lunes, 19 de mayo de 2025

RESEÑA (by MH) ::: MAIGRET TIENE MIEDO - Georges Simenon


 
Título original: Maigret a peur
Autor: Georges Simenon
Editorial: Anagrama & Acantilado
Traducción: Núria Petit
Páginas: 168
Fecha publicación original: 1953
Fecha esta edición: octubre 2022
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 16,90 euros
Ilustración de cubierta: Maria Picassó


 
Tras asistir a un congreso de la policía en Burdeos, Maigret decide visitar a un antiguo compañero de estudios en la pequeña ciudad de Fontenay-le-Comte. Durante el trayecto en tren, un pasajero se le acerca y le pregunta si su presencia allí tiene alguna relación con los brutales asesinatos que han sacudido a la población recientemente y una de cuyas víctimas era su cuñado, hallado sin vida con un fuerte golpe en la cabeza. La estancia, que se auguraba apacible, guarda aún más sorpresas para Maigret: apenas ha llegado a la ciudad cuando se produce un nuevo asesinato, y los principales sospechosos son dos aristócratas de una de las familias de mayor raigambre en el lugar. Para resolver el caso, el comisario deberá familiarizarse con los viejos rencores que dividen a la comunidad y lidiar con un clima de sospecha que sólo él podrá disipar.
 

  
 

Resulta curioso que desde bien pequeña (pero pequeña, en plan ni siquiera adolescente) ya leía tanto a Agatha Christie como a Georges Simenon y, sin embargo, he sido siempre fiel a tita Agatha mientras que con tito Georges he sido mucho más inconstante. Me recuerdo leyendo esos volúmenes antiguos que incluían hasta tres libros de misterio de cada autor (los de Agatha eran verdes y los de Simenon eran rojos... ¿os suenan? ¿Los habéis visto? Las páginas de segunda mano están llenas de ellos), pero disfrutaba menos de las historias del comisario Maigret y llegó un punto en que lo dejé en el olvido. Cuando he retomado la lectura de sus novelas en la adultez me he dado cuenta de que quizás era demasiado joven para apreciarlas como es debido... o simplemente no era el momento y ya está. Pero el caso es que estoy disfrutando mucho de mi redescubrimiento de este autor belga tanto en sus novelas archifamosas de Maigret como en sus obras norteamericanas totalmente independientes del comisario. Sé que hace años que Acantilado tiene publicada la obra de Simenon, pero yo estoy haciendo la colección que está publicando al alimón con Anagrama. Es visualmente mucho más bonita y, como avanzan muy poco a poco (empezaron a finales de 2021 y llevan siete libros publicados hasta el momento), me da tiempo a leerlos tranquilamente y disfrutar mucho de la experiencia. En fin, me dejo de rollos, que aquí hemos venido a hablar de libros. Os cuento de qué va Maigret tiene miedo.

Maigret regresa de un congreso internacional de policías en Burdeos. Está harto, se ha dedicado a beber vino y a sentirse viejo entre tanto policía joven, y sinceramente lo único que le apetece es volver a París junto a su mujer y descansar de tanto ajetreo inútil... pero hace años que promete a un viejo amigo de su época universitaria que lo visitará en su ciudad, Fontenay.le Comte, y le pilla de camino en el tren de vuelta a París, así que decide hacer un alto en el camino y quitarse eso de encima. Su amigo, Julien Chabot, es juez de instrucción, y cuando Maigret llega lo pilla en medio de un situación muy complicada: se han producido dos asesinatos en apenas un par de días, y esa misma noche se producirá un tercero. Tres crímenes con una misma arma en apenas tres días en una ciudad de 8000 habitantes es demasiado... pero ese no es el principal problema: lo es el enrarecido ambiente que hay en la ciudad (ciudadanos obreros contra la familia Vernoux-Courçon, algo así como aristócratas rurales que siguen siendo eminentes en la ciudad) y la hostilidad latente contra el juez por frecuentar la amistad de esta familia. Vamos, que Maigret se encuentra un panorama muy complicado, y encima todo el mundo cree que ha llegado para investigar los asesinatos, y nada más lejos de la intención del comisario.

