martes, 29 de marzo de 2022

RESEÑA (by MH) ::: YATSUHAKA-MURA (EL PUEBLO DE LAS OCHO TUMBAS) - Seishi Yokomizo

 
 
 
Título original: 八つ墓村 (Yatsuhaka Mura)
Autor: Seishi Yokomizo
Editorial: Quaterni
Traducción: Kazumi Hasegawa
Páginas: 412
Fecha publicación original: 1949
Fecha esta edición: noviembre 2018
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 19,95 euros 
Diseño de cubierta: Rafael Soria



A finales del período Sengoku, uno de los más sangrientos de la historia de Japón, un grupo de samuráis se refugia en un pueblo entre montañas huyendo de sus enemigos. Llevan consigo tres mil monedas de oro, una verdadera fortuna que despierta la codicia de los lugareños. Cegados por la avaricia, los aldeanos asesinan a los samuráis, que en su último aliento maldicen la estirpe de sus verdugos. Casi cuatro siglos después, Yozo Tajimi, descendiente del instigador de aquella matanza, enloquece y asesina a treinta y dos personas antes de desaparecer sin dejar rastro. Han pasado veinte años y la historia parece repetirse. Una misteriosa serie de asesinatos atrae la atención de Kosuke Kindaichi, un detective cuya desharrapada apariencia contrasta notablemente con su prodigiosa capacidad de deducción. ¿Será capaz de resolver el misterio que se oculta tras la aterradora maldición lanzada por los guerreros samuráis? Esta es la tercera entrega de la serie sobre Kosuke Kindaichi, el detective favorito de los japoneses, considerado un icono de la novela negra actual.

Hoy os hablo por tercera vez en el blog de Seishi Yokomizo y su personaje estrella, Kosuke Kindaichi (en 2019 os traje Asesinato en el Honjin y otros relatos, y en 2020 os hablé de
Gokumon-tō). Sé que la novela oriental en general y la clásica en particular no es del gusto de todo el mundo, pero cuando ya se habla de clásica oriental de misterio o detectivesca, la cosa se vuelve todavía más peliaguda. Mi misión en esta vida es hablaros de libros que seguramente luego me digáis que no terminan de llamaros, pero yo no pierdo la fe y perservero en el intento, que para algo me dice mi madre que soy muy cabezona. El libro que traigo hoy es la cuarta novela protagonizada por este detective, y la he disfutado igual o más que sus novelas anteriores.
 
Nos vamos a los inicios de esta historia. Se cuenta que Yatsuhaka (que puede traducirse como El pueblo de las ocho tumbas) recibió su nombre por un incidente que sucedió hace más de trescientos ochenta años. En aquella época llegaron a la villa ocho hombres que no solo se habían rebelado contra el señor feudal de aquellas tierras sino que habían robado tres mil monedas de oro, y decidieron esconderse en ese lugar apartado rodeado de montañas, donde vivieron en armonía con sus vecinos durante meses. Pero había un precio por sus cabezas y cuando esos mismos vecinos se enteraron decidieron acabar con los samuráis fugados para cobrar la recompensa. Los asesinaron, pero antes de morir el jefe del grupo maldijo al pueblo y sus habitantes... y empezaron a suceder cosas muy raras. Se decidió entonces poner fin a la maldición enterrando los cuerpos en ocho tumbas, que se convierten en lugar sagrado.
 
¿Os he contado mucho? Nada. Ni media página del libro, porque es que ahora viene lo interesante. La acción real de la novela tiene lugar en 1949, en plena posguerra, con una Japón perdedora en la contienda y muchas heridas que lamer y curar. El protagonista (y narrador) de esta historia se llama Tatsuyo Terada, un joven que vive en Kobe y que nunca conoció a su padre, cuya identidad su madre se llevó a la tumba. De repente alguien pregunta por él, y descubre no solo de quien es hijo ilegítimo, sino que también es heredero de una millonada. Y sus pasos lo llevan a Yatsuhaka, donde es bien recibido por su familia paterna pero donde también percibe el odio que le tiene todo el mundo sin conocerlo. ¿Por qué? Pues porque la historia de su padre es una historia de muerte, locura y sangre, y la superstición en su día asoció aquellos horribles hechos con la maldición de los samuráis. La aparición del hijo perdido en la villa alimenta nuevos temores, los vecinos tienen miedo de que vuelva a morir gente... y con razón, porque es asomar la patita Tatsuyo y empezar a caer como moscas.

Repito, ¿os he contado mucho? Repito también. Nada. De hecho me he cortado mucho para no desvelaros la historia del padre de Tatsuyo, que se cuenta en las primerísimas páginas. Pero digamos que Yokomizo tenía ganas de escabechina en esta novela, se escapa el apuntador y de milagro. Me lo imagino sonriendo complacido mientras pensaba quién sería el siguiente en morder el polvo.
 
