Título original: Emma
Autora: Jane Austen
Editorial: Alba (colección Clásica Maior)
Traducción: Sergio Pitol
Páginas: 560
Fecha publicación original: 1816
Fecha publicación original: 1816
Fecha esta edición (1ª): abril 2010
Encuadernación: cartoné con sobrecubierta
Precio: 32 euros Ilustración de cubierta: La reina de corazones (cartas diseñadas por Matthias Backofen, siglo XVIII)
Ilustraciones interiores: Hugh Thomson
Emma Woodhouse no es la típica heroína de Jane Austen: no es
dependiente, no tiene un status y una economía precarios, y no necesita,
para asegurar su futuro, cazar marido (a ser posible uno que la ame y
al que ame). Al contrario, es una joven «inteligente, bella y rica», que
no aspira al matrimonio («una mujer soltera poseedora de una buena
fortuna es siempre respetable»), y que rige como por derecho natural los
destinos de la pequeña comunidad de Highbury. Jane Austen decía que una
joven así «sólo podía gustarme a mí»). Quizá era consciente de que
estaba convirtiendo en protagonista, por primera vez en la historia de
la novela, a una mujer que, antes de alcanzar ese «exquisito temblor de
felicidad» que corona las trepidantes peripecias de sus heroínas, debía
someterse al principio socrático de conocerse a sí misma.
Emma
(1816) es una fulgurante comedia de equívocos, llena de ocultaciones,
intrigas y errores que muchas veces inspiran vergüenza ajena, pero en la
que el sentido del ridículo sirve como vehículo para el acierto, la
franqueza y la sensatez. «El arte de Jane Austen –dijo Thornton Wilder en
1938- es tan consumado que oculta su secreto. Uno puede mirar con lupa
sus novelas, darles la vuelta, desmontarlas; nunca sabrá cómo están
hechas». Esta traducción de Sergio Pitol se acompaña con las célebres
ilustraciones de Hugh Thomson para la edición de 1896.
Entramos en la cuarta semana de nuestro homenaje austeniano, y como no quiero abusar de vuestra infinita paciencia (más todavía), me he propuesto no extenderme demasiado. Sé que siempre digo lo mismo, pero de verdad que lo voy a intentar (por vuestro bien). Y el reto es complicado, porque Emma tiene mucha tela que cortar, pero si tengo que meter tijera, la meteré.
Emma Woodhouse solo tiene veintiún años y es casi de pleno derecho la señora de Hartfield. Allí vive sola junto a su padre desde que su hermana se casó y se marchó a vivir a Londres. Bella, rica, mimada y consentida, con una aguda inteligencia, y con un sentido muy arraigado de su superioridad en la escala social sobre todos sus vecinos de Highbury, está convencida de que es la artífice del buen matrimonio que su amada institutriz, la señora Taylor, ha hecho con el señor Weston. Y decide que es tan buena organizando y encauzando las vidas de los demás que se dispone a hacer lo mismo por más vecinos. Harriet Smith, jovencita abandonada en la niñez, hija de no se sabe quién, y que vive en una especie de escuela para señoritas, es su siguiente víctima. La convierte en su nueva amiga del alma, la convence de que a pesar de sus dudosos orígenes es hija de un caballero, que debe aspirar a mucho más que lo que dictan las convenciones sociales, y escoge para ella al señor Elton, párroco de la localidad. Está dispuesta a todo con tal de conseguir que este matrimonio se lleve a cabo.
Por otro lado, la aburrida sociedad de Highbury espera con ansias la llegada del hijo del señor Weston, Frank Churchill, cuya fama y virtudes, en su mayor parte proclamadas por su propio padre, le preceden. Emma sabe que por la cabeza de los señores Weston ronda la idea de un matrimonio entre el señor Churchill y ella, y aunque ella misma no es muy proclive a esa idea, su reputación llama poderosamente su atención y está deseando conocerle. El señor Knightley, caballero sensato y cuñado de Emma, 16 años mayor que ella, ni ve con buenos ojos lo que está haciendo con Harriet Smith y el señor Elton, ni tiene muy buena opinión sobre Frank Churchill, y jamás se ha callado nada ante ella. Es un hombre de modales bruscos y poco galantes que ha guiado sus pasos desde que Emma nació; siempre le dice lo que piensa, cuando cree que se equivoca, y no piensa dejar de hacerlo ahora.
