jueves, 16 de julio de 2020

RESEÑA (by MH) ::: DAMAS ASESINAS - Tori Telfer





Título original: Lady Killers
Autora: Tori Telfer
Editorial: Impedimenta
Traducción: Alicia Frieyro
Páginas: 400
Fecha de publicación: noviembre 2019
Encuadernación: cartoné con sobrecubierta
Precio: 24,95 euros
Ilustración de cubierta: Equipo diseño Impedimenta



Una sugerente compilación de damas letales, dotada de un vitriólico humor negro, que rescata del olvido a catorce maestras del crimen que hicieron de lo sangriento un arte: horneando deliciosos pasteles con sorpresa, manejando el cuchillo con habilidad mortal o administrando sibilinos venenos a prueba de autopsia.
Al hablar sobre los criminales más letales de la historia, siempre pensamos en Jack el Destripador, Ted Bundy o John Wayne Gacy. De hecho, en 1998, el FBI afirmó que las asesinas en serie «no existían». Pero ¿qué hay de la infame condesa Erzsébet Báthory —apodada «la Condesa Sangrienta»—, de Mary Ann Cotton —virtuosa del «arsénico sin compasión»—, de Darya Nikolayevna Saltykova —«la Torturadora Rusa»—, de Nannie Doss —«la Abuelita Risueña»—, de Alice Kyteler —«la Hechicera de Kilkenny»— o de Kate Bender —«la Bella Rebanadora de Pescuezos»—? Ingenioso y provisto de un enfoque que arrincona las explicaciones fáciles («lo hizo por amor», «es un asunto hormonal», «un hombre malvado le obligó a hacerlo») y los tópicos machistas («era una femme fatale o una bruja»), este esclarecedor estudio glosa las actividades agresivas y predatorias que las mujeres más letales nos han legado para la posteridad.

No sé si he tenido la oportunidad de comentarlo aquí en alguna ocasión, pero uno de los subgéneros literarios que más me gustan y que menos puedo leer porque apenas nos llegan traducciones en castellano (muy, muy, muy pocas), es el de no ficción basado en true crime del siglo XIX y primera mitad del XX. En inglés los hay para atestar una librería, pero lo dicho, aquí llegan con cuentagotas, así que cuando uno asoma la patita entre las novedades editoriales, no lloro de la emoción porque me da vergüenza... pero casi. Damas asesinas amplía todavía más el abanico temporal porque en algunos de los casos que cuenta se remonta a varios siglos atrás, pero cumple con lo más importante: true crime de época.
No es que la sociedad no reconozca la presencia del mal en las mujeres, porque estas han sido retratadas como maquinadoras, malévolas y propiciadoras del apocalipsis desde que Eva mordió la manzana. Pero se diría que preferimos confinar a las mujeres malvadas dentro de los límites de nuestras historias de ficción [...] Cuando dan el salto a la vida real y empiezan a matar a personas de carne y hueso, nos mostramos reacios a aceptarlo. Nos resulta imposible creer que lo hicieran a propósito. A las mujeres, por norma, únicamente se las considera capaces de cometer homicidios de tipo expresivo-impulsivo -el asesinato como resultado de una acción en defensa propia, un arrebato de furia, un trastorno hormonal, un ataque de histeria-, no de llevar a cabo homicidios de tipo instrumental-cognitivo, que son premeditados, planificados y se ejecutan a sangre fría.
Tori Telfer asienta las bases de la existencia misma de este libro con claridad. Nuestra época no es la época de los asesinos en serie, es la época de los asesinatos en masa. Aun así, especialmente desde la mitad del siglo XX hacia atrás, en una sociedad distinta en la que sí que eran más habituales este tipo de sucesos, se repetía una constante: la dificultad  de aceptar la existencia de las asesinas en serie. Se daba por hecho que una mujer era incapaz de asesinar metódica y reiteradamente porque eso implicaba un acto voluntario y proactivo de matar y quitar la vida sin ninguna excitación emocional que lo justificase o requiriese esa acción como respuesta ante una amenaza. En pocas palabras, lo de asesinar a sangre fría era cosa de hombres, las mujeres siempre lo hacían de manera justificada y con atenuantes. Por esta razón apenas hay estudios sobre este hecho, y lo poco que se ha estudiado ha sido de manera limitada en el tiempo, nada exhaustiva en localizaciones y como si no se las tomara demasiado en serio. Tori Telfer pone de manifiesto en el libro que aunque resulta obvio que el porcentaje de asesinos en serie es muy superior, negar la existencia de mujeres que han sembrado regueros de muerte a lo largo de la historia es, además de simplista, falso, y que la mujer también puede ser violenta y asesinar de un modo retorcido por motivos de lo más variopintos y banales que nada tienen que ver con la autodefensa o respuesta emocional. Solo hay que echar la vista atrás para desenterrar la vida y obra de unas cuantas mujeres que en su día levantaron mucha polvareda aunque hoy en día, salvo contadas excepciones, han quedado en el olvido.

