lunes, 4 de marzo de 2024

RESEÑA (by MH) ::: ÉXTASIS - Louis Couperus


 
Título original: Extaze
Autor: Louis Couperus
Editorial: Ardicia
Traducción: Julio Grande
Páginas: 144
Fecha publicación original: 1892
Fecha esta edición: octubre 2016
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 16 euros
Ilustración de cubierta: Del Hambre
Éxtasis (1892), que lleva como subtítulo «Un estudio sobre la felicidad», es una historia de inflamados deseos y agónicas contenciones. En La Haya de fin de siglo, Cecile Van Even, una joven y bella viuda de la alta sociedad, se enamora inesperadamente de Taco Quaerts, personaje torturado y excesivo que, mediante la sublimación de su figura, ve en ella la posibilidad de redimirse.

En esta novela, una de las más poderosas y convincentes creaciones de Louis Couperus, las atmósferas, los personajes y sus motivaciones aparecen caracterizados a la perfección por el que fuera el gran observador de la sociedad holandesa de su tiempo. El autor, con su habitual gusto por la ambigüedad, combina hábilmente el descreimiento y la redención espiritual, dotando a su prosa de una peculiar perspectiva que consigue guiarnos con finura entre las luces y las sombras de la emoción y el pensamiento.


Lo digo siempre, qué pena me da la desaparición de la editorial Ardicia, porque su línea editorial era al cien por cien my cup of tea: clásicos cortos y desconocidos que se desmarcaban de las elecciones habituales en este tipo de publicaciones y que además exploraban nacionalidades muy variadas, alejándose de los mercados rusos, franceses y anglosajones. Un buen ejemplo es el libro que os traigo hoy,
Éxtasis, del autor neerlandés Louis Couperus. ¿A que no nos suena a nadie? Pues a eso mismo me refiero. Os cuento.
 
La protagonista de esta historia es Cecile van Even, una viuda de poco más de treinta años que, desde que murió su marido, se ha alejado por completo de la vida social. Le gusta pasar los días en casa, con sus hijos y, cuando llega la noche, disfruta plenamente de la sensación de no hacer realmente nada. Su hermana y su cuñado intentan por todos los medios que salga y se relacione, y la invitan a veladas en las que no habrá nadie más que la familia. Es en una de estas escasas reuniones a las que acepta acudir donde Cecile conoce a Taco Quaerts, amigo íntimo de su cuñado. Quaerts es todo lo que Cecile desprecia en un hombre: desprende masculinidad, salud, sensualidad, su vida gira alrededor del deporte, los placeres y, según dicen, las mujeres. Quaerts, que percibe ese rechazo, no desiste en su empeño de acercarse a ella, de derribar muros, de hacerle entender que son mucho más semejantes de lo que ella cree... y Cecile, que tan inexpugnable se considera, acaba cayendo víctima de un éxtasis romántico al que se abandona por completo.

Releo lo que acabo de escribir, la sinopsis personal que suelo hacer de todos los libros de los que hablo, y creo que aun siendo solo eso, la sinopsis, ya se percibe que trata de un tema quizás habitual en la literatura del siglo XIX pero que no por eso deja de ser interesante: el de la mujer virtuosa que ha cerrado la puerta a las pasiones por las circunstancias que sean y ve derrumbarse su vida ordenada y su tranquilidad escogida y deseada en manos del hombre que quizás menos lo merece y con el que seguramente no pueda tener futuro alguno. Y cuando digo antes que este tema tan literario nunca deja de interesar es porque cada autor lo aborda de una manera diferente, ofrece aspectos distintos y tiene una forma muy personal de contarlos.

En el caso de
Éxtasis, su autor no permite que ninguno de sus dos personajes principales se guarde nada ni oculte nada ante el lector, y eso hace que se nos presenten en toda su desnudez ética y moral, con sus debilidades y sus miedos, lo que sienten el uno por el otro cuando están juntos y cuando no lo están. Cecile es una mujer que, como ya digo, hemos visto muchas veces representada en la literatura del siglo XIX: se siente feliz y conforme con su vida, guarda un recuerdo cariñoso de su marido fallecido, piensa que su momento para amar llegó a su fin cuando se quedó viuda (no espera absolutamente nada en esa parcela de su existencia) y mantiene completamente a raya sus pulsiones y emociones en cualquier ámbito de su día a día... hasta que llega un hombre que lo pone todo patas arriba. Ese hombre en esta novela es Taco (vaya nombre, por cierto xD). Y no creáis que el autor se sirve para sus fines de un perfecto héroe romántico que haga temblar de pies a cabeza a las lectoras del mismo modo que hace temblar a Cecile... no, más bien al contrario. Taco vive por y para su disfrute, para sus excesos, para cazar, beber y las mujeres, y cuando le dan esos arrebatos ni se acuerda de Cecile: se dedica simplemente a caer agotado de tanto placer... hasta que le entran los remordimientos y ve en Cecile a su salvadora, a su ángel terrenal y vuelve a ella buscando algún tipo de redención.
 
