martes, 27 de octubre de 2020

RESEÑA HALLOWEEN #2 (by MH) ::: LA CASA Y EL CEREBRO - Edward Bulwer-Lytton




Título original: The Haunters and the Hounted, or The House and the Brain
Autor: Edward Bulwer-Lytton
Editorial: Impedimenta
Traducción: Arturo Agüero Herranz
Prólogo: Arturo Agüero Herranz
Páginas: 108
Fecha publicación original: 1859
Fecha esta edición: noviembre 2013
Encuadernación: rústica con sobrecubierta
Precio: 14,95 euros
Diseño de cubierta: Row Park, Leeds (1882, John Atkinson Grimshaw)




La casa y el cerebro se considera una pieza maestra de la literatura sobrenatural. El narrador de esta desasosegante fábula de fantasmas, desoyendo los consejos de sus allegados, decide pasar una noche, junto con su criado y su perro, en una casa encantada situada en Londres, de la que todos los demás huyen despavoridos. Allí, tal y como él esperaba, asiste a una serie de apariciones espeluznantes y descubre, a través de unas cartas, que la casa, muchos años atrás, fue el escenario de unos horribles crímenes.

Hasta ahora solo conocía la obra de Edward Bulwer-Lytton por la archiconocida Los últimos días de Pompeya (novela que leí hace siglos y me gustaría releer algún día de estos), y llevaba mucho tiempo detrás de leer La casa y el cerebro, obra pionera en el subgénero de las casas encantadas y, creo yo, fuente de inspiración más que evidente de algunas de las novelas más famosas del género (ya os hablaré de esto en otra reseña el viernes). Misión cumplida, así que os cuento qué me ha parecido.

El protagonista (y narrador) se nos presenta como un caballero que ha recorrido el mundo en busca de sucesos extraños o supuestamente paranormales, a los que siempre acaba encontrando una explicación racional o científica que dista mucho de sobrenatural. Por eso, cuando le hablan de una casa encantada en Londres en la que ninguno de sus inquilinos consigue pasar más de tres noches seguidas a causa de los incidentes tenebrosos que ocurren en ella, decide alquilarla por una sola noche y descubrir qué se esconde detrás de tanto misterio. Allí se presenta acompañado de su criado (un hombre que le ha acompañado en todos sus viajes y está probadamente curado de espanto) y su perro. Nada más llegar empiezan a pasar cosas raras, pisadas que les preceden en su recorrido por la casa, palabras susurradas al oído, sillas que se mueven solas, habitaciones que desprenden malignidad y les dejan encerrados... pero el protagonista sigue en sus trece: todo tiene una explicación y seguramente hay alguien detrás de todo eso. Cuando inesperadamente el criado huye aterrorizado de la casa dejándole solo, es cuando empieza... la diversión.
 
Lovecraft consideraba La casa y el cerebro como la mejor historia de fantasmas escrita en lengua inglesa, y teniendo en cuenta lo temprano de su publicación y su condición de pionera (apareció en 1859 en la Blackwood's Magazine), así como el contenido de sus primeras sesenta páginas, no me extraña en absoluto esa afirmación, porque son magníficas. Nada más entrar en la casa se te empiezan a poner los pelillos como escarpias, y el hecho de que el narrador sea un descreído con respecto a los temas sobrenaturales y que no se inmute con cosas que a cualquiera nos harían salir corriendo (pisadas, dedos invisibles que te agarran de la muñeca, risas maliciosas...) solo te hace pensar en lo que está por venir y en el mal rato que seguro que le va a tocar pasar. Él afirma que lo sobrenatural no existe, que simplemente es algo dentro de las leyes de la naturaleza que hasta ese momento ha sido ignorado, y apuesta por algo parecido a la mesmerización en todos los sucesos extraordinarios que ha presenciado (cree que se producen por la mediación de un intercesor mortal y muy vivo). ¿Demostrará la casa que realmente está encantada o quizás sea él quien tiene razón y hay alguien detrás de todos los hechos siniestros que ocurren en ella? Pues tendréis que leerlo para averiguarlo, pero lo que está claro es que  le va a tocar pasar la noche allí solo si quiere comprobarlo... y la casa tiene sus propios planes.

Pero no hay que perder de vista el título, La casa y el cerebro... ¿a qué se refiere ese cerebro? No sé si estoy muy de acuerdo con que aparezca esta palabra en el mismísimo título (ya aparece en uno de los títulos originales del relato, así que no es culpa de la traducción). De hecho he borrado una frase de la sinopsis oficial porque desvela buena parte de la resolución del misterio. En cualquier caso, es de esos escasos títulos que describen con ajustada sencillez lo que encierran sus páginas, porque esta historia tiene dos vertientes muy definidas: una es la que nos introduce en la propia casa, en la que somos testigos de los los sucesos que ocurren en ella y conocemos parte de su historia, y luego está la así llamada del cerebro, que está directamente relacionada con las teorías que maneja el protagonista, sus descubrimientos, y que el autor hace suyas para, llevándoselas a su terreno, hacernos partícipes de su interés en el ocultismo y sus diversas prácticas.
 