Emma presenta quizás a la heroína protagonista más atípica de las seis novelas principales de Jane Austen. Creo que llegó a decir, antes de escribir el libro, que iba a dar vida a una protagonista que no le caería bien a nadie más que a ella, y aunque no es del todo cierto (con todos sus defectos, la prefiero a otras heroínas muchísimo más queridas... lo dejaré ahí xD), sí que es verdad que, a priori, es con la que menos se empatiza, sobre todo en una primera lectura. Te enfadas con ella, y al rato entiendes que no tiene malicia ninguna. Pero ves cómo se equivoca de nuevo, y la lectura se convierte en un tira y afloja con un personaje que está en su camino de madurez y aprendizaje en la vida a lo largo de las casi seiscientas páginas de historia.
Las diferencias empiezan con su situación social y familiar. No tenemos una familia de clase media donde hay varias hermanas, ni la protagonista es una mujer sin dote posible ni perspectivas de un buen matrimonio porque, de hecho, ni siquiera busca dicho matrimonio, como ocurre en casi todas sus novelas. No, Emma es todo lo contrario. Emma vive sola con su padre, es rica, dueña y señora de la mansión del lugar y pertenece a la familia de mayor posición social de la región, razón por la cual todos le deben deferencia. No piensa casarse ni en enamorarse nunca, porque ni tiene predisposición a ello, ni lo necesita: ya posee una fortuna, ya tiene la posición social, ya es la más importante en su círculo social y su padre la adora y no ve defecto alguno en ella. No cree que vaya a encontrar a ningún hombre que supere todo eso, y no piensa en casarse. Como lo tiene todo en la vida, se dedica a intentar arreglar las de aquellas que están por debajo en el escalafón... es tan arrogante, que cree que puede y debe arreglar la vida de todos a su alrededor. Siempre tiene que salirse con la suya, imponerse sobre los demás, y además tiene un concepto sobre sí misma demasiado elevado.
Pintada así, parece insufrible. Y lo es en muchas ocasiones. Incluso cruel con aquellos que son muy inferiores a ella en inteligencia y posición social, como la pobre, extenuante y pesada señorita Bates, dando lugar a una de las escenas más famosas de la obra entre ella y el señor Knightley, único ser que ve sus defectos y se los reprocha. Pero al tiempo Emma se hace querer, y tiene muchas buenas cualidades que comenzarán solo a prevalecer conforme las vidas de los que le rodean giren y cambien en torno a sus decisiones. Esta historia no es una historia de jovencitas y caballeros y sus enredos amorosos, sino la de una joven que lo tiene todo, que se aburre con mucha facilidad, que persuade y manipula, y que transita su camino hacia la madurez y la sensatez en unas páginas en las que vierte las primeras lágrimas de su vida ante nuestros ojos cuando es consciente de las consecuencias de su vanidad y mal juicio.
