jueves, 29 de mayo de 2025

RESEÑAS MINUS by MH (2025) #5 ::: CLÁSICOS

 ¡Hola a todos!

Hoy en esta sección de opiniones breves toca una tanda de clásicos a los que por una razón u otra no les he escrito una reseña más extensa (aunque mi intención inicial para todos ellos fuese esa, hablaros largo y tendido... pero es que de verdad que me cuesta un mundo). Sobre este tipo de libros tengo pocas explicaciones que daros, de sobra sabéis que leo mucho clásico y de todo tipo, así que vamos con ello.
 
 
 
  
Como veis hay de todo: novelas y relatos, autores de varias nacionalidades, temáticas muy diferentes... y, salvo uno, todos ya descatalogados, algo que es también marca Netherfield (mal que me pese en un caso concreto, que la edición y traducción son antiquísimas y bueno, en fin, he sufrido lo mío con ello).

 

 
 
 

  
 

Título original:
After Julius
Autora: Elizabeth Jane Howard
Editorial: Siruela
Traducción: Raquel García Rojas
Páginas: 376
Fecha de publicación original: 1965
Fecha esta edición: noviembre 2021
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 24,95 euros

Julius Grace falleció en 1940, durante la evacuación de las tropas aliadas en Dunkerque. Veinte años después, su figura sigue teniendo una presencia decisiva en la vida de su familia. Emma, la hija menor trabaja en el mundo editorial y no muestra interés alguno en el matrimonio. Por el contrario, Cressida, la mayor, está demasiado ocupada con sus amantes, a menudo casados, para centrarse en su carrera como pianista. Mientras tanto, Esme, la viuda de Julius, esquiva la soledad entregándose a las rutinas domésticas y al cuidado de su jardín. Y luego está Felix King, examante de Esme, a quien abandonó tras la muerte de su marido. La reunión de todos ellos durante un fin de semana en Sussex detonará de improviso una serie de revelaciones, secretos y confesiones, que irán desvelando, por fin, la verdad sobre Julius...
 
 
 
El tal Julius del título murió durante la Segunda Guerra Mundial haciendo algo muy valiente pero también muy absurdo e impropio de él. Dejó atrás a una atractiva mujer, Esme, que por aquel entonces le engañaba con otro hombre mucho más joven que ella, y dos hijas, Cressy y Emma, que en el momento en que comienza la historia ya son dos mujeres hechas y derechas con trayectorias vitales completamente distintas y en un punto de su existencia muy diferente. Así pues seguimos el punto de vista tanto de Esme como de sus hijas, a quienes se suman Daniel Brick, un escritor que acompaña a Emma, y Felix, aquel que era amante de Esme en el momento de morir Julius. La acción transcurre en apenas tres días (viernes a domingo), y conocemos a todos en las horas previas a reunirse en la casa familiar... aunque en realidad ellos no saben que van a reunirse. Simplemente acuden, y una vez allí, empieza a deshilacharse una madeja antigua hecha de recuerdos, secretos, confusiones y añoranzas, mientras que comienza a crearse una nueva con hilos sueltos inesperados y llenos tanto de esperanza como de desengaños.
 
Elizabeth Jane Howard es sobre todo conocida por su serie sobre los Cazalet, pero una vez publicados esos cinco libros, la editorial Siruela está recuperando algunos de sus libros independientes. Después de Julius es uno de ellos, y llegó a mis manos en forma de regalo navideño de una generosa compi bloguera. Es una obra temprana de la autora, escrita y publicada al menos veinticinco años antes de Los años ligeros (novela que da comienzo a los Cazalet), y mi experiencia lectora ha ido de menos a más, mucho más... me costó un poco entrar en la historia, pero una vez lo hice, disfruté muchísimo de ella. Es una novela sobre todo y ante todo de personajes, y Howard se toma su tiempo para reunirlos a todos en el mismo lugar y que dé comienzo el espectáculo. Y cuando comienza, reconoces ese don de la autora para crear seres de carne y hueso. Tenemos personajes que han amado y han perdido, que han seguido amando a pesar de la pérdida, que jamás han amado, que van a amar por primera vez, que han amado mucho pero jamás se han sentido amados, que está perdidos, que anhelan ser encontrados, que tienen miedo de encontrar, que creen que han encontrado cuando en realidad están más a la deriva que nunca... Una muy buena novela, con alguna escena que choca un poco hacia el final del libro vista desde nuestros ojos del 2025, pero con un excelente trabajo por parte de Howard con sus personajes.
 