Sí que tengo que advertir que las últimas páginas se alejan un poco del ritmo ágil y el tono espeluznante de lo que sucede en la casa encantada y son más metafísicas, abstractas y, por tanto, suponen un quiebro evidente con respecto a lo que hemos estado leyendo hasta ese momento. Entiendo por qué están en la historia porque entiendo el interés del autor en el tema, pero también os confieso que si esa parte no existiese, si todo se redujese a los acontecimientos de la casa, yo no las echaría de menos. Como curiosidad os cuento que en realidad existen versiones de este relato sin esta conclusión, que fue eliminada en una segunda edición porque el autor trataba un tema muy parecido en otra historia y no quería que los lectores las confundieran, así que está claro que era una materia en la que estaba profundamente interesado y que introducía en su obra de manera habitual, pero también confirma que no resultaba (ni resulta) imprescindible para el buen funcionamiento de una narración que se sostiene por sí sola gracias a una fantástica atmófera de suspense y una dosificación milimetrada de los hechos sobrenaturales y las sensaciones contrapuestas de racionalidad y terror del protagonista.
 
En definitiva, una historia magnífica, escrita de manera elegante pero sencilla y sin artificios, que ofrece lo que promete para estas fechas (escalofríos y mucha imaginación), con ese añadido de las últimas páginas que puede gustar más o menos, pero es fiel reflejo del interés del autor por el ocultismo y sus secretos.
No soporté permanecer entre aquellas paredes más de medio minuto. Bajé las escaleras y de nuevo escuché las pisadas delante de mí; y cuando abrí la puerta de la calle me pareció oír una risita ahogada.


Edward Bulwer-Lytton fue un político, poeta y crítico británico, además de un novelista prolífico. Nació en Londres en 1803, en el seno de una prominente familia.
Niño delicado y neurótico, pero muy precoz, a los 15 años había publicado un libro, aunque de escasa calidad: Ishmael and other Poems. Estudió en el Trinity College, en Cambridge y frecuentó la alta sociedad en calidad de dandy. En 1827, contra los deseos de su madre, se casó con la irlandesa Rosina Doyle Wheeler. Debido a los lujosos gastos del matrimonio, Edward tuvo que trabajar y se convirtió en un fecundo y exitoso autor, en la misma medida que Dickens o Thackeray. Publicó novelas, poemas, obras de teatro, ensayos, cuentos, traducciones y volúmenes de historia. Su matrimonio resultó no solo un fracaso, sino además un auténtico escándalo. Rosina denunció en diversos escritos el comportamiento de su marido, y él le retiró su asignación y le negó ver a sus hijos. 

En 1831 resultaría elegido para el Parlamento, puesto que conservó durante nueve años. Poco después publicaría la obra que lo consagraría, Los últimos días de Pompeya (1834), el único de sus títulos que perduró. Aun así, es autor de una gran cantidad de relatos y novelas macabras, a reivindicar, como Zanoni (1842), el presente La casa y el cerebro (1859), conocida también como The Haunters and the Haunted, y que está considerado por autores de la talla de Lovecraft como el mejor cuento de casas encantadas jamás escrito, o A Strange Story (1862). Para entonces, su fama era tal que ese mismo año, tras la abdicación del rey Otto de Grecia, le fue ofrecida la corona griega, que él rechazó. En 1866, Bulwer-Lytton ascendió a la nobleza como primer barón Lytton. Falleció el 18 de enero de 1873 de una infección de oído que le afectó al cerebro y le ocasionó un ataque.

8 comentarios:

  1. Hola, de este autor solo he leído Los últimos días de Pompeya y cuando era muy joven así que la recuerdo vagamente, esta que traes hoy me llama mucho porque me gustan las historias que transcurren en casas encantadas. Tomo nota. Besinos.

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  2. Yo este libro lo leí con muchas expectativas y no me gustó, la verdad. Quizá debería releerlo, pero recuerdo que no entendí qué tenía para ser considerada una obra maestra.
    Besotes.

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  3. Hola. Esto me lo llevo de calle. Fíjate que por este título nunca me llamó la atención. Me imaginaba un tipo de historia diferente, rara. No una de casas encantadas tradicional que me encantan. Hala, ya tengo el primero.
    Besos

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  4. Bueno, ya he confesado anteriormente que soy una miedica y este me da que pasaría mi umbral de resistencia así que lo dejo pasar.
    Besos.

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  5. Lo leí hace un tiempo ya y me gustó bastante. Me costó un poquito meterme en la historia pero al final terminé disfrutándola.
    Besotes!!!

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  6. ¡Qué interesantísimo relato nos traes hoy, MH! No sé cómo se me pudo pasar su publicación. Me ha gustado todo lo que nos cuentas, incluso el tema del remate de la historia. Sin duda, me llevo este título para leerlo en estos días.
    Un millón de graciaspor esta estupenda reseña!!

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  7. Pues en esta, como en la anterior, (he leído esta reseña después de la de la otra casa) te digo lo mismo... aunque quizá esta tenga más posibilidades de que pudiera leerla... NO sé.
    Un besazo

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  8. Tengo ganazas de leerlo, me llamó mucho la atención en su día por lo diferente que parecía.
    Espero que caiga por mis manitas.

    Besotes

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