Título original: Choucas: powieść internacjonaln
Autora: Zofia Nałkowska
Editorial: Báltica
Traducción: Katarzyna Olszewska Sonnenberg
Páginas: 205
Fecha publicación original: 1927
Fecha publicación original: 1927
Fecha esta edición: junio 2017
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 14,90 eurosEncuadernación: rústica con solapas
Invierno
de 1925, en una residencia de los Alpes suizos, se da cita un grupo
heterogéneo de huéspedes venidos de todos los rincones de Europa. Ellos,
al igual que las chovas que sobrevuelan los cielos de ese lugar idílico
próximo al lago Lemán —y que dan nombre a la edición polaca de este
clásico (Choucas, powieść internacjonalna)—, llegan buscando la paz que
han perdido en sus lugares de origen
Han pasado seis años desde el final de la Gran Guerra y las heridas del conflicto están muy presentes en las conversaciones diarias. Todos ellos forman una curiosa réplica en miniatura de la Sociedad de Naciones: rusos que han dejado de serlo o que huyen de la revolución bolchevique, franceses que sueñan con perpetuar un imperio que comienza a desmoronarse, una pareja de británicos que no han logrado asimilar la pérdida de Irlanda, algún alemán detestado por todos que no ha logrado superar el trauma de la derrota, armenios que han sufrido uno de los primeros genocidios de la historia, un judío rumano que encarna un drama que ya se palpa en el ambiente y exóticos españoles (entre ellos, un caballero chapado a la antigua siempre dispuesto a defender su honor y morir por su rey).
Basada en la estancia de la autora en un sanatorio suizo y narrada con una voz muy personal, esta novela ofrece claves para comprender los desgarros que vivió la sociedad y la cultura europeas entre las dos grandes guerras.
Han pasado seis años desde el final de la Gran Guerra y las heridas del conflicto están muy presentes en las conversaciones diarias. Todos ellos forman una curiosa réplica en miniatura de la Sociedad de Naciones: rusos que han dejado de serlo o que huyen de la revolución bolchevique, franceses que sueñan con perpetuar un imperio que comienza a desmoronarse, una pareja de británicos que no han logrado asimilar la pérdida de Irlanda, algún alemán detestado por todos que no ha logrado superar el trauma de la derrota, armenios que han sufrido uno de los primeros genocidios de la historia, un judío rumano que encarna un drama que ya se palpa en el ambiente y exóticos españoles (entre ellos, un caballero chapado a la antigua siempre dispuesto a defender su honor y morir por su rey).
Basada en la estancia de la autora en un sanatorio suizo y narrada con una voz muy personal, esta novela ofrece claves para comprender los desgarros que vivió la sociedad y la cultura europeas entre las dos grandes guerras.
Ya sabéis que soy de esas lectoras que va siempre a la caza de clásicos inéditos en castellano que por fin encuentran su lugar en las mesas de las librerías, y tengo bastante comprobado que estas publicaciones casi siempre suelen venir de la mano de editoriales independientes, muy jóvenes en muchos casos. Dice mucho de la industria editorial de este país que los que asumen los riesgos de recuperar y publicar obras desconocidas o sepultadas en el tiempo sean casi siempre editoriales que se juegan mucho con cada libro que sacan al mercado. Así, con una portada tan bonita como esta y un título tan sugerente como Invierno en los Alpes, conocí a la editorial Báltica (centrada sobre todo en literatura de Europa Central y del Este), y me llevé el libro a casa como el tesoro que me imaginaba que era. Y no me equivoqué.
Invierno en los Alpes está basada en la experiencia de la propia autora durante su estancia en un sanatorio suizo en el periodo de entreguerras. Ambientada en 1925 y narrada en primera persona a modo de diario (sin serlo del todo), nos traslada a una residencia en los Alpes suizos, cerca del lago Lemán, en el que habitan huéspedes provenientes de todas partes de Europa. Han pasado siete años desde que terminó la Primera Guerra Mundial, pero todas estas personas, de un modo u otro, siguen intentando curar heridas que nunca terminan de cerrarse. Es gente de paz que no puede evitar seguir hablando sobre la guerra o los exterminios que han sufrido sus pueblos. Sus propias nacionalidades representan el mosaico de una Europa rebosante de países, culturas y diferentes formas de ver la vida: franceses, rusos, armenios, españoles, británicos, rumanos, incluso algún alemán que sufre el rechazo sutil del resto... cada uno lleva el drama de su país a cuestas a excepción del personaje español, que cumple con el papel estereotipado de amante del folclore, propagador de chismorreos y caballerosidad morenaza y estilosa, sin muchas más preocupaciones. España no participó en la Gran Guerra, así que se sobreentiende la vertiente superficial que se le otorga al personaje y el papel que cumple.
