Título original: Le crime de l'omnibus
Autor: Fortuné du Boisgobey
Editorial: dÉpoca
Traducción: Eva María González Pardo
Prefacio: Juan Mari Barasorda
Páginas: 312
Fecha publicación original: 1881
Fecha de publicación: marzo de 2017
Fecha publicación original: 1881
Fecha de publicación: marzo de 2017
Encuadernación: rústica dura con solapas
Precio: 18,90 euros
Ilustración de cubierta: Charles Dana Gibson / Gottfried Heinrich WildaPrecio: 18,90 euros
El crimen del ómnibus es pionero en la creación de un misterio en habitación cerrada… pero en movimiento. Una joven muere misteriosamente en un ómnibus de París. El pintor Paul Freneuse —testigo de la escena—, al percibir que la joven que viaja junto a él está muerta, comienza a pensar que tal vez ha sido asesinada sin que ningún pasajero se haya dado cuenta, y comparte su deducción con su amigo Binos. Freneuse debe ocupar su escaso tiempo en completar el cuadro que presentará a la Exposición Universal, pero Binos no cejará en la investigación del crimen. El lector hará entonces un recorrido por el París más bohemio, con pistas salpicadas en cada capítulo —una aguja envenenada, el fragmento de una carta…—, una historia de amor y un par de asesinos particularmente audaces...
No hay nada más apetecible que pasear en carruaje, identificarse con su ruido característico, ese monótono traqueteo de ruedas y cascos de caballos que nos aíslan del ruido exterior y hacen que todos nuestros pensamientos afloren, susurrándonos un pasado que desde lejos siempre parece mejor.
El crimen del ómnibus es una invitación de Fortuné du Boisgobey a pasear por un París melancólico y cosmopolita, con el extra de que nuestro autor no es un imaginario de la época, sino todo lo contrario: un contemporáneo que vivió en primera persona esos "años maravillosos", el despertar de una cultura con todos los pintores y bohemios, sus ambientes... en definitiva, la Belle Époque que tanto intentamos imaginar y soñar.
Por lo anterior no solamente tenemos en nuestras manos una novela de misterio, sino que también tenemos un documento histórico, pues en cada página vamos descubriendo personajes, ambientes y mentalidades correspondientes a una época inspiradora de artistas y literatos, sumergiéndonos así en todo el frenesí que marcó una etapa de la historia. Además de todos estos ambientes y personajes típicamente parisinos, la trama no tiene desperdicio pues, con permiso del Gran Gaboriau, es verdaderamente innovadora: se ha cometido un crimen en un ómnibus (una habitación cerrada en movimiento). A partir de este momento, todos los que subieron en él, en la ruta desde Halle aux vins a la Plaza Pigalle, son sospechosos... una joven ha muerto, empieza la acción.
Paul Freneuse, pintor de madonnas italianas, iba esa noche subido en el ómnibus y es testigo mudo y ciego, pues en ningún momento percibe lo que ha sucedido dentro del ómnibus; sin quererlo se ve involucrado en el asunto. En principio todo parece normal, producto de una casualidad, una fatalidad... pero en este tipo de misterios (reconociendo que esta novela pertenece a las pioneras en su género, las novelas de detectives) siempre hay alguien o algo que nos hace mirar más allá de las apariencias, y nuestro cerebro empieza a observar, recopilar datos, hilar y, en definitiva, a tejer una historia que rodea al crimen de la joven, pues al final nada ni nadie es casual, y no es oro todo lo que reluce si se mira un poco más allá de las simples apariencias.
Para Freneuse, será su amigo Binos, pintor menos responsable y menos ocupado en su profesión, el que pondrá a su cerebro en situación de alerta y, como no tiene demasiadas cosas que hacer, se involucrará en el misterio; siempre que el lector le acompañe a lo largo de la lectura descubrirá una serie de personajes y situaciones hábilmente conectados al engranaje perfecto que ha creado nuestro autor.
Así, veremos dos líneas de investigación: la de Paul Freneuse, testigo del crimen, y la de Binos que, interesado por la historia, investigará por su cuenta. Luego aparecerá una tercera línea, la cual está reservada para el sorprendente e hilado final.
Fortuné du Boisgobey escribió una novela donde los distintos personajes, ambientes y sociedades están entretejidos con una teatralidad de la que es imposible perderse. Todos confluyen en un mismo espacio, participando, concurriendo y compartiendo todas las acciones y todos los hechos... haciéndonos pensar que podemos encuadrar el París del siglo XIX en un teatro.