 
 
Puntuación: 4/5





 
Título original: Poor Caroline
Autora: Winifred Holtby
Editorial: La Pléyade
Traducción: Simón Santainés
Páginas: 320
Fecha de publicación original: 1931
Fecha esta edición: agosto 1943
Encuadernación: cartoné con sobrecubierta
Precio: descatalogado



 
 
Adoro mucho a Winifred Holtby, así que como quienes me conocen lo saben, recibí este libro como regalo hace muchos años (sin la sobrecubierta, porque no llegó viva a nuestra época... esta foto la he encontrado por internet, no sé a quién pertenece y por eso no puedo darle créditos). ¿Por qué no lo había leído hasta ahora? Porque sabía que iba a tener un problema con la traducción, y no me equivocaba. Esta edición es de 1943, es la única que hay en español, y sé que a la mayoría de los lectores estas cosas les dan igual y no les dificultan el disfrute de la lectura, pero por desgracia no me encuentro entre ellos. Me llevan los demonios ir viendo todo lo que está mal (de manera evidente, imaginaos lo que no se percibe durante la lectura) y sin saber nunca realmente si estoy leyendo el texto íntegro o uno censurado o mutilado. En fin, que este año me he liado la manta a la cabeza y por fin me he decidido, pero he tardado dos meses en leerlo, con eso os lo digo todo. Perdóname allá donde estés, Winifred: soy tiquismiquis porque la vida me ha hecho así, no puedo remediarlo. La culpa no es tuya, lo sé, pero es que la traducción es una shit.
 
La historia en sí misma narra como una señora, la tal Carolina, se empeña en crear algo llamado la Compañía de Cinema Cristiano (en esta traducción horrorosa, claro), de la que solo puede ser secretaria porque es más pobre que una rata. Pero consigue accionistas, que es lo más asombroso de todo, y hasta un cineasta que ha descubierto una tecnología que será el no va más en el mundo del celuloide. Cada uno esta ahí por motivos distintos que no tienen nada que ver con la empresa esta que les importa un carajo... pero por darle el gusto a la pobre Carolina, lo que sea. Nadie puede decirle que no a esta señora. Y mientras tanto se lían mucho las cosas, hay amoríos, apropiaciones indebidas, personajes que intentan buscar su lugar en el mundo, otros que se niegan a reconocer el que ya tienen... y luego tenemos a Carolina, pobre en varios sentidos de la palabra, que sabemos desde el principio de la novela que ha muerto y lo que se narra es su triste historia y cómo la Compañía de Cinema Cristiano se había convertido en el sentido de su vida. ¿Qué busca esta empresa? Reformar el nivel estético y moral del cine británico. Pero vamos, que es esto como podría haber sido cualquier cosa. Lo importante es que Carolina se sienta útil y tenga un propósito al levantarse por las mañanas... aunque a los demás les gustaría no haber oído hablar jamás de la tontería esta.
 
Winifred Holtby está siempre ahí, su ironía a la hora de afrontar temas complejos como la situación de la mujer en la época, la religión o la ambigüedad del ser humano y el modo en que nos relacionamos... de hecho todo el libro es una sátira a varios niveles, y en el personaje de Eleanor, en su independencia, su intención de no casarse y hacer cosas, muchas cosas, sin que nada se le ponga por delante, tenemos a Holtby en estado puro. Ojalá alguna editorial se acuerde de recuperar esta novela con una traducción como merece.


Puntuación: 3/5 
 (me duele esta puntuación porque sé que con una traducción adecuada lo hubiese disfrutado mucho más, pero si voy con la sinceridad por delante es lo que hay...)






