lunes, 23 de diciembre de 2019

RESEÑA (by MH) ::: CARTAS DE PAPÁ NOEL - J. R. R. Tolkien




Título original: Letters from Father Christmas
Autor: J. R. R. Tolkien
Editorial: Minotauro
Traducción: Martin Simonson
Páginas: 192
Fecha publicación original: 1976
Fecha esta edición: noviembre 2019
Encuadernación: cartoné con sobrecubierta
Precio: 17,95 euros
Ilustraciones: J. R. R. Tolkien

Todos los años en el mes de diciembre, los hijos de J.R.R. Tolkien recibían cartas de Papá Noel. El presente libro recoge todos los extraordinarios dibujos y cartas, desde la primera nota para su hijo mayor en 1920 hasta la última y conmovedora correspondencia con su hija en 1943, en una única y maravillosa edición.

En estas cartas, «Papá Noel» relataba maravillosas historias sobre la vida en el Polo Norte:

• Cómo todos los renos se escaparon y esparcieron regalos por todas partes;
• Cómo el Oso Polar, muy dado a provocar accidentes, escaló el Polo Norte y se cayó a través del tejado de Papá Noel, aterrizando en el salón;
• Cómo rompió la luna en cuatro pedazos e hizo que el Hombre de la Luna cayera hasta el patio trasero de su casa;
• ¡Qué ocurrió en las guerras contra el molesto grupo de trasgos que habitaban las cuevas debajo de la casa!
En ocasiones el Oso Polar hacía algún garabato, y a veces Ilbereth, el elfo, escribía algún mensaje con su letra elegante y fluida, añadiendo aún más vida y humor a las historias.

La de años y años que llevaba detrás de este libro... yo quería aquella edición tan preciosa grande y de portada roja descatalogada desde hace años, pero los precios prohibitivos de segunda mano han hecho que no pueda hacerme con el libro hasta esta reciente edición... y sí, ahora mismo estoy muy enamorada de las cartas, de los dibujos, de todo lo que significan y del mismísimo Tolkien en persona si se tercia.

En una introducción inicial se explica el contenido del libro: cada Navidad, desde 1920 hasta 1943, en casa de los Tolkien se recibía puntualmente correo desde el Polo Norte con un remitente muy especial: Papá Noel. John, el primogénito de la prole Tolkien, tenía 3 años cuando llegó la primera carta, breve, concisa y con unas palabras afectuosas. Ese tipo de cartas llegaron durante unos cuantos años más pero, conforme fueron naciendo sus hermanos (Michael, Christopher y Priscilla), las cartas fueron alargándose, introduciendo nuevos personajes, contando aventuras sin fin, anécdotas de la vida en el Polo Norte, desavenencias con otras especies... convirtiendo la recepción y la lectura de estas cartas en todo un acontecimiento. 
 
De este modo entraron en liza el Oso Polar y sus sobrinos, Paksu y Valkotukka; los Hombres de la Nieve y sus hijos, los Niños de la Nieve; el Oso Cavernario; los malvados trasgos que roban regalos y con los que deben entrar en guerra cada pocos cientos de años; los elfos ayudantes... y con ellos las cartas narraban la vida en el Polo Norte, las dificultades para preparar los regalos todos los años, las torpezas bienintencionadas del Oso Polar, cómo tuvo que mudarse Papá Noel a la Casa del Acantilado... Fijaos si los niños Tolkien esperaban con ansias estas cartas cada año que a partir de cierto momento las misivas desde el Polo Norte ya no llegaban solo para Nochebuena, sino que a veces el pobre Papá Noel ya tenía que responder cartas de estos niños desde octubre y debía escribirles varias veces en los últimos meses del año.
 
Leer estas cartas siendo niño, con esa inocencia, con la certeza de que te estás carteando con el mismísimo Papá Noel, me parece simplemente mágico. Pero leer estas cartas en edad adulta, cuando ya conoces la fealdad que impera en el mundo, cuando ese mundo a veces da poco margen para creer en la magia y en las cosas buenas que nacen del corazón, emociona... emociona imaginarse el contexto en el que nacieron estas cartas y la constancia y el cariño con las que perduraron hasta que la última de la prole Tolkien, Priscilla,  cumplió 14 años y se interrumpieron. 
 