Del misterio no voy a desvelar nada, pues lo verdaderamente fascinante es descubrir todos los personajes que pululaban en esa época: pintores, modelos, bohemios, comerciantes, policías... que el autor retrata en cada página, desvelándonos (a los ojos de un coetáneo) sus diferentes razones, pensamientos, amores y desamores, reuniendo a un numeroso y variopinto elenco de personas.
Solo queda dar las gracias a la editorial dÉpoca, pues con esta nueva colección, dÉpoca Noir, sumamos una nueva joya a nuestra biblioteca, descubriéndonos autores como Gaboriau, Cauvain... que por unas cosas u otras no han llegado hasta nuestros días con el reconocimiento que se merecen los grandes clásicos y gracias a los cuales, una vez que leemos sus libros, emergen todas las influencias y aportaciones en otros grandes autores más venerados y conocidos. Cuando compramos un libro de la editorial no solo compramos una gran historia, además hay que añadirle las preciosas ilustraciones que siempre le acompañan; en este caso las ilustraciones originales de Charles Dana Gibson y de Gottfried Heinrich Wilda. Una verdadera delicia haber leído este libro.
El crimen del ómnibus es una invitación de Fortuné du Boisgobey a pasear por un París melancólico y cosmopolita, con el extra de que nuestro autor no es un imaginario de la época, sino todo lo contrario: un contemporáneo que vivió en primera persona esos "años maravillosos", el despertar de una cultura con todos los pintores y bohemios, sus ambientes... en definitiva, la Belle Époque que tanto intentamos imaginar y soñar.
Por lo anterior no solamente tenemos en nuestras manos una novela de misterio, sino que también tenemos un documento histórico, pues en cada página vamos descubriendo personajes, ambientes y mentalidades correspondientes a una época inspiradora de artistas y literatos, sumergiéndonos así en todo el frenesí que marcó una etapa de la historia. Además de todos estos ambientes y personajes típicamente parisinos, la trama no tiene desperdicio pues, con permiso del Gran Gaboriau, es verdaderamente innovadora: se ha cometido un crimen en un ómnibus (una habitación cerrada en movimiento). A partir de este momento, todos los que subieron en él, en la ruta desde Halle aux vins a la Plaza Pigalle, son sospechosos... una joven ha muerto, empieza la acción.
Paul Freneuse, pintor de madonnas italianas, iba esa noche subido en el ómnibus y es testigo mudo y ciego, pues en ningún momento percibe lo que ha sucedido dentro del ómnibus; sin quererlo se ve involucrado en el asunto. En principio todo parece normal, producto de una casualidad, una fatalidad... pero en este tipo de misterios (reconociendo que esta novela pertenece a las pioneras en su género, las novelas de detectives) siempre hay alguien o algo que nos hace mirar más allá de las apariencias, y nuestro cerebro empieza a observar, recopilar datos, hilar y, en definitiva, a tejer una historia que rodea al crimen de la joven, pues al final nada ni nadie es casual, y no es oro todo lo que reluce si se mira un poco más allá de las simples apariencias.
Para Freneuse, será su amigo Binos, pintor menos responsable y menos ocupado en su profesión, el que pondrá a su cerebro en situación de alerta y, como no tiene demasiadas cosas que hacer, se involucrará en el misterio; siempre que el lector le acompañe a lo largo de la lectura descubrirá una serie de personajes y situaciones hábilmente conectados al engranaje perfecto que ha creado nuestro autor.
Así, veremos dos líneas de investigación: la de Paul Freneuse, testigo del crimen, y la de Binos que, interesado por la historia, investigará por su cuenta. Luego aparecerá una tercera línea, la cual está reservada para el sorprendente e hilado final.
Fortuné du Boisgobey escribió una novela donde los distintos personajes, ambientes y sociedades están entretejidos con una teatralidad de la que es imposible perderse. Todos confluyen en un mismo espacio, participando, concurriendo y compartiendo todas las acciones y todos los hechos... haciéndonos pensar que podemos encuadrar el París del siglo XIX en un teatro.
Del misterio no voy a desvelar nada, pues lo verdaderamente fascinante es descubrir todos los personajes que pululaban en esa época: pintores, modelos, bohemios, comerciantes, policías... que el autor retrata en cada página, desvelándonos (a los ojos de un coetáneo) sus diferentes razones, pensamientos, amores y desamores, reuniendo a un numeroso y variopinto elenco de personas.
Solo queda dar las gracias a la editorial dÉpoca, pues con esta nueva colección, dÉpoca Noir, sumamos una nueva joya a nuestra biblioteca, descubriéndonos autores como Gaboriau, Cauvain... que por unas cosas u otras no han llegado hasta nuestros días con el reconocimiento que se merecen los grandes clásicos y gracias a los cuales, una vez que leemos sus libros, emergen todas las influencias y aportaciones en otros grandes autores más venerados y conocidos. Cuando compramos un libro de la editorial no solo compramos una gran historia, además hay que añadirle las preciosas ilustraciones que siempre le acompañan; en este caso las ilustraciones originales de Charles Dana Gibson y de Gottfried Heinrich Wilda. Una verdadera delicia haber leído este libro.