Estos libros protagonizados por Kosuke Kindaichi siempre tienen como narrador al propio Yokomizo, que funciona como biógrafo oficial de Kindaichi (al que trata como si fuese un personaje real) y que cuenta las cosas según el propio Kindaichi se las ha revelado y/o gracias a documentos de distinto tipo que supuestamente han llegado a su poder. En El pueblo de las ocho tumbas el libro comienza del mismo modo, pero solo durante el primer capítulo, que nos introduce en la leyenda de los ocho samuráis, las ocho tumbas y los hechos trágicos protagonizados por Yozo, el padre del narrador, veinte años atrás. A partir de ese punto cede la palabra al protagonista de la historia, que desde el primer momento nos dice que no es escritor y que por tanto, florituras las mínimas. Va a contar las cosas a su modo tal y como sucedieron y las recuerda sin preocuparse por narrar como lo haría un escritor de novelas de misterio. De hecho en cierto momento se disculpa ante el narrador porque él no puede contar las cosas desde el punto de vista del detective. Apenas estuvo con él, así que no tenía ni idea de como iba la investigación en ningún momento, pero por deferencia hacia los lectores a los que les gusta adivinar el misterio conforme leen, introduce (cuando lo considera pertinente) datos de la investigación de los que solo tuvo constancia mucho tiempo después de los hechos. Eso hace que a veces pare la narración de lo que hizo él para hablar de algo que descubrió mucho después cuando se resolvió el caso. Esta estructura que el autor se saca de la manga funciona y podemos leerlo como un misterio más sin que se nos birle información ni luego dé la sensación de que el final está sacado de la manga (de hecho yo adiviné la identidad del asesino bastante pronto, pero os aseguro que eso no afecta para nada al interés que despierta la historia).

Y al hilo de todo esto, aquí viene la otra peculiaridad de esta novelas con respecto a las anteriores que he leído protagonizadas por Kindaichi... y es que Kindaichi sale muy, muy poco. El narrador solo nos puede contar lo que él ha vivido y los sucesos que él ha protagonizado, así que Kosuke Kindaichi solo aparece cuando los caminos de ambos se cruzan, que sucede en muy escasas ocasiones. Por tanto nos reencontramos con el mismo Kindaichi de siempre (desastrado en su aspecto, con los pelos alborotados de tanto mesárselos con la mano, su tartamudez, sus frases ambiguas que no sueltan prenda al más puro estilo Poirot...) pero en dosis muy pequeñas.

¿Qué más tenemos en este libro? Asesinatos y muertes a tutiplén. Como os decía, aquí casi muere hasta el apuntador, y George R. R. Martin debió tomar buena nota, porque nadie está a salvo por muy importante o protagonista que parezca a priori. Es decir, que El pueblo de las ocho tumbas se aleja un poco del whodunit, tónica predominante en occidente y que Yokomizo usaba también en muchas de sus novelas. Esto no va de un solo asesinato que nos pasamos todo el libro investigando... aquí muere alguien cada dos capítulos y llega un momento en que te preguntas quién será el siguiente, porque nadie parece estar seguro a excepción del narrador.

Yatshuhaka-Mura comparte muchas de las características de la obra de esta época del autor (al menos de la que yo he leído, claro): la ambientación y la atmósfera son predominantes, con esa aureola de tradiciones y supersticiones que retrotraen a épocas muy anteriores a cuando realmente está ambientada la historia. Una villa pequeña, aislada y rodeada por montañas, un grupo pequeño de habitantes donde todos se conocen o están relacionados de alguna manera, secretos familiares, desconfianza hacia todo y hacia todos, personajes extraños que están ahí para actuar de manera sospechosa, una comunidad cerrada a todo lo que venga de fuera y la sensación constante como lector de que todos esos personajes que se mueven por las páginas tienen una historia común que no conoces y unos lazos que los unen (ya sean positivos o negativos) ocultos tras un rostro pétreo y unas sobrias costumbres milenarias. Por eso, y a pesar de la parquedad con que el narrador lo cuenta todo, estás de su lado en todo momento: te imaginas llegando a Yatsuhaka, donde no solo no conoces a nadie sino que todo el mundo te mira con odio, y encima se te muere alguien casi al minuto de pisar tu nueva casa (más las que vendrán...), dando motivos a los recelos de esos que te miran mal. Él saldria corriendo si pudiera y tú como lector harías lo mismo si estuvieras en su situación.
 