No os voy a decir lo de siempre, que este libro es un retrato maravilloso de la sociedad de la época, los distintos personajes que formaban parte de ella y sus pautas sociales. Estas singularidades están presentes en toda la obra de esta autora y sería redundar en lo ya dicho. Sí que os puedo decir que contiene probablemente la más realista de todas las historias de amor de sus novelas. Y que su protagonista masculino es probablemente el mejor, como hombre y como caballero, de todos sus protagonistas masculinos, siendo solo igualado moralmente por el coronel Brandon de Sense and sensibility. Ni el orgullo y los prejuicios de Darcy ni el rencor y el resentimiento de Frederick Wentworth, son comparabales a la elevada catadura moral y recto comportamiento del señor Knightley. Pero ya se sabe que los mejores siempre permanecen en la sombra :)
La reservada y cauta Jane Fairfax, su cargante y fatigosa tía la señorita Bates, el extremadamente hipocondríaco señor Woodhouse, el altanero y falso señor Elton, la arpía y engreída de su esposa, el simpático aunque caprichoso Frank Churchill, el feliz matrimonio Weston, la ingenua y moldeable señorita Smith... son los vecinos de Highbury que forman parte de la vida de Emma Woodhouse y que son tocados en mayor o menor medida por la varita de sus decisiones. Hay escenas maravillosas, como las de los dos bailes, que sobre todo con las relecturas ganan en perfección en cuanto a la imagen que ofrecen sobre todos y cada uno de estos personajes. En esas relecturas te das cuenta de algo que solo puede apreciarse cuando ya se conoce el destino final de cada uno de ellos: la muchísima información que Jane Austen da sobre las circunstancias de cada uno, de lo milimetrado que está todo lo que se narra en la historia, y de que realmente no hay ni un solo cabo suelto.
Hace poco me dijo una amiga que la genialidad de Jane Austen estaba en que sus libros cambiaban para el lector según su edad, sus vivencias... que dependiendo del momento en el que estemos de nuestras vidas vamos empatizando más con unos que con otros porque sus historias y sus personajes son tan reales que conectamos con el momento que viven. Tiene mucha razón, y Emma en concreto es el libro que más se ha beneficiado de este transcurrir de los años. Lo he comprendido mucho más en las relecturas que la primera vez que lo leí muy jovencita. Y cada vez que lo releo, me parece más genial, más agudo y más benevolente con las carencias y debilidades del ser humano, con el aprendizaje que supone en sí misma la vida. Emma no solo es la heroína Austen más diferente, sino también quizás la más imperfecta, y aun así es fácil comprenderla en sus defectos y perdonarla en el reconocimiento de sus errores. Y veo además mucho cariño de la autora en su protagonista precisamente por eso: no se lo pone nada fácil, le hace cometer muchas injusticias, muchas equivocaciones que de cara al lector no le favorecen en absoluto, y aun así Jane sabía que la entenderíamos y no la juzgaríamos, y que de hecho acabaríamos cogiéndole cariño.
Si digo que Emma es otra joyita me estaría repitiendo. No quiero hacerlo. Pero me resulta imposible no decirlo, porque lo es. Y no sé si al final he conseguido no extenderme demasiado; probablemente no, pero creedme que he metido tijera y solo he dejado lo que creo imprescindible que debe estar aquí.
Emma Woodhouse solo tiene veintiún años y es casi de pleno derecho la señora de Hartfield. Allí vive sola junto a su padre desde que su hermana se casó y se marchó a vivir a Londres. Bella, rica, mimada y consentida, con una aguda inteligencia, y con un sentido muy arraigado de su superioridad en la escala social sobre todos sus vecinos de Highbury, está convencida de que es la artífice del buen matrimonio que su amada institutriz, la señora Taylor, ha hecho con el señor Weston. Y decide que es tan buena organizando y encauzando las vidas de los demás que se dispone a hacer lo mismo por más vecinos. Harriet Smith, jovencita abandonada en la niñez, hija de no se sabe quién, y que vive en una especie de escuela para señoritas, es su siguiente víctima. La convierte en su nueva amiga del alma, la convence de que a pesar de sus dudosos orígenes es hija de un caballero, que debe aspirar a mucho más que lo que dictan las convenciones sociales, y escoge para ella al señor Elton, párroco de la localidad. Está dispuesta a todo con tal de conseguir que este matrimonio se lleve a cabo.
