lunes, 18 de marzo de 2024

RESEÑA (by MH) ::: EL TERCER HOMBRE - Graham Greene


 
Título original: The Third Man
Autor: Graham Greene
Editorial: Punto de lectura
Traducción: José Luis Piquero
Páginas: 150
Fecha publicación original: 1950
Fecha esta edición: enero 2008
Encuadernación: bolsillo
Precio: descatalogado
Imagen de portada: Photocase.de








Poco después de la Segunda Guerra Mundial, Rollo Martins, un escritor de segunda fila, recibe una carta desde Viena de su amigo Harry Lime para que vaya allí a escribir unos artículos periodísticos sobre la ocupación de los aliados. Cuando llega a la ciudad, Rollo se entera de que su amigo ha muerto. El protagonista empieza a investigar y entonces descubre que Harry ocultaba secretos muy sucios y que del chico que conoció en su adolescencia apenas queda ya nada. 
 
Una historia sobre la amistad, la traición y el desengaño que gozó de una genial adaptación cinematográfica, dirigida por Carol Reed y protagonizada por Orson Welles y Joseph Cotten.
 
    
El tercer hombre es de esas películas que todo amante del cine clásico ha visto (o debería haber visto) alguna vez en su vida. Si además adoráis mucho a Orson Welles, como es mi caso, o a Joseph Cotten, como también es mi caso, pues seguramente la habréis visto más de una vez. Lo que no sé si todo el mundo sabe es que el guion/novela es de Graham Greene, porque además es de esos libros que nadie se acuerda de recuperar y al que solo puedes echarle el guante en el mercado de segunda mano y con ediciones que ya tienen sus años (a ver si Libros del Asteroide, que parece que lleva unos años animándose con este autor, se decide a reeditarlo). El caso es que llegó a mis manos en una de esas ediciones hace cosa de un año y por fin le he sacado hueco. Como siempre, comento primero de qué va por si alguien no lo sabe, y os comento cosillas, aunque advierto desde ya que no voy a entrar demasiado en materia porque entre que el libro es muy corto y que cuanto menos se cuente mejor... Es que no quiero confiarme pensando que todo el mundo sabe de lo que va y meter la pata sin darme cuenta con algún spoiler indeseado.

Vamos a lo que nos interesa. Estamos en la Europa de posguerra y la acción se centra en la ciudad de Viena. Hasta ahí llega Rollo Martins, escritor de novelas baratas del Oeste bajo el seudónimo de Buck Dexter, invitado por Harry Lime, amigo de la infancia en su Inglaterra natal. Nada más llegar se entera de que Lime acaba de morir tras un atropello y se está celebrando su entierro en ese momento. Pronto empiezan a ponerse en contacto con él amigos de Harry que le invitan a abandonar la ciudad, la policía le insinúa que Harry no era trigo limpio y estaba metido en el mercado negro... y Rollo empieza a tener dudas sobre la muerte de Harry, si realmente fue un accidente o si fue asesinado. Su confianza en su amigo es inquebrantable y decide quedarse en Viena para hacer averiguaciones. Por si le faltase poco, nada más llegar es confundido con otro escritor también apellidado Dexter, un autor mucho más reputado, prestigioso y sesudo que él, y un representante del círculo cultural de la ciudad no le deja en paz con una charla que debe dar y para la que "supuestamente" se había comprometido antes de llegar a Viena. Todo esto queda relegado a un segundo plano cuando un testigo le dice que había tres hombres con Harry en el momento de morir. Hasta ahora solo se había hablado de dos hombres (amigos de Lime), ni siquiera la policía sabe nada sobre este tema, así que... ¿quién es el tercer hombre y qué tiene que ver con la muerte de Harry Lime? ¿Por qué nadie más, ni siquiera los otros dos amigos, han hablado nunca sobre su presencia en la escena del accidente? Y encima Rollo empieza a enamorarse de la chica de Harry. Si es que todo son complicaciones...
 
Quien no sepa el origen de esta historia de Graham Greene quizás se sorprenda, porque lo normal es pensar que todo siguiese el orden habitual entre libro y película (primero la novela y luego la adaptación), pero no fue realmente así. Ni siquiera es uno de esos casos en los que se hizo la película y después se escribió/publicó el guion novelado... o bueno, tampoco ocurrió exactamente así. Por contarlo brevemente, Graham Greene recibió el encargo de escribir el guion de una película de intriga ambientada en la Viena de posguerra, y él decidió que necesitaba escribir primero una novela y a partir de ahí realizar él mismo el trabajo de adaptarla para el guion cinematográfico. No estaba previsto que el formato novela viese la luz porque el propio Greene pensaba que el guion final era mucho mejor que el libro, pero por la razón que fuese se publicó en 1950 (un año después del estreno de la película en el cine), y esa es la historia que os traigo hoy. Toda la subtrama del mercado negro está basada en hechos reales que llegaron a oídos de Greene, pero no os voy a comentar nada sobre ella. Tendréis que leer el libro o ver la película para saber por donde van los tiros.
 
