Título original: Indiana
Autora: George Sand
Editorial: dÉpoca
Traducción: Eva María González Pardo
Prefacio: George Sand
Prólogo: Beatriz Alonso
Páginas: 336
Fecha publicación original: 1832
Fecha esta edición: octubre 2018
Encuadernación: cartoné
Precio: 20,90 euros Fecha esta edición: octubre 2018
Encuadernación: cartoné
Ilustraciones originales: Tony Johannot y Maurice Sand
Esta apasionante y conmovedora novela narra la historia de Indiana, una bella e inocente joven obligada a contraer un matrimonio de conveniencia con el señor Delmare, un estricto y anciano coronel ya retirado. Bajo el ala protectora de su primo, el fiel y taciturno sir Ralph, la joven e infeliz esposa vive una existencia anodina en una rica mansión de provincias hasta que se enamora perdidamente del apuesto Raymon de Ramière,
un aristócrata frívolo y aparentemente encantador que subvierte toda su
existencia. Resucitada de una vida desprovista de alegrías, la primera de las pasiones de Indiana es despertada por el hombre equivocado. La inconstancia en los sentimientos de Raymon y su engañosa personalidad
harán tambalear el corazón de la señora Delmare entre la indignación y
una atracción imposible de dominar, poniendo en peligro su honor.
Cuando este libro fue escrito en el otoño de 1831, se había consumido y finiquitado la Revolución de 1830 en Francia (llamada también Revolución de Julio o Las Trois Glorieuses), una revuelta popular y burguesa que consiguió destronar a Carlos X y a su gobierno autocrático, ascendiendo en su lugar al trono a Luis Felipe I.
Estos años convulsos, revueltos e inestables engendraron Indiana o las pasiones de madame Delmare, novela escrita por la incombustible George Sand en la que Indiana es una mujer que concentra y recoge todas las emociones, pasiones y sentimientos inherentes a los agitados y decimonónicos años 30 franceses.
Indiana, procedente de la antigua isla de Bourbon (isla Reunión), posee un corazón criollo apoderado y depositario de los sentimientos de tres hombres diversos y divergentes que representan las personificaciones de las distintas corrientes políticas, sociales y culturales que caracterizaron esta época francesa.
Así, vemos en su marido, el coronel Delmare, a un hombre maduro y curtido por las guerras napoleónicas que se conduce por medio de un realismo castrense que le incapacita para atisbar ninguno de los anhelos y sentimientos que pueblan en el corazón de su joven y frágil mujer.
Estos sentimientos a los que aspira el corazón de su esposa son recogidos sin pudor ni conciencia por el embaucador noble Raymon de Ramière, que con su labia, empatía y habilidades sociales es capaz de colarse de lleno en el corazón de nuestra heroína, exaltando y enardeciendo todos los sentidos que, como antes he comentado, su torpe marido es incapaz de vislumbrar, provocando con ello tales torrentes de romanticismo que llenan y desbordan el corazón de la joven.
Finalmente encontramos a su primo Rodolphe Brown (sir Ralph), observador-activo en la vida de Indiana. Siempre está a su lado y, aunque se comporta como una estatua fría e inerte, esa indolencia indiferente esconde todo un cúmulo de sentimientos, atenciones, cuidados y detenimientos hacia su prima que le resultan casi imposibles de expresar.
Estos tres hombres marcan y dirigen los movimientos de Indiana... pero su corazón, rebosante de sensibilidad y primitivismo, ya ha escogido, y merced a esta elección, ese corazón rebota y choca una y otra vez contra la felicidad, infelicidad y las ataduras matrimoniales: ha entregado su alma y su paz mental al noble Raymon de Ramière, y los caprichos y decisiones de este serán los que marcarán los ritmos de su flamante amor, tensionando su convivencia marital y colocando al bueno de sir Ralph en la posición de espectador y observador.
Por otro lado, ella siente que su corazón es libre y que no lo ha ofrecido por medio de ninguna cláusula matrimonial. Por ello, y a pesar de sus ataduras, opta en todo momento por lo que ella cree amor verdadero, ya que ni los prejuicios sociales ni los religiosos son capaces de privarle de una especie de frenesí y éxtasis que le nubla la conciencia y el discernimiento y le impide ver y reconocer a los hombres de su vida tal y como son en realidad, con sus embaucamientos y sus mentiras. También es cierto que vive enamorada de un amor imaginado e idealizado que deforma y magnifica, entregándose a una lucha que, desde el principio, todos intuimos que no va a recalar en buen puerto... todos, menos la protagonista. Y eso que desde el principio los actos del noble hablan por sí solos, pero no hay más ciego que el que no quiere ver.