Por otro lado, la aburrida sociedad de Highbury espera con ansias la llegada del hijo del señor Weston, Frank Churchill, cuya fama y virtudes, en su mayor parte proclamadas por su propio padre, le preceden. Emma sabe que por la cabeza de los señores Weston ronda la idea de un matrimonio entre el señor Churchill y ella, y aunque ella misma no es muy proclive a esa idea, su reputación llama poderosamente su atención y está deseando conocerle. El señor Knightley, caballero sensato y cuñado de Emma, 16 años mayor que ella, ni ve con buenos ojos lo que está haciendo con Harriet Smith y el señor Elton, ni tiene muy buena opinión sobre Frank Churchill, y jamás se ha callado nada ante ella. Es un hombre de modales bruscos y poco galantes que ha guiado sus pasos desde que Emma nació; siempre le dice lo que piensa, cuando cree que se equivoca, y no piensa dejar de hacerlo ahora.
Emma presenta quizás a la heroína protagonista más atípica de las seis novelas principales de Jane Austen. Creo que llegó a decir, antes de escribir el libro, que iba a dar vida a una protagonista que no le caería bien a nadie más que a ella, y aunque no es del todo cierto (con todos sus defectos, la prefiero a otras heroínas muchísimo más queridas... lo dejaré ahí xD), sí que es verdad que, a priori, es con la que menos se empatiza, sobre todo en una primera lectura. Te enfadas con ella, y al rato entiendes que no tiene malicia ninguna. Pero ves cómo se equivoca de nuevo, y la lectura se convierte en un tira y afloja con un personaje que está en su camino de madurez y aprendizaje en la vida a lo largo de las casi seiscientas páginas de historia.
Las diferencias empiezan con su situación social y familiar. No tenemos una familia de clase media donde hay varias hermanas, ni la protagonista es una mujer sin dote posible ni perspectivas de un buen matrimonio porque, de hecho, ni siquiera busca dicho matrimonio, como ocurre en casi todas sus novelas. No, Emma es todo lo contrario. Emma vive sola con su padre, es rica, dueña y señora de la mansión del lugar y pertenece a la familia de mayor posición social de la región, razón por la cual todos le deben deferencia. No piensa casarse ni en enamorarse nunca, porque ni tiene predisposición a ello, ni lo necesita: ya posee una fortuna, ya tiene la posición social, ya es la más importante en su círculo social y su padre la adora y no ve defecto alguno en ella. No cree que vaya a encontrar a ningún hombre que supere todo eso, y no piensa en casarse. Como lo tiene todo en la vida, se dedica a intentar arreglar las de aquellas que están por debajo en el escalafón... es tan arrogante, que cree que puede y debe arreglar la vida de todos a su alrededor. Siempre tiene que salirse con la suya, imponerse sobre los demás, y además tiene un concepto sobre sí misma demasiado elevado.
Pintada así, parece insufrible. Y lo es en muchas ocasiones. Incluso cruel con aquellos que son muy inferiores a ella en inteligencia y posición social, como la pobre, extenuante y pesada señorita Bates, dando lugar a una de las escenas más famosas de la obra entre ella y el señor Knightley, único ser que ve sus defectos y se los reprocha. Pero al tiempo Emma se hace querer, y tiene muchas buenas cualidades que comenzarán solo a prevalecer conforme las vidas de los que le rodean giren y cambien en torno a sus decisiones. Esta historia no es una historia de jovencitas y caballeros y sus enredos amorosos, sino la de una joven que lo tiene todo, que se aburre con mucha facilidad, que persuade y manipula, y que transita su camino hacia la madurez y la sensatez en unas páginas en las que vierte las primeras lágrimas de su vida ante nuestros ojos cuando es consciente de las consecuencias de su vanidad y mal juicio.
