Seis personas pensaban en Rosemary Barton, muerta cerca de un año antes...
Con esta frase comienza el libro, y es que ha pasado un año desde la espectacular y terrible muerte de Rosamunde Burton y sus seis compañeros de mesa en aquella fatídica celebración de cumpleaños no dejan de pensar en ella. Cada uno por sus motivos, claro está, motivos que pronto descubrimos porque Agatha dedica un capítulo a cada uno de ellos nada más comenzar planteando la relación que tenían con Rosamunde antes de su muerte. El caso es que Rosamunde murió envenenada por el cianuro que contenía su copa de champán mientras celebraba su cumpleaños en un restaurante. También había cianuro en su bolso, así que uniendo eso al hecho de que acababa de pasar por una gripe y se encontraba algo deprimida, se decretó suicidio y se cerró el caso (un poco peregrina esta asociación de la gripe como motivo de un suicidio, pero bueno, cosas más raras hemos leído en un libro). El caso es que seis meses después de la muerte, su marido empieza a recibir unos anónimos donde le avisan de que su mujer realmente murió asesinada y que están todos muy equivocados, y claro, el pobre hombre empieza a pensar que lo de quitarse la vida por una depresión posgripe no se sostiene por ningún sitio (lo que yo decía...). Así que empieza a pergeñar un plan que desenmascare al culpable y decide consultar con su buen amigo, el coronel Race, quien le dice que lo que se propone es muy peligroso. Y sí... quizás lo sea, pero está decidido a seguir adelante.
Agatha plantea la historia dedicando un capítulo a cada una de las seis personas que compartían mesa con Rosamunde aquella noche, y gracias a ello descubrimos de primera mano y sin ambages de ningún tipo tanto la relación que tenía cada una de esas personas con ella como una imagen de la propia Rosamunde tal y como cada una de esas personas la veía, porque además hay ciertos aspectos donde casi todos coinciden.
Esas seis personas son: su marido, George Barton, un hombre tranquilo, soso, en cierto modo anodino y varios años mayor que Rosamunde, a la que adoraba profundamente; Iris Marle, hermana de Rosamunde, que en la actualidad tiene diecisiete años (se llevaba por tanto muchos años de diferencia con ella), que vivía con el matrimonio desde que se había quedado huérfana y que en realidad apenas conocía a Rosamunde, a la que solo veía salir y entrar yendo de fiesta en fiesta y con la que no tenía ningún tipo de intimidad; Ruth Lessing, secretaria personal de George Barton desde hace unos siete u ocho años y que no soportaba a Rosamunde porque la trataba con desprecio y condescendencia; Stephen Farraday, político emergente que se enamoró de Rosamunde a primera vista y con la que tuvo un romance que no debía salir a la luz por nada del mundo si no quería ver su matrimonio y su carrera por el fango; Alexandra Farraday, esposa de Stephen y verdadera impulsora de su carrera profesional por su pertenencia a la alta aristocracia inglesa; y Anthony Browne, un misterioso joven sobre quien nadie sabe nada y que también tuvo un romance con Rosamunde.
Estas son las seis personas que estaban sentadas a la mesa aquella noche fatídica, y entre todas componen una imagen de Rosamunde en la que ella no sale nada favorecida. Hermosa, muy hermosa, y rica por derecho propio tras recibir una herencia, Rosamunde es descrita como una mujer totalmente despreocupada y sin ningún tipo de inteligencia. Impresionante fachada, pero insoportable de aguantar durante mucho tiempo, sin conversación, odiosa, frívola, condescendiente, presumida... Solo miraba por ella y por su propio placer sin importarle a quien se llevase por delante y sin importarle nunca las consecuencias de sus actos. Aquellos hombres que la tomaban como amante pronto se cansaban de su belleza por ser su única virtud e intentaban quitársela de encima. Aquellas mujeres que veían como los hombres perdían la cabeza por ella o que sufrían sus desplantes como si ella estuviera por encima de todas la odiaban a muerte. Solo su marido y su hermana parecen sentir realmente su fallecimiento aun sabiendo ambos de todos los defectos y todas las traiciones de las que ella hacía gala. Y a todo esto tenemos de fondo otro personaje, un primo que es la oveja descarriada de la familia y que aparece de vez en cuando pidiendo dinero para tapar los agujeros de su mala vida.
