Título original: Secretos de Bretaña
Autor: Carlos G. Reigosa
Editorial: Harper Collins
Páginas: 304
Fecha de publicación: julio 2018
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 18,90 euros Diseño de cubierta: Diseñográfico
Todo lo que allí sucede tiene explicaciones mágicas que remiten sus
responsabilidades al trasmundo. Hasta que un día el escritor Isauro
Guillén llega a este lugar para descansar, después de terminar una
novela. De repente, los misterios que le van contando los vecinos
empiezan a revelarle su verdadera naturaleza truculenta y criminal.
Gracias a su investigación, en la que afronta graves riesgos, una
terrible verdad histórica emergerá para siempre.
Carlos G. Reigosa no nos invita en Secretos de Bretaña a viajar y recorrer las costas francesas para desvelar misterios que, sin duda, como en todos los sitios y lugares, haberlos haylos. En esta ocasión el autor nos posicionará en la Galicia profunda, donde la montaña y el mar convergen en un punto de su geografía pero donde no se funden en una sola cosa. Más bien al contrario: convergen en él para engendrar y dar lugar a dos círculos convexos; es decir, a dos lugares que se juntan para después darse la espalda y mirar hacia otro lado.
Así, por un lado los pueblos costeros miran hacia un mar infinito, siendo este la razón de su existencia, la que los define y da significado; por el otro, tenemos esa montaña majestuosa que envuelve a sus lugareños impidiéndoles vislumbrar el mar.
Isauro Guillén, protagonista de esta historia y periodista de profesión, andaba perdido (literal y metafóricamente) cuando recaló en el pueblo costero de Bretaña: literal porque llegó allí por casualidad, y metafóricamente porque su vida personal atravesaba una noche oscura de dudas, incertidumbres y descontentos, o lo que es lo mismo, un acomodo de corazón que había enfriado sus sentimientos.
Bretaña es el refugio donde encuentra la paz y el silencio necesarios para poder pensar y, de alguna manera, reconducir o descubrir qué es lo que quiere o siente. Lejos de la realidad, nuestro buen hombre no se imagina que, bajo esa postal idílica, discurren torrentes salvajes cuyas fuerzas y energías han condicionado y condicionan las vidas de sus habitantes y vecinos, quienes son además piezas reactivas de unos juegos oscuros y demenciales pincelados de misterio y magia.
Como buen periodista, Isauro olfatea desde el primer momento la historia que tan hábil y soterradamente ha sembrado su casera Esperanza en su cabeza. Su curiosidad y su energía activan todos los engranajes necesarios para hurgar y remover los dépositos y estratos de noches oscuras donde las injusticias, venganzas, asesinatos y mezquindades humanas acumuladas y soterradas claman por salir a la luz, demandando una justicia social que dignifique tanto a los vivos como a los muertos.
Paz, lo que se dice paz, no es lo que Isauro va encontrar en este retiro voluntario, pues desde que acepta y coge el hilo que tan sabiamente le tiende Esperanza, esto será un no parar de descubrimientos y recomposiciones de viejas historias conectadas y tejidas por las mismas estirpes. Así, conforme excava y remueve todo el fangal, irán apareciendo más y más cadáveres que claman por la verdad y que le involucran, queriendo y sin querer... pero es muy difícil, casi imposible, meterse en el barro y no salpicarse de esa viscosidad oscura.
Por tanto, nos metemos y nos enredamos con él en toda la maraña de relaciones y ambientes que, como torrentes impetuosos, nos llevan desde la montaña al mar, conectando lugares y personas cuyas influencias han marcado, diseñado y construido esa sociedad que actualmente sigue bebiendo (o más bien callando y encubriendo) de tales malignidades porque no quieren saber... o porque prefieren creer esa historia mágica, calmante y conformista que, por otro lado, no impide que el dolor y olor putrefacto supuren al remover el cenagal de injusticias, asesinatos y venganzas.