¿Cuál era el punto de partida a la hora de encargar ese guion? La Viena ocupada por los aliados tras la Segunda Guerra Mundial. No sé si conocéis este dato, pero tras finalizar la guerra, tanto Austria como Alemania quedaron sometidas al gobierno administrativo, militar y policial de las cuatro potencias aliadas (Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y la URSS). Eso quiere decir que ciudades como Viena estaban divididas en cuatro zonas (delimitadas solo con carteles), cada una de ellas administrada por uno de estos cuatro países, lo que a su vez implicaba que cada vez que traspasabas cada una de esas "fronteras" para pasar de una zona a otra, estabas sometido a las restricciones, leyes y jurisdicción de ese país en concreto (por no hablar de que cada una de esas zonas era fiel reflejo del país en cuestión en temas como ocio, tiendas y cualquier cosa de tenor social). Esto quería decir que podías vivir en la zona rusa, británica, americana o francesa, pero que si vivías en una de esas zonas y cometías un delito en cualquiera de las otras, tenían que "extraditarte". Y por si todo esto fuera poco, quedaba el centro de la ciudad, la Ciudad Interior, considerada internacional bajo el mando de las cuatro potencias, con control policial conjunto en el que las patrullas estaban conformadas por cuatro hombres, uno por cada potencia aliada, que se comunicaban entre ellos chapurreando alemán e iban rotando cada cuatro semanas para estar al mando de esa patrulla. Todas las complicaciones administrativas y policiales que podían derivarse de una situación tan rocambolesca son las que usa Greene para mover a sus personajes y ponerlos en determinados bretes.

Quizá todo esto que explico queda mucho más claro en este guion/novela que en la película (de hecho en el guion se pone mucho énfasis en las relaciones muy deterioradas con los soviéticos por parte de las otras tres potencias, y eso en la película pasa muy desapercibido), y aunque es algo que ya había visto plasmado en un libro de ficción (hace unos años leí El día que vendrá, de Rhidian Brook, ambientada en una Hamburgo dividida de la misma manera en la misma época), no deja de parecerme una ventana abierta a un periodo del que realmente creo que sabemos más bien poco. Y aun así, aunque creo que está mejor explicado en papel, la película es en sí misma pura Historia, con mayúscula, y es algo de lo que realmente solo he sido consciente en los revisionados que he hecho. La primera vez (era yo una pipiola muy joven) solo vi la película y la disfruté como la joya que es, sin más; las siguientes veces he visto la Viena de posguerra real, como si fuera un documental, porque es lo que realmente nos están mostrando los fotogramas. Es fácil pasar por alto todo eso que vemos, porque parece un enorme e hiperrealista plató cinematográfico lleno de ruinas, pero no, la película se rodó in situ, esa es la Viena de 1949, la Europa de 1949, y lo que vemos es lo que había, sin trampa, artificios ni esmerados efectos especiales. Y además es un recordatorio de que muchas de las cosas que visitamos en toda Europa hoy en día, que parecen tener siglos de antigüedad, son meras reconstrucciones. Maravillosas, eso sí, dan el pego sin lugar a dudas, pero reconstrucciones al fin y al cabo. Todo lo original desapareció bajo las bombas.
 
No os he hablado mucho sobre la historia en sí misma, pero es que, tal como digo arriba, creo que no debo hacerlo. Sí os puedo decir que el narrador es el coronel Calloway, inspector de Scotland Yard al mando del destacamento policial de la zona británica, que entra en contacto con Rollo Martins cuando este acude al entierro de Harry Lime. Realmente esta historia es como una matrioska: tenemos la voz narradora de Calloway, que a su vez cuenta todo lo que Martins le confiesa sobre sus peripecias desde que llega a Viena, que a su vez intenta bosquejar a un Harry Lime omnipresente todo el libro y que, a su vez, nos sitúa de plano en una Viena en ruinas convertida en una auténtica babel, donde el mercado negro campaba a sus anchas y donde todos los canallas amorales, sin conciencia ni escrúpulos, hacían su agosto a costa de las necesidades y carencias de un sistema que no podía proveer todo lo que necesitaba la población. Rollo Martins es informado desde el principio de que Harry Lime no era trigo limpio, que mejor muerto que vivo, pero Martins se niega a creer que un amigo de la infancia, su mejor amigo, fuese el monstruo que le describe la policía. Sospecha del asesinato pero no cree en la culpabilidad del asesinado, y cuanto más indaga, cuantas más preguntas hace, cuanta más gente pone en peligro a causa de su curiosidad, menos posibilidades tiene de salir indemne.

¿Diferencias con la película? Bueno, primero de todo, no os voy a poner el tráiler de la adaptación como suelo hacer en este tipo de casos. Quien haya visto la película sabe cual es el giro de guion que tanta fama le ha dado, pero para quien no la haya visto, hasta el propio cartel cinematográfico es un spoiler como una catedral. Por eso he evitado meterme a fondo con la trama específica que atañe a Calloway y a Martins, creo que haría un flaco favor a quienes no conocen la historia. En cualquier caso, a priori podríamos pensar que, dado que este libro se escribió como base para el futuro guion, las diferencias no deberían ser grandes, y yo sí las he visto. El argumento es el mismo, todo lo que cuenta el libro está en la película, pero el conjunto resuena diferente: se introducen personajes nuevos, se cambian los que aparecen en la novela, en la película se refuerza muchísimo el personaje femenino y se le da mucho más protagonismo y carácter, hacia la última media hora empiezan a aparecer muchas escenas nuevas y el propio final es diferente aun pareciéndose al original (es más peliculero, con más acción y suspense xD), he visto notas de humor en la peli que en la novela no están e incluso he echado en falta la crítica al esnobismo en la literatura que aparece en cierto momento en el papel. En fin, que son lo mismo pero definitivamente no lo son.

La película es una obra maestra; el libro es el extraordinario cimiento que soporta la historia. No es tan perfecto como el guion final porque Greene tuvo la oportunidad de mejorar, pulir, abrillantar y enriquecer su propia trama, pero de ese genio y de ese talento no tiene culpa la novela :) Una fantástica lectura si no habéis visto la película, y si la habéis visto, también.
En estos tiempos nadie piensa en los seres humanos, hombre. Si no lo hacen los gobiernos, ¿por qué vamos a hacerlo nosotros? Hablan del pueblo y del proletariado, y yo hablo de primos. Es lo mismo. Ellos tienen sus planes quinquenales y yo también.


