jueves, 17 de marzo de 2016

RESEÑA (by MH) ::: DOS HÚSARES - Lev Tolstói





Título original: Два гусара (Dva Gusara)
Autor: Lev Tolstói
Editorial: Hermida Ediciones
Páginas: 90
Traducción: Olga Korobenko
Fecha publicación original: 1856
Fecha esta edición: febrero de 2014
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 1euros






Considerada por la crítica como una de las mejores obras de Tolstói, Dos húsares (1856), traducida ahora al castellano por Olga Korobenko, es un "canto" a las licencias indecorosas y descaradas de la aristocracia militar rusa de la primera mitad del siglo XIX, cuya ejemplaridad fue perdiendo fuerza de generación en generación, aproximándose cada vez más hacia un ocaso que vivía de la exaltación de las medallas heredadas y de la gloria de tiempos pretéritos.

El conde Turbín es un oficial de húsares al que le gustan las mujeres, la bebida y los duelos. Aunque se deje llevar por sus gustos, no es esclavo de sus pasiones sino dueño de ellas. Dotado de un gran sentido del humor, sensibilidad y humanidad, une a su temperamento impetuoso y arrogante la elegancia de un carácter dominante y sobrio.

Un salto temporal de veinte años. El conde ha muerto. Tolstói hace aparecer en escena a su hijo, también oficial de húsares, que no puede vivir sino bajo la sombra de la fuerte e imponente personalidad de su padre, como un Hamlet desheredado. Hábilmente, el escritor ruso logra construir, a través de un juego de espejos entre la personalidad del padre y la del hijo, una historia de dos vidas cruzadas por el destino de las afinidades consanguíneas y por el deseo racional de destruirlas. Toda una obra de arte.



Hay clásicos y autores que nunca pasan de moda, y Tolstói es uno de ellos. No hay más que ver el boom que desde Navidades ha pululado por la blogosfera  por culpa de una nueva edición de su Guerra y paz, que ha coincidido (o no, vaya usted a saber) con la nueva adaptación de esta misma obra que Su Majestad la BBC ha emitido hace escasas semanas (y que veré algún día si el destino me concede 6 horas libres. Mucho estoy pidiendo...).


El caso es que yo suelo ir contracorriente, así que con ganas de Tolstói, pero sin ninguna intención de hacer relecturas (que hay mucho inédito por leer y poco tiempo en esta vida, por lo menos de momento), me decidí por una de sus primeras obras, la nouvelle Dos húsares, publicada en 1856. Y no me arrepiento porque en sus escasas 90 páginas cuenta, narra, describe y detalla personajes y situaciones que muchos libros de mucha mayor extensión son incapaces de trasladar con tanta minuciosidad y tanto talento. Esta fue la segunda publicación de Tolstói y ya daba buena muestra de las maravillas que estaban por venir.

Los protagonistas de esta novela corta no son de extrañar porque poco antes Tolstói había combatido en la Guerra de Crimea, que llegó a su fin el mismo año en que se publicó esta obra. A grandes rasgos, en los 16 capítulos que ocupan la historia se nos relata la historia de dos húsares, padre e hijo, a lo largo de un solo día, y con una diferencia de 20 años. La intención principal de Tolstói es expresar las enormes diferencias existentes entre las dos generaciones de húsares: la antigua, cuyo representante es el conde de Turbín, es apasionada, juerguista, mujeriega, derrochadora, bromista, dada a los vicios, a los duelos, a los excesos... pero noble, educada, íntegra, y con valores como el honor, la justicia, la amistad y el compañerismo profundamente arraigados. La nueva generación adolece de muchos de estos rasgos, se toman mucho más en serio a sí mismos, su sentido del honor es mucho más desahogado, y lo cierto es que se avergüenzan de los excesos de aquellos antecesores que antes vistieron ese mismo uniforme. Esta nueva estirpe de húsares está representada por el hijo del conde de Turbín.



No creo que haga falta decir que a Tolstói se le ve mucho el plumero y hacia dónde fluctúan sus preferencias. La magnificencia del conde de Turbín, aun a pesar de sus gestos agresivos en ciertas ocasiones, de sus desmanes, de su despotismo,  son un fiel reflejo de una época llena de esplendor militar y social en la Rusia de las primeras décadas del siglo XIX, y que luego describió con mucho mayor detenimiento y precisión en sus obras más conocidas. La historia de su hijo, ambientada ya en la mitad de siglo, nos presenta a un personaje mucho más pagado de sí mismo, engreído y carente del atractivo y personalidad de su padre, del que además se avergüenza porque se considera muy superior a él en catadura moral, cuando realmente a lo largo de las páginas dedicadas a su historia vemos que es más bien todo lo contrario: que su padre, pese a sus defectos, era un hombre de honor, mientras que él, imbuido de unas virtudes que no tiene, es mucho más mezquino y egoísta.

Sin querer entrar mucho en detalles, porque adentrarse mucho en la historia de una nouvelle es destripar más de lo aconsejable, esta diferencia entre padre e hijo se puede ver sobre todo en un par de escenas que se repiten en ambas historias, donde una partida de cartas y una mujer son protagonistas. Su forma de actuar ante los naipes, y la visión que dos mujeres tienen sobre ellos (también madre e hija), dan buena muestra de todo aquello que les diferencia y todas esas cualidades que hacen que la balanza de la grandeza se decante sin ningún lugar a dudas hacia una de las dos generaciones.



