Título original: Yo maté a Rebecca Blackwood
Autora: Ana Trigo
Editorial: Autopublicado
Páginas: 335
Fecha de publicación: agosto 2019
Encuadernación: rústica
Precio: 2,99 euros (kindle) + 12,95 euros (papel)
Diseño de portada: L. Austen Johnson
Julio de 2019. Los principales
rotativos del mundo abren con una impactante noticia: la desaparición de
la famosa chelista Rebecca Blackwood durante una noche de tormenta,
mientras navegaba en su velero con la única compañía de su marido y su
asistente. Las intensas labores de búsqueda y la exhaustiva
investigación policial no consiguen arrojar ninguna pista sobre lo que
le ha ocurrido.
31 de octubre de 2019. En solo unas horas, Álvaro Tristán,
el marido de Rebecca, heredará la cuantiosa fortuna de la joven.
Acosado por las deudas y deseando relanzar su carrera de actor, aguarda a
que se produzca la inminente declaración de fallecimiento de su esposa,
que le dará acceso a todos sus bienes. Sin embargo, la repentina
aparición de un cadáver que podría ser el de Rebecca, da un giro
inesperado a la investigación, poniendo en riesgo todos sus
planes.Mientras, Lord Lawrence Blackwood, el abuelo de Rebecca, no duda
en señalar a Tristán como el único responsable de la desaparición de la
joven. Desesperado por que el caso no se cierre, relegando a su nieta al
olvido, el viejo héroe de la Segunda Guerra Mundial está dispuesto a
todo con tal de evitar que Álvaro consiga su objetivo.
Comienza así una
frenética batalla entre los dos bandos en la que ambos tienen mucho que
ganar… y que perder. En solo cuestión de horas, mientras una tormenta
perfecta descarga sobre Madrid, se decidirá el destino de los bienes de
la chelista, entre ellos un raro y valiosísimo Stradivarius con una
enigmática leyenda. Pero también, y sobre todo, descubriremos qué le
ocurrió realmente a Rebecca Blackwood.
El año pasado os traje al blog El secreto de la caja de sándalo, un pastiche serio y honesto de Sherlock Holmes que respetaba casi al pie de la letra el canon holmesiano y que para mí supuso un gratísimo descubrimiento. Su autora era (es) Ana Trigo, quien, aunque ya había publicado con editoriales, se lanzaba al mundo de la autopublicación con esa nueva aventura basada en los personajes de Arthur Conan Doyle. Este año Ana ha publicado Yo maté a Rebecca Blackwood, una novela de misterio, fantasmas y secretos donde, tal y como reza la propia cubierta, nada es lo que parece.
La narración tiene lugar a lo largo de un solo día, el 31 de octubre de 2019. La mañana de ese día nos enteramos de que a medianoche se cumple el plazo que establece la ley para dar por muerta a la chelista internacionalmente famosa Rebecca Blackwood, desaparecida tres meses antes cuando cayó al mar y cuyo cuerpo jamás ha sido encontrado. Si al finalizar el día su cuerpo sigue sin aparecer, se certificará su fallecimiento y su marido, el famoso actor Álvaro Tristán, pasará a ser su viudo y heredará su fortuna. Sí, solo queda un día... pero Álvaro se levanta con la noticia de que han encontrado un cadáver en aguas de Menorca. Hay que identificarlo, pero la zona es la misma en la que desapareció Rebecca. Ya es mala suerte, justo el último día... y es que no os lo he dicho: Álvaro es el principal sospechoso de la desaparición y más que probable asesinato de su mujer. Él clama su inocencia, solo queda un día para que todos (policía, familia de Rebecca, los del seguro) dejen de atosigarle y le permitan seguir con su vida, pero la aparición del cuerpo le va a obligar a dar explicaciones una vez más, solo que esta vez será diferente. Muy diferente, porque se juega mucho en esas últimas horas antes de que llegue la medianoche. Y eso por no hablar del perfume de Rebecca, que de vez en cuando inunda la casa, de las subidas y bajadas de electricidad sin motivo alguno, de ese violonchelo Stradivarius sobre el que recae una maldición que de repente comienza a sonar por toda la casa y se detiene de manera igualmente abrupta... Sí, a Álvaro se le va a hacer muy largo este 31 de octubre...
