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martes, 3 de mayo de 2016

RESEÑA (by MH) ::: CONFESIONES DE UNA HEREDERA CON DEMASIADO TIEMPO LIBRE - Belén Barroso



 
Título original: Confesiones de una heredera con demasiado tiempo libre
Autora: Belén Barroso Guerrero
Editorial: Espasa
Páginas: 312
Fecha publicación: 2015
Encuadernación: Rústica con solapas
Precio: 19,90 euros 
Imagen de cubierta: Gianluca Folì
Diseño de interiores: Mª Jesús Gutiérrez


(Lectura válida para el Reto Serendipia 2016, propuesta por Laky)



Querida lectora, lector, o dependiente de la librería que está colocando el libro:

¿Eres tú una de esas miles de personas que se emocionan cuando se habla de tacitas de té, vestidos de corte imperio y damas de compañía? ¿Te gustaría tener una tenacilla para los rizos y poner «Mr. Darcy» en todas las hojas de tu carnet de baile? ¿Dónde se podrá encontrar hoy en día un carnet de baile? ¿Y un Mr. Darcy?

¿Qué te parecería entonces una historia que transcurre en Pasley Manors, una mansión en medio de la campiña inglesa (¿dónde si no?), protagonizada por una joven y rica heredera que ahora mismo está escribiendo una carta sentada frente a la ventana, a través de la cual cree vislumbrar su futuro y al lechero aguando su mercancía?

Aquí la tienes, servida, por supuesto, en bandeja de plata abrillantada hasta hacer daño en los ojos por el imponente mayordomo de Pasley Manors. Gracias, Branson, eso es todo, puede retirarse.

Antes que nada, antes de empezar, antes de desarrollar, le tengo que dar unas enormes gracias a este libro, porque me ha hecho recuperar la fe en mi sentido del humor... fe que perdí tras leer Cosas raras que se oyen en las librerías (no me repito para quien ya leyese la reseña). Mi sentido del humor está intacto, o por lo menos se ajusta al que busca esta historia. Tanto monta, monta tanto, que lo mismo da.

Es que me he reído mucho. Me he reído tanto que tenía que aguantarme la risa porque en muchas ocasiones no eran horas. Había leído varias reseñas sobre esta novela, y digamos que la cosa estaba fifty-fifty: o te hacía mucha gracia o no te hacía tanta; o conectabas con el sentido del humor de la autora o no. A mí me ha sorprendido muy gratamente, y prometo que mientras escribo estas palabras me estoy acordando de algunas cosas y me estoy riendo yo sola delante de la pantalla. Seguiré pensando que es por mi recuperado sentido del humor y no por otras causas raras.

Bueno, al lío. Que tenía este libro en el punto de mira desde hace mucho tiempo, pero hay tantísimos libros pendientes de leer que al final lo iba dejando, y dejando, y dejando... como otros quinientos libros más. Me falta vida para leer todo lo que quiero leer. Pero cuando lo vi entre las propuestas del reto Serendipia, supe que ya no había más excusas. Podría decir que me arrepiento de haber tardado tanto tiempo en ponerme con él, pero creo que al final a cada libro le llega su momento, que seguramente lo he leído cuando lo tenía que leer, y que precisamente por eso lo he disfrutado tanto.

Me atrevería a decir que no es imprescindible conocer la obra de Jane Austen para disfrutar del libro; que la mordacidad, ironía y sarcasmo que destila por los cuatro costados son suficientes para poder disfrutar de la historia y los avatares de nuestra protagonista. Pero también me atrevo a decir con mayúsculas (figuradas, porque no quiero estropear visualmente la lectura de la reseña) que si se conoce la obra de Jane Austen, sus adaptaciones al cine o televisión, los actores de esas adaptaciones... el universo austenita, en pocas palabras, ese disfrute se eleva a la máxima potencia, porque la autora los fusila todos y cada uno de ellos para goce y disfrute de quien se sienta a leer la novela. Que sí, que se puede leer sin conocer a Jane Austen, pero este libro es un regalo sobre todo para quienes sí la conocen; hacia ellos va especialmente dirigido, porque entonces el grado de complicidad que se establece con la lectura es muy especial. 