Con esa prosa tan característica de Tolstói, que fluye y avanza impulsada por su propia inercia, obtenemos pinceladas de la vida militar y social de aquella época, de la burguesía rural, de sus costumbres y hábitos, sus vicios y excesos, y del cambio que se produjo en apenas un par de décadas en el país.



A quien no conozca a Tolstói y le den miedo esas mil y pico de páginas de sus obras más famosas, o eso de acercarse a la literatura rusa, que parece que produce cierto pavor, que comience con esta nouvelle para cogerle gusto y empezar a conocerle. Es como un concentrado de todo su talento en menos de cien páginas. Una joyita.


Lev Nikoláievich Tolstói (Yasnaia Poliana 1828 - Astapovo 1910) nació en el seno de una familia noble de la vieja Rusia, hijo del conde Nikolái Ilich Tolstói y de la princesa Mariya Volkonskaya. Su madre murió cuando tenía tan solo dos años, y su padre cuando contaba nueve. Lev se trasladó junto con sus cuatro hermanos a casa de su tía en Kazán, en cuya universidad se matriculó en 1844 para cursar primero lenguas orientales y después Derecho, hasta que en 1847 abandonó los estudios, regresando a la propiedad familiar que heredó en Yasnaia Poliana. Comenzó a redactar el Diario, y allí respira por primera vez el ambiente de tensión entre clases, preocupación que lo acompañará el resto de su vida. Su espíritu inquieto lo empuja a la carrera militar y al campo de batalla, aunque pronto viaja a Moscú para después volver al ejército, participando en la Guerra de Crimea (1853), donde se granjeó una buena reputación por su valor en el frente.

Decide dedicarse exclusivamente a las letras. Su obra Juventud (1854), ópera prima, lo coloca ya en las primeras filas de la literatura rusa, a la que seguirá Dos húsares (1856). Viaja a Europa y se siente fuertemente impresionado por la nueva pedagogía y las ideas anarquistas del norteamericano Thoreau, que lleva a la práctica en Yasnaia Poliana, donde funda una escuela para pobres junto a la mansión familiar. Su actitud empieza a incomodar al gobierno, a la milicia y a la iglesia ortodoxa, cuyos ritos y liturgia aborrecía. En 1861 concede la emancipación a sus siervos y se establece definitivamente en su ciudad natal junto a su mujer Sofía Behrs, con la que tuvo trece hijos. Durante los primeros años de matrimonio escribe Guerra y paz (1864-1869), novela que lo consagra como escritor no solo en Rusia sino en Europa. A esta le seguirán otras obras como Ana Karénina (1877) y los relatos La muerte de Iván Ilich (1886) y La sonata a Kreutzer (1889). Profundamente religioso al final de su vida, en toda su trayectoria literaria refleja la constante búsqueda del sentido moral de la existencia humana y su posible justificación.

Miss Hurst

10 comentarios:

  1. ¡Qué buenos libros están publicando Hermida editores! Éste es tan cortito y tiene tan buena pinta que tal vez me haga con él pronto.
    ¡Un beso!

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    1. Totalmente cierto, tienen un catálogo estupendo y están publicando y recuperando auténticas joyas. Y es como dices, al ser tan finitos apetece mucho ponerse con ellos. Si al final te haces con él nos cuentas. ¡Besote!

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  2. Adoro a Tolstói y éste lo tengo bien apuntadito desde hace un tiempo.
    Muchas gracias por la reseña.

    Un besote.

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    1. Pues te va a gustar mucho.Comparado con sus grandes obras puede saber a poco, pero es lo que comento, es impresionante cómo en tan pocas páginas retrata a los personajes y las situaciones con tanta genialidad.

      ¡Besote!

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  3. Solo he leído Ana Karenina, que me conquistó totalmente. A ver si me hago prontito con este libro.
    Besotes!!!

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    1. Pues se lee enseguida, es muy cortito, y está tan bien escrito que te parece mentira que tenga tan pocas páginas. Lo disfrutarás seguro.

      ¡Besote!

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  4. Tolstói siempre ha sido uno de los autores que más admiro, pero reconozco que de todos sus libros sigo prefiriendo "Guerra y paz". Supongo que es por deformación profesional, por la querencia que tenemos algunas historiadoras por las guerras napoleónicas, o a saber. No he leído todavía "Dos húsares" pero si nos dices que es sobre indecencias de la aristocracia rusa, ¡no me lo pierdo! jajajajaja. Bueno, en serio, me parece muy buen consejo que lo recomiendes a todos los lectores que quieran acercarse a Tolstói y les de un poco de reparo porque aún no le conocen. Bss

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    1. Es hay muchos lectores que le tienen un poco de miedo a los rusos y a esos volúmenes de 1100-1500 páginas... yo con 15 años ya leía a Tolstói y Dostoievski (y quiero traer prontito un par reseñas de Turguénev), pero entiendo que tiene que dar un poco de respeto ponerse con ellos, así que de verdad que creo que una novelita corta como esta es un buen modo de conocerlo sin agobios y aprendiendo a disfrutarlo.

      ¡Besote!

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  5. No me importaría nada leerlo, es un grande, y 90 páginas para averiguarlo. Me tengo que poner al día con lo clásicos, soy lo peor.
    Besotes

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    1. Anímate, de verdad, que son solo 90 páginas y no es una lectura para nada pesada. Los clásicos, si no gustan de manera natural, hay que ponerse con ellos con calma, así que tampoco te fuerces. Ya llegará el momento que te apetezcan.

      ¡Besote!

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