Os acabo de decir que todas las obras que he leído de Yokomizo tienen elementos muy comunes, pero la verdad es que también tienen elementos que las diferencian, porque Yokomizo experimentaba con todo lo que llegaba desde occidente en cuanto a novela de misterio y detectivesca y lo aplicaba en sus propias obras. En Asesinato en el Honjin y otros relatos usó los tres tipos de misterio predominantes en la Golden Age británica (misterio de habitación cerrada, víctima sin cara no identificable y el impostor); en
Gokumon-tō optó por idear un whodunit de manual en el que la mitología japonesa se entremezclaba con la muerte dando lugar a escenarios bellos y espantosos por igual; y en Yatsuhaka-Mura opta por casi lo que podría ser asesinato en serie aunque no parece haber un método que defina a ese asesino (y qué casualidad que esta misma semana os hablaré, si no pasa nada, de un libro de Agatha Christie publicado en 1936 que usaba este mismo tipo de trama). Todos tienen como nexo de unión al detective Kosuke Kindaichi, pero su presencia en cada uno de ellos aumenta o disminuye según conviene y, como ya digo, en este último es casi testimonial (por mucho que al final sea él, obviamente, quien destape el cotarro).
 
Qué queréis que os diga, es que yo disfruto mucho de estas novelas, la atmósfera me parece siempre fantástica, me encanta ver cómo la sociedad nipona era mucho menos timorata que la occidental de la época (aquí se habla de abusos sexuales, líbidos enormes y sexo fuera del matrimonio sin mayores complicaciones, y eso que hablamos de un pueblo pequeño y muy, muy cerrado) y las tramas que ocurren en lugares apartados que se retroalimentan con sus tragedias y supersticiones sin apenas contacto con el exterior me pirran. Mi única pena es que Kosuke Kindaichi protagonizó un porrón de historias (cuando digo un porrón son muchas de verdad... decenas) pero Quaterni no ha publicado nada sobre este personaje desde que salió este libro que hoy os traigo hace ya casi cuatro años. No me leerán, obviamente, pero yo por si acaso imploro desde aquí un nuevo caso de Kosuke, que he intentado estirar los tres libros todo lo que he podido en el tiempo pero se acabó lo que se daba.
 




Seishi Yokomizo (1902-1981) fue un famoso escritor de novelas detectivescas y de misterio que vivió uno de los periodos más interesantes de Japón (la época antes a la II.G.M. y la posterior). De niño era lector de novelas de misterio. Siendo todavía muy joven, con veinte años, publicó su primera obra en la revista “Shin Seinen”. Siempre tuvo claro que su género literario era el policiaco, su primera novela fue Onibi. Durante la Segunda Guerra Mundial tuvo grandes dificultades para continuar su labor de escritor por las condiciones de tal coyuntura. El éxito vendría después de la guerra, cuando publicó sus obras en la revista Kōdansha, publicación que sigue funcionando en la actualidad. 
 
Estudió farmacia en la Universidad de Osaka pensando dedicarse al negocio familiar pero otro escritor, Edogawa Ranpo, le animó a que siguiera escribiendo. También trabajó en un banco. Estuvo enfermo de tuberculosis, de hecho su primera novela la escribió estando casi tuberculoso (durante su convalecencia en las montañas de Nagano). Su tumba se encuentra en el cementerio Seishun-en de Kawasaki (Kanagawa).

El premio Yokomizo Seishi, como su nombre indica, es un galardón en honor de tan señero escritor y está dotado con un importe de diez mil yenes, se concede a la mejor novela de misterio. Muchas de sus obras se han llevado al cine. Se le considera el escritor de novelas de misterio más famoso de Japón. El estreno en el cine de “El clan Inugami” en 2006 fue uno de los más exitosos que se recuerdan.

18 comentarios:

  1. Hola, tengo al autor apuntado desde tus reseñas anteriores pero se fue quedando atrás. Me encanta la literatura japonesa y estoy segura que esta a mi me gustaría. Intentaré encontrarlo, espero que no sea muy difícil. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, Mar! Yo creo que te gustaría mucho este autor, ya no solo porque te encanta la literatura japonesa, sino porque también te gustan mucho los misterios clásicos como a mí. Los libros no están descatalogados, se pueden encontrar sin problemas. Ya me contarás si al final te decides a leerlo.

      ¡Besote!

      Eliminar
  2. Pues tengo también al autor apuntado gracias a vuestras reseñas anteriores. A ver cuándo logro hacerle hueco, que por lo que contáis, estoy segura que me va a gustar. Necesitamos días más largos!
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Buenos días, Margari! Siiii, necesitamos días más largos y más tiempo libre, que al menos yo de eso tengo poco, poco, poco... :( Es difícil recomendar según qué libros, así que yo solo puedo decir que los disfruto un montón, daros la tabarra con ellos, y si alguien se decide a leerlos, misión cumplida :)

      ¡Besote!

