lunes, 12 de septiembre de 2016

RESEÑA COMBO (by MH) ::: EL FANTASMA DE CANTERVILLE - Oscar Wilde

Nada, que me ha dado por ahí, y como por falta de tiempo me cuesta mucho actualizar la sección de la FILMOTECA, tengo pensado hacer de vez en cuando una reseña COMBO (muy "original" el nombre), y reseñar tanto la novela como una adaptación suya al cine o la televisión (como mínimo). 

 ¿Y qué mejor que empezar con un clásico de entre los clásicos?



Título original:  The Canterville Ghost
Autor: Oscar Wilde 
Editorial: Funambulista (colección Intempestivos)
Traducción: Mario Lacruz 
Postfacio: Isabel Lacruz Bassols 
Páginas: 121
Fecha publicación original: 1887 
Fecha esta edición: junio de 2014 (3ª edición)
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 10,30 euros
Ilustración de cubierta:  The execution of Lady Jane Grey (Paul Delaroche, c. 1834)





 Inteligentísima mezcla de sátira social y elaborada farsa, El fantasma de Canterville (originalmente publicada en 1887) es una de las piezas más deliciosas y elegantes del gran Oscar Wilde.

Una sofisticada familia norteamericana, los Otis, compra el añejo castillo inglés de los Canterville. El anciano dueño les habla entonces de que en la mansión habita desde tiempos inmemoriales el colérico fantasma de Lord Simón Canterville, que mató a su esposa y cuyo cuerpo desapareció después misteriosamente. Lejos de amedrentarse, los inquilinos compran el castillo con fantasma incluido, y acaban sometiendo al pobre espectro anacrónico, que acaba siendo juguete y víctima de los dos niños terribles de la familia. Tal vez sea El fantasma de Canterville la novela más conocida y celebrada de Wilde, que ha pasado por méritos propios a la lista de obras inolvidables y fundamentales de la literatura universal. 

En esta edición recuperamos, además, la traducción magistral que en los primeros cincuenta realizó Mario Lacruz para la mítica Enciclopedia Pulga de Editorial Plaza, de la que acabaría siendo el director. Una versión ajustadísima y plena de vigor a día de hoy de este texto que no envejece con los años.


Leí El fantasma de Canterville hace muchos años, y era uno de esos libros que quería releer desde hace ya tiempo. Digamos que los años te hacen ver con otros ojos determinados libros, determinados clásicos. Muchas veces esos mismos años te hacen descubrir un libro nuevo, una profundidad distinta, unos detalles que te pasaron desapercibidos la primera vez, unas connotaciones que ni siquiera intuiste en la anterior lectura. También suele pasar que ya no lo disfrutas como antes, o que te das cuenta que el libro no era para tanto, así que hay que tener cuidado con las relecturas juveniles, que luego nos llevamos disgustos. Afortunadamente este no ha sido el caso.

Tendría unos 14 o 15 años cuando leí esta nouvelle de Wilde, así que tampoco es que fuese una cría y que haya descubierto un mundo nuevo en esta segunda relectura, pero sí que es verdad que la he disfrutado muchísimo más y, sobre todo, me he reído mucho más con las mordacidades que se le ocurrían al bueno de Oscar. Más vieja, más pelleja. Y con un humor más... negro :)


Inglaterra y Estados Unidos lo tienen todo en común, menos el idioma, naturalmente.