No os voy a decir lo de siempre, que este libro es un retrato maravilloso de la sociedad de la época, los distintos personajes que formaban parte de ella y sus pautas sociales. Estas singularidades están presentes en toda la obra de esta autora y sería redundar en lo ya dicho. Sí que os puedo decir que contiene probablemente la más realista de todas las historias de amor de sus novelas. Y que su protagonista masculino es probablemente el mejor, como hombre y como caballero, de todos sus protagonistas masculinos, siendo solo igualado moralmente por el coronel Brandon de Sense and sensibility. Ni el orgullo y los prejuicios de Darcy ni el rencor y el resentimiento de Frederick Wentworth, son comparabales a la elevada catadura moral y recto comportamiento del señor Knightley. Pero ya se sabe que los mejores siempre permanecen en la sombra :)
La reservada y cauta Jane Fairfax, su cargante y fatigosa tía la señorita Bates, el extremadamente hipocondríaco señor Woodhouse, el altanero y falso señor Elton, la arpía y engreída de su esposa, el simpático aunque caprichoso Frank Churchill, el feliz matrimonio Weston, la ingenua y moldeable señorita Smith... son los vecinos de Highbury que forman parte de la vida de Emma Woodhouse y que son tocados en mayor o menor medida por la varita de sus decisiones. Hay escenas maravillosas, como las de los dos bailes, que sobre todo con las relecturas ganan en perfección en cuanto a la imagen que ofrecen sobre todos y cada uno de estos personajes. En esas relecturas te das cuenta de algo que solo puede apreciarse cuando ya se conoce el destino final de cada uno de ellos: la muchísima información que Jane Austen da sobre las circunstancias de cada uno, de lo milimetrado que está todo lo que se narra en la historia, y de que realmente no hay ni un solo cabo suelto.
Si digo que Emma es otra joyita me estaría repitiendo. No quiero hacerlo. Pero me resulta imposible no decirlo, porque lo es. Y no sé si al final he conseguido no extenderme demasiado; probablemente no, pero creedme que he metido tijera y solo he dejado lo que creo imprescindible que debe estar aquí.
Jane Austen
(Steventon, 1775-Winchester, 1817). Novelista británica. Séptima hija
de una familia de ocho hermanos, su padre se encargó personalmente de su
educación. En 1801, los Austen se trasladaron a Bath y luego a Chawton,
un pueblo de Hampshire, donde la escritora redactó la mayoría de sus
novelas. Apacible, sereno y equilibrado es su modo de escribir, y
describe con sutil ironía el ambiente de la clase alta rural del sur de
Inglaterra. El interés de sus obras reside en los diferentes matices
psicológicos de sus personajes, y en la descripción, con una buena dosis
de crítica, del ambiente social en que sitúa a sus protagonistas, que
no es otro que el suyo propio, el de la burguesía acomodada.
Después de leerte, me apetece leerlo.
ResponderEliminarBesos
Lo leí hace tiempo ya y me gusto. Esta autora siempre merece la pena.
ResponderEliminarMagnífica reseña! Creo que Jane estaba en lo cierto, porque Emma es uno de los personajes que peor me cae junto con Lydia Bennet (aunque esta me cae aún peor). De todas formas, al final se redime y se le coje cariño. Escuché en un programa de la BBC radio qur esta novela era la más compleja de Jane Austen, la más inteligente, a mí me parece la más arriesgada por eso de que se sale de sus parámetros. Yo no tengo claro si me gusta mucho o poco, la leí hace tiempo y recuerdo que no me entusiasmó demasiado, si embargo su adaptación televisiva me encanta. Un saludo!
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarRenovarse o morir, ¿no? Jane Austen acierta de lleno al traernos otro modelo de heroína, con un estatus social diferente a lo acostumbrado en sus protagonistas de otras novelas. Ya por el nombre escogido para ella denota distinción, y bueno, llevas razón en que podemos enfadarnos o indignarnos por sus acciones al meterse en asuntos que no le incumben o por su testarudez de salirse con la suya creyéndose con derecho a hacerlo. Pero tofos cometemos errores y en su caso no es una joven con maldad, nos ayuda a ver el trasfondo e incluso llegar a comprenderla o quererla. Hasta que llega el señor Knightley y deja huella. Justamente iba a decirte que me recordaba mucho al coronel Brandon de 'Sentido y Sensibilidad' por como lo presentaba, pero lo siento, para mi Mr Darcy lo es todo. Es el personaje masculino de Austen que más me ha llegado, el más logrado y con una personalidad que enamora. También es cierto que no he leído 'Emma' pero si me dicen: Di un personaje masculino de Austen, uno simbólico, sería él y no tardaría ni medio segundo en pronunciar su nombre.