      Eliminar
  3. Hola querida, leí Gokumon-To, porque me lo recomendó Anabel, justo cuando empezaste el primer año del reto y no lo puede incluir porque lo acababa de publicar cuando lanzaste el reto. Pero me gustó mucho. El de los relatos no lo he leído, pero ya me picas con este, lo tendré que buscar.
    Un besazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, guapa! Disfruté muchisimo de Gokumon-to, quizás es el que más recomendaría de los tres para empezar con el autor. El de relatos, en realidad el que da nombre a la antologia podría considerarse una novela corta, porque tiene bastantes páginas. Los otros dos sí que son más cortitos. La verdad es que si te gustó Gokumon-to estoy segura de que te va a gustar lo que leas del autor. Ojalá tradujesen más obras suyas, pero no veo mucha intención.

      ¡Besote!

      Eliminar
  4. No lo conocía, pero me has dejado intrigada. Tomo nota.
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, Aliena! Genial, ojalá lo disfrutes si te decides a darle una oportunidad.

      ¡Besote!

      Eliminar
  5. El día que descubrí la novela negra japonesa flipé en colores, no leía otra cosa. Me parecía una manera tan brutal de contar las cosas y unas historias tan espeluznantes y espectaculares que me parecían el no va más; aunque mi amor por la literatura y el cine japonés, y asiático, me venía de antes creo que fue con este autor y este inspector con lo que realmente me di cuenta de que la novela negra era mucho más que El halcón maltés.
    Me encanta que hayas traído esta novela y que hayas abierto las ventanas a la literatura policíaca japonesa, que mucha gente desconoce.
    Bravisima reseña.

    Besos 💋💋💋

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, preciosa! Yo es que también soy muy apasionada tanto de la literatura oriental como del cine de aquellas tierras (sobre todo japonés y coreano), pero también creo que tienen una forma de contar las cosas que no cuadra con todo el mundo. En el blog tengo tanto a Yokomizo como a Rampo, y de hecho quiero traer otra vez a Rampo en cuanto pueda. Esta literatura se ve poco en la blogosfera y merece que se le dé una oportunidad.

      ¡Besote!

      Eliminar
  6. Hola!! Cómo nos conoces eh? No me termina de convencer, es que si no tuviera tanto por leer, no soy fan del género, es que lo oriental... y así hasta un cierto número de excusas, en realidad, qué poco originales somos.
    Bueno, pues a mí me ha gustado mucho tu forma de contar Cómo es el libro pero claro, el libro como tal no sé. Me gusta lo de la maldición y las escabechinas a lo Tarantino, que ya casi no se hacen porque ahora somos todos muy buenos y muy correctos.
    Yo de momento me lo llevo.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, Norah! Siiiii, os tengo requetecaladas... jajaja. De todos modos yo soy muy pesada y me da igual que me digáis que no os interesa, seguiré trayéndolos por Netherfield y a ver si cuela y alguien se anima :) Me alegro de que momento te lo lleves... que no sea un no automático ya me anima :)

      ¡Besote!

      Eliminar
  7. Buenos días, MH:
    Yo soy una novata en lo relativo a la literatura japonesas, por eso me gusta que reseñes estos libros. Aprender es una de las cosas que más me gustan. Por ello, apunto y sigo.

    Un abrazo grande y mil gracias por genial reseña!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, guapa! Sé que este tipo de literatura no te hace mucho tilín, así que aunque no cuento con que te animes con ella, me alegro muchísimo de leerte por aqui y de que valores tanto mis pobres intentos por darle visibilidad :))

      ¡Besote!

      Eliminar
  8. Hola,
    Últimamente me tomo las cosas con calma en lo que se refiere a la lectura. Prácticamente solo lo que leo es literatura oriental, así que este me intriga. Voy a investigar más.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, Carmen! Yo desde hace un par de años me lo tomo con calma con respecto a las reseñas, que voy a trancas y barrancas. Leer sigo leyendo mucho de momento (no por obligación, me refiero, sino porque me lo pide la cabeza). Sobre el libro, espero que lo que descubras te anime a darle una oportunidad :)

      ¡Besote!

      Eliminar
  9. En tu reseña veo que has disfrutado de la trama, aunque no es un libro para mí ahora mismno nunca se sabe =)

    ResponderEliminar
  10. Todavía tengo Gokumon-tō en la estantería esperando turno, y es que son tantos los que se van agolpando que quiero leer... Pero tras leerte ya volviste a ponerme los dientes largos. Qué ganas. ^^

    Un beso ;)

    ResponderEliminar