Título original: The Witch of Ravensworth
Autor: George Brewer
Editorial: Siruela
Traducción: Alfonso Boix Jovaní
Prólogo: Alfonso Boix Jovaní y Eva Lara
Páginas: 176
Fecha publicación original: 1842
Fecha publicación original: 1842
Fecha esta edición: enero 2020
Encuadernación: cartoné
Precio: 17,95 euros Ilustración de portada: @iStock.com/Andrii Chaban
El ambicioso y mezquino barón de La Braunch celebra su boda con lady
Bertha, viuda y madre de un niño. Durante el banquete, la terrible
bruja de Ravensworth irrumpe en el castillo y vaticina a la novia
infinitas desdichas. Sin embargo, su esposo ve en la anciana un medio
para alcanzar títulos y fortuna y no dudará en acudir a su choza en el
bosque para ganarse su favor y el del demoniaco señor al que esta sirve.
Engaños, secuestros, pasadizos, puertas secretas... de todo se valdrá
el barón para lograr lo que tanto ansía, perdiendo progresivamente su
alma en un camino sin retorno. Por su parte, tras sus sanguinarios
actos, también la bruja oculta un oscuro secreto.
Esta excepcional novela gótica, traducida por primera vez al castellano, granjeó a su autor el favor de un público cautivado por la embriagadora opulencia de una magistral historia de terror, donde el bien y el mal se enfrentan en una lograda y asfixiante atmósfera de pesadilla.
Esta excepcional novela gótica, traducida por primera vez al castellano, granjeó a su autor el favor de un público cautivado por la embriagadora opulencia de una magistral historia de terror, donde el bien y el mal se enfrentan en una lograda y asfixiante atmósfera de pesadilla.
Ya lo he dicho en alguna ocasión, mi intención era hacer el reto Todos los clásicos grandes y pequeños solo con libros pendientes en la estantería desde antes del 6 de enero de este año, pero claro, una es débil, y tener un libro tan deseado como La bruja de Ravensworth en la estantería y no incluirlo en el reto solo por estar comprado a principios de febrero me parece un despropósito y casi hasta pecado (¡de los gordos!). Total, mi reto, mis reglas, y sanseacabó :) Os cuento qué me ha parecido.
La historia, ambientada en el siglo XII, presenta al barón de La Braunch, un valiente soldado durante las Cruzadas tras el que se esconde un hombre mezquino, cobarde y sórdido que considera insuficiente su fortuna y decide casarse con lady Bertha, una viuda buena y piadosa (y adinerada) que aporta un hijo al casamiento, hijo que heredará algún día la fortuna de su padre muerto en batalla. El barón, con su corazón negro y podrido de ambición, decide recurrir a Ann Ramsay, la bruja que habita una choza en el páramo de Ravensworth, para que con su magia negra altere el curso de los acontecimientos a su conveniencia, aun cuando esta intromisión exija sangre a cambio.
La bruja de Ravensworth vio la luz por primera vez en 1808, pero Brewer revisionó la novela para una segunda edición en 1842 de tal modo que al parecer la primera versión parece simplemente un borrador de la segunda. Obviamente la edición y traducción que Siruela ha publicado es de la edición mejorada de 1842, y en ella nos encontramos una narración ágil que se lee de un tirón y que en nada denota los casi doscientos años que carga a su espalda. Resultan muy curiosos los títulos de los capítulos, que te describen sin exquisiteces qué te vas a encontrar en cada uno de ellos y, en definitiva, es una novela tan moderna en su forma que sorprende. Va directa al grano, no sobra ni falta nada y apenas se extiende en lo que no aporta a la trama. Brewer no quería epatar al lector con una prosa florida repleta de descripciones y circunloquios varios; quería entretenerle, quería embaucarle y quería sorprenderle, y a eso se dedica página tras página. Se comenta en la introducción que La bruja de Ravensworth tiene mucho de planteamiento teatral, y creo que es una buena forma de definir la fluidez con la que avanza la historia y el porqué de algunas de las escenas que encierra.
