Supongo que la mayoría de esos muchachos ignoran quién fue en realidad Guy Fawkes.
Y sin duda alguna, dentro de poco habrá confusión de ideas. ¿Es en su honor o todo lo contrario el disparo de feu d'artifice del cinco de noviembre? ¿Fue un pecado o una noble gesta el echar abajo el Parlamento inglés?
Un robo increíble. Aquí cambiamos el tercio y nos movemos en el mundo de la política y el espionaje. Estamos en una reunión en casa de lord Mayfield, ingeniero que se ha ascendido de la nada y que ahora mismo compagina su su carrera como político (acaba de ser nombrado Par) con la dirección de una empresa de ingeniería. Precisamente habla con otro de sus invitados, lord Carrington, sobre el diseño de una nueva bomba de patente inglesa sin rival en toda Europa. Muchos países querrán ponerle las manos encima y, para colmo, entre los invitados se encuentra una mujer con fama de espía y de tener tratos con muchos militares y gente importante de varios países. Piensan en tenderle una trampa con los planos de la bomba, pero las cosas se tuercen... menos mal que lord Carrington se precia de ser amigo de Poirot, al que despierta a las tres de la mañana para que acuda en su ayuda.
Honestamente, este relato me ha parecido previsible y he tenido claro el quién desde el principio. El por qué es lo que explica al final Poirot y bueno, son datos que el lector no conoce en ningún momento hasta que él los revela, así que aceptamos pulpo... Lo que sí me ha parecido muy interesante es su marco temporal y lo que anticipa... Agatha Christie, como tanta gente en la segunda mitad de la década de los años 30, se olía lo que estaba por venir, y hay varias alusiones a la más que probable y cercana crisis política en Europa... y aunque crisis es la palabra que se usa en el libro, la misma bomba y sus planos, objeto de deseo de muchos páises, ya da a entender que no se descartaba conflicto militar. Teniendo en cuenta que este relato se publicó por primera vez en 1936, tres años antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, creo que no hace falta decir lo atinada que estaba la autora y los vientos que soplaban desde Alemania.El espejo del muerto. En este relato, como en algunas otras historias de la autora, Poirot recibe un telegrama donde se le urge a presentarse en casa de alguien que requiere de su ayuda pero, cuando llega, el interesado ya ha fallecido en extrañas circunstancias. En este caso es además un miembro de la nobleza británica, de esos cuyo apellido se remonta a las Cruzadas y que, como noble de rancio abolengo, siempre se ha comportado de manera excéntrica, peculiar y poniéndose el mundo por montera. Aparentemente es un suicidio, pero eso no cuadra mucho con la personalidad arrogante, egocéntrica, prepotente y de elevada autoestima del fallecido, así que Poirot deberá dilucidar qué ha pasado realmente. Teniendo en cuenta que entre amigos, empleados y familia hay al menos diez sospechosos, tiene trabajo por delante.
Varios aspectos interesantes en el relato. El primero es la aparición estelar del señor Satterhwaite, personaje que vive su vida como observador de la existencia de los demás y que ya hemos visto al menos en dos libros anteriores: El enigmático Mr. Quin y Tragedia en tres actos. Solo aparece al inicio de la historia, cuando Poirot acude a él para recabar información sobre la persona que ha pedido su ayuda, pero es un guiño de la autora hacia sus lectores y ahí queda. El otro aspecto interesante realmente es una curiosidad. Al igual que hizo en Cartas sobre la mesa, utiliza una frase que luego, años después se convertiría en el título de otro de sus libros. En este caso es El espejo se rajó de lado a lado, que usó en 1961 para una novela protagonizada por miss Marple y que aquí descubrimos que está sacado de La dama de Shalott, la famosa balada del poeta Alfred Tennyson.
Dejando todo esto a un lado, El espejo del muerto es el relato más largo de todos con diferencia, rozando las casi cien páginas. Tanto en duración como en desarrollo de la trama, personajes e investigación, parece más una novela corta que un relato largo (a veces el límite entre ambas cosas es tan difuso que cuesta diferenciarlas), e incluye hasta la típica reunión final de Poirot con todos los implicados para lucirse y destapar los hechos y al culpable.