Nada más comenzar la lectura me vinieron dos cosas a la cabeza. Una es el homenaje más que evidente a la Rebecca de Daphne du Maurier, que empieza por el nombre y se extiende hasta su desaparición en el mar y su eterna presencia en el resto de la narración y la historia. Esta Rebecca, al igual que la clásica, no es un personaje activo en la novela, solo se habla de ella en pasado, pero todo gira en torno a ella y tanto su vida como su presumible muerte son las que marcan el compás de la historia. La otra cosa es menos obvia y no intencionada por parte de la autora, pero no pude evitar ver la similitud entre el modo en que desaparece Rebecca Blackwood en el libro y el modo en que murió la actriz Natalie Wood en 1981, un supuesto "accidente" del que fue (y en cierto modo sigue siendo, porque jamás se resolvió) sospechoso su marido, el también actor Robert Wagner. Pero ya digo que esto último es más fruto de tener en la cabeza misterios de estos hollywoodienses sin resolver... una que es muy cinéfila y muy coti-coti de estas cosas :)
En cualquier caso, una vez nos adentramos en la narración hay que olvidarse de homenajes y ecos porque Ana Trigo cuenta su propia historia, una historia que resulta difícil clasificar en un género concreto pero que tiene misterio, pinceladas góticas, toques sobrenaturales, secretos y un crimen en la base de todo. Ah, y un final simplemente fantástico... pero a eso llegaré luego :)
En esta historia queda claro desde el principio que si queremos resolver el misterio de la desaparición y más que posible fallecimiento de Rebecca, tenemos que conocer a la propia Rebecca, y para eso la autora tira de dos fuentes: la declaración de Dolores Cardán, ama de llaves de la familia Blackwood, que nos descubre la historia de Rebecca desde que era una niña hasta que se convierte en una virtuosa del violonchelo famosa en todo el mundo, pasando por el momento en que conoce a su futuro marido, Álvaro Tristán, un actor con muchas ínfulas que no es ni remotamente tan bueno como él cree. Por otro lado la declaración del propio Álvaro desde que conoce a Rebecca hasta el momento en que ella desaparece en aguas de Menorca cuando ambos navegaban junto a la secretaria de ella, pasando, claro está, por los años de matrimonio, su declive en su carrera como actor, sus deudas y lo que suponía estar casado con una mujer del renombre de Rebecca Blackwood. Voy a omitir el escenario en que se producen estas declaraciones, la escenografía concreta que crea la autora para ello, porque más vale acercarse a la lectura con el lienzo lo más blanco posible.
Sí os puedo decir que a partir de aquí es cuando empieza el juego, porque el lector se enfrenta a dos versiones muy distintas de Rebecca: la que da su familia, los que la conocen desde niña y dibujan a una mujer generosa, empática y llena de talento, y la que da el propio Álvaro, que no deja muy bien parada a su mujer y pinta a una Rebecca diva, egoísta y mimada. Así se va desplegando ante nosotros una Rebecca duplicada como personaje y como mujer, mientras los minutos del día avanzan, el plazo para resolver el misterio se termina y una terrible tormenta descarga sobre Madrid su furia, creando el ambiente apropiado para una narración que no sabemos hacia donde nos va a llevar. ¿Qué Rebecca es la verdadera, la que describe su familia o la que describe Álvaro? ¿O es una mezcla de ambas? ¿Son reales todos los sucesos extraños que ocurren en casa de Álvaro o producto de su imaginación? ¿El cadáver aparecido es el de Rebecca? ¿Está Rebecca realmente muerta? Y si está muerta, ¿es Álvaro su asesino o cayó al mar por accidente?
Como veis, muchas preguntas, y todas, absolutamente todas, quedan respondidas. Y es que os decía antes lo del fantástico final, y lo reafirmo. Ana Trigo se marca un final no solo cerrado y sin fisuras, como debe ser en cualquier novela de este tipo, sino sorprendente. A mí me pilló con el pie totalmente cambiado, y eso me pasa tan pocas veces que solo puedo felicitar a Ana por lo bien, tremendamente bien, que está gestionada la información que proporciona el libro. Todo está ahí, a la vista, pero tampoco se lo regala al lector. Por eso resulta un cierre totalmente coherente con lo leído hasta ese momento, sin trampa ni cartón, pero logrando al mismo tiempo dejar ojiplático al lector (sí, ojiplático es la palabra que mejor lo define). Yo sonreí al finalizar el libro, no os digo más: es lo que tiene disfrutar de una historia y que el final sea tan satisfactorio.