Graham Greene (1904-1991) fue uno de los escritores ingleses más importantes del siglo xx. Tras licenciarse en Oxford en 1926, empezó su carrera profesional como corrector de The Times y crítico literario y cinematográfico de The Spectator. Durante la segunda guerra mundial trabajó para el servicio secreto británico, fue destinado varios años a Sierra Leona y posteriormente viajó por todo el mundo, experiencias que le servirían de inspiración para sus historias.

Es autor de una amplia y variada obra que comprende desde novelas de intriga hasta otras de corte más literario, muchas de las cuales han sido llevadas al cine. Entre toda su producción destacan especialmente Brighton Rock (1938), El revés de la trama (1948) y El final del affaire (1951), todas publicadas por Libros del Asteroide, además de El poder y la gloria (1940), El tercer hombre (1950), El americano tranquilo (1955), Nuestro hombre en La Habana (1958), Viajes con mi tía (1969), El cónsul honorario (1973) y El factor humano (1978).

jueves, 7 de marzo de 2024

RESEÑA (by MH) ::: EL ASESINATO DE LADY GREGOR - Anthony Wynne


 
 
Título original: Murder of a Lady
Autor: Anthony Wynne
Editorial: Duomo
Traducción: Rosa Pérez Pérez
Páginas: 320
Fecha publicación original: 1931
Fecha esta edición: mayo 2023
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 18 euros
Imagen de cubierta: 18 euros




El castillo de Duchlan es un lugar sombrío e in­hóspito de las Highlands escocesas. Una noche aparece en él el cadáver de Mary Gregor, herma­na del terrateniente. La han asesinado brutalmente en su alcoba, pero la estancia está cerrada por dentro y las ventanas, atrancadas. La única pista sobre el culpable está en la escena del crimen: una escama de pez, que el asesino ha dejado sobre el cuerpo de Mary.

El inspector Dundas acude a Duchlan para investigar el caso. La familia Gregor y sus sirvientes se apresuran a afirmar, tal vez con demasiada profusión, que Mary era una mujer amable y caritativa. Pero al parecer la realidad es más compleja: la señora era cruel, y su ca­rácter continúa impregnando la casa después de su muerte. Pronto ocurren más crímenes, igualmente im­posibles, y la atmósfera se torna cada vez más oscura. Dundas, con la inestimable ayuda del doctor y detective aficionado Eustace Hailey, desentrañará una solución mucho más lógica, más allá de supersticiones de lugare­ños y habitaciones encantadas.

Anthony Wynne escribió algunos de los mejores mis­terios de la época dorada de la novela negra británica. Esta obra, astutamente tramada e inédita para el lector español, fue publicada por primera vez en el Reino Unido en 1931 y ahora ha sido rescatada de nuevo.

 
Salta a la vista que me he puesto las pilas con los Crime Classics de la British Library que está publicando Duomo, ¿verdad? Es que imagino que a no mucho tardar publicarán más y no quiero que se me vayan amontonando sin leer. Son cuatro los que han visto la luz hasta ahora y este es el tercero de ellos que leo y os traigo este año al blog. Dejamos a un lado los misterios navideños pero nos adentramos en las maravillosas Tierras Altas escocesas, así que por mi parte nada que objetar. ¿Qué me ha parecido
El asesinato de lady Gregor? Os cuento primero de qué va.
 
La trama comienza al grano, con lady Gregor asesinada en su dormitorio con la puerta cerrada por dentro, las ventanas con el cerrojo echado y ningún arma del crimen: sí, estamos ante el típico misterio imposible ocurrido en una habitación cerrada, y a todo esto se suma algo tan singular como unas escamas de arenque en la mortal herida. Lady Gregor vivía con su hermano, su sobrino, la mujer y el hijo de este, en el castillo de Duchlan. La descripción inicial que tenemos de la fallecida es la de una persona sencilla, generosa, bondadosa, algo estricta y firme como una roca. Su hermano, lord Gregor, parece totalmente perdido sin ella y, en fin, ¿quién querría asesinar a una mujer tan maravillosa? Por allí está de visita el doctor Hailey, detective aficionado especializado en este tipo de crímenes, pero cuando llega el inspector Dundas le invita amablemente a hacerse a un lado y dejar trabajar a los profesionales. Pero el caso es difícil, no hay manera humana de explicar cómo se llevó a cabo el crimen, y encima los métodos de Dundas no son bien recibidos por las gentes de las Tierras Altas.

Bueno, como ya digo, el detective aficionado de la historia es Eustace Hailey, médico inglés que en El asesinato de lady Gregor corría ya su duodécima aventura literaria (una carrera meteórica, por otro lado... algún año Wynne publicó hasta tres novelas protagonizadas por este personaje). Hay varias alusiones veladas a sus investigaciones anteriores (de hecho en cierto momento dice a cuántos misterios de habitación cerrada se ha enfrentado a lo largo de su carrera detectivesca), y también se nos pone en antecedentes sobre su fama como investigador aficionado cuando el inspector a cargo del caso le reconoce los méritos anteriores, da cumplida admiración por su trabajo pero le dice que se vaya con viento fresco y deje trabajar a la policía de verdad (de manera mucho más polite, claro, que para eso es british xD). Más allá de eso, nos encontramos a un personaje observador, prudente y que da mucha importancia a la psicología del asesino y sus circunstancias morales a la hora de cometer los crímenes. En esta novela le obligan a dejar la investigación (al menos temporalmente), pero eso no quita para que él siga haciendo preguntas, observando e intentando descubrir algo que no parece importar a los investigadores oficiales: la personalidad real de la víctima, la verdadera, no ese altar de virtudes que han pintado, porque sin lugar a dudas ahí está la clave para descubrir quien tenía motivos para matarla.