Comenzamos la narración en Rodas, con Poirot, completamente vestido, a orillas de la playa, pero rodeado y acompañado de señoras en bañador, lo que ya suena raro con Poirot hasta que ves que le echa crema en la espalda a una de allas y ya te quedas ojiplática (¡Poirot... echándole crema en la espalda a una señora semidesnuda! xD). Bueno, tonterías aparte, que todo empieza en plan sesión de cotilleo, con las señoras (además de Poirot y un general) dándole a la lengua haciéndole el traje a todo aquel que les rodea, y alcanza su grado estrella cuando aparece en escena una comehombres de manual que se encapricha de un señor joven casado al que arrastra hasta su vera y no suelta (él tampoco hace mucho por soltarse, que dos no se juntan si uno no quiere, a ver si nos entendemos). El esposo de dicha señora parece acostumbrado al percal, pero la esposa del arrastrado no se lo toma demasiado bien, y Poirot, que pensaba pasar unos días maravillosos de octubre en Rodas sin crímenes a la vista, comienza a esperar lo peor. El triángulo está servido... ¿o no? ¿o sí? ¿o no?
Curiosidad de este último relato que a todo el mundo le dará igual pero que a mí me hace ilusión: el tema bronceado. Supongo que a muchos lectores de este relato no les llamará nada la atención un gupo de señoras en bañador a mediados de los años 30 en la playa quejándose porque su bronceado es desigual, pero es que esto, así como se cuenta, era impensable diez años antes de la publicación del relato. El bronceado era para la gente pobre, de clase social baja y que tenía que trabajar al aire libre para poder comer. Las clases media y alta jamás, jamás, se bronceaban: la blancura de su tez y piel era sinónimo de su estatus social y lo que las diferenciaba de la plebe. Eso cambió en los años 20, comenzó en Francia y fue extendiéndose a otros países europeos. Así que lo que aquí cuenta Agatha Christie es de una modernidad tan, tan reciente en el momento de su publicación que a una servidora, tan pedorra con estas cosas, le hace muchísima ilusión habérsela encontrado. Hasta se habla de maquillaje waterproof para poder bañarse en el mar y estar impecable...
Y creo que lo dejo aquí. Como no puedo hablaros mucho de la trama de los relatos dada su breve duración, me he dedicado más a hablar de otras cosas, pero espero que no os importe. De todos modos siempre lo digo, Agatha Christie no escribía para hacer tratados sociales ni para filosofar sobre la sociedad de la época, pero sus historias, por haber sido escritas cuando fueron escritas y por salir de la mente de una persona muy observadora por naturaleza, son en sí mismas una ventana a la época y a todos los cambios sociales que se estaban produciendo en ella. No hace falta que te los señale con el dedo, te los cuenta de manera natural en la trama porque forman parte de ella, sin más, y con eso basta para que un lector de hoy en día sea consciente de esos detalles. Agatha Christie comenzó a escribir en el periodo de entreguerras y nos vamos acercando poco a poco al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, y eso se va reflejando en su literatura.
Hola guapísima, no solo en uno de estos relatos deja la Christie un título de una novela posterior. En El misterio de la guía de ferrocarriles, aunque no deja títulos, hace guiños a novelas anteriores y hasta deja caer que interesante sería que Poirot resolviera su propio crimen... Esos detalles son los que me resultan más curiosos...
ResponderEliminarLo del bronceado, estoy contigo. Es realmente curioso ver cómo se pasó de un extremo a otro y verlo reflejado en una novela...
Has cogido carrerilla y no hay quien te pille.
Un besazo
Buenos días, MH.
ResponderEliminarCómo nos gusta la Christie, ¿verdad? Ya sé que te lo digo siempre que publicas una reseña de sus obras, pero me fascina este reto tuyo. De tu publicación de hoy destaco dos cosas que me han gustado especialmente, porque su interés: el tema de los acontecimientos bélicos que se presentían en el aire durante la década de 1930, y el tema de la introducción del bronceado en la sociedad. Por estas cosas, y por otras de carácter literario, me gusta leerte a ti y, por supuesto, a Agatha Christie.
Un beso, querida Inquilina!!
Hola. Me siguen pareciendo todas iguales pero está claro que es porque no me gusta porque tú sí que ves las diferencias y te lo estás pasando pipa con este reto titánico. Me pregunto qué sistema tendría ella para no repetirse.
ResponderEliminarBesos
Pues estos relatos no los he leído. Si es qeu llevo tiempo que no me acerco a la obra de esta autora y mira que me gusta. A ver si la retomo otra vez.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola, de estos cuatro relatos el espejo del muerto y Triángulo en Rodas son los que más me gustan. Te estás poniendo las botas con el reto. Besos.
ResponderEliminarHola!!! Agatha es una de las autoras que esta en mi lista de pendiente y que tengo que leerla si o si como amante de género policial 🙈 genial reseña y genial blog 🖤 me tienes como tu nueva seguidora 🤗 si gustas visitarme mi blog es http://plegariasenlanoche.blogspot.com/ nos estamos leyendo 🖤
ResponderEliminarUn beso enorme desde Plegarias en la Noche
Como siempre, Christie es un acierto. Algún dia te voy a copiar el reto y me los releeré todos. Besos
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