La autora recurre a catorce casos muy distintos entre ellos, ya sea por la época en que tuvieron lugar como por el país o el tipo de víctimas elegidas, e incluso por la posición social de las asesinas en cuestión, que también es muy variada. Sin ningún orden cronológico, saltando hacia delante y hacia atrás en el tiempo, lo mismo nos vamos al siglo XIII en Irlanda (probablemente el primer caso documentado de una asesina en serie) que a los años 50 del siglo XX en Estados Unidos, abarcando siete siglos de historia que nos llevan de un lado a otro del planeta en busca de historias bastante truculentas y asesinas que jamás mostraron ni un ápice de remordimiento. ¿Las víctimas? Desde niños a maridos pasando por amantes, sin olvidarnos de vecinos, criados, clientes o empleados. O quien se pusiera en su camino e hiciera peligrar sus propósitos, sin más. ¿Los métodos? El veneno es el más recurrente, pero el cuchillo o el arma de fuego no faltan, y las que se decantaban por las torturas tenían un amplio abanico donde elegir. De todo un poco, que no se diga.

La más conocida de todas ellas es sin duda Erzsébet Báthory, una mujer cuya memoria ha sido preservada, sexualizada y vampirizada desde que, en la década de 1720, se descubrieron los registros de su juicio. Con la condesa sangrienta comienza este libro, como si quisiera darle el hueco que le corresponde a esta asesina demente y sádica convertida casi en un símbolo de culto para quitársela de encima y adentrarse en otros muchos nombres e historias que sí resultarán un descubrimiento inesperado para el lector. Todos los casos sobre los que se habla en el libro me han parecido no solamente muy interesantes, sino que la labor de documentación es en apariencia muy notable y específica en detalles (y cuando le ha sido imposible corroborar algo o puede ofrecer menos información por diversos motivos o dificultades en el proceso de investigación, lo dice). Aun así, al no poder (ni deber, que el libro está para leerlo y descubrirlo) adentrarme en las catorce entradas, voy a limitarme a resaltar las dos que a mí más me han impactado, sorprendido o llamado la atención.

En primer lugar, me ha impresionado mucho lo que se cuenta sobre Darya Nikolayevna Saltykova. "La torturadora" es el sobrenombre que le adjudica la autora, y eso no alcanza ni remotamente a trazar una imagen de lo que esta señora perpetró en tiempos de Catalina la Grande en el siglo XVIII ruso. Esta mujer, que fue hallada culpable de treinta y ocho asesinatos y sospechosa de otros veintiséis (más los que no se pudieron contabilizar ni en un grupo ni en el otro, todos ellos de criados, en su mayor parte mujeres) pertenecía a la nobleza rusa, y tenía tan interiorizado que la servidumbre era infrahumana, indigna, la nada más absoluta y que podía hacer con ella lo que quisiera, que no solo no confesó un solo asesinato, sino que además se consideraba un alma virtuosa que hacía lo que tenía que hacer. Por su condición de noble torturó y asesinó con impunidad a pesar de las reiteradas denuncias hasta que Catalina decidió que en la Rusia que ella quería que admirase el mundo no cabía un ser monstruoso como ese. Ese fue el fin de Darya, que finalmente no fue ejecutada y permaneció treinta y tres años en prisión hasta su muerte. Las torturas que infligía no os las describo, eran variadas y de todo tipo, que imaginación no le faltaba.