Dice Martin Edwards en su prólogo (sí, el mismo Edwards del que os hablé en
Misterio en Londres y que, como ya dije, es el asesor de esta colección de Crime Classics de la British Library) que a Wynne le interesaba más la trama que los personajes, y estoy totalmente de acuerdo. Y es que esta novela tiene varios puntos muy interesantes a nivel de trama. Uno es la intención totalmente evidente del autor de rizar el rizo, de complicar todo un poco más conforme avanzan las páginas, de plantear un escenario imposible en el primero asesinato y que ese escenario sea más imposible todavía en el segundo (sí, hay varios asesinatos, no os hago spoiler porque en este tipo de libros suele ser lo habitual xD). Es todo como un no parar de situaciones increíbles que en apariencia no tienen una explicación razonable que aúne todas las piezas que necesitan ser resueltas. El segundo punto son las sorpresas, los famosos plot twists. Reconozco que el primero no lo vi venir ni de casualidad. De hecho he intentado hacer memoria y no sé si lo he leído en algún clásico más (si lo he leído, no he conseguido acordarme). Una sorpresa total que, precisamente por lo difícil que resulta sorprenderme, me encantó y aplaudí con las orejas. Luego hay más giros, más sorpresas... y de hecho no puedo comentar nada a partir de un tercio de libro porque ese primer sorpresón cambia totalmente las cartas sobre la mesa. En todo caso estoy de acuerdo con Edwards: este libro es todo trama, el asesino es un ente que está, que mata más de una vez y no le duelen prendas en hacerlo, pero del que no sabemos absolutamente nada hasta el final.

¿Otro punto a favor? Lo muy escocesa que es la novela. El autor nació en Glasgow y traslada toda la idiosincrasia de las Tierras Altas por un lado, y de la rivalidad entre las Tierras Altas y las Bajas por el otro, de un modo fantástico. ¿Cómo pinta a los escoceses de las Altas? Muy orgullosos, supersticiosos, llenos de prejuicios...  nos habla del desastre que supuso que los lores se hicieran ricos en el siglo XIX y destrozaran los hogares ancestrales de los jefes de clanes intentando adaptarlos al estilo inglés, el emprobrecimiento de unas familias aristocráticas a las que no les queda más que el nombre y el título, su mitología, el espíritu de las montañas y los fiordos, el orgullo de familia por el que darían su propia vida, tradiciones tan curiosas como la de tener un gaitero (tal cual) como empleado en el castillo, su desprecio por el carácter irlandés... muchas cosas que a los habitantes de las Tierras Bajas les parecen bastante absurdas y que no comprenden. ¿De dónde es el inspector Dundas? De las Bajas, of course, y mandarlo a resolver un caso como este es probablemente la peor decisión que podía tomar la policía: no comprende a toda esta gente, se burla de ella, y tampoco hace mucho esfuerzo por ocultarlo.

También me ha gustado mucho que, aunque jamás conocemos en vida a la fallecida (el libro, como ya digo, comienza justo con su asesinato), es un personaje omnipresente toda la novela, al más puro estilo Rebecca (la de Du Maurier), y eso hace que la visión que tenemos de ella vaya cambiando y evolucionando  a marchas forzadas. De hecho a muchos personajes que la conocieron y trataron en su día se les va soltando la lengua poco a poco y esa santurrona generosa va trocándose en algo muy, muy distinto que empieza a abrir muchas vías y posibilidades. No os digo más al respecto.

Veréis que hasta aquí todo bien, ¿no? Ambientación escocesa en vena, complejos asesinatos imposibles de resolver, personajes que engañan, giros/sorpresas que no ves venir (o yo no vi venir)... supongo que estáis oliendo el PERO en mayúsculas desde hace varias líneas. Y sí, hay un pero: el desenlace, los dos ultimísimos capítulos, la solución que ideó Anthony Wynne para dar salida a tanta dificultad en la investigación. Hablo a título personal, como siempre, e imagino que habrá gente que haya quedado encantada con el final, pero yo me he quedado con la sensación de que el autor lo complica tanto todo durante el resto del libro, imposibilita de tal manera la ejecución de los asesinatos, hace tan tan difícil que pase lo que nos dice que ha pasado, que crea unas expectativas que al final le dejan con las manos totalmente atadas: es que es todo tan difícil que dar con una solución que no se quedase floja me parece totalmente imposible. Y esa es mi pega: que el final, para mí, no está a la altura del resto de la novela. 
 
De todos modos, este es uno de esos casos en los que el 95% de la lectura es tan disfrutable que esa resolución no te estropea por completo la  buena sensación. Te da rabia porque la historia no queda redonda (iba camino de ser mi favorita de las tres que he leído de esta colección), pero supongo que esto es algo también muy personal: habrá lectores a los que les parezca una resolución muy ingeniosa y original... yo no me la he creído nada :) Por cierto, y antes de terminar: se dice que este autor ha quedado un poco en el olvido porque sus novelas eran muy sobrias y algo melodramáticas, sin una pizca del humor y la fina ironía que salpicaban este tipo de historias durante la Golden Age británica. Si ese es realmente el motivo de que apenas se conozca hoy en día a Wynne, siento disentir. La novela es muy, muy entretenida y está muy bien escrita. Se apoya mucho en el diálogo, pero cuando tiene que describir el paisaje escocés lo hace de un modo sugerente y elegante. ¿Que no tiene humor? Pues no, pero es que no lo necesita, no es el tipo de historia que el autor quería contar. Pena de final, pero es que nobody is perfect... ni siquiera un escocés.