Yo creo que a estas alturas, quien más y quien menos sabe de lo que va la cosa, pero yo recapitulo que nunca está de más. Conocemos a nuestra protagonista, (que tiene un apellido imposible pero carece de nombre hasta el final, y aquí se respetará eso) gracias a las cartas que manda a su amiga Edwina (34 en total supuestamente, aunque con alguna trampa en el camino). Tiene diecinueve años, vive en la campiña inglesa en una enorme mansión con montones de criados, un padre muy inglés, una madre muy inglesa, un hermano indeterminado, una vecina cotilla, una amiga humilde, muchos vestidos y sombreros, bailes a los que asistir, conocidas a las que odiar, muchas cartas que escribir, varios pretendientes con los que fantasear, un mayordomo a lo Downton Abbey con nombre de otro personaje de Downton Abbey, no sabe mucho sobre casi nada, es superficial porque el mundo le ha hecho así... ¿qué le falta? Pues lo único que realmente importa a esa edad tan avanzada de la vida: un marido. Y en su búsqueda pone todo su empeño, al tiempo que para el lector se convierte en toda una gozada ir captando cada referencia o destello de las novelas y adaptaciones de Jane Austen mientras no dejas de sonreír ante las salidas de tan ilustre heredera.


Sobre lo mencionado arriba, cabe recalcar que las alusiones que vamos encontrando en la historia hacen referencia a personajes y escenas de la obra de Austen. En ningún momento se pretende imitarla ni copiar su estilo. Que tampoco espere nadie una historia profunda, ni un estudio pormenorizado y meticuloso de la psicología de los personajes, ni un cuidado por evitar anacronismos (porque hay unos cuantos)... que nadie espere nada de eso porque no creo que fuese la intención de la autora. Su ironía lo es todo en la historia: en su mayor parte es muy fina, en otras mucho más "burrota". Mezcla la inocencia tontuela con la mordacidad según venga al caso. Se ríe de todo y de todos, no deja cliché con cabeza y la parodia en algunos momentos llega a límites de arrancar carcajadas. Salvo contadas ocasiones no suelo poner citas en las reseñas, prefiero sentarme a escribir y lo que salga es lo que hay; pero este libro me pide poner montones de citas, porque algunas frases son geniales. No lo voy a hacer por mantenerme fiel a mi estilo, y porque si empiezo a saber donde acabo. Pero me quedo con las ganas.

Hay que tener un don para escribir con esta guasa y que no resulte forzado ni artificial. Belén Barroso lo tiene (porque el libro tiene mucha guasa, si se me permite el término poco elaborado y cultureta, desde la presentación de la autora en la solapa hasta la misma sinopsis). No sé si andará inmersa en alguna otra aventura literaria, pero espero que así sea, porque sería una pena no seguir explotando esa vena tan incisiva y satírica.


Por ir terminando, la edición es preciosa, llena de ilustraciones de pequeño tamaño que son una cucada y que veréis en todas las imágenes que he ido poniendo por ahí arriba. Se nota que está muy cuidada y enriquece todavía más la historia. Y el libro es tan flexible que lo puedes espachurrar todo lo que quieras sin que aparezca ni un solo desperfecto. Que parece una tontería pero no :)))

Belén Barroso (Madrid, 1970), después de muy variados colegios, trabajos, casas y muchas lecturas, tuvo una iluminación: debía dedicarse a escribir humor. No: nadie advierte de que la lectura encierra tamaños peligros.

Un día le dijeron: "¿Por qué no escribes un blog?". Y lo escribió.

Otro día: "¿Y por qué no escribes un libro?". Y lo escribió.

Y ahora que ha escrito el libro, le han dicho: "¿Por qué no te conviertes en una autora superventas?". Ahí lo dejo.  

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