 
Título original: Il buio e il miele
Autora: Giovanni Arpino
Editorial: Círculo de Lectores
Traducción: Edgardo Dobry y Valentina Cialfa
Páginas: 190
Fecha de publicación original: 1969
Fecha esta edición: 1994
Encuadernación: cartoné con sobrecubierta
Precio: descatalogado

Un capitán retirado del ejército ciego y manco de una mano inicia un viaje junto a un joven recluta encargado de escoltarle. Fausto, el capitán, es un hombre comido por el dolor y el rencor; Ciccio, el recluta, es un adolescente ingenuo que todavía debe empezar a vivir.


 
 
Me ocurre con muchas películas que vi hace décadas que no descubro hasta eones después que eran adaptaciones de libros, y Esencia de mujer es un ejemplo tan bueno como cualquier otro. Cinéfila como he sido toda mi vida, vi la película allá por finales de los años 90, y no fue hasta mucho después (internet y google de por medio) que descubrí que estaba basada en una novela de un autor italiano y que además era un clásico. Yo iba con muchas expectativas y con muchas ganas de que me gustase, pero lo cierto es que no he conectado nada (pero nada) con el estilo narrativo de Giovanni Arpino, así que por mucho que me interese la historia que cuenta, la experiencia lectora no ha sido lo que esperaba, la verdad.
 
No sé si habéis viso la película (Al Pacino interpreta a un oficial del ejército ciego y amargado y Chris O’Donnell da vida a un jovencito que necesita dinero y acepta ejercer de acompañante de este señor, recibiendo en el camino una lección de vida que le hace crecer como persona, madurar y aprender a tomar decisiones, al tiempo que ambos se enfrentan a los obstáculos que la vida les pone por delante). Vale, esto es una americanada de un libro que derrocha italianismo por los cuatro costados. Sí, la base es la misma, pero creedme, tanto el recorrido como el destino son totalmente diferentes. Esencia de mujer, cuyo título original es algo así como La oscuridad y la miel, narra el viaje en tren de cinco días de Fausto y Ciccio desde Turín a Nápoles, haciendo sendas paradas en Génova y Roma. El objetivo de este viaje solo Fausto lo sabe y lo descubriremos eventualmente, pero en el camino conocemos por un lado a un hombre deprimido por su ceguera que esconde su amargura en el alcohol y el trato denigrante hacia los demás, y por otro a un joven muy ingenuo y sumiso que apenas ha salido del cascarón. Fausto lleva en su interior la destrucción y la furia, Ciccio aún intenta adivinar a qué huelen las nubes.
 
Y de verdad, suena muy interesante, y lo es. El retrato de la Italia de posguerra, de un personaje como Fausto que tiene veneno en la lengua y tristeza en lo más profundo de su alma, la idolatría que tiene raíces en la ingenuidad y la amargura de convertirse en algo en lo que uno ya no se reconoce ni quiere reconocerse... pero el estilo del autor es tosco hasta decir basta, y si fuese así porque tiene que ser así, pues bueno, ya es cosa de gustos, pero es que había leído que era lírico... y claro, yo con los ojos así O_O conforme avanzaba y buscaba el dichoso lirismo. Que a lo mejor es cosa de la traducción, no lo sé porque no he mirado el original ni voy a hacerlo, pero sea por una cosa o por la otra, me ha gustado el fondo pero no la forma.
 
 
Puntuación: 2,5/5
 
 


Título original: Holding Up a Train
Autor: O. Henry
Editorial: Ediciones del Bronce
Traducción: Marcelo Cohen
Páginas: 192
Fecha publicación original: 1904
Fecha esta edición: 2002
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: descatalogado
Imagen de cubierta: The Faithful Colt (William Harnett, 1890)


Falsificadores de dinero, viejos militares sudistas que no advierten el paso del tiempo, vengadores imperturbables, delicadas poetisas solitarias, cuatreros y vagabundos: he aquí a algunos de los personajes de estos cuentos. De la misma forma en que había descrito la turbulenta vida de Nueva York, O. Henry crea sus grabados del Oeste con perspicacia del periodista y la irónica piedad de un poeta de regreso a su tierra. Y nos entrega viva la imagen de unos pueblos que a fines del siglo pasado aún conservaban intacta su mítica aura de romanticismo.


