lunes, 23 de diciembre de 2024

RESEÑA (by MH) ::: POR PURA AMABILIDAD - Doris Langley Moore


 
Título original: All Done by Kindness
Autora: Doris Langley Moore
Editorial: Alba
Traducción: Miguel Ros González
Páginas: 416
Fecha publicación original: 1951
Fecha esta edición: diciembre 2021
Encuadernación: cartoné
Precio: 22 euros
Imágenes de cubierta: Dealle de El mono pintor, Leda y el cisne (atribuida a Francesco Melzi) y Madonna con niño (Fra Filippo Lippi)

En el pueblo de Charlton Wells, la señora Hovenden, una viuda empobrecida y endeudada, ofrece al honorable doctor Sandlilands, en compensación por tratarla gratuitamente, unas reliquias que guarda en el desván: un viejo vestido de novia, ropa de lino para sus hijas, unos cuantos libros antiguos y unos dieciséis cuadros a los que nunca ha prestado mucha atención. Cuando entre estos se sospecha que podría haber algún Boticelli e incluso un Leonardo, el doctor consulta con el distinguido sir Harry Maximer, el más prestigioso experto en maestros antiguos de Inglaterra, que se ofrece a examinar los cuadros y a tasarlos. Su dictamen es descorazonador: no tienen ningún valor. Sin embargo, una de las hijas del médico, la bibliotecaria del pueblo y un joven galerista de Londres creen tener motivos para pensar que sir Harry miente y está urdiendo una astuta estafa.
 

No sé si resultará evidente por lo que os voy comentando, pero me estoy poniendo las pilas con el tema de los regalos... ¿qué es eso de que te regalen un libro y tardes varios años en hincarle el diente? ¡Nonononono! Los regaletes librescos deberían tener preferencia y me lo estoy tomando muy en serio. Eso se traduce que el libro que os traigo hoy también me lo regalaron hace un par de años, y vaya, que quien me regala un Rara Avis triunfa como Los Chichos (todavía me queda mucho para completar la colección, pero en ello estoy). El caso es que al fin he leído Por pura amabilidad, y me ha gustado mucho. MUCHO. Os cuento.

El doctor Sandilands, de Charlton Wells, es un buen hombre que se preocupa por sus semejantes y la señora Hovenden no es una excepción, pero ella no puede pagarle esos generosos gestos con dinero, así que decide hacerlo con todos los trastos que tiene guardados en baúles desde hace décadas, que algo de dinero sumarán. El doctor Sandilands los acepta por no hacerle un feo y, a pesar de las protestas de su hija Beatrix, que no quiere esa basura en casa, conservan todos esos baúles durante años. Uno de esos baúles contiene una colección de dieciséis cuadros en muy diversas y deterioradas condiciones, y a nadie en la familia Sandilands se le ocurre pensar que sean poco más que copias baratas o cuadros sin valor algunos... hasta que Stephanie du Plessis, una amiga de la familia, ve cosas que ellos no ven, averigua cosas que ellos no sabrían encontrar y despierta unas expectativas difíciles de pasar por alto. ¿Y si estos cuadros son auténticos? ¿Y si fueron pintados por reconocidos artistas del Rnacimiento? ¿Y si pertenecen a una colección de cuadros desaparecida en 1494 durante un asalto al Palacio Médici de Florencia? Acuden a un experto, y ese experto... bueno, que las cosas se lían y se complican mucho, y esta es la historia de David contra Goliat si David fuese simplemente una bibliotecaria de un pueblo balneario convencida de lo que dice y Goliat fuese un jeta nombrado caballero por sus servicio a las artes. El enredo está servido.

En este libro se confabulan muchas cosas que han hecho que lo haya disfrutado tanto: es muy british y adolece por todos lados de ese encanto que tanto me gusta en este tipo de libros, tiene una trama que se podría calificar de enredo con un punto de intriga que te hace pasar las páginas con fruición esperando a ver por donde va a salir cada personaje y, para rematar la fantasía que es este libro, la pintura italiana del Renacimiento (y el mundo de la pintura en general) está continuamente presente y excelententemente representada por parte de la autora. Es que es un win win en toda regla, nada podía salir mal.

Ya he dicho varias veces que he vivido en Florencia y la llevo tatuada en el corazón. No sabéis lo que es vivir allí y poder recorrer y visitar esa ciudad y su patrimonio en cuanto tienes un rato libre. Pasé muchas muchas horas en museos y palacios, entre esculturas y cuadros, y debéis tener presente que todo lo que hoy es Florencia a nivel artístico y cultural lo es por los Médici y su mecenazgo de las artes, con lo que toda la subtrama de este libro la respiras allí a cada paso que das (hablo de la Florencia histórica, claro, que luego ha crecido y saliéndote de ahí es como cualquier otra ciudad). Los cuadros de los que se habla en la novela jamás han existido, claro, pero el asalto y robo ocurrido en el Palacio Médici en 1494 sí que es real y me parece un punto de partida muy ingenioso y bien traído por parte de la autora a la hora de elaborar toda la trama y partir de un suceso verídico como ese a la hora de teorizar sobre lo que pudieron llevarse los ladrones y cuál pudo ser el destino de una colección de arte como esa.