Conforme avanzaba en mi lectura, y por estar ya instalada en mi subconsciente, empezaba a emerger de mi memoria la estirpe de los Churruchaos (hace años que me leí Los gozos y las sombras), pues don Ricardo Daniel del Perpetuo Socorro de Andrade y Silva, presente en Secretos de Bretaña, es la reencarnación del legendario Carlos Deza, personaje creado por uno de los grandes escritores del siglo pasado, Gonzalo Torrente Ballester, que tan minuciosa y sabiamente supo insuflar ese realismo mágico que envolvía a unos personajes reales, auténticos y con unas raíces profundas que estaban posicionados en un mundo rural, atemporáneo, donde la sucesión de hechos históricos, así como el transcurrir del tiempo y de las personas, no les hacía perder la esencia para los que fueron imaginados.
Descubrir a Carlos G. Reigosa ha sido reencontrarme con una literatura donde todos los personajes comulgan y comparten unos valores profundos que penetran y ahondan en lo más profundo de sus almas y esencias infinitas, y que están modelados por una naturaleza viva, ya sea el mar o la montaña, que los acoge dándoles todo lo necesario, siendo conscientes de esta simbiosis perfecta.
Decir que me ha gustado la novela serían palabras menores; ante una obra literaria como esta solo puedo presentar mis más humildes y profundos respetos. Con su permiso, don Carlos, lo pongo en la lista de mis pater literarios.
Una gran novela para los tiempos que corren.
Así, por un lado los pueblos costeros miran hacia un mar infinito, siendo este la razón de su existencia, la que los define y da significado; por el otro, tenemos esa montaña majestuosa que envuelve a sus lugareños impidiéndoles vislumbrar el mar.
Isauro Guillén, protagonista de esta historia y periodista de profesión, andaba perdido (literal y metafóricamente) cuando recaló en el pueblo costero de Bretaña: literal porque llegó allí por casualidad, y metafóricamente porque su vida personal atravesaba una noche oscura de dudas, incertidumbres y descontentos, o lo que es lo mismo, un acomodo de corazón que había enfriado sus sentimientos.
Bretaña es el refugio donde encuentra la paz y el silencio necesarios para poder pensar y, de alguna manera, reconducir o descubrir qué es lo que quiere o siente. Lejos de la realidad, nuestro buen hombre no se imagina que, bajo esa postal idílica, discurren torrentes salvajes cuyas fuerzas y energías han condicionado y condicionan las vidas de sus habitantes y vecinos, quienes son además piezas reactivas de unos juegos oscuros y demenciales pincelados de misterio y magia.
Como buen periodista, Isauro olfatea desde el primer momento la historia que tan hábil y soterradamente ha sembrado su casera Esperanza en su cabeza. Su curiosidad y su energía activan todos los engranajes necesarios para hurgar y remover los dépositos y estratos de noches oscuras donde las injusticias, venganzas, asesinatos y mezquindades humanas acumuladas y soterradas claman por salir a la luz, demandando una justicia social que dignifique tanto a los vivos como a los muertos.
Paz, lo que se dice paz, no es lo que Isauro va encontrar en este retiro voluntario, pues desde que acepta y coge el hilo que tan sabiamente le tiende Esperanza, esto será un no parar de descubrimientos y recomposiciones de viejas historias conectadas y tejidas por las mismas estirpes. Así, conforme excava y remueve todo el fangal, irán apareciendo más y más cadáveres que claman por la verdad y que le involucran, queriendo y sin querer... pero es muy difícil, casi imposible, meterse en el barro y no salpicarse de esa viscosidad oscura.
Por tanto, nos metemos y nos enredamos con él en toda la maraña de relaciones y ambientes que, como torrentes impetuosos, nos llevan desde la montaña al mar, conectando lugares y personas cuyas influencias han marcado, diseñado y construido esa sociedad que actualmente sigue bebiendo (o más bien callando y encubriendo) de tales malignidades porque no quieren saber... o porque prefieren creer esa historia mágica, calmante y conformista que, por otro lado, no impide que el dolor y olor putrefacto supuren al remover el cenagal de injusticias, asesinatos y venganzas.