Por cierto, la portada de la editorial Alba con esos naipes es ¡preciosa! Me encanta.
Un saludo.
La verdad es que cada vez que leo una reseña tuya de cualquier novela de Austen me invitas a ir corriendo a leerla... luego viendo la lista de pendientes que tengo se me enfrían las ganas, jeje... pero es que sois tan entusiastas que se contagia... no sé si al final acabaré leyendo esta u otra de Austen (ya os dije que leí hace mucho La abadía de Northanger y no me llegó a llenar) pero espero que alguna vez caiga alguna.
ResponderEliminarUn besazo
Hola guapa, he vuelto a releer esta reseña porque estoy acabando, todavía me queda un poquito, Emma... Sí, mi segunda obra de Austen en esta temporada... Y la verdad es que coincido en todo lo que has dicho... Y me dan ganas de acabarlo y hacer una relectura por lo que comentas de que gana el saber cosas del destino de los personajes...
EliminarUn besazo
P.D. La edición que tienes, por cierto es preciosa. Y si me gusta el final tanto como lo está haciendo ahora (fíjate que al principio me gustaba menos, me parecía que no tenía tanta crítica social y menos encanto que OyP, ahora ya le voy viendo el encanto), pues eso, que si me acaba gustando tanto, me plantearé comprarme esta edición y así tener una excusa para releerlo, jeje...
A la lista de espera...
ResponderEliminar¡Hola Milady!
ResponderEliminarEste es mi libro favorito de todos los de Austen, adoro a Emma y me enamoré perdidamente del Señor Knightly, jajajaja. Tengo dos ediciones muy bonitas del libro, muy victorianas.
¡Otra reseña fabulosa!
Besitos.
¡Hola!
ResponderEliminarPues por mí podrías no haber recortado nada, es un placer leer tus reseña de Austen. Será que también soy fan de la autora, pero las disfruto mucho y Emma es mi libro preferido de la autora. Es largo y siento que hay más momentos que nos muestran la vida de aquella sociedad. Emma siempre me gustó a pesar de sus defectos porque va aprendiendo de ellos, porque llega a comprenderlos y a crecer como persona. Es fácil que, dada su situación en la vida y el carácter de su padre, su personalidad sea de ese modo, pero al menos logrará verlo con el tiempo y siempre tiene buena predisposición para ser mejor y si no ahí está Knightley.
Ay, Knightley, todo el mundo suspira por Darcy y yo nunca entendí como Knightley no era el favorito, como en mi caso. ¿Será por la edad? Me encanta, me gustan mucho sus intervenciones, lo justo que es y como a pesar de su relación con Emma sabe ver sus defectos igualmente, sabe ayudarla a mejorar como persona, a darse cuenta de sus errores y, en cierto modo, también se sale un poco de la norma con sus modales poco convencionales y su tendencia a que no le importe lo que piensen de él los demás.
Una lectura maravillosa y es que para mí los libros de Austen mejoran con las relecturas, por suerte, ya que así podemos disfrutarlos toda la vida.
Gracias por la reseña, ha sido genial :)
Es verdad que a Emma siempre se la ha dejado en segundo plano en la lista de las novelas de Jane. A mí me gusta y me parece divertida y coincido contigo en que cae mucho mejor de lo que puede parecer de mano y sin duda supera a otras que a menudo se llevan la etiqueta de favoritas.
ResponderEliminarLo que no recuerdo muy bien es lo que dices del personaje masculino, es que ha llovido mucho tanto de la lectura como de la peli, que imagino caerá el viernes.
Besos
Pues fíjate que creo que a mi me caería muy bien está Emma. Me da que reina novela con mucha miga no?