En lo que respecta al fondo, todo tiene un aura de cuento de hadas pero muy al estilo Grimm; es decir, cuento con algo parecido a una moraleja al final, pero entre medias las cosas se ponen feas, muy feas... Ya sabéis que los cuentos originales de los hermanos Grimm son bastante oscuros y con un punto de violencia que la moralina de los siglos posteriores ha ido puliendo y eliminando, pero son como son, y La bruja de Ravensworth bebe mucho de ese lado tenebroso original que predominaba en Europa desde inicios del siglo XIX. Además tiene una pátina de suspense y misterio que va in crescendo durante buena parte de la historia, y no falta cierto toque sobrenatural (¿satánico, podríamos decir?). El conjunto da pleno sentido a la vitola de gótica que detenta la novela: supersticiones, leyendas, magia, brujería, edificios encantados, maldiciones y sangre... todas estas singularidades se aúnan para conformar una historia donde los malos son muy malos y los buenos son muy buenos, pero donde no hay que dar nada por sentado.
También se comenta en la introducción (muy interesante y recomendable, por cierto, pero ni se os ocurra leerla antes de leer el libro porque destripa la trama) que apenas existe literatura gótica del siglo XIX con presencia de brujas en la historia, y es algo totalmente cierto en lo que no había caído hasta ahora. Además distingue entre bruja y hechicera: la hechicera puede hacer tanto el bien como el mal, pero en este libro tenemos una bruja-bruja de manual, de las que solo hacen el mal. Pensad en la imagen que tenéis de una bruja de toda la vida: más fea que picio, con su verruga, su nariz enorme, un único diente en su desierta boca, mirada maliciosa, encorvada sobre su caldero humeante en una choza, con la única compañía de un gato maléfico y un cuervo andando a saltitos con un ala cortada... y estaréis vislumbrando a la perversa bruja piruja Ann Ramsay.
Si os gustan las brujas literarias y os gustan los clásicos, disfrutaréis mucho de La bruja de Ravensworth, porque no solo destaca por todo dicho arriba, sino que además es muy original. No sé por qué, mientras iba leyendo, me imaginaba a George Brewer pasándoselo pipa mientras escribía la novela, y yo creo que eso se transmite al lector.
La historia, ambientada en el siglo XII, presenta al barón de La Braunch, un valiente soldado durante las Cruzadas tras el que se esconde un hombre mezquino, cobarde y sórdido que considera insuficiente su fortuna y decide casarse con lady Bertha, una viuda buena y piadosa (y adinerada) que aporta un hijo al casamiento, hijo que heredará algún día la fortuna de su padre muerto en batalla. El barón, con su corazón negro y podrido de ambición, decide recurrir a Ann Ramsay, la bruja que habita una choza en el páramo de Ravensworth, para que con su magia negra altere el curso de los acontecimientos a su conveniencia, aun cuando esta intromisión exija sangre a cambio.
La bruja de Ravensworth vio la luz por primera vez en 1808, pero Brewer revisionó la novela para una segunda edición en 1842 de tal modo que al parecer la primera versión parece simplemente un borrador de la segunda. Obviamente la edición y traducción que Siruela ha publicado es de la edición mejorada de 1842, y en ella nos encontramos una narración ágil que se lee de un tirón y que en nada denota los casi doscientos años que carga a su espalda. Resultan muy curiosos los títulos de los capítulos, que te describen sin exquisiteces qué te vas a encontrar en cada uno de ellos y, en definitiva, es una novela tan moderna en su forma que sorprende. Va directa al grano, no sobra ni falta nada y apenas se extiende en lo que no aporta a la trama. Brewer no quería epatar al lector con una prosa florida repleta de descripciones y circunloquios varios; quería entretenerle, quería embaucarle y quería sorprenderle, y a eso se dedica página tras página. Se comenta en la introducción que La bruja de Ravensworth tiene mucho de planteamiento teatral, y creo que es una buena forma de definir la fluidez con la que avanza la historia y el porqué de algunas de las escenas que encierra.
En lo que respecta al fondo, todo tiene un aura de cuento de hadas pero muy al estilo Grimm; es decir, cuento con algo parecido a una moraleja al final, pero entre medias las cosas se ponen feas, muy feas... Ya sabéis que los cuentos originales de los hermanos Grimm son bastante oscuros y con un punto de violencia que la moralina de los siglos posteriores ha ido puliendo y eliminando, pero son como son, y La bruja de Ravensworth bebe mucho de ese lado tenebroso original que predominaba en Europa desde inicios del siglo XIX. Además tiene una pátina de suspense y misterio que va in crescendo durante buena parte de la historia, y no falta cierto toque sobrenatural (¿satánico, podríamos decir?). El conjunto da pleno sentido a la vitola de gótica que detenta la novela: supersticiones, leyendas, magia, brujería, edificios encantados, maldiciones y sangre... todas estas singularidades se aúnan para conformar una historia donde los malos son muy malos y los buenos son muy buenos, pero donde no hay que dar nada por sentado.