Mientras contemplaba esta fiesta, pensé en algún momento que todos eran como niños. Unos niños desamparados expuestos a todo tipo de peligros. Tan solos, tan abandonados a su propia suerte, en una casa rodeada de montañas nevadas. ¿Quién se supone que los vigilaba?
La presencia de todas estas personas le da a la autora un amplio margen para desglosar los grandes males que aquejaban a Europa en aquella época, y no hablo solo de las consecuencias de la Primera Guerra Mundial. El genocidio armenio está muy presente a través de tres de los personajes de la historia, sobre todo de la señorita Hovsepian; la revolución rusa está narrada desde el punto de vista de otro personaje, una refugiada política que ha sido testigo de como los suyos, los que ganaron la revolución bolchevique, se han convertido precisamente en todo aquello por lo que alzaron las armas y están cometiendo los mismos errores que los imperialistas, y que ha huido de su país para no tener que soportarlo, para intentar olvidar; guerras coloniales, los linchamientos o desprecios a los que ya comenzaban a estar sometidos los judíos en el centro de Europa...
La lectura está plagada de cierto desasosiego, de un intento por sacar brillo a una situación que todos saben que está sucia por debajo. Viven el día a día con una aparente normalidad que resulta a todas luces insuficiente para maquillar lo que se masca debajo: que han superado el horror de la Gran Guerra pero el resultado ha sido una Europa inestable, frágil, que camina sobre un hilo muy fino y solo necesita de una pequeña corriente de aire para volver a caer en el abismo. Hay desaliento en muchas de las conversaciones que se desarrollan en el libro, frases lapidarias, pero también hay una representación del espíritu pacifista que surgió tras la contienda. Aun así, y aunque la Segunda Guerra Mundial todavía quedaba lejana, no deja de resultar sorprendente la lucidez y casi clarividencia con la que Zofia Nałkowska parece intuir que algo se avecinaba, que el continente caminaba con paso firme hacia algo de mayores dimensiones, aunque no supiera ponerle nombre ni supiera por aquel entonces, obviamente, qué podría ser.
Pero no creáis que estamos ante un drama del quince porque la narradora baila tanto con el drama como con los momentos simpáticos para equilibrar la balanza. Desglosa el día a día en ese sanatorio a modo de anécdotas, de conversaciones, de extravagancias, de romances secretos, de relaciones que se van estableciendo entre los huéspedes, unos van, otros vienen, se forjan amistades, se perciben antipatías... Es una historia coral, con muchos protagonistas que se reparten páginas en mayor o menor medida a lo largo de 43 capítulos cortos que son como destellos, fogonazos, de su día a día. La vida en un sanatorio entre gente de todo tipo que está obligada a convivir da para mucho, y eso incluye tanto conversaciones trascendentales como ratos de esparcimiento, excursiones por unos entornos tan privilegiados como los Alpes, visitas a los enfermos que no pueden salir de sus habitaciones, paseos por el pueblo, bailes... Hace muchos años que leí La montaña mágica, de Thomas Mann, pero resulta inevitable realizar la conexión mental entre las dos obras, al menos en un principio. Luego ya cada una toma su camino.
La lectura está plagada de cierto desasosiego, de un intento por sacar brillo a una situación que todos saben que está sucia por debajo. Viven el día a día con una aparente normalidad que resulta a todas luces insuficiente para maquillar lo que se masca debajo: que han superado el horror de la Gran Guerra pero el resultado ha sido una Europa inestable, frágil, que camina sobre un hilo muy fino y solo necesita de una pequeña corriente de aire para volver a caer en el abismo. Hay desaliento en muchas de las conversaciones que se desarrollan en el libro, frases lapidarias, pero también hay una representación del espíritu pacifista que surgió tras la contienda. Aun así, y aunque la Segunda Guerra Mundial todavía quedaba lejana, no deja de resultar sorprendente la lucidez y casi clarividencia con la que Zofia Nałkowska parece intuir que algo se avecinaba, que el continente caminaba con paso firme hacia algo de mayores dimensiones, aunque no supiera ponerle nombre ni supiera por aquel entonces, obviamente, qué podría ser.