Por otro lado os destaco a "Los Ángeles de la Muerte" de Nagyrév. ¿Qué tiene de singular este caso en concreto? Pues que estamos hablando de muchas mujeres en un pequeño pueblo húngaro compinchadas durante dos décadas para asesinar a sus vecinos y familiares a finales de los años 20. La vida era muy dura en aquella época: a la pobreza causada por la Gran Depresión se sumaba el aislamiento de la localidad, la violencia a la que eran sometidas las mujeres por unos maridos alcoholizados y con secuelas psicológicas tras regresar del frente en la Primera Guerra Mundial, la imposibilidad de criar a unos hijos que no eran más que una carga... Así que empezó a morir gente. Niños, hermanos, maridos... sobre todo maridos. La partera del pueblo, Zsuzsanna, era la encargada de recetar las muertes y el veneno para ejecutarlas, y a ella acudían las vecinas cuando les hacía falta. El asesinato se convirtió en el hobby compartido del pueblo, las amigas se reunían para comentar y planificar la jugada, y se cree que cometieron unos cuarenta y dos asesinatos antes de que las pillaran gracias a una carta anónima de un vecino de un pueblo cercano que se barruntaba que lo que pasaba en Nagyrév no era muy normal. Llamadme morbosa, pero a mí lo que me extraña es que todavía no se haya llevado esta historia al cine o a la televisión. Tengo que investigarlo.


Me duele no hablaros de las demás ni un poquito, pero es que ya sabéis lo que me puedo enrollar a poco que me pongo cuando algo me interesa mucho. Aun así hago dos menciones especiales; una el caso de Kate Bender, "La bella rebanadora de pescuezos", porque historias de ficción tipo La matanza de Texas, etc... me parecen claramente inspiradas en lo que hacía la familia Bender a finales del siglo XIX en Kansas (ojo, en el concepto en sí mismo, no en el método de asesinato) y encima desaparecieron sin dejar rastro, jamás los pillaron ni fueron juzgados; la otra es para Mary Ann Cotton, "La mujer maldita", que era el caso que más conocía junto al de la Báthory y que, entre tanto horror, destaca todavía más porque sus víctimas fueron niños en su mayor parte (tanto sus propios hijos como los de los viudos con los que se iba casando). Los niños le resultaban un estorbo, y repartía arsénico entre ellos sin remordimiento alguno.

Entre tanta muerte, una de las singularidades que enseguida llaman la atención del lector es el propio estilo narrativo de la autora. Sabe que lo que está contando no es plato de gusto y que si le da un tono crudo puede hacerse cuesta arriba, así que hace gala de una prosa sencilla y aguda que se lee sin problemas combinada con ciertas dosis de humor negro que intentan aligerar un poco el tono y que rozan el sarcasmo en algunas ocasiones, sobre todo cuando hace alusión al sexismo con el que se trataba en la prensa y en los propios juicios a estas mujeres (si eran guapas y jóvenes tendían a irse de rositas; si eran feas o viejas no las salvaba ni el tato). Este párrafo es solo uno de los varios en los que se hace alusión a este tema:
Si fuera usted una mujer que quisiera asesinar a su marido, nada mejor que hallarse en Chicago en la década de 1920. Lo único que tendría que hacer sería pegarle un tiro a ese puto cabrón en el cogote y luego presentarse ante el tribunal, bien perfumada y mordiéndose el labio en señal de arrepentimiento. Sus abogados quizá le pidieran que se ondulara el pelo, al más puro estilo de las preciosas asesinas que habían salido libres antes que usted, como Belva Gaertner, la Elegante, y Beulah Annan, la Guapa: las mujeres que inspiraron la obra de teatro Chicago. El jurado, compuesto por hombres en su totalidad, contemplaría con miradas aprobadoras sus tobillos enfundados en medias de seda cuando cruzara las piernas, temblando visiblemente. Venga, vamos, deje correr una lagrimita por esa naricita suya tan perfecta. Saldrá libre, pero solo si es usted muy pero que muy guapa.
Tillie Klimek no lo era. 
Sé que hay gente a la que le disgusta leer sobre estos temas y adentrarse en el lado despiadado y cruel del ser humano. Yo basculo hacia el lado opuesto: creo que es necesario saber de qué es capaz el ser humano, porque no por alejarnos del mal, el mal va a dejar de existir. Fijaos si me gusta todo lo relacionado con este tema que en estos dos meses apartada del blog, aun teniendo cero ganas de escribir reseñas durante muchas, muchas semanas, en mi cabeza no dejaba de darle vueltas a libros de los que me gustaría hablaros cuando pasase el chaparrón, y la idea de hacer semanas temáticas estaba muy presente. Hice incluso una lista sobre temas a tratar, y entre ellos estaba el true crime del siglo XIX. ¿Lo voy a hacer? Probablemente no. ¿A quién le interesaría? Probablemente solo a mí, soy muy consciente. Os contaría por qué me interesan sobre todo los del siglo XIX por encima de otras épocas, pero esta reseña no va de eso. Y sí, por si os lo preguntábais: la criminología es una disciplina que me apasiona.