 

 

Anthony Wynne (1882-1963), seudónimo de Robert McNair Wilson, fue un cirujano, escritor, periodista y político británico. Escribió veintisiete novelas de misterio protagonizadas por Eustace Hailey, un médico y detective aficionado. También escribió sobre economía e historia, destacando su biografía sobre Napoleón.

lunes, 4 de marzo de 2024

RESEÑA (by MH) ::: ÉXTASIS - Louis Couperus


 
Título original: Extaze
Autor: Louis Couperus
Editorial: Ardicia
Traducción: Julio Grande
Páginas: 144
Fecha publicación original: 1892
Fecha esta edición: octubre 2016
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 16 euros
Ilustración de cubierta: Del Hambre
Éxtasis (1892), que lleva como subtítulo «Un estudio sobre la felicidad», es una historia de inflamados deseos y agónicas contenciones. En La Haya de fin de siglo, Cecile Van Even, una joven y bella viuda de la alta sociedad, se enamora inesperadamente de Taco Quaerts, personaje torturado y excesivo que, mediante la sublimación de su figura, ve en ella la posibilidad de redimirse.

En esta novela, una de las más poderosas y convincentes creaciones de Louis Couperus, las atmósferas, los personajes y sus motivaciones aparecen caracterizados a la perfección por el que fuera el gran observador de la sociedad holandesa de su tiempo. El autor, con su habitual gusto por la ambigüedad, combina hábilmente el descreimiento y la redención espiritual, dotando a su prosa de una peculiar perspectiva que consigue guiarnos con finura entre las luces y las sombras de la emoción y el pensamiento.


Lo digo siempre, qué pena me da la desaparición de la editorial Ardicia, porque su línea editorial era al cien por cien my cup of tea: clásicos cortos y desconocidos que se desmarcaban de las elecciones habituales en este tipo de publicaciones y que además exploraban nacionalidades muy variadas, alejándose de los mercados rusos, franceses y anglosajones. Un buen ejemplo es el libro que os traigo hoy,
Éxtasis, del autor neerlandés Louis Couperus. ¿A que no nos suena a nadie? Pues a eso mismo me refiero. Os cuento.
 
La protagonista de esta historia es Cecile van Even, una viuda de poco más de treinta años que, desde que murió su marido, se ha alejado por completo de la vida social. Le gusta pasar los días en casa, con sus hijos y, cuando llega la noche, disfruta plenamente de la sensación de no hacer realmente nada. Su hermana y su cuñado intentan por todos los medios que salga y se relacione, y la invitan a veladas en las que no habrá nadie más que la familia. Es en una de estas escasas reuniones a las que acepta acudir donde Cecile conoce a Taco Quaerts, amigo íntimo de su cuñado. Quaerts es todo lo que Cecile desprecia en un hombre: desprende masculinidad, salud, sensualidad, su vida gira alrededor del deporte, los placeres y, según dicen, las mujeres. Quaerts, que percibe ese rechazo, no desiste en su empeño de acercarse a ella, de derribar muros, de hacerle entender que son mucho más semejantes de lo que ella cree... y Cecile, que tan inexpugnable se considera, acaba cayendo víctima de un éxtasis romántico al que se abandona por completo.

Releo lo que acabo de escribir, la sinopsis personal que suelo hacer de todos los libros de los que hablo, y creo que aun siendo solo eso, la sinopsis, ya se percibe que trata de un tema quizás habitual en la literatura del siglo XIX pero que no por eso deja de ser interesante: el de la mujer virtuosa que ha cerrado la puerta a las pasiones por las circunstancias que sean y ve derrumbarse su vida ordenada y su tranquilidad escogida y deseada en manos del hombre que quizás menos lo merece y con el que seguramente no pueda tener futuro alguno. Y cuando digo antes que este tema tan literario nunca deja de interesar es porque cada autor lo aborda de una manera diferente, ofrece aspectos distintos y tiene una forma muy personal de contarlos.

En el caso de
Éxtasis, su autor no permite que ninguno de sus dos personajes principales se guarde nada ni oculte nada ante el lector, y eso hace que se nos presenten en toda su desnudez ética y moral, con sus debilidades y sus miedos, lo que sienten el uno por el otro cuando están juntos y cuando no lo están. Cecile es una mujer que, como ya digo, hemos visto muchas veces representada en la literatura del siglo XIX: se siente feliz y conforme con su vida, guarda un recuerdo cariñoso de su marido fallecido, piensa que su momento para amar llegó a su fin cuando se quedó viuda (no espera absolutamente nada en esa parcela de su existencia) y mantiene completamente a raya sus pulsiones y emociones en cualquier ámbito de su día a día... hasta que llega un hombre que lo pone todo patas arriba. Ese hombre en esta novela es Taco (vaya nombre, por cierto xD). Y no creáis que el autor se sirve para sus fines de un perfecto héroe romántico que haga temblar de pies a cabeza a las lectoras del mismo modo que hace temblar a Cecile... no, más bien al contrario. Taco vive por y para su disfrute, para sus excesos, para cazar, beber y las mujeres, y cuando le dan esos arrebatos ni se acuerda de Cecile: se dedica simplemente a caer agotado de tanto placer... hasta que le entran los remordimientos y ve en Cecile a su salvadora, a su ángel terrenal y vuelve a ella buscando algún tipo de redención.
 
¿Mi sensación leyendo el libro? Lo bien escrito que está, lo sugerente que es la prosa del autor, cómo se mete en la cabeza de una persona que de repente despierta a la vida y se lanza a ella de cabeza y en la de otra que sabe que no es el hombre adecuado pero aun así no sabe cómo mantenerse lejos... Couperus se sienta en un sofá cualquiera de un salón cualquiera y desde ahí observa a cada uno de los asistentes a una fiesta cualquiera de la alta sociedad holandesa, explorando minuciosamente toda una variedad de emociones, personalidades, turbaciones, temores... Porque solo os he hablado de Cecile y Taco, pero si tuviese que nombrar a un tercer personaje ese sería el sobrino de Cecile, Jules, tan excesivo, dramático e intenso como requieren su adolescencia y su sensación de incomprensión en un mundo de adultos al que todavía no pertenece y del que él cree que ya está de vuelta.
 