Tolkien, el maravilloso Tolkien, otorgó a Papá Noel una caligrafía temblorosa a causa de su avanzada edad; y cuando el Oso Polar empezó a intervenir en las cartas, le concedió una letra más angulosa y grande porque sus gordas y enormes patas no podían escribir de manera más elegante; y cuando Ilbereth, el secretario elfo de Papá Noel, empezó a echarle una mano con la correspondencia, su letra pequeñita-pequeñita resultaba claramente distintiva. Cada habitante del Polo Norte tenía su propia personalidad en esas cartas, todas ellas con letras en rojo y negro, con anotaciones aquí y allá, pequeños dibujos... Me imagino a Tolkien sentado ante su escritorio no solo ideando las aventuras que iba a narrar, sino quién las iba a narrar y, llegado un punto, incluso dibujándolas. Porque sí, al principio solo dibujaba los sellos del Polo Norte que aparecían en los sobres de las cartas, pero a partir de 1925 también empezó a mandarles dibujos que ilustraban lo que les contaba en las cartas, y creedme, algunos de esos dibujos son simplemente maravillosos en su sencillez. No podía evitar sonreír cuando leía en la carta eso de que "solo le había llevado un minuto dibujarlos" y pensaba en el tiempo que realmente debía dedicar a cada unas de esas imágenes. 
 
Estas cartas, que abarcan 24 navidades, son un testimonio fantástico no solo del cariño que había en esta familia, sino de la época en que fueron escritas y la propia carrera como escritor de Tolkien. En lo que respecta a la familia, no solo conocemos a los cuatro hijos del autor, sus gustos, los nombres de sus muñecos... sino que vamos viendo cómo van creciendo y dejan de escribir a Papá Noel aunque Papá Noel siempre se acuerde de ellos en sus cartas y, con respecto a esto, cómo debía llegar un punto que los mayores iban descubriendo quién escribía realmente esas cartas y callaban para que sus hermanos las siguiesen disfrutando. Por las cartas se deduce que ningún hermano jamás estropeó la magia al resto de sus hermanos, y a mí eso emociona, qué queréis que os diga (sí, estoy sensiblera, qué le voy a hacer). También en una de las cartas descubrimos que ya se había publicado El hobbit con un éxito tremendo (libro que mucha gente no sabe que Tolkien también escribió precisamente para sus hijos), y llega un punto en que la inevitable guerra y su miseria también meten la zarpa, aunque Tolkien en ningún momento se muestra condescendiente con su hija Priscilla (única destinataria ya por aquel entonces): no le esconde la realidad de lo mal que está el mundo, de las familias expulsadas de sus casas, de los niños que se han quedado sin hogar, de la falta de recursos, de que hay que compartir lo poco que hay para repartir... pero curiosamente sigue escribiéndole cartas desde el Polo Norte contándole las aventuras de un puñado de personajes fantásticos e irreales. Cruda realidad y magia dentro del mismo sobre.

A mí estas cartas me han transmitido cariño y amor a raudales, valores y buenos sentimientos, fantasía, aventuras, humor, muchísima imaginación... pero a Tolkien también se le escapa cierta nostalgia y melancolía que va en aumento con el transcurrir de los años conforme sus hijos crecen, Europa entra en guerra, etc..., aunque supongo que esas cosas solo las notamos los adultos (afortunadamente).

Lo he dicho arriba: estoy enamorada de este libro, sin más. Idear algo así, crear todo ese mundo y mantenerlo durante más de dos décadas ininiterrumpidamente, solo está al alcance de mentes privilegiadas con un genio infinito y un corazón de oro. Un libro al que recurrir de vez en cuando para releer alguna carta, recordar algún dibujo, volver a reírse con alguna aventura... pero no solo en Navidad, sino en cualquier época del año.





John Ronald Reuel Tolkien nació el 3 de enero en Bloemfontein en el Estado Libre de Orange. A principios de 1895, su madre, agotada por el clima, regresó a Inglaterra con Ronald y su hermano pequeño, Hilary. Tras el fallecimiento de su padre, a causa de unas fiebres reumáticas, él y su familia se establecieron brevemente en Sarehole, cerca de Birmingham. Esta hermosa zona rural causó una honda impresión en el joven Ronald, y sus efectos pueden verse en su escritura y en algunos de sus cuadros.

Mabel falleció en 1904, y los hijos quedaron a cargo del padre Francis Morgan, un sacerdote del Oratorio de Birmingham. En el King Edward’s School, Ronald desarrolló su amor por las lenguas; más adelante inventaría sus propios idiomas. También por esta época conoció a Edith Bratt, con quien se casó en 1916.

Cuando estalló la primera guerra mundial en 1914, Ronald era todavía un estudiante en Oxford. Se graduó al año siguiente, con un sobresaliente en Inglés y poco después fue enrolado como teniente en los Lancashire Fusiliers. En 1916 combatió en la batalla del Somme, pero cayó víctima de la fiebre de las trincheras y fue devuelto a casa como no apto para el servicio.

Tolkien fue uno de los mejores filólogos de su época y gran parte de su vida laboral transcurrió en Oxford, primero como profesor de anglosajón y luego como profesor de lengua inglesa y literatura. Al mismo tiempo, en privado, trabajaba en el gran ciclo de mitos y leyendas que más adelante se publicaría con el título de El Silmarillion. Edith y él tuvieron cuatro hijos, y en parte fue para ellos por lo que escribió el cuento El Hobbit, publicado por Allen & Unwin en 1937. Tuvo tanto éxito que el editor quiso tener en seguida una secuela, pero no fue hasta 1954 que apareció el primer volumen de la obra maestra de Tolkien, El Señor de los Anillos, con un éxito inmediato. Su enorme popularidad sorprendió a Tolkien.