¿Qué pinta el coronel Race en todo esto? Pues más bien poco xD. Aparece ya a mitad de libro cuando George Barton recurre a él tras pensar en un plan para desenmascarar al culpable; no quiere acudir a la policía y Race es un antiguo amigo de la familia muy capacitado para este tipo de situaciones (para quien no conozca a este personaje, en los anteriores libros donde aparece se alude a su pertenencia al servicio secreto británico, aunque en Cianuro espumoso ya está jubilado). Race no lo tiene claro, sabe que no son convincentes las pruebas de suicidio pero tampoco las de asesinato (no hay manera de probar que alguien echó ese cianuro en su copa), y tiene miedo de que el plan de George resulte en otro hecho horrible... como así es. El caso es que Race actúa como una especie de ayudante de la policía cuando esta entra en escena, pero vaya, que el caso ni lo resuelve la policía ni tampoco Race, lo hace otro personaje, así que ya digo que pinta más bien poco y lo mismo daba su presencia que su ausencia. ¿Se adivina la identidad del culpable con facilidad? Yo creo que es de las novelas de Agatha donde más fácil resulta enfocar las sospechas por una insistencia de la que no os puedo hablar (obviamente), pero que no tendría razón para estar ahí si no fuera importante para la trama, así que a poco que estés acostumbrado a leer este tipo de libros, puedes imaginarte por donde van los tiros (o el veneno, como es el caso de esta novela). Aun así, lo interesante es averiguar el modus operandi, porque ese es el muro constante con el que se topa la investigación: cómo se administró el cianuro.
Algún dia intentaré lo que tu haces, leerme todos los de la Christie, y me gustaría hacerlo por orden. Porqué aunque los haya leído todos, son una maravilla, y son tantos que por ejemplo de éste, ni me acordaba. Besos
ResponderEliminarHola querida MH, mucho me queda para alcanzarte, siete libros (aunque ahora estoy con uno de ellos). Este lo recuerdo un poco, pero sobre todo me ha recordado un relato que leí hace poco en los relatos publicados en Problema en Pollensa, el de Iris amarillos... creo recordar que aquí también hay una reunión familiar para recordar a alguien que murió... Además creo que lo comenté... que algunos de esos relatos le servían como ensayo para obras más largas...Ya veré cuando llegue a esta novela.
ResponderEliminarUn besazo
Hola, es de mis novelas favoritas de la autora, me gusta mucho Iris, una mujer un tanto opacada por su hermana en apariencia más hermosa, ya la tengo reseñada en el blog, pero la releere cuando me toque, que ya te digo que me quedan un montón, pero yo a mi ritmo. Besos.
ResponderEliminarSupongo que no he leído todos, pero sí muchísimos. Lo hice en mi adolescencia, en las tardes de verano, cuando la siesta no estaba entre mis costumbres. Este lo recuerdo bien, entre los que más me gustaron (el que más "Diez negritos"). Desde luego, Poirot es mi personaje preferido de su narrativa.
ResponderEliminarBuenos días, MH.
ResponderEliminarPaso fugazmente por aquí, porque no quería dejar de despedirme de nuestra querida Agatha. Ya sabes que me fascina esta sección de tu blog. Y, aunque la reina del crimen es una de mis favoritas, y llevo años siguiendo su legado, siempre aprendo mucho sobre ella leyendo tus reseñas. Por ello, agradezco un montón que regreses con el reto el próximo año.
Un abrazo, y enhorabuena por la estupenda reseña!!
¿Pero ya tenéis un planning para 2024? Madre mía, sí que estáis organizadas. Te diré que a mí me encanta este reto que tenéis entre manos. Admiro mucho a los lectores que hacen esto, leer todo la bibliografía de un autor. Me encantaría poder hacerlo con Delibes, por ejemplo, o con Cela... Pero no tengo tiempo ni capacidad para tanta organización. En cuanto a la novela de hoy, pues qué os puedo decir. Me encantan las historias de Christie. Esta no la he leído pero tiene pintaza. Besos
ResponderEliminarEste lo leí hace años. Recuerdo que lo disfruté, como casi todos los de esta autora.
ResponderEliminarBEsotes!!!
Hola, pues si que sois aplicadas organizando ya el próximo año. Yo tengo a esta escritora un tanto olvidada, siempre me propongo leerla pero al final nada. La única que he leído no me terminó de convencer pero no me doy por vencida
ResponderEliminarLa gripe como motivo de suicidio XD No me llama mucho la atención y, si dices que el culpable es más fácil de adivinar, con más motivo lo descarto.
ResponderEliminarEste es de los que tengo pendientes de la autora, siempre me gusta volver a ella.
ResponderEliminarBesotes