¿Mi sensación leyendo el libro? Lo bien escrito que está, lo sugerente que es la prosa del autor, cómo se mete en la cabeza de una persona que de repente despierta a la vida y se lanza a ella de cabeza y en la de otra que sabe que no es el hombre adecuado pero aun así no sabe cómo mantenerse lejos... Couperus se sienta en un sofá cualquiera de un salón cualquiera y desde ahí observa a cada uno de los asistentes a una fiesta cualquiera de la alta sociedad holandesa, explorando minuciosamente toda una variedad de emociones, personalidades, turbaciones, temores... Porque solo os he hablado de Cecile y Taco, pero si tuviese que nombrar a un tercer personaje ese sería el sobrino de Cecile, Jules, tan excesivo, dramático e intenso como requieren su adolescencia y su sensación de incomprensión en un mundo de adultos al que todavía no pertenece y del que él cree que ya está de vuelta.
 
Y a todo esto, yo no dejaba de pensar en que ese éxtasis en el que vive Cecile desde que se enamora de Taco, ese sensación de ingravidez en la que nada que no sean ellos dos carece de importancia, esa admiración en la que ella siempre (siempre) se posiciona por debajo de él, tenía fecha de caducidad, que de ninguna manera podía existir un final feliz para los dos juntos. Ella es tan etérea y elevada como él es terrenal y humano, y esa idealización de Taco, ese creer que él está muy por encima de ella, es tan errónea, tan equivocada, tan obtusa, que entiendes el proceso, entiendes la ceguera de Cecile (¿cómo no la vas a entender? Es algo tan mundano como el amor, sobre todo para una persona que descubre que jamás ha amado), pero sufres por ella porque sabes que está totalmente indefensa. Y esa resignación, esa conformidad en la que se atrinchera para justificar, comprender y aceptar cualquier paso que Taco da en esta historia... eso sí que te exaspera como lector (o a mí me ha exasperado, vaya... Cecile, alma de cántaro, Taco no se merece ni una uña de tus pies).
 
¿Me ha gustado? Mucho. Es una lectura apacible pero intensa, tan arrebatadora como el éxtasis que da título al libro y que devora a la protagonista. Como digo arriba, es un fiel reflejo de esas mujeres de la alta sociedad del siglo XIX que se casaban muy jóvenes con hombres mucho mayores que ellas, a los que apreciaban y creían que amaban porque pensaban que el amor era poco más que lo que tenían y porque se les había educado para no esperar nada diferente... y cuyas vidas se ponían patas arriba cuando la playa tranquila y en calma en la que pasaban sus días se veía arrollada por las olas de una pasión que jamás habían vivido y que ni siquiera sabían que tenían dentro. En una sociedad como aquella, con las restricciones sociales en las que vivían las mujeres y el peligro constante a caer en desgracia si daban un paso en falso, todo se vivía de puertas para adentro, e incluso de manera platónica, usando la mera palabra, nada más que la palabra, para expresar todo ese arrobamiento y delirio, aun cuando la otra persona no mereciese ese fervor ni asumir el riesgo a perderlo todo. 
 
¿Cómo termina esta historia? Eso es casi lo de menos, porque lo que quiere mostrarnos Couperus es el camino, esa transformación interior mediante la cual el éxtasis romántico lo cubre todo y se eleva hasta un punto tan alto que ya no hay retorno y la persona extasiada, embriagada, queda totalmente expuesta. Una historia breve que no necesita más páginas de las que tiene para decir todo lo que tiene que decir, y además decirlo bien.


 
 
Louis Couperus (1863-1923) nació en La Haya en una rica familia patricia, pasando parte de su juventud en las Indias Orientales Holandesas. Después de regresar a su ciudad natal en 1878, alcanzó la fama con su primera novela, Eline Vere (1888), texto naturalista influido por Zola y Flaubert. Sus obras posteriores -entre las que destaca Noodlot (1891), alabada por Oscar Wilde-, gozaron de un enorme éxito en el extranjero tras la Primera Guerra Mundial. Couperus se casó con su sobrina Elisabeth Couperus Baud (que tradujo al holandés obras  de autores como George Moore y Pío Baroja), y ambos pasaron la mayor parte de su tiempo en villas alquiladas en Francia e Italia. Debido a los extendidos rumores sobre la condición sexual del autor, su esposa se esforzó por que todos los vestigios de la vida privada de este desaparecieran tras su repentina muerte por septicemia en 1923.

3 comentarios:

  1. Hola guapísima, escribes tan bien y con tanto entusiasmo que es imposible no caer rendida ante tus palabras. Me lo apunto.
    Un besazo

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  2. Hola, pues sí es una pena la desaparición de esa editorial Ardicia, que yo ni conocía, porque supongo que este libro será ahora difícil de encontrar y con tu reseña me has dejado con la miel en los labios. Consultaré con mi librero. Besos.

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  3. Una pena la desaparición de esta editorial. Tendré que buscar el libro en la biblioteca, que me has dejado con ganas.
    Besotes!!!

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