Y a todo esto, yo no dejaba de pensar en que ese éxtasis en el que vive Cecile desde que se enamora de Taco, ese sensación de ingravidez en la que nada que no sean ellos dos carece de importancia, esa admiración en la que ella siempre (siempre) se posiciona por debajo de él, tenía fecha de caducidad, que de ninguna manera podía existir un final feliz para los dos juntos. Ella es tan etérea y elevada como él es terrenal y humano, y esa idealización de Taco, ese creer que él está muy por encima de ella, es tan errónea, tan equivocada, tan obtusa, que entiendes el proceso, entiendes la ceguera de Cecile (¿cómo no la vas a entender? Es algo tan mundano como el amor, sobre todo para una persona que descubre que jamás ha amado), pero sufres por ella porque sabes que está totalmente indefensa. Y esa resignación, esa conformidad en la que se atrinchera para justificar, comprender y aceptar cualquier paso que Taco da en esta historia... eso sí que te exaspera como lector (o a mí me ha exasperado, vaya... Cecile, alma de cántaro, Taco no se merece ni una uña de tus pies).
 
¿Me ha gustado? Mucho. Es una lectura apacible pero intensa, tan arrebatadora como el éxtasis que da título al libro y que devora a la protagonista. Como digo arriba, es un fiel reflejo de esas mujeres de la alta sociedad del siglo XIX que se casaban muy jóvenes con hombres mucho mayores que ellas, a los que apreciaban y creían que amaban porque pensaban que el amor era poco más que lo que tenían y porque se les había educado para no esperar nada diferente... y cuyas vidas se ponían patas arriba cuando la playa tranquila y en calma en la que pasaban sus días se veía arrollada por las olas de una pasión que jamás habían vivido y que ni siquiera sabían que tenían dentro. En una sociedad como aquella, con las restricciones sociales en las que vivían las mujeres y el peligro constante a caer en desgracia si daban un paso en falso, todo se vivía de puertas para adentro, e incluso de manera platónica, usando la mera palabra, nada más que la palabra, para expresar todo ese arrobamiento y delirio, aun cuando la otra persona no mereciese ese fervor ni asumir el riesgo a perderlo todo. 
 
¿Cómo termina esta historia? Eso es casi lo de menos, porque lo que quiere mostrarnos Couperus es el camino, esa transformación interior mediante la cual el éxtasis romántico lo cubre todo y se eleva hasta un punto tan alto que ya no hay retorno y la persona extasiada, embriagada, queda totalmente expuesta. Una historia breve que no necesita más páginas de las que tiene para decir todo lo que tiene que decir, y además decirlo bien.


 
 
Louis Couperus (1863-1923) nació en La Haya en una rica familia patricia, pasando parte de su juventud en las Indias Orientales Holandesas. Después de regresar a su ciudad natal en 1878, alcanzó la fama con su primera novela, Eline Vere (1888), texto naturalista influido por Zola y Flaubert. Sus obras posteriores -entre las que destaca Noodlot (1891), alabada por Oscar Wilde-, gozaron de un enorme éxito en el extranjero tras la Primera Guerra Mundial. Couperus se casó con su sobrina Elisabeth Couperus Baud (que tradujo al holandés obras  de autores como George Moore y Pío Baroja), y ambos pasaron la mayor parte de su tiempo en villas alquiladas en Francia e Italia. Debido a los extendidos rumores sobre la condición sexual del autor, su esposa se esforzó por que todos los vestigios de la vida privada de este desaparecieran tras su repentina muerte por septicemia en 1923.

lunes, 26 de febrero de 2024

RESEÑA (by MH) ::: MARIE-CLAIRE - Marguerite Audoux


 
Título original: Marie-Claire
Autora: Marguerite Audoux
Editorial: Funambulista
Traducción: Max Lacruz
Páginas: 184
Fecha publicación original: 1910
Fecha esta edición: noviembre 2022
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 17 euros
Imagen de cubierta: La lección (Norbert Goeneutte, 1876)

 
Con una prosa muy directa, que llega al fondo del alma, esta novela autobiográfica, que ganó el prestigioso Premio Femina en 1910 (vendió cien mil ejemplares en múltiples reediciones) y que con mucha probabilidad dio el nombre a la famosa revista de moda Marie Claire, narra la historia de la infancia y de la adolescencia de la autora, desde el fallecimiento de la madre y los años difíciles en el orfanato de Bourges, en Francia, bajo el cuidado de la bondadosa hermana Marie-Aimée, hasta cuando, todavía pequeña, fue mandada, para ser pastora, a una granja en Sologne, donde conocerá al joven Henri... El escritor y crítico de arte Octave Mirbeau escribió en el prefacio de la primera edición: «Lean Marie-Claire... Y, cuando lo hayan leído, sin querer herir los sentimientos de nadie, se preguntarán cuál de nuestros escritores ―y hablo de los más afamados― sería capaz de escribir un libro así, con tal impecable mesura, y una pureza y grandeza tan radiantes».