Pero no creáis que estamos ante un drama del quince porque la narradora baila tanto con el drama como con los momentos simpáticos para equilibrar la balanza. Desglosa el día a día en ese sanatorio a modo de anécdotas, de conversaciones, de extravagancias, de romances secretos, de relaciones que se van estableciendo entre los huéspedes, unos van, otros vienen, se forjan amistades, se perciben antipatías... Es una historia coral, con muchos protagonistas que se reparten páginas en mayor o menor medida a lo largo de 43 capítulos cortos que son como destellos, fogonazos, de su día a día. La vida en un sanatorio entre gente de todo tipo que está obligada a convivir da para mucho, y eso incluye tanto conversaciones trascendentales como ratos de esparcimiento, excursiones por unos entornos tan privilegiados como los Alpes, visitas a los enfermos que no pueden salir de sus habitaciones, paseos por el pueblo, bailes... Hace muchos años que leí La montaña mágica, de Thomas Mann, pero resulta inevitable realizar la conexión mental entre las dos obras, al menos en un principio. Luego ya cada una toma su camino.
Muy curiosa resulta la posición en la que se sitúa la narradora. De nacionalidad polaca, ella representa un país más en esa especie de simbología de la Sociedad de Naciones que habita dentro de la residencia. Sabemos que está acompañada de un hombre (suponemos que es su marido, pero jamás se refiere a él con ningún título), apenas lo nombra salvo el uso general de "nosotros" y de hecho no llegamos a saber nunca su nombre. De los demás huéspedes conocemos su historia, la que arrastran, la que cuentan, la que dejan traslucir en momentos de confianza, pero de ella y su marido no sabemos nada, no sabemos qué les ha llevado ahí. Se sitúa detrás de la barrera, forma parte de todo lo que cuenta, pero solo se adentra en el terreno de lo personal cuando se trata de los demás. Y en cierto momento se refiere a ellos como personas frívolas que se enfrentan a la seriedad de la vida y de las que nadie se hace responsables, como si ella, desde su barrera, los estudiara y en cierto modo los juzgara.
Y es que el libro, más allá de toda la vertiente de actualidad política y social de la época, que es obviamente un pilar fundamental en la narración, lo que trata de contar son historias personales y humanas, porque ese tipo de historias son tan universales que ni siquiera un entorno tan condicionado como este puede reprimir o aislar. La enfermedad está muy presente (y también diversas maneras de enfrentarse a ella, alguna de ella tan excéntrica como pasarse el día completamente desnuda y sin cubrirse en la cama al sol y recibir así a todo el mundo desbordando buen humor y sonrisas), la muerte, los devaneos amorosos, sueños imposibles, amistades que surgen, amistades que nunca podrán llegar a surgir, alegrías, buenos momentos compartidos que quedan en la memoria, la soledad, lo que no se ve de puertas para adentro en un matrimonio, los remordimientos, la compasión, personalidades caprichosas... Una microsociedad a pesar de los pesares. Y, perfectamente implementada en la historia, la relación del hombre con la naturaleza, con esa nieve que tarde o temprano dará la bienvenida a la primavera y que en palabras y descripciones de la autora rebosa belleza, bravura y misterio; o esas chovas con las que comienza la historia, que están presentes a lo largo de toda ella y que dan lugar a una reflexión que resume de manera sencilla y perfecta lo que subyace tras la narración:
Sin duda, el contacto directo con los animales, igual que con las personas, genera a veces situaciones bastante ambiguas y embarazosas. Pero, ¿quién estaría dispuesto a renunciar a todas las alegrías de vivir con ellos solo por ese motivo?
Una lectura muy recomendable, con una voz muy personal, en la que hay que leer con cuidado y atención todas las capas que la componen, tanto a nivel social como político, histórico y, sobre todo, humano.
