Título original: The Evolution of Calpurnia Tate
Autora: Jacqueline Kelly
Editorial: Círculo de Lectores
Traducción: Isabel Margelí
Páginas: 352
Fecha de publicación: 2010
Encuadernación: cartoné
Precio: descatalogado (disponible de 2ª mano) Encuadernación: cartoné
Ilustración de cubierta: Beth White
Calpurnia, Callie Vee, es una niña que vive en un pueblo de Texas. A
pesar de que su madre insiste en que aprenda a tocar el piano, coser y
cocinar, ella está más interesada en lo que ocurre tras la puerta
cerrada de la biblioteca, o en el laboratorio de su abuelo.
Poco a poco irá ganándose a este señor un tanto huraño y empezará a colaborar con él en sus observaciones del medio natural, aprenderá quién es Darwin, qué son las especies y las subespecies y también lo idiotas que se vuelven los hermanos mayores cuando se enamoran.
Poco a poco irá ganándose a este señor un tanto huraño y empezará a colaborar con él en sus observaciones del medio natural, aprenderá quién es Darwin, qué son las especies y las subespecies y también lo idiotas que se vuelven los hermanos mayores cuando se enamoran.
Compré este libro de segunda mano hace ya varios años, pero como suele pasar, se ha ido quedando atrás a pesar de las buenas opiniones que había leído sobre él. Cuando vi que aparecía en las recomendaciones del sorteo del cuarto aniversario el año pasado para reseñar durante este 2020, supe que le había llegado el momento. No voy a decir que me arrepiento de no haberlo leído antes porque creo que a cada libro le llega su momento cuando le tiene que llegar, pero es de esos libros que te pellizcan el corazón y se quedan ahí calentitos y a buen cobijo para no marcharse jamás. Me alegra muchísimo que sea este el libro con el que, por primera vez después de tres fracasos, cumplimos el reto de Netherfield de reseñar diez de vuestras recomendaciones (tenéis la prueba aquí).
La historia arranca en el caluroso verano de 1899, en un pequeño pueblecito de Texas. Allí vive Calpurnia Virginia Tate (llamada Callie Vee por todo el mundo) junto a su familia. Callie es la única chica de siete hermanos, lo que ya de por sí es malo, pero es que encima es la del medio; adora por encima de todas las cosas a Harry, su guapo hermano mayor, y es adorada por encima de todas las cosas por su achuchable hermano más pequeño, J.B. Con ellos también vive el abuelo, Walter Tate, ese ser misterioso que se pasa el día en la biblioteca de la casa o en el laboratorio que tiene montado en el cobertizo, y con el que no tienen contacto más allá de las comidas y cenas, momentos en que apenas les dirige la palabra. Pero Calpurnia tiene una duda existencial sobre los saltamontes, y el único que puede respondérsela es el abuelo, ese ogro al que ninguno de sus hermanos mayores se atreve a acercarse. Como no se le pone nada por delante, acude a la cueva del dragón a preguntarle... y, sin saberlo, esa decisión marcará un antes y un después en su vida. No solo aprenderá a observar el mundo que le rodea con ojos diferentes, oirá hablar de un tal Darwin y se convertirá en la ayudante oficial de las investigaciones de su abuelo, sino que comenzará a comprender la grieta interna que siempre ha sentido con respecto a lo que se espera de ella como la única heredera mujer de la familia Tate. ¿Y si no quiere aprender a cocinar, coser y bordar, ni presentarse en sociedad a los 18 años para cazar un marido? ¿Y si ella quiere ser algo diferente, algo que pertenece al mundo de los hombres y le está vedado a las mujeres? La vida de Calpurnia sufrirá muchos cambios durante la segunda mitad del año 1899, y en ese camino hacia el comienzo de una nueva era regala momentos inolvidables al lector.
Si supiérais todas las cosas que me gustaría comentaros de este libro... La evolución de Calpurnia Tate está escrito sobre todo con mucha inteligencia, mucha sensibilidad, mucho sentido del humor y mucha comprensión de la dinámica de una familia numerosa en la que cada uno de sus miembros tiene una personalidad muy diferente y definida pero que, en su conjunto, conforman un universo que encaja sin ninguna fisura. Las situaciones, los diálogos, las riñas, la relación entre los hermanos... todo suena tan realista, tan atinado, tan creíble, que te sumerges en el día a día de esa casa sin taparte la nariz y a lo loco. Y pasas por muchos sentimientos diferentes mientras lees la historia, porque contemplar la vida desde el punto de vista de una niña de once años que es muy infantil para unas cosas pero muy observadora e inteligente para otras hace que el tobogán de sensaciones fluctúe constantemente.