Conforme avanzaba en mi lectura, y por estar ya instalada en mi subconsciente, empezaba a emerger de mi memoria la estirpe de los Churruchaos (hace años que me leí Los gozos y las sombras), pues don Ricardo Daniel del Perpetuo Socorro de Andrade y Silva, presente en Secretos de Bretaña, es la reencarnación del legendario Carlos Deza, personaje creado por uno de los grandes escritores del siglo pasado, Gonzalo Torrente Ballester, que tan minuciosa y sabiamente supo insuflar ese realismo mágico que envolvía a unos personajes reales, auténticos y con unas raíces profundas que estaban posicionados en un mundo rural, atemporáneo, donde la sucesión de hechos históricos, así como el transcurrir del tiempo y de las personas, no les hacía perder la esencia para los que fueron imaginados.
Descubrir a Carlos G. Reigosa ha sido reencontrarme con una literatura donde todos los personajes comulgan y comparten unos valores profundos que penetran y ahondan en lo más profundo de sus almas y esencias infinitas, y que están modelados por una naturaleza viva, ya sea el mar o la montaña, que los acoge dándoles todo lo necesario, siendo conscientes de esta simbiosis perfecta.
Decir que me ha gustado la novela serían palabras menores; ante una obra literaria como esta solo puedo presentar mis más humildes y profundos respetos. Con su permiso, don Carlos, lo pongo en la lista de mis pater literarios.
Una gran novela para los tiempos que corren.
Carlos González Reigosa (Lagoa da Pastoriza, Lugo,
1948) es periodista, profesor y escritor. Es autor de numerosos
artículos de crítica literaria y teatral y de política internacional, de
relatos cortos, de investigación y ensayo, así como novelas (entre las
que destacan "El misterio del barco perdido" [1988], "La guerra del
tabaco" [1996], "Narcos" [2001] e "Intramundi" [2002]).
Ha sido
galardonado con el I Premio Xerais en 1984, con el Premio Internacional
Rodolfo Walsh de Literatura Testimonial en 1996 y con el Premio Torrente
Ballester en 2008.
No lo conocía, pero no tiene mala pinta.
ResponderEliminarBesos
¡Buenos días!
ResponderEliminarPues lo cuentas tan bien que dan ganas de leerlo pero aun así no acaba de convencerme; lo pensaré.
Un beso
Me encanta porque siempre nos traes lecturas diferentes y (para mí) desconocidas, y sobre todo interesantes como esta. Me la apunto. Besos
ResponderEliminarHola guapa, la verdad es que parece que te ha gustado mucho, mucho... A mí no se si me has llegado a picar del todo, aunque la tendré en cuenta.
ResponderEliminarUn besazo
HE de confesar que nunca he leído nada de la editorial Harper Collins, pero chica, es que lo pones de bien... que al final me hace ojitos....
ResponderEliminarME lo voy a apuntar. (os odio)
Besos.
Me gusta mucho la ambientación, es que los dramas rurales y en los que hay auténticos infiernos. Seguro que hay varias viejas tras el visillo.
ResponderEliminarMe lo apunto.
Besos
Uh, con lo rústica que soy yo ¡cómo me gustan estas cosas! thriller, campo, genial 🤗 por cierto, en vuestro Blog, arriba deberíais poner que las inquilinas de Netherfield son perjudiciales para la salud...¡del bolsillo de Yolanda! 💸💸💸💸💸
ResponderEliminarBesitos 💋💋💋
Ni me sonaba... Y después de tremenda reseña, imposible no llevárselo bien apuntadito.
ResponderEliminarBesotes!!!
Ya estoy de vuelta por aquí!!
ResponderEliminarToma ya! Yo me iba con Isauro ya mismo para Bretaña, me gusta mucho lo que cuentas y sobre todo tu contundencia final. Lo anoto ;)
Besitos
Con H. Collins todavía no he tenido suerte jejejeje. El libro pinta bien. Es para tenerlo en cuenta. Besos
ResponderEliminarAins, me pones los dientes largos con esta novela. Y todavía más si hay influencia de Torrente Ballester y su magnífica trilogía Los gozos y las sombras. Ya lo creo que la leería. Besos.
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