Ronald y Edith Tolkien se mudaron a Bournemouth al llegar a la vejez, pero cuando Edith murió en 1971, Tolkien regresó a Oxford. Ronald Tolkien falleció el 2 de septiembre de 1973, tras una breve enfermedad.

17 comentarios:

  1. Hola.
    No conocía el libro pero veo que es un libro para estas fechas, ademas de que podría gustarme bastante, así que me lo llevo anotado. !Feliz Navidad!
    Nos leemos.

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  2. Acabo de pasarme por el blog de Norah, y ya están en mi lista: me parece que me voy a quedar enamorada de este libro.
    Besos y ¡feliz Navidad!

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  3. El libro es una Maravilla. Yo tambien lo quiero. Besinos y Feliz Navidad.

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  4. Lo leí hace mucho pero guardo muy buen recuerdo, una preciosa lectura que con tu reseña me apetece releer.

    Besitos y Feliz Navidad 🎄🎉🎁💋

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  5. Es una pasada...
    Lo leí hace unos 3 años y recuerdo que pensaba: "Como se lo curró Tolkien como padre"... nos da una idea de como era más allá de su faceta de escritor... Sus hijos debieron de alucinar con esas cartas... una de esas experiencias de la infancia que no se olvidan nunca ;)

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  6. ¡Hola!
    Este libro me parece maravilloso. Lo descubrí no hace mucho, a pesar de ser tan famoso, y siento que es un libro súper especial (y con tu reseña me lo has confirmado). Me alegra mucho que hayas disfrutado este libro, y sobre todo en estas fechas.

    ¡Feliz Navidad! :)

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  7. Hola guapa, la verdad es que es una edición preciosa, y la idea de la que surge aún más... Me parece realmente maravilloso y encantador que Tolkien se dedicara cada Navidad a regalar a sus hijos una carta de Papal Noel es realmente GENIAL...
    Un besazo

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  8. Es que no se puede decir de otra manera ni explicar mejor. Es una auténtica maravilla. Menudo pedazo de recuerdo que les quedó y la ilusión que les haría. Y que te demuestren que te quieren con cosas así es un auténtico lujazo y una suerte.
    Me los imagino releyendo esas cartas de adultos.
    Yo también me he "enamorado" hasta del mismo Tolkien.
    ¿Por qué nunca nos pasan esas cosas?
    Aunque no me quejo, que a mí también me llegan cosas maravillosas vía postal.
    ;)
    Besos

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  9. Ay, qué cosa más bonita... Este libro me ha hecho imaginarme a Tolkien de otro modo. Precioso libro y preciosa reseña. Vamos, que este va directo a la lista de los Reyes Magos. Besos

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  10. Ay, ya sabes que soy muy fan de este libro, tengo la edición antigua (con cubiertas en rojo y un poco más grande que la de este año) y me hizo mucha ilusión que Minotauro la reeditara porque merece mucho la pena y todo el mundo debería tener un ejemplar en casa. Recuerdo con cariño uno de los originales de Tolkien escrito con letra muy temblorosa por el frío del Polo Norte. Y cómo la guerra asoma las orejas un par de navidades que no saben seguro qué podrán poner bajo el árbol con todo el bloqueo y los bombardeos. Maravilla imprescindible, sin duda. Besos.

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  11. Desde luego es una maravilla¡¡ Qué imaginación y que bonito hacer eso para tus niños¡¡

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  12. Me parece una preciosidad, no dejo de verlo por redes y se me están poniendo los dientes largos. Y con tu reseña creo que peor jajaja LO NECESITO PARA VIVIR!!!

    Además es que es lo que comentas, pensar de donde surgió hace que sea aún más especial. Lo acabaré comprando seguro.

    Besitos y felices fiestas, guapa!!!

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  13. Me encanta el libro y su historia, me parece un detalle muy bonito por parte de Tolkien para sus hijos. Me lo pido.
    Besos

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  14. ¡ooooh, miss Hurst! Debo de ser de los pocos que desconocen esta faceta de Tolkien. Por lo que nos comentas en tu reseña, estamos ante una verdadera joya literaria. Me la llevo anotada, porque buscaré el libro para disfrutarlo. Besos.

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  15. Hola Miss Hurts!! Es un libro que llevo mucho queriendo leer. Adoro los cuentos de navidad y sabiendo que el autor se los escribía a sus propios hijos, me interesan mucho más. ¡Genial reseña! Besos y Feliz Navidad!!

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  16. Pues llegó a mi casa la Navidad pasada, pero sigue esperando su momento. Una delicia sin duda. Tuvieron que ser fantásticas esas navidades esperando carta de Papa Noel.
    Un abrazo. Fantástica reseña.

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