me parecen de lo más interesantes. Además se aleja mucho de lo que he leído hasta ahora.
ResponderEliminarNo sé el resto, pero tras leerte a mi me has ganado por completo. Lo leeré seguro ;)
Besitos
Hola! Qué interesante, no cabe duda. Me gusta mucho la novela histórica y este libro pinta genial. No he leído nada del autor así que me iniciare con este. Un beso
ResponderEliminarA mí también me ha parecido superior a sus anteriores novelas. Se crece este autor novela tras novela. Y además, en ésta, con el mérito, como bien dices, de engancharte con una historia que ya sabes cómo va a terminar. Fantástica reseña!
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola guapas, pues leí una reseña que me gustó y lo he apuntado para comprarlo en Amazon que está bastante asequible. La verdad es que no he leído mucho de la I Guerra Mundial y por me entran ganas porque lo que es la II GM la tengo un poco atravesada, jeje...
ResponderEliminarUn besazo
Tengo pendiente de leer al autor y esta novela en concreto anotadísima ya, pero ahora mismo imposible hacerle hueco, tendrá que esperar.
ResponderEliminarBesos.
Yo leí las primeras páginas que venían de muestra en Amazon y encontré ya varios errores de gramática, así que lo dejo pasar.
ResponderEliminar¡Hola!
EliminarYo solo puedo hablar por la edición en papel, pero gramaticalmente es totalmente correcta y creo que he encontrado tres erratas en todo el libro. Y soy muy, muy tiquis con el tema, si estuviese mal escrito lo hubiese comentado en la reseña, que no me corto un pelo :) Se lo comentaré al autor por si acaso a ver si es que hay algún problema con la edición digital.
¡Besote!
Me quedan menos de cien páginas y me está gustando mucho, como todo lo que he leído del autor
ResponderEliminarMuy buena historia, buenos personajes y, a pesar de que conocemos los hechos históricos, mantiene mucho la tensión narrativa
Besos
No leí nada de este autor. Esta que reseñas será la primera novela suya que lea, y veo que tiene unos ingredientes actractivos, a parte de una trama bien trabajada, por lo que nos cuentas en tu reseña. Besos.
ResponderEliminarNo lo descarto, en tal caso compraría el ebook antes que el de papel, pero por el momento tengo otras lecturas pendientes que me apetecen más.
ResponderEliminarBesos.
La verdad es que está despertando muy buenas impresiones esta historia. No me he acercado aún a este autor y no lo descarto, pero tiene que esperar un poquito la cosa, que ando cargadísima.
ResponderEliminarBesos
Hum, veo que te ha gustado mucho, pero no termina de ser de mi estilo, me parece demasiado histórica y la trama no me resulta atrayente. Eso sí me gusta lo que comentas de la Oficina Pro Cautivos, no lo sabía. En fin, no me lo apunto, pero gracias por la reseña ;)
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