Antes de terminar os recomiendo que leáis la biografía de la autora que siempre adjunto abajo, porque no tiene desperdicio. Una mujer plena de inquietudes, muy inteligente y con un papel absolutamente relevante en la cultura y la política de su país que, como tantos otros autores, aquí desconocemos casi por completo. Fue sin duda la figura femenina más importante en las letras polacas de la primera mitad del siglo XX, mentora de otros importantes escritores compatriotas suyos y sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y al levantamiento de Varsovia, siendo después miembro de la Comisión de Investigación de los Crímenes Hitlerianos... entre otras muchísimas cosas. Precisamente a raíz de su participación en esa comisión, publicó Medallones, editado en España por la editorial Minúscula (creo que es la única otra obra de esta autora que podemos leer en castellano a día de hoy), y que espero poder leer pronto.
Antes de terminar os recomiendo que leáis la biografía de la autora que siempre adjunto abajo, porque no tiene desperdicio. Una mujer plena de inquietudes, muy inteligente y con un papel absolutamente relevante en la cultura y la política de su país que, como tantos otros autores, aquí desconocemos casi por completo. Fue sin duda la figura femenina más importante en las letras polacas de la primera mitad del siglo XX, mentora de otros importantes escritores compatriotas suyos y sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y al levantamiento de Varsovia, siendo después miembro de la Comisión de Investigación de los Crímenes Hitlerianos... entre otras muchísimas cosas. Precisamente a raíz de su participación en esa comisión, publicó Medallones, editado en España por la editorial Minúscula (creo que es la única otra obra de esta autora que podemos leer en castellano a día de hoy), y que espero poder leer pronto.
Zofia Nałkowska (1884-1954) es una de las principales figuras de la literatura polaca de la primera mitad del siglo XX. Nacida en Varsovia en el seno de una
familia de intelectuales socialistas, en su salón literario se dieron
cita los escritores más destacados de la vanguardia polaca. Novelista,
dramaturga y ensayista, sus primeras obras se inscriben en el movimiento
cultural Joven Polonia. Una vez consagrada como escritora, apoyó a
jóvenes autores como Witold Gombrowicz y Bruno Schulz, que llegarían a ser después, al igual que su mentora, clásicos de la literatura europea.
Perteneció al PEN Club, organización de
la que llegó a ser vicepresidenta, y se convirtió en la primera mujer
que ingresó en la Academia Polaca de Literatura en 1933. Fue también una
de las promotoras de la creación de la Asociación de Escritores Polacos
en 1920. Intelectual comprometida, durante la II
República Polaca (1918-1939) unió su voz a la de quienes protestaban
contra la represión de los movimientos de izquierdas y de los derechos
de las minorías étnicas. Después de la II Guerra Mundial, entre los años
1947 y 1952, ocupó un escaño en el Parlamento polaco. También formó parte de la Comisión de Investigación de los Crímenes Hitlerianos, experiencia que plasmó en su libro Medallones
(publicado en España por Minúscula). Comprometida también con la causa
feminista, pronunció en 1907 una famosa conferencia en la que exigía la
plena libertad sexual de la mujer. Su primer libro, publicado con 26
años, se tituló precisamente Kobiety (Mujeres).
Entre sus obras, se puede destacar Romans Teresy Hennert (El romance de Teresa Hennert), Niedobra miłość (Mal amor), Granica (Frontera). Su prosa pasó por diferentes etapas como el modernismo, el realismo, la novela psicológica y el reportaje. También tuvo éxito como dramaturga con obras como Dom Kobiet (La casa de las mujeres) y Dzień jego powrotu (El día de su regreso). Considerada también una gran diarista,
reflejó en sus cuadernos, durante más de medio siglo, su visión de la
cultura y la historia de su país.
No conocía a la autora ni siquiera la editorial, pero me las apunto a ambas para investigar un poco. A medida que iba leyendo tu reseña me acordaba de La Monntaña mágica que leí hace años pero ya veo que la similitud es solo al principio. Una reseña muy completa. Besinos.
ResponderEliminarQué pena la época. Qué sensación más horrible haber vivido una guerra, que se haya terminado pero tener la sensación de que aún se va a liar más grande.
ResponderEliminarPero me gustaba mucho la idea del sitio, los momentos simpáticos y las "aventuras" entre enfermos.
Supongo que contarán cosas bastante duras así que no sé si me animaré.