Así, encontramos a nuestra buena Indiana supurando amor romántico y viviendo en una burbuja, obnubilada y girando su vida al ritmo de los antojos y ligerezas de su versátil noble. Todos estos cambios de humor y de sentidos marcan los ritmos y giros argumentales de la novela, y a lo largo de ellos vemos cómo la vida de nuestra protagonista asciende y desciende al mismo tiempo que su corazón y su vida giran y giran en una vorágine de sentimientos incontrolados.
Ya solo nos queda saber el papel del observador-activo, el contrapunto a todo este descontrol y desasosiego. Nuestro buen Ralph se convertirá en un ángel salvador... intermediario, sin opinar ni enjuiciar, entre las dos corrientes centrifugadoras que dirigen el corazón de Indiana: la del deber social y la de sus deseos más íntimos. Y, a partir de aquí, el lector debe descubrir cómo acabará este cuarteto singular lleno de sentimientos profundos y viscerales.
La prolija George Sand supo insuflar a una de sus novelas más tempranas toda la sensibilidad de la época, en la que los movimientos sociales diluían los diferentes estamentos encumbrando y posibilitando a una burguesía cada vez más poderosa, mientras que a la rancia nobleza no le quedaba otra que la connivencia con ellos. Esto lo observamos en alguna de las decisiones de Raymon de Ramière, a quien no le importa sacudirse todos los escrúpulos de su clase si con eso favorece sus intereses y su supervivencia.
Indiana o las pasiones de Madame Delmare es una novela maravillosa, un acceso perfecto a la vida de su autora, George Sand... una puerta abierta a su grandiosa e ingente labor literaria, legado de todas sus experiencias y de su vida. Toda esta herencia literaria se enraizó con su época, donde su sensibilidad, instinto y feminidad no le impidieron vivir una vida plena, cercana e influenciada siempre por todo cuanto le rodeaba, ya fueran los movimientos sociales y reivindicativos, o la política, las colonias y, sobre todo, la condición y los derechos de la mujer. No me voy a extender sobre la autora, pues podemos encontrarla y descubrirla en la reveladora y significativa introducción de Beatriz Alonso.
Como ya sabéis, soy una ferviente admiradora de todos los libros de la editorial dÉpoca, y en especial de la colección Delicatessen. Son todos tan bonitos y exquisitos en sus detalles e ilustraciones que no me canso de tocarlos y admirarlos, e Indiana o las pasiones de Madame Delmare cumple rigurosamente con todos esos estándares de calidad a los que nos tienen malacostumbrados.
La novela es conmovedora y enriquecedora; me ha fascinado.
Estos años convulsos, revueltos e inestables engendraron Indiana o las pasiones de madame Delmare, novela escrita por la incombustible George Sand en la que Indiana es una mujer que concentra y recoge todas las emociones, pasiones y sentimientos inherentes a los agitados y decimonónicos años 30 franceses.
Indiana, procedente de la antigua isla de Bourbon (isla Reunión), posee un corazón criollo apoderado y depositario de los sentimientos de tres hombres diversos y divergentes que representan las personificaciones de las distintas corrientes políticas, sociales y culturales que caracterizaron esta época francesa.
Así, vemos en su marido, el coronel Delmare, a un hombre maduro y curtido por las guerras napoleónicas que se conduce por medio de un realismo castrense que le incapacita para atisbar ninguno de los anhelos y sentimientos que pueblan en el corazón de su joven y frágil mujer.
Estos sentimientos a los que aspira el corazón de su esposa son recogidos sin pudor ni conciencia por el embaucador noble Raymon de Ramière, que con su labia, empatía y habilidades sociales es capaz de colarse de lleno en el corazón de nuestra heroína, exaltando y enardeciendo todos los sentidos que, como antes he comentado, su torpe marido es incapaz de vislumbrar, provocando con ello tales torrentes de romanticismo que llenan y desbordan el corazón de la joven.
Finalmente encontramos a su primo Rodolphe Brown (sir Ralph), observador-activo en la vida de Indiana. Siempre está a su lado y, aunque se comporta como una estatua fría e inerte, esa indolencia indiferente esconde todo un cúmulo de sentimientos, atenciones, cuidados y detenimientos hacia su prima que le resultan casi imposibles de expresar.
Estos tres hombres marcan y dirigen los movimientos de Indiana... pero su corazón, rebosante de sensibilidad y primitivismo, ya ha escogido, y merced a esta elección, ese corazón rebota y choca una y otra vez contra la felicidad, infelicidad y las ataduras matrimoniales: ha entregado su alma y su paz mental al noble Raymon de Ramière, y los caprichos y decisiones de este serán los que marcarán los ritmos de su flamante amor, tensionando su convivencia marital y colocando al bueno de sir Ralph en la posición de espectador y observador.
