lunes, 17 de febrero de 2025

RESEÑA (by MH) ::: ESPECTROS - Vernon Lee


 
 
Título original: A Phantom Lover and Other Dark Tales
Autora: Vernon Lee
Editorial: Duomo
Traducción: Begoña Prat Rojo
Introducción, selección y notas: Mike Ashley
Páginas: 204
Fecha publicación original: 1890
Fecha esta edición: mayo 2024
Encuadernación: rústica
Precio: 12,90 euros

Cuando la oscuridad es parte de nosotros, huir es un sueño vano. Una partitura maldita lleva a la enajenación a un joven obsesionado con un dotado intérprete. Un crucifijo de poderes desconocidos enferma a turistas y peregrinos, hasta el punto de convertir sus milagros en demoniacos. Un juego, en apariencia inocente, revela espectros abrumadores, presencias que no han llegado a cumplir su misión en la Tierra. En esta selección, Vernon Lee se insinúa entre el crepúsculo de las almas, en un juego de esperas y ambigüedades que empuja a sus protagonistas al borde de la locura. Cuatro siniestros relatos para sumergirse en el abismo del Yo. Y perderse entre las ruinas del inconsciente.
 


Aunque últimamente se está recuperando la obra de Vernon Lee en castellano, lo cierto es que hasta ahora solo he leído algunos relatos suyos (de uno de ellos os hablé en la reseña de
Cuatro damas del misterio, donde era una de las cuatro autoras incluidas en la antología). La editorial Duomo, en su colección de la serie gótica de la British Library (Dark Tales) ha publicado ya dos volúmenes con relatos de esta autora y, aunque el más conocido es el primero, Presencias, yo os traigo el segundo, Espectros (ninguna razón en concreto, ha salido así la cosa xD), que incluye cuatro historias muy diferentes entre sí pero con el denominador común que da nombre al libro. Os cuento brevemente sobre qué trata cada una de ellas.
 
La aventura de Winthrop. En este primer relato, el más largo de los incluidos en la antología (tiene unas 60 páginas) conocemos a Winthrop, un pintor con fama de peculiar, voluble, sensible y con una imaginación desbordante. Durante una velada cualquiera en una villa italiana, la anfitriona canta una melodía encontrada entre un montón de cachivaches cuya partitura es por completo desconocida incluso para los más expertos melómanos. La reacción de Winthrop al escuchar este aire es extraña y un tanto virulenta, y cuando le piden que explique a qué se debe, relata una historia que tiene su origen en un cuadro y la figura representada en él... una figura que lo tiene hechizado desde hace meses y que le llevó a vivir la experiencia más espeluznante de su vida.

La leyenda de Madame Krasinska. En este segundo relato (también segundo en número de páginas), nos trasladamos a Florencia, donde repite un pintor como narrador, aunque aquí simplemnte sirve como cronista de la historia de Netta Krasinska. Nuestro narrador, llamado Cecco Bandini, conoce a madame Krasinska en su estudio, de donde ella se lleva una imagen que reproduce a Sora Lena, una mujer famosa en la ciudad por su excentricidad y por estar considerada loca. En un baile de disfraces Netta se disfraza de Sora Lena, y esa misma noche Sora Lena se suicida... y a partir de ahí empieza lo que realmente nos quiere contar Cecco.
 
Marsias en Flandes. El narrador, de quien nunca conocemos el nombre, está en una iglesia de la localidad de Dunes (en Flandes), donde un anticuario le desvela que una estatua de Cristo, conocida como la Efigie y venerada desde finales del siglo XII en este lugar, ha sido reemplazada. Tras mucho misterio y mucho decir sin decir, finalmente el narrador nos cuenta la historia de esta Efigie sin brazos, que llegó a la costa de Dunes tras una terrible noche de tormenta en 1195 y que protagonizó durante años milagros, sucesos inexplicables y misteriosos y un obvio rechazo a que la colgasen de una cruz.

La hermana Benvenuta y el Niño Jesús. Esta historia comienza hablándonos de la hermana Benvenuta, monja del convento de Santa María del Rosal, en Cividale, fallecida décadas atrás y de quien su familia había solicitado su beatificación. Sin embargo, las pesquisas e indagaciones sobre ella hicieron que en cierto momento el asunto de la beatificación fuese abandonado y jamás retomado. La clave está en el diario de la propia Benvenuta, que abarca desde enero de 1740 hasta la Nochebuena de ese mismo año, y donde conocemos no solo su fervor hacia la figura de un Niño Jesús que solo sale del armario donde está guardado para el día de Nochebuena, sino la opinión que le merece un títere, uno muy concreto, que por diversas causas hace aparición en el convento.
 