La edición hubiese sido redonda si hubiese incluido en cada capítulo el retrato de la mujer de la que se estaba hablando (en la edición original sí que aparecen los retratos en forma de ilustraciones a cargo de Dame Darcy), pero bueno, estoy acostumbrada a leer con el móvil a mano cuando de hechos reales se trata así que tampoco me ha supuesto mayor problema ponerle cara a cada una de estas damas asesinas.

Tori Telfer es escritora y periodista. Sus artículos han aparecido en medios como The Believer, Vice, RollingStone.com y TheAtlantic.com. Ha trabajado en una revista infantil, como lectora de pruebas y editora académica. Actualmente vive en Nueva York con su marido.  
Damas Asesinas es su primer libro.

14 comentarios:

  1. Hola. Ahora mismo estoy con una novela negra bastante chunga, van dos muertos y un tercero en camino y ya me empiezan a sobrar. Creo que no tengo ganas por el momento de apuntarme a más barbarie porque hay que ver la crueldad que se gastaban estas señoras. Impedimenta hace recopilatorios chulos pero este no me lo llevo.
    Besos

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  2. Hola guapa, pues la verdad es que es un tema que me resulta curioso, no tanto como a tí,jeje... Lo tendré en cuenta.
    Un besazo

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  3. Tengo muchas ganas de hacerme con él, me llama un montón la historia.

    Besotes

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  4. ¡Hola! Yo también soy muy fan de las historias de true crime, más por el aspecto psicológico que otra cosa, pero es verdad lo que comentas que siempre tendemos a centrarnos en los hombres como si las mujeres no fuesen capaces de hacer algo así cuando ha quedado demostrado que ese no es el caso. Reconozco que yo misma tengo muy poco conocimiento de mujeres que hayan perpetrado este tipo de crímenes, así que no me importaría leer este libro para descubrir más casos.

    ¡Nos leemos!

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  5. Si.. Si... Llámame también a mi morbosa... Me mola muchísimo este libro...

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  6. He empezado a leer la reseña pensando "uy, yo no soy mucho de true crime", es que pienso en "A sangre fría" y no me apetece nada. Pero luego dices "humor negro" y "de época" y aparece Báthory, que es una cosa gótica aterradora con la que siempre nos tropezamos en la historias de vampiros. Pero lo que me ha dejado boquiabierta es el caso de las señoras húngaras que se reunían a tomar el té y a planificar las muertes de sus maridos. Eso tengo que leerlo. Me has convencido. Besos.

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  7. Hola, yo debo ser también bastante sangrienta porque este tipo de libros me llaman mucho la atención, solo conocía a Erszebet Bathory sobre la que he visto varias películas, las demás las desconocía, así que el libro me parece muy interesante. Besinos.

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  8. Me encantan estos títulos y si me ponen de punta los pelos mejor!!

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  9. Este lo apunté nada más lo vi en la primera reseña, y así sigue, apuntadito. Besos

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  10. La verdad es que no me atrae, pero gracias por la reseña. Un beso.

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  11. Lo quiero, lo quiero!! jeje es un libro que me lleva tentando hace ya mucho tiempo. No es que sea una temática que esté entre mis preferidas, pero sí que me llama muchísimo la atención, sobre todo por lo que comentas de que fueron mujeres y que por eso mismo no se esperaba esas cosas de ellas. Sé algo de algunos de los casos que has mencionado, el que conozco con mayor profundidad es el de de Mary Ann Cotton, el cual conocí a través de la miniserie de Dark Angel, menuda fue!!! En fin, eso, que me llama la atención estos crímenes reales de época ejercidos por mujeres, no te diría que me apasiona, pero sí que me crea gran atracción. Espero hacerme con él en algún momento. Un abrazo.

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  12. Conocía el libro pero creía que era de relatos escritos por autoras actuales, tipo «Damas oscuras» pero no imaginaba que trataba sobre crímenes reales del siglo XIX. Ahora que lo sé ya lo tengo apuntadísimo.
    Mil gracias.

    Besotes.

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  13. En cuanto vi que salió este libro, supe que era para ti, me alegro de que te haya gustado. Pese a que los casos y las protagonistas me parecen interesantes, no termino de verlo de mi gusto, soy más de ficción. Pese a todo me alegro de que lo hayas disfrutado y que está tan documentado.

    Un saludo,
    Laura.

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  14. Este lo tengo bien apuntado, me parece un recopilatorio de lo más curioso, interesante y original. Pues ahora que lo dices, no estaría mal que viniesen las fotos de estas asesinas, no sé por qué di por hecho que vendrían.

    Un beso ;)

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