Según Goodreads, Maigret tiene miedo hace la número 42 dentro de las historias protagonizadas por este personaje, así que a estas alturas el comisario no solo es archiconocido para el lector, sino que en su propio mundo ficticio también es famoso y le reconocen allá por donde va. Eso mismo le ocurre cuando llega a Fontenay-le-Comte: en cuanto baja del tren no solo saben quien es y siguen cada paso que da (hasta tiene a gente a las puertas de su hotel siguiendo sus movimientos cual estrella de Hollywood), sino que dan por hecho que ha llegado a la ciudad para investigar de incógnito o extraoficialmente los asesinatos que se están produciendo, y por mucho que él lo niegue, por mucho que insista en que solo es una visita privada a un antiguo amigo, nadie le cree. Qué casualidad que llegue el reconocido y laureado Maigret cuando están matando a gente, ¿verdad? Pues sí, azar puro y duro, pero ya sabemos lo que pasa con las casualidades: que no todo el mundo cree en ellas. A decir verdad, ni siquiera su amigo se muestra muy entusiasmado cuando lo ve aparecer y no es del todo bien recibido... vamos, que si Maigret pudiera dar marchas atrás en el tiempo, hubiese seguido en su tren hasta París y hubiese dormido esa misma noche en su cama.

¿Qué tenemos entonces en la novela? Pues una ciudad relativamente pequeña y tranquila en la que nunca suele pasar nada pero en la que se producen tres asesinatos en tres días y todos con la misma arma
homicida, con lo que la autoría única parece clara. Pero por si esto no fuera poco, se añade el componente social, y realmente es la baza que usa
Simenon para acentuar no solo el misterio de los asesinatos, sino la ambientación que los rodea, porque además de un asesino suelto también hay cientos de personas muy descontentas que pueden liarla muy gorda durante la investigación. Digamos que la primera víctima pertenece a la familia Vernoux-Courçon, una especie de aristócratas rurales que viven en una casa señorial que domina el resto de a ciudad a la vieja usanza, y esa familia es odiada profundamente por el resto de sus vecinos, gente de a pie trabajadora y de izquierdas que no solo deplora lo que representan, sino que sigan siendo algo así como la alta sociedad de la ciudad. El ambiente durante toda la novela es extraño y opresivo, enrarecido, la violencia reprimida es latente, el odio es explícito y llega un momento en que las cosas se ponen muy turbias. A esto se suma que todo aquel que suela frecuentar a los Vernoux-Courçon también está en el punto de mira, y eso incluye a Julien Chabot, juez de instrucción y motivo de la presencia de Maigret en la ciudad. Si os digo además que todos estos ciudadanos tienen claro que el asesino pertenece a los Vernoux-Courçon y que, por tanto, dudan mucho que el juez se atreva a hacer bien su trabajo porque no va a tener las narices de acusar a ninguno de ellos, pues os haréis una idea de lo complicado que está todo. Que a todo esto, resulta curioso que esta gente odie a la familia de la gran casa por ser ricos... si supieran que los habitantes de esa gran casa se odian entre ellos porque realmente no son ni tan ricos ni viven tan bien como los demás creen...

Yo creo que el giro importante que afronta la novela, lo que la diferencia de otras del género o de  este mismo personaje, es que Maigret no actúa como investigador, solo como observador que decide dar un paso atrás voluntariamente. Sí que hace alguna visita por su cuenta, habla con gente a nivel personal, pero fuera de la investigación y sin compartir esos datos con los que sí están investigando oficialmente los asesinatos. Incluso cuando le piden su opinión de manera directa no se moja, se limita a guardar silencio o a decir que no tiene nada que comentar al respecto, que no es cosa suya. Y creedme, estos intentos de pedirle ayuda son constantes porque tanto la policía de Fontenay-le Comte como el juez de instrucción están muy, muy perdidos. Las víctimas no guardan aparentemente ninguna relación entre ellas, no parece que se defendieran en ningún momento ni se entiende como en una localidad tan pequeña han podido llevarse a cabo los asesinatos sin que nadie viera ni oyera nada. Pero Maigret se mantiene en sus trece: le fuerzan constantemente a entrar en la investigación y él se revuelve de todas las maneras posibles. Su amigo Chabot busca su mirada, su aprobación, su opinión, pero el comisario mantiene su mutismo y su hermetismo. Y es que Chabot tiene miedo, por un lado, de la opinión pública y de la población si decide no actuar contra los aristócratas, porque los disturbios están garantizados y su integridad física en jaque; pero por otro, si actúa y hace lo que debe hacer, tiene miedo de la reacción de los Vernoux-Courcçon y los que son como ellos... Pero bueno, todo esto no es asunto de Maigret. Él tiene claro que no piensa entrometerse ni va a facilitarle el camino a su amigo. ¿Resuelve Maigret el caso? Por supuesto, a eso hemos venido, pero por su cuenta y sin mover un dedo por la autoridades locales.