Esta es de esas frases que a quien más o a quien menos le suena, y resulta que sale de la pluma de Wilde (luego me he enterado que otro dublinés de pro, George Bernard Shaw, dijo algo muy parecido. ¿Quién fue primero? Tengo que enterarme). El caso es que define a la perfección la trama del libro. Una familia americana (el padre es ministro de los Estados Unidos, nada menos) compra el castillo de los Canterville en Inglaterra, muy cerca de Ascot. Se les avisa reiteradamente sobre la presencia de un fantasma muy poco amigable, pero son americanos, y los americanos, como bien se encarga de recordar el ministro, no creen en fantasmas. Así que allí que se mudan todos (ministro, esposa y cuatro hijos), y aunque al principìo siguen renegando de la existencia de dicho fantasma, pronto descubren que realmente existe. ¿Pero qué hacen? Como buenos americanos, comportarse de un modo de lo más pragmático y moderno: le aconsejan engrasante para las cadenas, mejunjes para el dolor de estómago, le tiran almohadas a la cabeza, le preparan trampas nocturnas o incluso le pagan con la misma moneda en lo que a sustos se refiere. Y claro, el fantasma, temido tras haber destruido vidas y asesinado criados y familiares durante 300 años, ufano de sus viles hazañas y terroríficas apariciones, se siente de lo más injuriado y furioso, porque tremenda falta de respeto hacia su persona y de miedo en general hacia sus artes, jamás la hubiese creído posible. Así que planea el asesinato de algunos de los miembros de la familia... concretamente de todos ellos. O casi. Los odia a todos a excepción de Virginia, la dulce hija de quince años del matrimonio, que jamás se ríe de él, sufre por él, y a larga será clave en la resolución de la historia del fantasma. El caso es que nunca sale nada como lo tiene previsto,  empieza a sentirse débil, fatigado y deprimido. ¡Es su deber y obligación hacer las cosas que hace, y estos americanos materialistas le están dejando sin trabajo!

Y no cuento más, que mucho ha sido ya. Lo importante, lo genial, es leerlo con la prosa de Wilde. Esta parodia y sátira de relato gótico hay que disfrutarla leyendo despacio cada página; riendo ante las ocurrencias tanto de los americanos como del fantasma, con esa eterna comparación entre los materialistas americanos y los aristocráticos y encorsetados ingleses; saboreando la elegancia del bueno de Oscar Wilde, su talento, su inteligencia, su fina ironía, su ingenio y delicadeza a la hora de escribir. Son ochenta páginas de puro deleite, pero también reside en ellas cierto poso de tristeza, personificada en un personaje que se siente vilipendiado solo por ser cómo es y por ser fiel a su naturaleza; se siente incomprendido, y él solo quiere llevar a cabo su trabajo y hacer lo que le corresponde por ser quién es. No cuesta mucho imaginarse a Wilde sintiéndose identificado con la incomprensión que sufre el personaje de Simon de Canterville.

Quien lo haya leído sabrá de lo que hablo (si es que le gusta esta breve novela tanto como a mí, que imagino que no será del gusto de todo el mundo), y quien no lo haya leído, dentro de que no me gusta recomendar, son apenas ochenta páginas, y es de esas historias que hay que leer alguna vez en la vida. Es divertida, es satírica, pero tiene su propia moraleja y un final tierno que la primera vez que se lee choca si lo comparamos con la primera mitad de la historia. Es un clásico imprescindible. Y hay que leerlo. Sí o sí.

Para terminar, me voy a detener un momento en la traducción, porque llama mucho la atención en esta edición de Funambulista. Más que nada porque es una traducción antigua, de los años 50 (evidente en cosas como traducir Simon con la tilde castellana, Simón), y no solo te la resaltan como algo digno de ser mencionado, sino que además el postfacio no está dedicado al autor y su obra, como sería lo normal, sino a él mismo, al traductor: Mario Lacruz. Y me chocó tanto (nunca lo había visto antes, de hecho) que estuve investigando un poco, y resulta que este señor fue un reputado editor de sellos tan importantes como Seix Barral o Plaza&Janés, y que fue uno de los descubridores de autores como Rosa Montero, Paco Umbral, Antonio Muñoz Molina o Julio Llamazares. Fue él también quien publicó casi toda la obra de Saramago en España. Vamos, que está considerado uno de los editores más importantes en lengua española del siglo XX. También era novelista. En vida había prohibido el acceso a un amario de su propiedad, y tras su muerte, una vez abierto, apareció una columna de escritos que se elevaba metro y medio de altura, que ahora se están publicando poco a poco. El postfacio irradia tanto amor, cariño, respeto y admiración por parte de su hija (también traductora, entre otras cosas, por lo que he visto), que dejo aquí este párrafo en honor a su padre, por si hay alguien por ahí a quien le guste tanto como a mí investigar y cotillear este tipo de cosas y quiere conocer un poco su legado.