La heroína de esta historia es Stephanie Du Plessis, que tiene clarísimo que esos cuadros son auténticos, que son del Renacimiento, identifica a sus posibles autores, incluso identifica a los personajes representados en las pinturas, y le importa tres pepinos lo que ha dicho el supuesto experto. De hecho empieza a sospechar juego sucio casi desde el principio, pero poco puede hacer cuando el dueño de esos cuadros se fía del experto y la hija del dueño no solo es de esas que tienen que llevar las razón siempre sí o sí, sin que además no se corta cuando algo no es de su agrado y llega a ser un grano en el culo (que sea un poco estrecha de miras no ayuda nada). Así que es la señorita Du Plessis, a escondidas de los legítimos dueños de los cuadros, la que tira hacia delante con todo dispuestísima a desenmascarar al experto e impedir que se salga con la suya. En el camino involucra a varios personajes más que,  a pesar de las reticencias iniciales, acaban dejándose llevar por las evidencias, pero de ellos no os voy a hablar (aunque me quede con las ganas).

Y en toda historia de héroes también hay villanos, y aquí el rol malo se lo lleva sir Harry Maximer, un magnate del amianto convertido en la máxima autoridad sobre pintura italiana en el mundo anglosajón y que fue nombrado caballero por su servicio a las artes. Vamos, que lo que dice este señor va a misa, y si él dice que esos cuadros no valen un penique, ¿cómo le van a llevar la contraria un pobre médico de provincias y su hija ignorante en cualquier aspecto artístico? Pero claro, ellos no saben lo que sabemos nosotros los lectores, que este señor lleva años haciendo cosas... cuestionables, y cuando dice que esos cuadros son una basura está... mintiendo, y cuando empieza a mover los hilos para hacerse con esos cuadros por un precio ridículo y dar el bombazo en el mundo cultural internacional está... bueno, metiéndose en camisa de once varas. Como diría aquel, se está pasando de listo, le ha salido bien la jugada durante muchos años, pero no sabe a quien se enfrenta. Poco más os voy a decir sobre este personaje, porque todo su arco argumental no tiene desperdicio (y lo que le espera hacia el final del libro, puro karma, sonsaca sonrisas malévolas en los lectores maliciosos xD).

En resumidas cuentas, como decía arriba, David contra Goliat en una misión de lo más extravagante, porque Maximer es un enemigo formidable y nuestros héroes sin capa tienen que demostrar el fraude hasta la última coma si quieren evitar no solo que esos cuadros pasen a manos de Maximer del modo que él está intentado que pasen, sino futuribles consecuencias para ellos, porque alguno de los personajes se juega su carrera en esta aventura y tiene mucho que perder a nivel profesional. ¿Lo conseguirán? Pues tendréis que leerlo 00000para averiguarlo, pero os aseguro que disfrutaréis del proceso.

En Por pura amabilidad la autora combina el amplio conocimiento que tenía sobre el arte renacentista (escribió varias novelas con este tema de fondo) con una prosa ágil, afilada, repleta de diálogos tan inteligentes como encantadores y un ritmo que aumenta conforme se van complicando las cosas y vamos alternando entre héroes y villanos en su afán por salirse con la suya. Lo cierto es que he disfrutado de todos los elementos de esta novela, ya sean los personajes, los tejemanejes que se daban entre las bambalinas del mundo del arte durante los caóticos años posteriores a la Segunda Guerra Mundial (tengo claro que la autora se inspiró en cosas reales) o el modo en que la historia va poniendo a cada cual en su sitio sin perder jamás el charming que se pasea por toda la historia. Es una historia muy típica de su época en el continente pero muy diferente en el contenido, y quizás ahí radica su magia. También tenemos chispazos de romance al más puro estilo casual inglés y charlas entre expertos que te hacen reír ante la estupidez que rodea muchas veces al elitista mundo artístico (cogen al pobre Leonardo da Vinci por banda y le hacen un cuadro del quince). El final es simplemente fantástico y, en fin, que si os hace tilín algo de lo que he comentado, no dudéis en leerlo. Espero que en Alba se lancen a traducir más cosas de esta autora, la verdad. Cruzo los dedos.  







Doris Langley Moore nació en Liverpool en 1902. Se crió en Sudáfrica, donde no tuvo una educación formal, instruida por su padre en lenguas clásicas. En 1920 se mudó a Londres, donde desempeñó diversos trabajos en el mundo editorial. Escribió (anónimamente) manuales de etiqueta como The Technique of Love Affair (1928), una guía para conducirse con discreción con los amantes, recibida con una buena crítica de Dorothy Parker. Se casó con Robert Moore, con quien tuvo una hija, y se divorció en 1942. Ávida coleccionista de moda, escribió varios libros sobre el tema, como The Woman in Fashion (1949) y The Child in Fashion (1953), y en 1949 empezó una larga campaña para fundar un museo dedicado a la alta costura, contando con el apoyo de prestigiosos modistas como Christian Dior. Gracias al apoyo de la reina Isabel, la ciudad de Bath dio luz verde al proyecto en 1959. También fue diseñadora de vestuario en películas como La reina de África (1952) o Freud: Pasión secreta (1962). Por otro lado, fue una reconocida especialista en lord Byron, al que dedicó cinco libros (y uno a Ada Lovelace), y también escribió biografías, entre ellas una de la escritora E. Nesbit. Publicó seis novelas entre 1932 y 1959, como A Game of Snakes and Ladders (1938), Not at Home (1948), Por pura amabilidad (1951; Rara avis núm. 54) y My Caravaggio Style (1959, la última), que ahora empiezan a ser revalorizadas. Murió en 1989.

1 comentario:

  1. Hola, lo leí este año para el reto Serendipia recomienda y para el tuyo claro y lo disfruté muchísimo. Yo también cruzó los dedos para que Alba continúe con la autora. Besos.

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