También se comenta en la introducción (muy interesante y recomendable, por cierto, pero ni se os ocurra leerla antes de leer el libro porque destripa la trama) que apenas existe literatura gótica del siglo XIX con presencia de brujas en la historia, y es algo totalmente cierto en lo que no había caído hasta ahora. Además distingue entre bruja y hechicera: la hechicera puede hacer tanto el bien como el mal, pero en este libro tenemos una bruja-bruja de manual, de las que solo hacen el mal. Pensad en la imagen que tenéis de una bruja de toda la vida: más fea que picio, con su verruga, su nariz enorme, un único diente en su desierta boca, mirada maliciosa, encorvada sobre su caldero humeante en una choza, con la única compañía de un gato maléfico y un cuervo andando a saltitos con un ala cortada... y estaréis vislumbrando a la perversa bruja piruja Ann Ramsay.
Era pequeña, delgada, estaba muy encorvada y era muy vieja. Su carne era de un tono marrón oscuro y tan enjuta y flaca que le colgaba de los brazos en diversos pliegues. Todo su rostro estaba ajado, sus ojos eran pequeños y las cuencas, rojas, como si estuvieran inflamadas de una enfermedad o de rabia. Su cabeza era alargada y estaba hundida entre los hombros. Su nariz era prominente y ganchuda, aparte de que estaba constantemente manchada de rapé. Sus labios eran pálidos y su único diente, pues no parecía tener sino uno, se sostenía proyectando su arco negro sobre la parte delantera de la amplia boca. En pocas palabras, era tan horriblemente fea que nadie se le pondría a menos de dos yardas cuando se aproximaba. Tal era el retrato de la bruja de Ravensworth.La novela adolece de anacronismos totalmente intencionados por parte del autor a los que no hay que prestar demasiada atención, y luego tenemos ese final que debe pillar a buena parte de los lectores con el pie cambiado... en realidad yo creo que hay que tomarse el libro como lo que realmente es: un divertimento y un juego por parte del autor repleto de artificios, efectos especiales y explicaciones imposibles... muy imposibles, diría yo. Esto se traduce en que la regla número uno para leer este libro es no tener prejuicios y abrir sus páginas para pasárselo bien, te cuenten lo que te cuenten, por muy improbable que sea. Es un cuento... gótico, sí; tétrico, también; misterioso, qué duda cabe... pero un cuento al fin y al cabo, y los cuentos tienen sus propias reglas. Como os pongáis a buscarle pegas a ese final se las vais a encontrar: no lo hagáis, no las busquéis. Echad una canita literaria al aire. ¿Por qué estropear algo que divierte y entretiene tanto? Hay que taparse la nariz y lanzarse a la piscina, sin más. Y a disfrutar.
Si os gustan las brujas literarias y os gustan los clásicos, disfrutaréis mucho de La bruja de Ravensworth, porque no solo destaca por todo dicho arriba, sino que además es muy original. No sé por qué, mientras iba leyendo, me imaginaba a George Brewer pasándoselo pipa mientras escribía la novela, y yo creo que eso se transmite al lector.
George Brewer (Saint Martin-in-the-Fields, Westminster, 1766-c. 1816),
hijo de un experto en arte, viajó por medio mundo como miembro de la
Marina británica y sueca. En 1791 publicó su primera novela, a la que
siguieron muchas otras obras, tanto en prosa como verso.
Hola, la tengo apuntada por la reseña de Inés y no me importaria leerla para el clásico gótico, pero como no la tengo y no veo por ahora visos de que pueda hacerme con ella estoy barajando otras alternativas por si llego a ese apartado aún confinada. No obstante la historia me llama mucho y tarde o temprano la leeré. Besinos.