Y no me enrollo más, que voy con la "adaptación".






Título original: The Canterville Ghost
Año: 1944
Duración: 95 minutos
País: Estados Unidos
Director: Jules Dassin
Guión: Edwin Blum
Basada en una novela de: Oscar Wilde

Reparto: Charles Laughton, Robert Young, Margaret O'Brien, William Gargan








En 1644, el señor de Canterville condena a su hijo a ser emparedado por traicionar el honor de la familia. Desde entonces su fantasma vaga por el castillo. Trescientos años después, durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), una compañía de infantería americana se aloja en el castillo y se dedica a hacer todo tipo de gamberradas al fantasma.


Pues esta puede decirse que es la adaptación más afamada de la novela... y bueno, pues vale :))). A ver, como película no deja de tener su punto, se deja ver estupendamente, tiene alguna interpretación muy buena, es muy amable, muy de su época... es un clásico de estos que te sientas un domingo por la tarde y lo ves de un tirón con la sonrisa en la boca, pero lo de mejor (o incluso buena) adaptación es muy discutible.

Y aclaro que adoro el cine clásico, que es de mis aficiones favoritas, y que si critico la peli un poco no es por desconocimiento del cine de aquella época o porque no sepa valorarlo... es que me parece que queda muy por debajo de la novela original. A ver, es que cuando algo no me hace mucha gracia me sale la vena puntillosa, lo siento un montón.

El guionista Edwin Blum se quedó con lo de que había un fantasma en un castillo, y a partir de ahí se inventó una historia completamente distinta que se parece a la novela de Wilde en básicamente nada. Fuera familia americana, fuera ambientación del XIX, fuera la historia y el pasado del fantasma, fuera quien tiene el papel de redimir al fantasma, fuera esa ironía punzante del maestro irlandés...

Fuera todo. Pero tenemos un fantasma. Que no se diga.

Hay que aclarar que esta película americana fue rodada en 1944 en plena 2ª Guerra Mundial. La única intención de muchas películas de aquellos años (baste recordar cómo trasladaron a todo un personaje victoriano como Sherlock Holmes a esta misma época de la mano de Basil Rathbone) fue la de motivar tanto a sus tropas como a los ciudadanos que vivían inmersos en la contienda, tratando de resaltar lo valerosos que eran los soldados, cómo superaban sus miedos y cómo se crecían ante la barbarie del ejército enemigo. Y eso mismo hicieron con El fantasma de Canterville. Se lo llevaron a una Inglaterra inmersa en guerra, en la que una compañía de soldados americanos llega al castillo donde habita el fantasma, y al tiempo que se preparan para luchar contra los nazis, deben hacer frente a la molestia que supone un bonachón fantasma con el rostro y orundo cuerpo del fantástico Charles Laughton. ¿Bonachón? Primer problema grave. El original es un asesino que no solo no se arrepiente sino que se vanagloria del mal que ha hecho a mucha, mucha gente. Todo lleno de ironía, sarcasmo, mucho humor negro, y un final en el que se le da la oportunidad de la redención... pero de bonachón no tiene nada. Y ese pelazo con ondas tampoco :)
Entre esta compañía americana destaca (aparte del graciosete del grupo que da la nota simpática...supongo) Cuffy, personaje interpretado por Robert Young, y que es realmente el protagonista de esta historia, pues pronto se revela su (milagrosa) relación con la familia de los Canterville. Además aparece la dueña del castillo, una niña de 6 años, que bueno, reconozco que no soy muy fan de los niños prodigio de aquella época, pero es que es muy repelentilla y marisabidilla. Tipica niña actriz de la época, nada que replicar a eso, y hay que entenderla en su contexto... pero que no :))

Por no extenderme mucho: que la película, la historia, el desarrollo de la historia, los personajes, no tienen nada que ver con la novela de Wilde... NADA. Si obviamos eso tenemos una película cuya finalidad de ensalzamiento del ejército americano es patente, fue filmada con ese fin, y se vale de una historia amable, simpática en algún momento, con alguna escena estupenda (como la del baile que os pongo al final, a partir del minuto 1:30 o así) para contarnos lo valerosos que eran los soldados (y lo simpáticos y alegres y tal que eran comparados con los estirados ingleses, dicho sea de paso). Poco más se puede extraer de la película. Laughton, el gran Laughton, está desaprovechasimo; la historia del fantasma la cambian de tal modo para adecuarse al tono amable de la película que poco margen le quedó para lucirse y construir un buen personaje.