Por otro lado, y esto es algo que ya estaba muy presente en El secreto de la caja de sándalo, la autora vuelca mucha información muy, muy interesante relacionada con su área profesional y sus amplios conocimientos sobre arte, música y antigüedades. Al final del libro habla de cómo surgió el Bartok Azul, el violonchelo Stradivarius del que os hablo más arriba y que, aunque es producto de la imaginación de la autora, surge de la combinación de dos instrumentos musicales que sí son reales: el chelo Duport y el violín Mendhelson. No os voy a contar la historia de estos instrumentos, para eso hay que leer el libro y luego leer estas notas de la autora, pero quien me conoce bien sabe que, dentro de que no tengo formación en ello y soy una simple aficionada, siento fascinación por los instrumentos Stradivari. La primera vez que vi un Stradivarius en persona (fue en Florencia) me tiré diez minutos delante de la vitrina con cara pocha y ojos vidriosos, y a mí estos detalles en un libro me llegan mucho. Ana sabe de lo que habla, se transmite perfectamente sobre el papel, y estas implementaciones sobre arte, música, antigüedades, casas de subastas, etc... empiezan a fomar parte de su marca de autora, que a partir de ahora llamaré "marca Trigo", porque no dudo que de un modo u otro seguirán apareciendo en futuribles publicaciones suyas.
Termino señalando lo obvio, que lo ideal hubiese sido colgar esta reseña dentro de unos días, el mismo 31 de octubre, porque no solo está ambientada ese día sino que se presta a esa fecha spooky en especial por varios de los elementos que combina, pero me resulta imposible porque toda la semana que viene toca reseñar clásicos para Halloween. Aun así es una lectura ideal para esa fecha, y os aseguro que el libro vuela en las manos. Yo lo leí en dos tardes y tiene más de 300 páginas: una vez que empiezas tienes que enterarte de qué pasó con Rebecca, sí o sí... y de otras cosas :)
La narración tiene lugar a lo largo de un solo día, el 31 de octubre de 2019. La mañana de ese día nos enteramos de que a medianoche se cumple el plazo que establece la ley para dar por muerta a la chelista internacionalmente famosa Rebecca Blackwood, desaparecida tres meses antes cuando cayó al mar y cuyo cuerpo jamás ha sido encontrado. Si al finalizar el día su cuerpo sigue sin aparecer, se certificará su fallecimiento y su marido, el famoso actor Álvaro Tristán, pasará a ser su viudo y heredará su fortuna. Sí, solo queda un día... pero Álvaro se levanta con la noticia de que han encontrado un cadáver en aguas de Menorca. Hay que identificarlo, pero la zona es la misma en la que desapareció Rebecca. Ya es mala suerte, justo el último día... y es que no os lo he dicho: Álvaro es el principal sospechoso de la desaparición y más que probable asesinato de su mujer. Él clama su inocencia, solo queda un día para que todos (policía, familia de Rebecca, los del seguro) dejen de atosigarle y le permitan seguir con su vida, pero la aparición del cuerpo le va a obligar a dar explicaciones una vez más, solo que esta vez será diferente. Muy diferente, porque se juega mucho en esas últimas horas antes de que llegue la medianoche. Y eso por no hablar del perfume de Rebecca, que de vez en cuando inunda la casa, de las subidas y bajadas de electricidad sin motivo alguno, de ese violonchelo Stradivarius sobre el que recae una maldición que de repente comienza a sonar por toda la casa y se detiene de manera igualmente abrupta... Sí, a Álvaro se le va a hacer muy largo este 31 de octubre...
Nada más comenzar la lectura me vinieron dos cosas a la cabeza. Una es el homenaje más que evidente a la Rebecca de Daphne du Maurier, que empieza por el nombre y se extiende hasta su desaparición en el mar y su eterna presencia en el resto de la narración y la historia. Esta Rebecca, al igual que la clásica, no es un personaje activo en la novela, solo se habla de ella en pasado, pero todo gira en torno a ella y tanto su vida como su presumible muerte son las que marcan el compás de la historia. La otra cosa es menos obvia y no intencionada por parte de la autora, pero no pude evitar ver la similitud entre el modo en que desaparece Rebecca Blackwood en el libro y el modo en que murió la actriz Natalie Wood en 1981, un supuesto "accidente" del que fue (y en cierto modo sigue siendo, porque jamás se resolvió) sospechoso su marido, el también actor Robert Wagner. Pero ya digo que esto último es más fruto de tener en la cabeza misterios de estos hollywoodienses sin resolver... una que es muy cinéfila y muy coti-coti de estas cosas :)
En cualquier caso, una vez nos adentramos en la narración hay que olvidarse de homenajes y ecos porque Ana Trigo cuenta su propia historia, una historia que resulta difícil clasificar en un género concreto pero que tiene misterio, pinceladas góticas, toques sobrenaturales, secretos y un crimen en la base de todo. Ah, y un final simplemente fantástico... pero a eso llegaré luego :)
En esta historia queda claro desde el principio que si queremos resolver el misterio de la desaparición y más que posible fallecimiento de Rebecca, tenemos que conocer a la propia Rebecca, y para eso la autora tira de dos fuentes: la declaración de Dolores Cardán, ama de llaves de la familia Blackwood, que nos descubre la historia de Rebecca desde que era una niña hasta que se convierte en una virtuosa del violonchelo famosa en todo el mundo, pasando por el momento en que conoce a su futuro marido, Álvaro Tristán, un actor con muchas ínfulas que no es ni remotamente tan bueno como él cree. Por otro lado la declaración del propio Álvaro desde que conoce a Rebecca hasta el momento en que ella desaparece en aguas de Menorca cuando ambos navegaban junto a la secretaria de ella, pasando, claro está, por los años de matrimonio, su declive en su carrera como actor, sus deudas y lo que suponía estar casado con una mujer del renombre de Rebecca Blackwood. Voy a omitir el escenario en que se producen estas declaraciones, la escenografía concreta que crea la autora para ello, porque más vale acercarse a la lectura con el lienzo lo más blanco posible.