Resulta curioso lo que Simenon nos muestra en estas páginas: que todo aquello que fue caldo de cultivo y pólvora para la Revolución Francesa seguía latente en muchas ciudades de provincias a mediados del siglo XX, porque además esa agitación social es como una segunda piel durante toda la historia. También da peso en la novela a las reflexiones de Maigret con respecto a su edad (se siente viejo y desfasado) y cómo percibe a estas nuevas generaciones de policías que se creen que lo saben todo, que como gallos en un corral intentan desprestigiar a la vieja guardia que él representa y cómo con sus imprudencias y sus ganas de llamar la atención suelen cometer errores catastróficos en la resolución de los casos. Y por si fuera poco también nos adentramos en ese triste sendero que es la idealización de las amistades juveniles, que en nuestra memoria brillan como rayos de sol y que suelen cubrirse de nubes si por casualidad nos reencontramos con ellas décadas después y ya no se benefician de la ingenuidad y la falta de experiencia vital. Vamos, que el libro es muy cortito pero, como suele pasar con los buenos escritores, le da tiempo a hablar de todo lo que quiere hablar, y además lo hace bien.

En definitiva, me ha gustado mucho Maigret tiene miedo. En este libro las pesquisas no se hacen según las reglas ni por parte de quienes están obligados oficialmente a hacerlo (policías y juez de instrucción) ni por parte del propio Maigret, que ni siquiera forma parte de todo eso. Hay escenas geniales, buenísimas, como la del interrogatorio al maestro, y vemos como Maigret ya es una celebridad venerada por su conciudadanos de todo el país. Aun así los libros del comisario Maigret se pueden leer independientes unos de otros, no necesitan un contexto ni una trayectoria vital del personaje para disfrutarlos como se merecen. Maigret tiene miedo, en concreto, aporta un caso diferente de lo habitual en el canon de este personaje, un punto de vista diferente en cuanto a la propia integración del comisario en la investigación, porque realmente lo de menos son los asesinatos: lo importante es si la justicia irá a por quien debe ir por mucha influencia que tengan los sospechosos o si estos disfrutarán de sus privilegios de ricos y serán protegidos por la justicia. El resultado es muy disfrutable.




Georges Simenon (Lieja, Bélgica, 1903 – Lausana, Suiza, 1989) escribió ciento noventa y una novelas con su nombre, y un número impreciso de novelas y relatos publicados con pseudónimo, además de libros de memorias y textos dictados. El comisario Maigret es el protagonista de setenta y dos de estas novelas y treinta y un relatos, todos ellos publicados entre 1931 y 1972. Célebre en el mundo entero, reconocido ya como un maestro, hoy nadie duda de que sea uno de los mayores escritores del siglo XX.

4 comentarios:

  1. Hola, hace años que no leo nada de Simenon, no sé porqué nunca he conectado mucho con el detective. Aún así me has picado la curiosidad; no descarto releerlo por si me convence más. Besos.

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  2. Hola guapísima, yo, como tú, empecé leyendo a Agatha de muy pequeña, tendría 10 o 12 años, pero Maigret no era tanto de mi estilo, o quizá no lo conocí por aquel entonces. No estoy segura de si he leído alguno de Maigret, voy a tener que ponerle remedio, jeje.
    un besazo

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  3. Pues no he leído nada de Simenon. Y ahora me tientas... A ver si me animo, que me has picado la curiosidad.
    Besotes!!!

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  4. Por ahora lo dejo pasar. Gracias por la reseña.
    Un beso.

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