El libro de todas maneras es muy chulo. Gracias por traerlo y descubrirnoslo. Las otras editoriales solo hacen números.
Besos
Puede ser una lectura muy muy interesante, me la apunto para más adelante porque creo que merece mucho la pena por lo que cuentas.
ResponderEliminarBesotes
Interesante. Tomo nota. Bss
ResponderEliminarHola! No conocía el título ni a la autora, me ha llamado mucho la atención. Anotado, y sí que se aprecia que es de esos libros que cuanto más sepas de la vida de la autora más se comprende lo que luego leemos. Como digo, anotado, espero leerlo pronto.
ResponderEliminarUn abrazo!
Patidifusa, ojiplática, boquiabierta y con las patas vueltas me has dejado con esta novela que ¿Yo no conocía? no puedo creérmelo 😳 ahora ya sé que tengo que leerla si o si.Estas historias me apasionan.
ResponderEliminarBesitos 💋💋💋
Pues no conocía ni a la autora, ni sonarme vamos... pero me lo llevo sin dudarlo.
ResponderEliminarbesos.
Te iba a decir que no, porque no suelo conectar bien con la literatura de la Europa del este, pero luego has empezado a explicar ese reflejo de la época de entreguerras, esas heridas todavía recientes y el horror creciente que desembocó en la Segunda Guerra Mundial... y me has atrapado. La autora es polaca y no es una casualidad, Polonia observaba muy de cerca la incomodidad, el miedo y y el desasosiego de una Europa que no había resuelto gran cosa en la Primera Guerra Mundial. Como historiadora, me hace ojitos. Besos.
ResponderEliminarDesde luego una lectura interesantísima. veo muchos temas que toca que me atraen y esa voz tan personal de la autora que comentas me ha convencido. Me lo llevo apuntado.
ResponderEliminarBesos
Se agradece descubrir editoriales muy poco conocidas y que publica novelas muy interesantes como esta que reseñas. Me pasaré por su web. Besos.
ResponderEliminarNo la conocía y tela, como m ha dejado tu post. Ganas de leerla
ResponderEliminarBesos
Www.masqueropa.blogspot.com
No conocía este título y se ve interesante, pero creo que la dejo pasar porque tengo que ir haciendo una buena criba ya que no me da la vida para tanto como me gustaría leer. Besos
ResponderEliminarMe encantan este tipo de historias, pero ahora mismo no tengo cuerpo para ellas. Quizá en el futuro... Aunque soy sincera: de aquí al futuro probablemente me habré olvidado del titulo :'(
ResponderEliminarNo conocía ni a la autora... El libro me atrae un montón, por la temática que aborda. Y más interesante es aún la biografía de la autora. Impresionante.
ResponderEliminarBesotes!!!
Madre mía, que pinta tiene este libro; me lo anoto porque me habéis dejado con ganas de leerlo.
ResponderEliminarUn beso
Hola guapa, al principio iba a decirte que no, que no era lo mío, tan triste y melancólico. Luego lo has arreglado diciendo que también hay momentos de humor, de relaciones sociales, y demás... Así que lo pensaré y lo tendré en cuenta.
ResponderEliminarUn besazo
Buenas tardes, MH:
ResponderEliminar¡No sabes cuánto e ha gustado leer esta reseña! A ver, siempre es un placer leerte, pero es que hoy hablar de una novela que me llegó al corazón cuando la leí. Su autora, una gran desconocida para la mayoría de nosotros, me trajo recuerdos de todos los grandes escritores de entreguerras, especialmente de los centroeuropeos. Su estilo no tiene nada que envidiar a los más afamados escritores de su época, sin embargo, su nombre sigue siendo muy desconocido.
Es por eso que me alegra haber coincidido una vez más contigo a la hora de valorar una obra y a su autora. Esperemos que tus palabras trasciendan y sean más los lectores que la descubran.
Un abrazo fuerte, y enhorabuena por tu gran reseña!!
Hola!! Me encanta todo lo que cuentas de su trama, creo que lo podría disfrutar mucho con su lectura, me lo llevo anotadísimo. ¡Gran reseña y gracias por el descubrimiento! Besos!!
ResponderEliminarPues no conocía ni la autora ni el libro y me parece muy interesante too lo que cuentas. Me lo llevo anotado.
ResponderEliminarUn beso 😉