No sé si os ha pasado alguna vez que compartís tanto el gusto literario con otra persona que en un intercambio de regalos tú regalas un libro y esa persona te regala a ti ese mismo libro, y a las dos os da la risa porque, en fin, ni a propósito. Pues eso me pasó hace dos navidades con una amiga. Nos regalamos
Marie-Claire, un libro que ansiaba tener desde que salió y que si ya no tenía cuando me lo regalaron fue porque en el mes de diciembre suelo comprar mucho para los demás pero nada para mí (si algún día soy millonaria quizás cambie la proporción, pero lo veo crudo xD). El caso es que el año pasado por diversas circunstancias no le saqué tiempo pero de este año no pasaba, y la premisa del segundo mes de La vuelta al mundo en doce días (autor francés y/o libro ambientado en Francia), de mi querida Undine, me lo ha puesto muy fácil. Pero antes de hablaros de la novela debo hacer alusión al prólogo de Octave Mirbeau (cosas de la vida, es el autor que podéis conocer desde la semana pasada en el blog de Undine), porque explica maravillosamente bien quién fue Marguerite Audoux, por qué este libro vio la luz y cómo llegó a convertirse en todo un éxito de ventas. Que puede parecer algo normal, pero no; os daréis cuenta de que no lo es si os hablo un poco de la historia de la autora.

 
Marguerite Audoux quedó huérfana de madre a los tres años, su padre se desentendió tanto de ella como de su hermana, vivieron durante un tiempo con su tía pero finalmente acabaron en el orfanato de Bourges, regentado por las hermanas de Marie-Immaculée, donde Marguerite perdió todo contacto con su hermana (que fue enviada con las niñas más mayores) y terminó pasando nueve años de su vida. Posteriormente fue enviada a trabajar a una granja, donde pastoreaba a las ovejas y hacía labores de criada. Allí pasó también varios años hasta que, ya con diecinueve años, se marchó a París, donde trabajó como costurera. Todo esto que os acabo de contar aquí es lo que se narra en Marie-Claire. Pero de esto os hablaré dentro de un momento. Primero vuelvo a lo que os decía en el primer párrafo: el prólogo de Octave Mirbeau y cómo llegó este libro a ser escrito y publicado.
 
Marguerite desarrolló su gusto por la lectura cuando vivía en la granja, pero en ningún momento se le pasó por la cabeza dedicarse a la literatura (¿cómo se le iba a pasar? Solo era una huérfana que intentaba ganarse la vida como podía). Como digo arriba, cuando llegó a París se dedicó a la costura, pero en cierto momento se quedó sin medios para ganarse la vida: siempre había tenido problemas de visión, pero estos se acrecentaron al pasarse tantos años forzando los ojos y un médico le dijo que o dejaba de coser, o se quedaba ciega. Curiosamente fue entonces cuando decidió ponerse a escribir, y digo curiosamente no solo por el hecho de sentarse y hacer algo tan difícil como escribir un libro sin ningún tipo de formación o bagaje anteriores relacionados con la literatura, sino porque teniendo problemas de visión no parece la decisión más coherente, ¿no? El caso es que así fue, y de ahí surgió Marie-Claire, obra que jamás nació con la perspectiva de ser publicada. 
 
Pero las cosas en la vida vienen como vienen y dio la casualidad de que, por determinadas circunstancias, Marguerite había entrado en contacto con un grupo de artistas franceses entre los que se encontraba Francis Jourdain (pintor, diseñador de muebles, ceramista...), que quedó fascinado con la novela sin pretensiones que le enseño su amiga y se la pasó a Octave Mirbeau, escritor y crítico literario y de arte (entre otras cosas) que compartió el entusiasmo de Jourdain, hasta el punto de conseguir que la editorial Fasquelle publicase la novela con prólogo suyo. Aunque esto a nuestros ojos del siglo XXI puede no parecer gran cosa porque no estamos demasiado familiarizados con Mirbeau, os aseguro que lo fue: Mirbeau detentaba un enorme prestigio en su campo y fue él quien le abrió las puertas al mundo editorial. De hecho, está considerado su descubridor, y Marguerite, a los 46 años y con su primera  novela, pasó de no tener que llevarse a la boca para comer a ser una autora superventas.
Marie-Claire se reeditó en múltiples ocasiones, vendió unos cien mil ejemplares y con ella ganó la séptima edición del Prix Fémina, premio literario con un jurado exclusivamente femenino que nació en contraposición al Goncourt, que solo premiaba a hombres (aclaro que no es un premio dirigido en exclusiva a mujeres escritoras; desde el principio se han galardonado tanto a hombres como a mujeres... simplemente permitía premiar también a mujeres, algo que el Goncourt no hacía).

Diréis que por qué os cuento todo esto, pero es que la historia personal de la autora va íntimamente ligada a la escritura de esta novela, lo que cuenta y la propia intrahistoria que hizo posible que viese la luz y no se quedase en un cajón, como ha pasado y seguirá pasando con tantos manuscritos y borradores que no encuentran su camino hacia la publicación. Pero una vez presentada Marguerite, ahora sí que sí, ¿qué encontramos en Marie-Claire? Como digo arriba, es una autobiografía novelada, así que Marguerite se transforma en Marie-Claire y nos cuenta, en primera persona, todo lo que ocurre en su vida desde que muere su madre cuando ella tiene tres años hasta que se sube a un tren con destino a París dieciséis años después, todo ello ambientado en Francia en la segunda mitad del siglo XIX. La novela en sí misma está dividida en tres partes. Os cuento sin entrar en muchos detalles, aunque realmente, al ser autobiográfica, son hechos constatados y conocidos de la vida de la autora.
 