Vamos, entretenidilla... pero nada que ver con el libro.

He localizado otra que a priori tiene peor pinta, que está ambientada en la actualidad y que creo que es una peli rodada para televisión, pero por lo que he leído es más fiel a la novela original. Le echaré un vistazo.

 

Oscar Wilde nació en 1854 en Dublín, en el seno de una familia protestante. Durante su estancia en el Magdalen College de Oxford se integró en el llamado movimiento"decadente" en literatura: se dejó el pelo largo, y decoraba sus aposentos con plumas de pavo y porcelanas eróticas. Casado con Constance Lloyd, con quien tuvo dos hijos, sin embargo sus querencias se dirigían a los muchachos de la calle. Finalmente, su relación con lord Alfred Douglas, el joven marqués de Queensberry, le ocasionaría su ruina como afamado autor, tras un juicio degradante y una estancia en prisión por conducta indecorosa. Murió en París, en 1900, arruinado.

Autor de arrollador éxito, genio de la ironía y conocido a ambos lados del Atlántico, a él se deben obras teatrales como Salomé (1894) y La importancia de llamarse Ernesto (1895), o novelas como El retrato de Dorian Gray (1890).


Miss Hurst

18 comentarios:

  1. ¡Hola!
    Pues de Wilde solo he leído El retrato de Dorian Gray, ya hace años, tengo que releerlo, pero además de la historia me maravilló la prosa del autor y me apunto este título para leer más obras suyas. Lo que cuentas del traductor es muy interesante, no lo conocía y no sabía todo eso sobre él.
    ¡Genial reseña!

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    1. ¡Muchísimas gracias, guapa! La verdad es que Dorian Gray y este libro, en cuanto a estilo no se parecen mucho, pero si te gustó Dorian Gray te gustará este. Por cierto, me encanta que te gustase El retrato de Dorian Gray, porque mucha gente se lleva una desilusión al leerlo. A mí me encanta, pero creo que la gente se espera algo menos denso cuando decide leerlo.

      ¡Besote!

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  2. Me encanta esta novela! La leí hace años y me arrancó más de una sonrisa la ironía de Wilde. Y sí, la peli no tiene que ver mucho con la novela. Está la idea y poco más. Pero es agradable de ver. Muy interesante la historia del traductor, Mario Lacruz. No lo conocía tampoco.
    Besotes!!!

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    1. A mí a ratos me hacía reír pero así, con risa MUY amplia :)). La he disfrutado mucho más en esta relectura que la primera vez que la leí. La peli, pues simpatiquilla, pero con la novela tiene poco que ver salvo el título y que hay un fantasma.

      ¡Besote!

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  3. No sé yo. Me gusta la ironía pero la mezcla de humor con lo gótico y el misterio no. Creo que me decanto por la amable peli aunque tampoco es que me llame demasiado porque parece que pierde gracia. Ya te diré aunque igual busco la moderna para hacerme mejor idea de lo que es la novela.
    Besos

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    1. De verdad que la mezcla es una muy buena mezcla: el humor es un humor muy fino y británico, y la sátira muy sutil y polite, por así decirlo. No te digo que lo leas, pero sí te digo que si algún día se te cruza en el camino hacerlo, creo que te gustará más de lo que crees (espero no equivocarme).

      ¡Besote!

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  4. He leído el libro varias veces, y todavía no entiendo por qué no se estudia cuando se estudia al autor. Bajo mi punto de vista, es mucho mejor que "El retrato de Dorian Gray". En cuanto a las versiones cinematográficas, he visto varias, y sólo una muy antigua, pero en color, ha logrado convencerme. Besos.