ResponderEliminarCompré hace siglos la mitad de esta novela en una colección baratillo que vi en algún lado pensando que no tardaría en encontrar la segunda mitad. Cosa que como os imaginareis, no conseguí nunca jajaja
Fantástica reseña, como siempre
Besos
Es el que más me atrae de todos. Besos
ResponderEliminarUna buena reseña de una novela excelente y distinta -como tú bien dices- a otras de Jane Austen. La leí hace ya un tiempo, pero esta última semana las he recordado (a la autora y a la novela) con motivo de su Bicentenario y los reportajes que sobre ella y Me de Stäel han publicado los suplementos literarios de los principales periódicos españoles.
ResponderEliminar¡Ah, estoy contigo en que las relecturas abren perspectivas nuevas y descubren aspectos escondidos en los buenos libros! Y "Emma" es un muy buen libro
Un beso
Uno más que me llevo para engrosar mi lista de pendientes de la autora.
ResponderEliminarUn beso ;)
Tú extiéndete lo que quieras que es una gozada leer reseñas así!
ResponderEliminarYo "Emma" lo tengo esperando en la estantería, no me decidí este mes por su longitud pero espero poder leerlo pronto. Veo que tiene una protagonista potente y que como todos los personajes de su autora es imposible no cogerle cariño.
Besitos
Hola, MH:
ResponderEliminarComo te dice Cris, tú extiéndete lo que quieras. Es un verdadero placer leerte.
No sé si te lo dije ya en algún otro comentario, pero a mí la adaptación cinematográfica de "Emma" me costó muchísimo trabajo tragármela. Como dices en tu reseña, cuando la intenté ver por primera vez me pareció un personaje de lo más irritante y no pude con ella (por no decir que la actriz tampoco es de mis favoritas y no terminaba de verla en ese papel).
El caso es que luego, bastantes años después, encontré la serie de la BBC, que está protagonizada por una actriz que me encanta y le di otra oportunidad. La historia me gustó. A pesar de que la actuación de ella me pareció muy buena, no terminé de cogerle el punto al personaje. Eso sí, me hizo conseguir ver la película. De momento, sigo prefiriendo la serie pero tengo ganas de leer la novela.
Con tu reseña, me has picado aún más la curiosidad y tengo ganas de ver cómo Austen nos presenta a esta joven tan peculiar. ¡Gracias por la reseña!
Un saludo imaginativo...
Patt
Pues conmigo acertó Austen porque se me hizo insufrible. Diré en mi descargo que era mi primera lectura de la novela y mi segundo intento con Austen después de un sonado fracaso, pero vaya, que terminé de leerla de purito milagro, y a base de sudor y casi lágrimas, jajaja.
ResponderEliminarNo sé cómo me tomaría una relectura, la verdad, de momento no me lo planteo.
Besotes.
No había leído nada de Jane Austen hasta que organizasteis el homenaje a la autora. Ya adelanto en este comentario que me gustó Orgullo y Prejuicio. Poco a poco, iré leyendo las cinco novelas restantes que escribió para adultos. Y ya veo que vosotras disfrutáis mucho con sus novelas. Besos.
ResponderEliminarTengo Emma por leer,a ver cuando puedo.
ResponderEliminarUn beso
Disculpad, porque me habéis pillado de vacaciones y no he podido comentar algunas de vuestras entradas. Emma es una de las novelas a las que le tengo ganas de Austen, quizá porque la protagonista es un poco atípica, como decís en la reseña, pero la versión que tengo en la biblioteca tiene una letra tan enana, que no me atrevo, porque uno ya está un poco cegato, así que tengo que buscar otra versión. Gracias por la reseña,
ResponderEliminarPues yo sufrí cada escena del libro, no he visto a nadie más cargante que Emma, y odié el final con toda mi alma. Para mí lo verdaderamente revolucionario es que hubiera acabado soltera, ahí sí que me habría parecido una novela redonda. Pero el romance no podría haber sido más previsible y forzado. Sorry, que lo acabo de terminar y tengo el enfado reciente. :)
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