Sí os puedo decir que a partir de aquí es cuando empieza el juego, porque el lector se enfrenta a dos versiones muy distintas de Rebecca: la que da su familia, los que la conocen desde niña y dibujan a una mujer generosa, empática y llena de talento, y la que da el propio Álvaro, que no deja muy bien parada a su mujer y pinta a una Rebecca diva, egoísta y mimada. Así se va desplegando ante nosotros una Rebecca duplicada como personaje y como mujer, mientras los minutos del día avanzan, el plazo para resolver el misterio se termina y una terrible tormenta descarga sobre Madrid su furia, creando el ambiente apropiado para una narración que no sabemos hacia donde nos va a llevar. ¿Qué Rebecca es la verdadera, la que describe su familia o la que describe Álvaro? ¿O es una mezcla de ambas? ¿Son reales todos los sucesos extraños que ocurren en casa de Álvaro o producto de su imaginación? ¿El cadáver aparecido es el de Rebecca? ¿Está Rebecca realmente muerta? Y si está muerta, ¿es Álvaro su asesino o cayó al mar por accidente?
Como veis, muchas preguntas, y todas, absolutamente todas, quedan respondidas. Y es que os decía antes lo del fantástico final, y lo reafirmo. Ana Trigo se marca un final no solo cerrado y sin fisuras, como debe ser en cualquier novela de este tipo, sino sorprendente. A mí me pilló con el pie totalmente cambiado, y eso me pasa tan pocas veces que solo puedo felicitar a Ana por lo bien, tremendamente bien, que está gestionada la información que proporciona el libro. Todo está ahí, a la vista, pero tampoco se lo regala al lector. Por eso resulta un cierre totalmente coherente con lo leído hasta ese momento, sin trampa ni cartón, pero logrando al mismo tiempo dejar ojiplático al lector (sí, ojiplático es la palabra que mejor lo define). Yo sonreí al finalizar el libro, no os digo más: es lo que tiene disfrutar de una historia y que el final sea tan satisfactorio.
Por otro lado, y esto es algo que ya estaba muy presente en El secreto de la caja de sándalo, la autora vuelca mucha información muy, muy interesante relacionada con su área profesional y sus amplios conocimientos sobre arte, música y antigüedades. Al final del libro habla de cómo surgió el Bartok Azul, el violonchelo Stradivarius del que os hablo más arriba y que, aunque es producto de la imaginación de la autora, surge de la combinación de dos instrumentos musicales que sí son reales: el chelo Duport y el violín Mendhelson. No os voy a contar la historia de estos instrumentos, para eso hay que leer el libro y luego leer estas notas de la autora, pero quien me conoce bien sabe que, dentro de que no tengo formación en ello y soy una simple aficionada, siento fascinación por los instrumentos Stradivari. La primera vez que vi un Stradivarius en persona (fue en Florencia) me tiré diez minutos delante de la vitrina con cara pocha y ojos vidriosos, y a mí estos detalles en un libro me llegan mucho. Ana sabe de lo que habla, se transmite perfectamente sobre el papel, y estas implementaciones sobre arte, música, antigüedades, casas de subastas, etc... empiezan a fomar parte de su marca de autora, que a partir de ahora llamaré "marca Trigo", porque no dudo que de un modo u otro seguirán apareciendo en futuribles publicaciones suyas.