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    1. No sabía que cuando se estudia al autor no se estudia esta obra. Me dejas de piedra. Es muy dstinta a Dorian Gray, que tiene además momentos muy densos, pero vamos, para mí en la obra del autor es igual de importante aunque sea menos conocida. Sobre la peli, como adaptación un cero patatero. Seguiré buscando (buscaré la que comentas a ver qué tal).

      ¡Besote!

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  5. Me han entrado muchas ganas de leer el libro tras leerte; la peli la vi hace muchos años y sé que me gustó, pero claro, no podía comparar con la historia de la novela. A ver si me pongo al día con Wilde...
    ¡Un beso!

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    1. Con la peli la verdad es que no te puedes hacer una idea de la novela porque no se parecen en nada. Más allá de eso, yo creo que te gustaría mucho, y además se lee en un periquete.

      ¡besote!

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  6. Esta es una de las novelas que más me gustan de Oscar Wilde, junto con la obra de teatro "An ideal husband" (es una chorrada pero me encantan sus diálogos, sobre todo entre padre e hijo), es de mis preferidas. Supongo que por el tema del humor inglés que, además, se une al ingenio de Wilde y se convierten en lecturas perfectas para disfrutar.
    Me he quedado tan sorprendida como tú con la de la traducción de los años cincuenta de la edición de Funambulista. Vale que sea del señor Lacruz y tenga su prestigio, pero personalmente hubiese preferido una traducción de este siglo porque los trabajos de traducción e interpretación (también en la literatura) siguen avanzando, renovándose y perfeccionándose, así como el estudio de las figuras literarias como Oscar Wilde. Además de los cambios idiomáticos de la RAE, como tú apuntas.
    La peli parece simpática, pero poco que ver con el libro, ¿verdad? Besotes.

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    1. ¡Qué va a ser una chorrada! "An ideal husband" es genial :) Escuchar a Wilde o tener una conversación con él tenía que ser una gozada, ese ingenio (y saber plasmarlo en papel) no estaba ni está al alcance de cualquiera.

      Lo de la traducción, lo de utilizar traducciones del siglo pasado realmente lo hacen muchas editoriales en ediciones actuales de clásicos. De hecho hay gente que compra muchas ediciones distintas de un mismo libro porque las colecciona, y no se da cuenta de que está comprando la misma traducción, porque la comparten varias ediciones (y esto es demostrable, es la misma traducción con distinta portada y distinta editorial). Yo he llegado a ver traducciones de los años 20 del siglo XX en ediciones actuales. Las editoriales se ahorran trabajo y dinero, y como realmente mucha gente ni se da cuenta de esas cosas ni se fija, pues así nos va.

      La peli sí, muy simpática... pero cualquier parecido con la novela de Wilde es pura coincidencia... jajaja.

      ¡Besote!

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  7. Hola! Hace tiempo que me apetece leerlo, a ver si me hago con un ejemplar. La peli no la he visto si me animo será después de leerlo! Besicos

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    1. Se lee fácil, en un par de ratejos lo terminas, y te saca la sonrisa. Si al final te haces con él, espero que lo disfrutes mucho.

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  8. Este es uno de los libros que está en mi biblioteca esperando su turno de desde hace mucho tiempo. Tanto, que lo tenía completamente olvidado, de modo que gracias por rescatarlo.

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    1. Pues si te decides a rescatarlo de la estantería y darle una oportunidad, espero que lo disfrutes mucho. Es de esas novelas cortas pero que dicen mucho más y cuentan una historia mucho mejor que otras novelas que tienen 400 páginas más.

      ¡Besote!

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  9. Yo sólo he leído El retrato de Dorian Gray que me gustó mucho. Con éste por ahora no me animo.
    Besos

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    1. Pues si te gustó Dorian Gray me atrevería a decir que este también te gustaria aunque no se parezcan en nada. Si algúna día te animas ya contarás qué tal.

      ¡Besote!

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