El modo en que Calpurnia nos habla es perfecto gracias a la pericia de su autora a la hora de asumir el punto de vista infantil que observa mucho más de lo que cree y que cuenta mucho más agudamente de lo que pretende. Calpurnia no solo observa el mundo que le rodea, sino que lo rumia, lo mastica, lo asimila y lo comparte con el lector, a quien hace partícipe de todos sus descubrimientos. Se cuestiona todo e intenta comprenderlo todo, y eso incluye a sus padres, sus hermanos, los criados que forman parte de la propia familia, las cosas que pasan en el pueblo y a sus vecinos, sus aptitudes (o la carencia de ellas) para llegar a ser la buena ama de casa que se espera que sea, los inventos revolucionarios que van dando forma a la llegada de nuevo siglo (el automóvil, la Coca-Cola, el teléfono en las zonas rurales...) y, sobre todo, desde el momento en que el abuelo-dragón pasa de ser un desconocido a ser la persona más importante en el mundo (su abuelito), la fascinante vida natural y animal que le rodea de la mano de ese señor llamado Darwin y su revolucionaria teoría sobre la evolución de las especies.
Os soy muy sincera, yo no he conocido a ninguno de mis abuelos, todos habían fallecido cuando yo nací salvo mi abuela paterna, que murió cuando yo no había cumplido ni un año (y yo lloraba cada vez que me cogía en brazos, según me han contado... pero esa es otra historia xD). Es una espinita de esas que no tienen remedio, y a veces, cuando me encuentro una historia como esta, con una relación tan bonita entre un abuelo y su nieta, me llega muy dentro. Y eso no quiere decir que este abuelo sea maravilloso ni un dechado de virtudes, porque vive aislado en su mundo de ciencia y ni siquiera se sabe los nombres de sus nietos (no distingue, de hecho, a sus nietos) porque le importan un carajo (tal cual... las cosas como son), pero Calpurnia capta su atención, sabe llegar hasta él, y se hacen inseparables ante la sorpresa y curiosidad del resto de la familia. No es un abuelo perfecto pero tiene una nieta que vale un potosí, y eso ayuda mucho.
Y el abuelo empieza a hablar de Darwin, de la National Geographic Society, de Isaac Newton, de Copérnico y Kepler, de que para llegar a la verdad de las cosas hay que elaborar hipótesis y realizar experimentos, que hay que salir fuera y observar, que una cosa es el razonamiento deductivo y otra el razonamiento inductivo, que cada planta y cada ser vivo ocupa su lugar en este mundo y es único... que hay un orden natural en las cosas, y que hay que dejar atrás la superstición, razonar, llegar a conclusiones, y poner a prueba esas conclusiones una y otra vez hasta que se demuestra más allá de toda duda que son ciertas. Calpurnia descubre que todo eso que le enseñan en el colegio no es lo que ella quiere aprender, que las clases de postura, conducta y el uso del pañuelo y el dedal no le van a servir para el camino que ella quiere recorrer, y los meses que tiene por delante serán todo un reto para su corazón de niña que empieza a bombear en busca de sus propios (y supuestamente inalcanzables) horizontes.
A veces no te queda otra que reírte ante lo que lees, otras veces te invade la ternura ante su lucha interna sobre lo que se espera de ella y lo que ella quiere ser; disfrutas por igual de los momentos de alboroto con tanta gente y tanta chiquillería en la casa como de los momentos de soledad que Calpurnia busca junto a sus libros (y qué buen gusto lector tiene esta niña, oigan); la expectación te invade cuando esperas la resolución de esa aventura que emprende con su abuelo y te emociona la agitación contenida que supone el éxito de muchos años de trabajo.
La evolución de Calpurnia Tate ha sido toda una sorpresa. No es que esperase menos, es que simplemente no sabía qué esperar, y creo que Jacqueline Kelly ha conseguido crear a una protagonista que resulta una digna sucesora de los mejores clásicos infantiles y juveniles de principios del siglo XX. Es un libro bonito, muy bonito. No encuentro otra palabra mejor para definirlo. Y ya que estamos a las puertas de la Navidad, y aun no siendo un libro navideño (porque no lo es), lo cierto es que la historia termina justo en la madrugada del Año Nuevo de 1900. Y ese final tan perfecto para la historia, tan lleno de posibilidades, ilusiones y deseos por cumplir, rebosa espíritu navideño por los cuatro costados.