 
 
Antes de nada os aviso: esto no es una novela, es una colección de relatos. Os lo digo para que no os pase lo que a mí, que con ese título tan poco claro pensaba que iba a encontrarme eso, una novela sobre el asalto a un tren, y yo, que estaba on fire con el tema después de El gran robo del tren de Michael Crichton, me llevé un chasco al comprobar que no era así. Que a ver, si hubiese usado el cerebro por una vez (o leído la sinopsis, pero nada, causa perdida) habría recordado que O. Henry no escribió ninguna novela y sí cientos y cientos de relatos, pero oiga usted, una hace lo que puede con el cerebro de guisante que le ha tocado en suerte. En cualquier caso, relatos. Unos catorce, para ser exactos, siendo el último de ellos el que da nombre al volumen.
 
Todos los relatos están ambientados en distintos lugares de lo que conocemos como el Oeste americano, pero todos ellos son completamente distintos entre sí aunque compartan ese sabor inconfundible a los westerns que tanto hemos visto en las películas ambientadas en el siglo XIX. Por estos relatos se mueven personajes y situaciones de todo tipo (vagabundos a los que les cambia la vida, editores en busca de poetas desconocidas, enfermos que se toman la vida como viene, vaqueros, rancheros, la eterna disputa entre el norte y el sur, actores de teatro, esclavos liberados, damiselas que se debaten entre las atenciones de varios caballeros, periódicos con pocas miras económicas... incluso hay espacio para una especie de cuento de hadas y aventuras protagonizada por una niña de trece años) y la guinda del pastel la pone el relato que da título al ejemplar, en la que un antiguo asaltador de trenes nos cuenta los pros y los contras de una vocación que no es tan agradable y fácil como parece (hay que tener en cuenta muchos factores y los sufridos asaltados no siempre se comportan como deben). Aunque cada relato es completamente distinto al resto tanto en la historia que cuenta como en la forma de contarla, sí que tienen un denominador común: el humor, que está más o menos presente, es más o menos irónico, más o menos sarcástico, pero siempre encuentra el modo de hacerse presente. De hecho, el primer relato de esta antología, Tesoro enterrado, es un buen ejemplo de la guasa que se trae Henry y un aperitivo fantástico para abrir boca ante lo que está por venir.
 
Me ha gustado mucho el estilo del autor, ya había leído algún relato suyo en alguna antología navideña pero me he quedado con ganas de más. 
 
 


Puntuación: 4/5 

6 comentarios:

  1. No he leído ninguno, pero no me atraen mucho.
    Un beso.

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  2. Tengo en casa Después de Julius y tu reseña me recuerda que ahí sigue, sin leer. Me anima un montón que señales que es una novelaza y, además, que sea independiente de las crónicas de los Cazalet. No es que no me gustara Los años ligeros, al contrario, me encantó, pero me da un poco de palo comprar el resto de libros de la saga teniendo tanto libro pendiente sin leer en casa (ya tu sabe). Y gracias mil por avisarnos que el libro de O'Henry es de relatos!! Besotes.

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  3. Hola guapísima, me pasa como a Mónica que aunque todavía no he leído ni el primero, que lo tengo en kindle, me da pereza tanta historia seguida. Así que igual me animo más con este de Julius...
    Un besazo

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  4. Me llama especialmente el primero, que no he leído nada de la autora y me parece ideal para estrenarme.
    Besotes!!!

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  5. Hola, todos me llaman pero salvo el primero, creo que los otros van a ser difíciles de encontrar.A ver si las editoriales se ponen las pilas y traducen clásicos que a los lectores nos atraiga leer y no las mismas historias aunque las ediciones sean preciosas. Besos.

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  6. Hola, guapísima:
    Me ha llamado el de O. Henry: aunque no soy mucho de viajar por el oeste sí me gustan lo relatos jejeje así que si me lo encuentro se viene conmigo :-)
    Un beso y feliz semana.

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