Fortuné du Boisgobey (1821-1891). Reconocido escritor francés impulsor del «roman policier» y la «sensation novel». Fue el escritor de novelas criminales más leído durante dos décadas. Su mérito radica no solo en el volumen de producción, sino en su capacidad para transitar desde la novela procedural —basada en la investigación policial— a un género absolutamente en boga hoy en día como es el «thriller urbano», en el que Boisgobey se convirtió en un maestro gracias a la creación de misterios que incitan a su resolución por un investigador aficionado.
Este no lo tengo todavía pero como todos los de esta editorial y en especial los de esta colección los deseo con fervor, caerá.
ResponderEliminarUn beso
Me gustó esta novela, es toda una joya tanto por su edición como por el clásico de la literatura que nos trae. Besos
ResponderEliminarMe gusta, a ver si me hago con él.
ResponderEliminarBesos
Como siempre magnífica reseña. Lo tengo anotado, misterio y un marco histórico incomparable...son los mejores ingredientes de una buena lectura.
ResponderEliminarBesos
Como casi todos los de esta editorial, lo quiero. Gran reseña. Un beso ;)
ResponderEliminarMe gusta mucho esta editorial; solo tengo un libro suyo que me regaló Inés pero estoy segura de que leeré alguno más y este es una buena opción.
ResponderEliminarUn beso
Pues leí una reseña hace poco de este libro y también lo ponía bien... no sé si incorporarlo a la lista, más que interminable, de deseos... ainsss que no tengo tiempo para leer tantos libros, jeje.
ResponderEliminarUn besazo
Me llama muuuucho la atención. Me gusta, me gusta. Y tu reseña muy buena. Me la apunto.
ResponderEliminarGracias por acercarme a ella.
Besos
Pues me has convencido con ese traqueteo del carruaje, pero sobre todo con el misterio de habitación cerrada (en movimiento) y con ese deambular por distintos ambientes sociales del París de la época. Bss
ResponderEliminar¡Ay ay ay que envidia que envidia, QUE ENVIDIA! yo lo quiero ya y no hay manera de que me llegue, y lo quiero y lo quiero y lo quiero...vamos, que lo quiero.
ResponderEliminarUn besito!!!
Hace muchísimo tiempo que no llega nada nuevo de esta editorial a casa, el presupuesto se lo han llevado otros. Y hace mucho también que no veía reseñas. Este lo vi en algunas librerías pero no me llamó especialmente la atención, error. Porque mira que es bonito y encima pinta muy entretenido además de que la época y el lugar dan muchísimo juego.
ResponderEliminarUno a tener en cuenta para volver con la editorial.
Besos
Venga, va, matadme... xD
ResponderEliminarNo puedo con tantos libros bonitos que quiero leer. No me da el bolsillo ni el tiempo. :(
Besos.
¡Hola!
ResponderEliminarYo no sabía que esperarme de esta novela y la verdad es que me sorprendió. Como comentas, es algo más que una novela de misterio, es muy fácil sentir que está uno en esa época, en ese ambiente... Creo que es lo que más me gustó. La edición es genial ^^
¡Saludos!
Es fantástico el trabajo que hace esta editorial rescatando estos clásicos. Un libro que tengo ya más que apuntado.
ResponderEliminarBesotes!!!
Una novela muy interesante que hay que agradecer a la editorial asturiana por haberla editado en castellano, y en este formato impresionante. Besos
ResponderEliminarMe ha encantado leerlo. Muy entretenido.
ResponderEliminarSin duda es una novela clásica que hay que leer y la Belle Époque tiene mucho encanto. Yo la leeré seguro...además necesito ya estrenarme con su editorial y sus preciosas ediciones.
ResponderEliminarBesitos
Se ve una edición preciosa. Ya leí anteriormente otra reseña y quedé con ganas de leerlo. Me alegro que tus impresiones sean igual de favorables.
ResponderEliminarUn beso ;)
No tardaré en leerlo. Me atraen las novelas de misterio en habitaciones cerradas, aunque luego la investigación siga en espacios abiertos. Hay que agradecer a dÉpoca las joyas literarias que ofrece al lector. Besos.
ResponderEliminarPues creía que os había comentado la entrada pero veo que ha sido en otro blog donde he leído que es una maravilla y que dan ganas de leerlo.,
ResponderEliminarLo tengo pendiente y quiero leerlo pronto.
ResponderEliminarBesos