Por otro lado, ella siente que su corazón es libre y que no lo ha ofrecido por medio de ninguna cláusula matrimonial. Por ello, y a pesar de sus ataduras, opta en todo momento por lo que ella cree amor verdadero, ya que ni los prejuicios sociales ni los religiosos son capaces de privarle de una especie de frenesí y éxtasis que le nubla la conciencia y el discernimiento y le impide ver y reconocer a los hombres de su vida tal y como son en realidad, con sus embaucamientos y sus mentiras. También es cierto que vive enamorada de un amor imaginado e idealizado que deforma y magnifica, entregándose a una lucha que, desde el principio, todos intuimos que no va a recalar en buen puerto... todos, menos la protagonista. Y eso que desde el principio los actos del noble hablan por sí solos, pero no hay más ciego que el que no quiere ver.
Así, encontramos a nuestra buena Indiana supurando amor romántico y viviendo en una burbuja, obnubilada y girando su vida al ritmo de los antojos y ligerezas de su versátil noble. Todos estos cambios de humor y de sentidos marcan los ritmos y giros argumentales de la novela, y a lo largo de ellos vemos cómo la vida de nuestra protagonista asciende y desciende al mismo tiempo que su corazón y su vida giran y giran en una vorágine de sentimientos incontrolados.
Ya solo nos queda saber el papel del observador-activo, el contrapunto a todo este descontrol y desasosiego. Nuestro buen Ralph se convertirá en un ángel salvador... intermediario, sin opinar ni enjuiciar, entre las dos corrientes centrifugadoras que dirigen el corazón de Indiana: la del deber social y la de sus deseos más íntimos. Y, a partir de aquí, el lector debe descubrir cómo acabará este cuarteto singular lleno de sentimientos profundos y viscerales.
La prolija George Sand supo insuflar a una de sus novelas más tempranas toda la sensibilidad de la época, en la que los movimientos sociales diluían los diferentes estamentos encumbrando y posibilitando a una burguesía cada vez más poderosa, mientras que a la rancia nobleza no le quedaba otra que la connivencia con ellos. Esto lo observamos en alguna de las decisiones de Raymon de Ramière, a quien no le importa sacudirse todos los escrúpulos de su clase si con eso favorece sus intereses y su supervivencia.
Indiana o las pasiones de Madame Delmare es una novela maravillosa, un acceso perfecto a la vida de su autora, George Sand... una puerta abierta a su grandiosa e ingente labor literaria, legado de todas sus experiencias y de su vida. Toda esta herencia literaria se enraizó con su época, donde su sensibilidad, instinto y feminidad no le impidieron vivir una vida plena, cercana e influenciada siempre por todo cuanto le rodeaba, ya fueran los movimientos sociales y reivindicativos, o la política, las colonias y, sobre todo, la condición y los derechos de la mujer. No me voy a extender sobre la autora, pues podemos encontrarla y descubrirla en la reveladora y significativa introducción de Beatriz Alonso.
Como ya sabéis, soy una ferviente admiradora de todos los libros de la editorial dÉpoca, y en especial de la colección Delicatessen. Son todos tan bonitos y exquisitos en sus detalles e ilustraciones que no me canso de tocarlos y admirarlos, e Indiana o las pasiones de Madame Delmare cumple rigurosamente con todos esos estándares de calidad a los que nos tienen malacostumbrados.
La novela es conmovedora y enriquecedora; me ha fascinado.
George Sand (1804-1876), pseudónimo de Amantine Aurore Lucile Dupin, baronesa de Dudevant, fue una escritora y dramaturga francesa que se rebeló contra las costumbres y prejuicios de su tiempo, defendiendo los derechos de la mujer y criticando las injustas leyes matrimoniales.
Rebelde y reivindicativa por naturaleza, la autora aborda en sus novelas, y particularmente en Indiana, temas tan controvertidos como el adulterio, la poderosa influencia de la opinión pública y las desigualdades de clase y género a principios del siglo XIX.
No he leído nada de la autora y las ediciones de esta editorial me encanta, ya está en mi lista de Reyes.
ResponderEliminarBesos
Hola,
ResponderEliminarno me llama especialmente la atención este libro aunque tengo ganas de estrenarme con esta editorial; tengo un par de libros en casa así que creo que empezaré por esos.
Un beso
A mi me apetece mucho, de George Sand leí hace muchos años Un invierno en Mallorca y me supo a poco. Seguro que cae por reyes, o no, que tengo un listado de libros "deseados" que los que se caen para atrás igual son los Magos... Besinos.