ResponderEliminarHola! Soy el traductor de "La Bruja..." y me emociona cuando, con esta cuarentena, alguien decide leer la obra. Por si te sirve, quiero decirte que Siruela también la ha puesto a la venta como ebook, es más barata y no necesitas ir a una librería (aunque tampoco tiene el encanto del libro físico, claro). Un abrazo grande.
EliminarNo conocía esta novela, pero me la anoto, menuda pinta tiene ^^
ResponderEliminarYa sabes que también la he disfrutado muchísimo, un gran clásico para descubrir.
ResponderEliminarBesos
Soy el traductor de "La Bruja", me alegro muchísimo de saber que te ha gustado tanto!! Muchísimas gracias!!
EliminarYa me has liado, con lo bien que llevaba la mañana...es que eres perversa, maligna. Ya tenía mis lecturas organizadas ¡Es que te crujo! 😂😂😂
ResponderEliminarBuenísima reseña.
Besitos carinyet 💋💋💋
Hola guapa, pues juraría que se la vi hace poco a Mónica y me llamó mucho la atención... así que supongo que igual me la apunto para el año que viene, veremos...
ResponderEliminarUn besazo
Muchísimas gracias por la reseña, y tomo nota sobre el Prólogo (quisimos ofrecer algo documentado, ya que era la primera vez que se publicaba en castellano), así que, en futuras ediciones, intentaremos advertir a los lectores de que lean el "Prólogo" al final. ¡Cuánto se aprende de las críticas constructivas! ¡¡Un afectuoso abrazo!!
ResponderEliminarEs un género con el que no suelo animarme y, a pesar de ello, cuando a principios de año la vi en el catálogo de novedades de Siruela llamó muchísimo mi atención. Aun así la dejé pasar y creo que debería replantearme su lectura.
ResponderEliminarBesos.
Me gustan los clásicos y las historias de brujas, vamos que es para mi.
ResponderEliminarBesotes
La tengo apuntadísima pero no sé cuando podré hacerme con ella, espero que no tarde mucho y pueda disfrutarla pronto. Besos
ResponderEliminarHola! Soy el traductor de "La Bruja..." y me emociona cuando, con esta cuarentena, alguien decide leer la obra. Por si te sirve, quiero decirte que Siruela también la ha puesto a la venta como ebook, es más barata y no necesitas ir a una librería (aunque tampoco tiene el encanto del libro físico, claro). Un abrazo grande.
EliminarNo me sonaba de nada y vaya pintaza que tiene. Me lo apunto, me lo apunto!
ResponderEliminarBesotes!!!
Al final ya ni sé que pienso de este libro. Unas veces me llama mucho y otras nada. Lo dejo en veremos.
ResponderEliminarBesotes.
Esta novela tiene unos ingredientes muy atractivos, y si se lee del tirón, se hace todavía más interesante. Besos.
ResponderEliminar¡Hola! Pues me gustan mogollón las brujas literarias pero como le comenté a Mónica en su día este tipo de historia y con aire teatral no me va. Eso sí, me leí el final porque me dejó con la inquietud de saber si los males al final tienen remedio o no.
ResponderEliminarNo creo que lo lea pese a que es cortito.
Besos
Buenaas!
ResponderEliminarPues la trama me llama muchísimo ^^
Gracias por la reseña <3
Este lo tenía apuntado ya, adoro esta temática.
ResponderEliminarBesotes
No sé de donde sacais estas maravillas. Estupenda reseña. Besos.
ResponderEliminarQué curioso lo de los anacronismos y lo de que haya que ir creyendo las cosas, por muy improbables que parezcan...El género no es lo mío y menos lo de creer en imposibles, pero como siempre, he disfrutado de la reseña :)
ResponderEliminarAnotadísimo tengo este libro. He visto varias reseñas y me llama un montón la atención. Como siempre, una reseña minuciosa y deliciosa. Besitos.
ResponderEliminarBueno, ya sabes que me encantó, y sí que tiene su puntito Grimm (oscuro-oscuro), pero todo el tiempo me ganaba la teatralidad y la sensación de obra teatral un poco Shakespeare, no sé por qué. Me gusta por diferente, por divertida, por jugar con el lector y por toda la tramoya. Por cierto, lo que comentas de los anacronismos está muy bien indicado en la intro de la edición de Siruela y es importante, genial que lo señales en la reseña para alertar a los lectores (estos detalles hacen disfrutar mucho más de las lecturas). Besotes.
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