***
 
Os doy unas pinceladas sobre Vernon Lee, porque es una gran desconocida. Nacida en Francia e hija de intelectuales, llegó a Florencia con su familia en 1873 cuando contaba 17 años, y allí vivió toda su vida. Amaba el arte y la cultura fiorentinos (ay, Vernon, cómo te entiendo) y sentía un enorme interés por los cuentos y leyendas populares, lo que derivó en que muchas de sus historias fueran reinvenciones o reinterpretaciones personales de esos cuentos (llegó un momento en que ella misma inventó sus propias leyendas populares fusionadas con la cultura local). Buena parte de su obra se circunscribe a ensayos sobre arte e historia y a biografías, pero es conocida, sobre todo, por sus relatos sobrenaturales (en su día fue considerada el mayor exponente de lo sobrenatural en la ficción), aunque ese concepto muchas veces se aleja de lo que normalmente entendemos por relatos de fantasmas o espectros... lo son, pero no. O no siempre. A todo esto hay que sumar que Vernon Lee fue propulsora del esteticismo, un movimiento artístico que apareció a finales del XIX que afirma que el arte existe por y para exaltar la belleza por encima de cualquier otro aspecto como la moral, la temática social... algo así como el arte por el arte, y esto es algo que se aprecia mucho en el estilo de Vernon Lee y que quizás puede ser un factor determinante a la hora de disfrutar de su obra y conectar con ella. 
 
Retomo el título del libro: Espectros. ¿A qué se refiere exactamente con esto? Mirad lo que dice Mike Ashley en su prólogoo:
 
Para Vernon Lee, a todos nos persigue algo: el pasado, nuestros recuerdos, nuestros deseos, nuestras esperanzas y nuestros miedos. Podemos llegar a obsesionarnos con ellos hasta tal punto que nuestros temores acaban manifestándose en forma de una fuerza que nos posee y que tal vez no resulte visible para ningún otro observador. 

 

Esto se traduce en que en ocasiones sí que tenemos un espectro como tal en las tramas y se nos muestra una presencia o un fenómeno paranormal de manera explícita durante la narración (La aventura de Winthrop es buen ejemplo de ello), pero en otros casos no llegamos nunca a saber si esas anomalías o fenómenos son reales o solo están en la mente del protagonista de la historia. De hecho los cuatros relatos que componen Espectros tienen algunas similitudes muy concretas, pero también muchas cosas que los diferencian.

Si hablamos de puntos que conectan los cuatros relatos podríamos hablar en primer lugar del arte y de como influye en la psique humana, porque ya sean los personajes artistas (pintores en muchos casos) o se trate el tema en general (retratos, escultura, arte sacro, etc...), es un punto base recurrente en todas las historias que hoy os traigo, ya sea de manera puntual como algo que define a uno de los personajes o por el modo en que la sensibilidad personal reacciona ante una obra de arte y como eso influye en su psicología y sus emociones. A esto se suma otro de los puntos que comparten casi todos los relatos de Espectros, y es el componente religioso. Salvo el primero, los otros tres están relacionados de una u otra manera con conventos, iglesias o mujeres consagradas dentro de una orden monástica, aunque la manera en que eso resulta de interés en la historia es totalmente distinto. Otro nexo, inevitable dado que era donde ella vivía, es que las historias suelen estar ambientadas en Italia, y de hecho tres de los cuatros relatos que os traigo hoy tienen lugar en suelo italiano. Es decir, que los toques artísticos, religiosos y locales ponen su grano de arena a la ambientación un tanto gótica, un tanto oscura de lo que se narra en estas páginas. Eso sí, una vez te adentras en las historias son todas completamente diferentes entre sí, los miedos a los que se enfrentan son muy personales e íntimos y la manera en la que cada uno se enfrenta a ellos totalmente única: cada cual recorre baldosas encaminadas hacia inquietudes y temores muy dispares.

¿Dónde se nota sobre todo la esencia de Vernon Lee? En su estilo, en la forma de adentrarte en esas grietas que se producen en las vidas de estos personajes. Ya os he comentado arriba que Lee fue una de las primeras exponentes del esteticismo, pero estos relatos son variados en ese sentido. Todos adolecen de una prosa rica, penetrante en cuanto a la psicología de sus personajes y todo aquello que les fascina, les mueve, les obsesiona y les transforma conforme avanzan las páginas, pero sí es cierto que alterna historias más accesibles y expresivas en cuanto a la claridad expositiva con la que están narradas y otras mucho más profusas en cuanto a descripciones, introspección y sutileza, donde resulta evidente que importa el fondo de lo que se cuenta (obviamente) pero también lo hace (y mucho) la forma en la que se hace. Un buen ejemplo de este último caso sería La leyenda de Madame Krasinska, sin poder dar más datos que revelen cosas que no debo.