ResponderEliminarEsta editorial publica joyitas como esta, que me apetece mucho leer. Así que tomo nota para más adelante. Besitos
ResponderEliminarAy no sé qué decirte, es que estoy hasta arriba, pero la pitnas tan bien.
ResponderEliminarBesos.
Me parece muy interesante. Lo tendré en cuenta. Un beso.
ResponderEliminarEso iba a deciros, que este es muy vuestro...
ResponderEliminarNO lo he leído pero también me gusta Dépoca por las ediciones tan
chulas que hace. Realmente el género no me encanta tanto, pero siempre acabo cayendo.
BEsos.
Hola guapa, pues la verdad es que tiene buena pinta. Y cómo bien dices todos los libros de la editorial D´Epoca son maravillosos... Lo tendré en cuenta.
ResponderEliminarUn besazo
Bueno, a mi me vas a perdonar, pero no me acaba de llamar... tanto amorío, tanto hombre de por medio... no sé, lo veo un poco "pasteloso" para mi gusto... Es verdad que la editorial hace un trabajo perfecto con las ediciones y recuperando títulos de clásicos no tan conocidos... pero desde que llevo leyendo clásicos, hay algo que he entendido de mi persona, y es que no cualquier clásico me va bien... ¿me gustan las Brontë?, sí... ¿Jane Austen? No tanto... ¿Mary Shelley? Me encantó... ¿Charles Dickens? me costó horrores su pluma... Así que conmigo es algo más dificil y de esta editorial intento escoger aquellos títulos cuya sinopsis me atraigan de verdad... probé con Patricia Brent, Solterona y me aburrió un poco.... pero ya te digo, va con mi persona... Y la princesa Tarakanova sí que me gustó...
ResponderEliminarPD: Ya verás que en el ensayo de La historia secreta de Jane Eyre, el autor es muy neutral.. cuenta lo bueno y lo malo de Charlotte... no lo puse en la reseña, pero en algunos párrafos se da a entender que era un poco "quejica, criticona y con prejuicios hacia otras nacionalidades"... Y con Héger algo acosadora... jejejej
Este no me llama la atención más allá de la bonita edición asies que no me voy a animar
ResponderEliminarBesos
Ya pintaba bien cuando la editorial empezó con la promo y viniendo de donde viene pues difícil es que no cumpla. Me gusta la historia, los tejemanejes, y líos varios y posiblemente también la ambientación. Está en la lista.
ResponderEliminarBesos
Muchísimas gracias por la reseña, Miss Bingley. Le tengo un gran cariño a la autora y me ha emocionado mucho leerla. Con vuestro permiso la subiremos a la página del libro. G R A C I A S (Susanna)
ResponderEliminarEstoy enamorada de las ediciones de este editorial, es que no puedo evitarlo para mí es cómo adquirir Arte, yo las necesito tener todas sino no voy a ser feliz, quién sabe, tal vez también son una inversión de futuro 😋
ResponderEliminarEl que no se consuela es porque no quiere.
La reseña de órdago, qué envidia 😍🤩
Besitos carinyet 💋💋💋
No iba a leer la reseña hasta haber leído el libro, que me espera en el estante. Eres muy convincente y me dejas con muchas ganas de conocer a esa mujer y esos tres hombres cuya lectura te ha fascinado.
ResponderEliminarBesos
Maravillosa reseña de un libro al que le tengo un especial afecto. Gracias por la parte que humildemente me toca, y me alegro mucho de que lo haya disfrutado, Miss Bingley. Les envío a ambas un abrazo enorme.
ResponderEliminarToda esta colección me apetece muchísimo, a ver si me voy haciendo poco a poco con ellos que todavía no tengo ni uno!!
ResponderEliminarBesitos
Qué maravilla de reseña! Si ya le tenía echado el ojito al libro, ahora me has dejado con muchísimas ganas!
ResponderEliminarBesotes!!!
¡Hola!
ResponderEliminarMe ha encantado la reseña, este libro se suma a mis pendientes.
Un besito.
Tomo nota.
ResponderEliminarProbablemente será mi próxima lectura!
ResponderEliminarHola, MB:
ResponderEliminarEste libro lo tengo en la cabeza de mi lista y va a ir a mi carta de los Reyes Magos casi, casi seguro. Tengo muchísimas ganas de leer a esta autora y creo que esta historia que recupera d'Epoca es la opción perfecta. Y, claro, traes esta reseña y me pones los dientes aún más largos. Ais, ais... ¡Qué larga se hace la espera!
Un saludo imaginativo...
Patt