Jacqueline Kelly es una escritora, médica y abogada neozelandesa. Se mudó a Canadá con su familia a una
edad muy temprana. Más tarde, se instalaría en Texas. Se graduó en
Derecho y en Medicina, y actualmente sigue ejerciendo como médica en
Austin.
Hola, la leí hace años y me encantó. Hace tiempo que quiero releerla y tu reseña me lo ha recordado. Apuntada la tengo para relectura. Besinos.
ResponderEliminarHola guapísima, leí este libro hace bastantes años, antes de tener el blog, y es tal cual dices. Pero si estaba leyendo tu reseña y me daban ganas de volver a releerlo de lo bonito que lo cuentas... Supongo que ya sabes que hay una segunda parte, yo no la he leído porque me da miedo que no sea tan buena como esta, ya ves... en fin igual algún día me animo.
ResponderEliminarUn besazo y feliz navidad.
Hola.
ResponderEliminarLo leí hace muchísimo y como soy un auténtico desastre con las series y saga, la segunda parte ni siquiera la he ido a buscar.
La verdad es que me acordaba poco de detalles del libro pero sí esa sensación de lectura guay que te deja buen cuerpo pero sin exagerar con el buenismo. Tiene ese punto de equilibrio para no caer en ñoñerías.
Calpurnia es guay.
Besos
Buenas tardes, MH:
ResponderEliminar¿Sabes? Yo tengo el libro desde hace años y aún sin leer, no eres la única :) Y mira que en casa me insisten para que lo lea. Como bien dices, a todos los libros le llega el momento.
Me parece conmovedor lo que dices de tus abuelos. Yo también tuve una abuela, la materna, que se fue cuando yo tenía 18 meses, extrañamente, la recuerdo muy bien. Todavía tengo en la memoria una escena de mi primera infancia en que ella me consolaba cuando me caí con el tacatá. Bueno, dejo de contar mis historia...
Me llevo tu reseña en el corazón.
Un abrazo y muy felices fiestas!!
Me alegro que finalmente te animaras con él, sabía que lo ibas a disfrutar mucho. A mí desde luego me encantó, por cantidad de detalles, pero sobre todo por la relación tan especial entre la niña y el abuelo. Totalmente de acuerdo con lo del final, me pareció perfecto, me dejó con una sonrisa y un buen rollo... pues como bien dices, es como muy navideño. A ver si un día de estos me animo con la segunda parte.
ResponderEliminarUn beso ;)
¿Sabes lo mucho que me gusta este libro y el personaje, lo sabes? Sé que si, brujilla, me encanta es que con tus palabras solamente dan ganas que devolver a leerlo ¡Voy a leerlo! 😁😉💋🎄🎁
ResponderEliminarEs de esos libros que lleva en mi lista apuntado hace mucho tiempo pero no termino de animarme. Pero tras leer tu reseña, me parece que si los Reyes Magos no me lo traen, me daré yo el capricho, que has hecho una reseña tan bonita, que me has dejado con muchas ganas.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me sonaba el título, pero no tenía ni idea de su argumento.
ResponderEliminarUn beso.
Esta es una de esas recomendaciones que apunté en su momento, hace años, y que después olvidé. La rescato.
ResponderEliminarBesos.
En su día me llamó la atención y me quedé con ganas de leerlo. Fueron muchas las opiniones que leí, al hilo de la que tú expones aquí. El problema está en que, si hay segundas partes, ya me cuesta más, porque como empiece, nunca tengo garantía de continuar. Besos
ResponderEliminarMe encantó esta novela, pero la leí hace años, cuando salió a librerías, y por eso me daba un poco de miedo que la leyeses ahora. La recuerdo con mucho cariño y coincido contigo en señalar esa sensibilidad e inteligencia de la narración, la excepcionalidad de la protagonista y cómo a través de sus ojos nos asomamos a un momento y lugar históricos que no se lo van a poner fácil. Pero temía que no hubiese resistido bien el paso del tiempo, tú ya me entiendes. Me quedo feliz y tranquila de ver que te ha encantado tanto como a mí, sin importar el tiempo (a eso se le llama tener madera de clásico). Por cierto, que el otro día me comentaste que no leerías la segunda parte... pues me pasa igual, que la tengo en casa y no me atrevo. Besos.
ResponderEliminarUf, ninguno de los adjetivos que usas para describir la novela me llama la atención. No busco un libro bonito y cálido, sino uno que te desgarre el corazón. Mira que la edición es preciosa, pero no me llama la atención, me da la impresión de que será estilo Ana la de las tejas verdes, un libro de crecimiento y eso se me suele hacer aburrido. Mira que hablas muy bien de él, pero va a ser que sigo pensando que no es para mí.
ResponderEliminar