Termino señalando lo obvio, que lo ideal hubiese sido colgar esta reseña dentro de unos días, el mismo 31 de octubre, porque no solo está ambientada ese día sino que se presta a esa fecha spooky en especial por varios de los elementos que combina, pero me resulta imposible porque toda la semana que viene toca reseñar clásicos para Halloween. Aun así es una lectura ideal para esa fecha, y os aseguro que el libro vuela en las manos. Yo lo leí en dos tardes y tiene más de 300 páginas: una vez que empiezas tienes que enterarte de qué pasó con Rebecca, sí o sí... y de otras cosas :)
Ana María Trigo es
escritora y tasadora de arte y antigüedades. Es licenciada en Historia
del Arte y Humanidades y Graduada en Derecho. Le apasionan el estudio de
la Egiptología, las historias de Sherlock Holmes y las viejas películas
en blanco y negro.
Ha publicado varios libros con editoriales y desde el año pasado se ha lanzado a publicar directamente en Amazon.
En su tiempo libre la encontrarás visitando museos y mercadillos de anticuario, enfrascada en un buen libro con una taza de té o trabajando en su próximo manuscrito.
Actualmente vive en Madrid con su marido y trabaja en una conocida casa de subastas internacional.
Buenos días,
ResponderEliminarme has convencido totalmente; no conocía a la autora pero todo lo que cuentas más arriba me ha gustado así que otro apuntado en la lista y van...
Un beso
Me lo llevo. Me gusta mucho ese misterio y el doble retrato de la protagonista, solo con tu reseña ya me he quedado intrigada (no solo por quién la asesinó sino por saber quién era Rebecca). Y por si tu reseña y el anterior libro de la autora no me hubiesen convencido, lo ha rematado la mini-bio de Ana Trigo: Historia del Arte, antigüedades, Sherlock Holmes y egiptología. No es que quiera leer sus novelas, es que quiero tomarme un té con ella!! Besos.
ResponderEliminarHola guapa, ya sabes que me convenciste con la primera novela de Ana Trigo, Egipto, sobre todo, y Sherlock Holmes, y cuando le leí me gustó mucho. Hace poco vi esta novela, pero se me había pasado ir a por ella. Ahora que me cuentas eso de Rebeca... más aún... a ver si hoy me la compro.
ResponderEliminarUn besazo
Hola, pues no conocía a la autora pero todo lo que cuentas me ha llamado muchísimo la atención y lo apunto ya. Besinos.
ResponderEliminarTe leo a saltitos porque acabo de empezarla y ya sabes que la curiosidad mató al gato 😂
ResponderEliminarMe voy antes de seguir leyendo.
Besitos 💋💋💋
Publicité esta novela en el blog la semana pasada y me gustaría leer esta nueva publicación de Ana, a ver si en diciembre puedo hacerle el hueco que se merece. Besos
ResponderEliminarPues no me sonaba. Y tiene muy buena pinta. Apuntado me lo llevo.
ResponderEliminarBesotes!!
¡Me gusta mucho! No lo conocía y la verdad es que no me sonaba pero me encanta todo lo que cuentas, el misterio, el contexto, los personajes sobre todo ella. Y cómo no el toque sobrenatural.
ResponderEliminarBesos
hola! esa mencion a Rebecca ya me lanza de cabeza en su busqueda, graciasss infinitas, las amo! saludosbuhos.
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarNo conocía el libro y por el momento no creo que lo lea, tengo demasiados pendientes, pero gracias por la reseña.
Nos leemos.
No lo conocía y la verdad es que me llama, pero últimamente ya he leído varios libros con sabor a clásico y como hay que seleccionar, en principio la voy a dejar pasar.
ResponderEliminarUn beso
Me has convencido bien convencida, me la llevo porque seguro que yo también la disfruto.
ResponderEliminarBesitos
En serio, voy a tener que dejar de pasar por aquí una temporada... otro que me llevo !
ResponderEliminarBesos.
Ahora mismo me estoy preguntando qué necesidad tenía yo de pasar por los blogs, si el viernes no estuve no estuve y podría haberlo dejado correr hasta la semana que viene ¿verdad? Pues nada aquí estoy y ya cargo con otro libro de los que traes. Me gusta especialmente que digas que la autora tiene una marca personal, eso me hace pensar que merece mucho la pena leerla. También lo de los instrumentos Stradivari me causa fascinación así es que sabes, apuntado queda.
ResponderEliminarBesos
Qué buena pinta tiene esta historia!! Si es que es un pecado leerte chiquilla, yo entro fría, concienciada de que no puedo seguir sumando más deseos lectores...y BOOM!! Uno más que me llevo, me encanta todo el misterio que rodea a su historia.
ResponderEliminarBesitos
Hum, en principio la trama no me llamaba mucho, pero lo pintas tan bien que me haces dudar, la verdad. Miraré más reseñas y ya veremos, pero gracias por darla a conocer^`
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