Y ahora viene la pregunta del millón... ¿son realmente góticos estos relatos? ¿Dan miedo? Bajo mi punto de vista, sí que son góticos (en mayor o menos medida, dependiendo de la historia), pero no dan ningún miedo, así que si eso es lo que buscáis, pelillos como escarpias y el susto en el cuerpo... bueno, hay otros libros que os resultarán más satisfactorios. Sobre esto ya os he hablado muchas veces: que algo sea gótico no quiere decir que sea de terror.  No son lo mismo, no buscan lo mismo, la ambientación es distinta, el estilo es distinto e incluso diría (yendo más allá de lo que es mi intención y sobre lo que no voy a ahondar aquí) que el gótico, aun teniendo en sus raíces autores masculinos, llegó un punto en que se convirtió territorio primordialmente femenino con unos objetivos muy concretos. No, no son lo mismo y no producen en el lector las mismas reacciones. El gótico es sutil, ambiguo (en su desarrollo y en sus finales), dramático en ocasiones, con tragedias sin resolver del pasado y emociones sin resolver del propio yo... en muchas ocasiones no sabes si esos fantasmas son reales o no, si el elemento sobrenatural está ahí o si el misterio tiene su origen en algo tan profundo e inabarcable como son la mente y sus obsesiones, y eso por no hablar de que, aun siendo el elemento sobrenatural real no siempre se revela o se hace visible, siendo solo una sensación, un pálpito, algo que a la mañana siguiente perderá gran parte de su poder. Y por si todo esto fuera poco, muchas escritoras usaban este tipo de narración para denunciar la situación de la mujer en la época en que escribían: mujeres que se sentían prisioneras en sus cuerpos, sus matrimonios, sus familias, sus hogares y la sociedad en la que vivían... así que por favor, no busquéis terror cuando os acerquéis al gótico clásico, sobre todo al gótico femenino de finales del siglo XIX a mediados del siglo XX, porque no encontraréis lo que buscáis y no seréis justos con las historias que tenéis delante.

En definitiva, si sois lectores habituales del gótico clásico y sabéis lo que os vais a encontrar, Espectros es una buena elección, teniendo siempre en mente que no nos pueden gustar todos los relatos por igual en este tipo de antologías. Y además creo que Vernon Lee es de esas autoras que no caen siempre en los mismos tópicos ni cuentan siempre la misma historia, porque a pesar de los elementos comunes son todas tan diferentes entre sí que pasado el tiempo las recuerdas en su individualidad y con todos aquellos matices que las definen y les dan personalidad propia.

 


 

Vernon Lee. Seudónimo de Violet Paget (Boulogne-sur-Mer, 1856 - San Gervasio Bresciano, 1935),​ escritora de nacionalidad británica reconocida actualmente por sus ensayos sobre estética y sus inquietantes narraciones. Desde 1878 decidió firmar sus primeras publicaciones en Fraser’s Magazine con un seudónimo masculino «para ser tratada en serio». Con su libro Studies of the Eighteenth Century in Italy, de temática inexplorada, se presentó al público, y le siguieron innumerables colecciones de ensayos eruditos sobre arte, literatura y viajes. Su larga novela Miss Brown (1884) fue una despiadada sátira del esteticismo inglés de su época. Escribió varias colecciones de relatos fantásticos (Hauntings. Fantastic Stories, de 1890, o Pope Jacynth and Other Fantastic Tales, de 1904); y también algunos dramas (Ariadne in Mantua, de 1903, o su alegoría pacifista Satan the Waster, de 1920). En sus novelas más personales defendió su carácter afirmativo, rebelde y avanzado, y dejó buena muestra en su colección Vanitas. Polite Stories (1892), a la que pertenece la presente novela corta. Desde 1873 tuvo su residencia en Florencia (Italia).

6 comentarios:

  1. Hola guapísima, pues me ha gustado mucho la diferencia que estableces entre lo gótico y el que dé miedo o no. Y me gusta, lo que dices y la obra que nos traes. Así que la buscaré.
    un besazo

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  2. Ahora mismo no es una letura que me atraiga, pero quizá en un futuro me anime. Un beso.

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  3. Tengo otro libro de esta autora pendiente en el lector, así que antes me animaré con esa y luego, seguramente busque ésta, que me ha llamado la atención. Muy buena esa apreciación que haces indicando que lo gótico no tiene por qué dar terror. Muy bien explicado.
    Besotes!!!

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  4. Leí hace poco Presencias y me dejó un poco tibia. De momento creo que no me animaré con este.
    Un beso y gracias por entrada, M. H.

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  5. Pues no conozco a la autora, me parece interesante que se atreviera con estos temas. Voy a apuntarmela para más adelante. Gracias y besos.

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  6. Hola, pues no he leído nada de la autora y la novela gótica me encanta, así que apuntada queda. Besos.

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