En la primera vemos como Marie-Claire y su hermana, abandonadas por su padre, acaban en un orfanato regentado por monjas. Allí son separadas y no vuelven a saber la una de la otra durante muchos muchos años, y tampoco parece que les importe, porque Marie-Claire ni vuelve a acordarse de ella ni a nombrarla (salvo en cierto momento hacia el final del libro). Realmente su vida son las amigas que hace en el orfanato, la vida de muchas otras huérfanas que por circunstancias lo tienen muy complicado para abandonar el orfanato, su día a día allí, lo que ve, lo que observa, las rutinas, las peripecias y ocurrencias propias de una niña... todo narrado con una voz que aunque suena infantil por el modo en que muchas veces no es capaz de comprender lo que observa y narra, es muy adulta por el modo en que una niña debe crecer a marchas forzadas si no quiere que el sistema la devore. Y en esta mirada de niña inocente pero que aprende día a día a vivir en un mundo que le ha sido impuesto, recibe lo más parecido al amor de una madre por parte de una de las monjas, la más joven de ellas, Marie-Aimée, a quien Marie-Claire jamás olvida. Que nadie piense en dramas durante esta etapa de su vida, que duró nueve años. No era un orfanato severo, ni se maltrataba a las niñas ni fue una época que ella quisiera dejar atrás; sí se vio envuelta en rencillas de mayores de las que ella pagó un pato que no le correspondía, pero la voz de Marie-Claire es soñadora, inteligente, observadora, cariñosa y en ocasiones con la cabeza llena de pájaros, tal como corresponde a su edad. 

Marie-Claire abandona el orfanato para entrar a trabajar en una granja (la segunda parte de la novela), donde le encargan pastorear las ovejas (que se le da bastante mal, todo sea dicho) y donde encuentra una familia que la acoge desde el principio como a un miembro más y que la trata siempre con cariño y respeto. A partir de aquí ya no os voy a decir nada más, porque la Marie-Claire de estas páginas se convierte en una adolescente, tiene que ganarse la vida, comienza a relacionarse con muchas personas, a tener vivencias más adultas, a ver el mundo desde fuera en lugar de verlo desde dentro como hasta ese momento, y las vertientes por las que transcurre la historia ya deben quedar ignotas a la espera de que os acerquéis al libro. Sí os digo que es en esta etapa en la que descubre algunos libros en la granja que devora a escondidas en cuanto tiene un rato o puede escaquearse de sus labores diarias, y que es aquí donde nace su amor por la literatura, ese amor que luego le llevó a escribir este mismo libro. La tercera parte ni os la desgloso porque depende por entero de cosas que ocurren durante su estancia en la granja.

¿Dónde está la magia del libro, su gran virtud? En la propia narración y la mirada de la autora. Tal y como digo, está narrado en primera persona, y lo primero que destaca es la sencillez y pulcritud con la que está escrito. Que nadie confunda esto con simpleza, que los límites a veces son difusos y llevan a equívocos. Más bien al contrario, la sencillez de Marie-Claire desborda inteligencia, elegancia, sensibilidad, honestidad y un saber describir, narrar y dar vida con palabras a hechos del pasado con la mente muy abierta, límpida y valiente. Sus palabras encierran mucha verdad sobre todos los hechos, circunstancias y personas que hicieron de ella la persona que varias décadas después se sentó ante un papel en blanco con la intención de dimensionarlas y darles su lugar en sus memorias. No tiene una palabra mala para nadie, ni siquiera para quienes le hicieron daño. Es tan sutil en el dolor como radiante en la dicha. Es la historia de una persona que lo miraba todo con ojos esperanzados a quien la vida le pintó bastos desde el principio y con ellos se hizo fuerte y miró siempre hacia adelante. No lo vais a leer pensando que es una obra maestra de la literatura, pero la prosa destila tanta naturalidad y encanto que sí lo vais a acabar pensando que la historia de Marie-Claire (la de Marguerite) no podía ser contada de otra manera.

Existe una segunda parte, L’Atelier de Marie-Claire, publicado diez años después de esta primera novela, que habla sobre el taller de costura en el que se ganaba la vida en París. Creo que hay una traducción al castellano publicada en 1930 (yo no la voy a buscar, prefiero esperar y cruzar los dedos para que Funambulista se decida a publicarla con una NUEVA traducción). Y aún escribió dos novelas más, pero su libro estrella fue siempre Marie-Claire. En la cubierta se dice que esta novela dio nombre a la revista femenina Marie-Claire (la contracubierta es más comedida y matiza con un probablemente xD). No tengo ni idea de si esto es cierto, no he encontrado nada al respecto, pero os lo dejo aquí por si os gustan estos detalles curiosos.



Marguerite Audoux nació en Sancoins, en 1863. Su infancia estuvo marcada por la pérdida de la madre, cuando solo tenía tres años, y por el sucesivo abandono del padre. Tras haber vivido durante nueve años en un orfanato y posteriormente en una granja, en la que ejercía la labor de pastora, se mudó finalmente a París, donde encontró trabajo como costurera y en la lavandería del hospital Laennec. Su vida cambió radicalmente cuando conoció a Jules Lehl, verdadero nombre del escritor Michel Yell, quien, después de descubrir que Yvonne, la sobrina de Marguerite, de la que estaba enamorado, se prostituía, fue a hablar con su tía. Entre ellos se estableció una fuerte relación de amistad y el joven la introdujo en el círculo de intelectuales y artistas que constituían la llamada «Bande de Carnetin». Cuando Yell se enteró de que Marguerite (quien, mientras tanto, había abierto su propio taller de costura) había escrito una novela sobre su vida, propuso el manuscrito al famoso escritor Octave Mirbeau, quien, tras leerlo, recomendó enseguida la publicación a sus editores. El libro, titulado Marie-Claire, vendió más de cien mil ejemplares y recibió el Premio Femina en 1910. Marguerite siguió escribiendo y publicó la segunda parte del libro, El taller de Marie-Claire, además de otras dos novelas y una colección de cuentos. Murió en Saint-Raphaël en 1937.