martes, 26 de noviembre de 2024

RESEÑA (by MH) ::: CUENTOS DE AMOR Y MUERTE - Daria Pietrzak


 
 
Título original: Cuentos de amor y muerte
Autora: Daria Pietrzak
Editorial: Dilatando mentes
Prólogo: Luis Jesús Zapico
Páginas: 218
Fecha de publicación: junio 2024
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 19,95 euros
Diseño de cubierta: Raúl Ruiz

Entra, no tengas miedo. Puedo sentir tu curiosidad. Has venido a divertirte. Has venido a llorar y a sufrir. Has venido a amar y, tal vez, morir. Entra, déjate llevar. Muéstrame los secretos que guardas en tu interior. Contémplalos bajo la luz de los focos y, esta vez, deja que ellos te devuelvan la mirada. Entra, ya es tarde para volver atrás. Las sombras crecen, las luces se apagan y los primeros compases de la música resuenan en la sala. Toma asiento y abre bien los ojos. No estás solo en esta oscuridad. Comienza una función que no podrás olvidar.
 


He reducido tanto la cantidad de mis reseñas por aquí que apenas os hablo de un veinte por ciento de las lecturas que realizo al año, y casi siempre son para cumplir retos literarios. Es decir, que apenas os hablo de otra cosa que no sean unos cuantos clásicos escogidos. De lo demás (contemporánea, fantasía, thriller/novela negra, histórica, no ficción, terror, etc...) nada de nada: para vosotros es como si no existiera, pero existe. Vaya que sí.  En cualquier caso, hoy quiero traeros a Daria Pietrzak, a quien seguro que conocéis por algunas de sus novelas (El morador, La música del pantano o Inanición), pero de quien yo os traigo su última publicación, un libro de relatos titulado Cuentos de amor y muerte.

Sé que no todos los lectores son afines a los relatos o cuentos, que se les queda la historia a medias, que piensan que les falta chicha, que cuando ya están comprometidos con lo que está pasando se acaba, que terminan con la sensación de que necesitan más, saber más, para que esa historia cale y les haga experimentar ciertas sensaciones y emociones que les son esquivas ante la escasez de páginas... Mil razones. Yo, como lectora habitual de este tipo de literatura, y aun entendiendo que el placer de la lectura es muy personal y que cada historia nace como una por parte del escritor y se convierte en miles cuando llega a manos de los lectores, creo que la narración corta otorga una libertad al autor a la hora de escribir y escoger temas que no solo da una idea de su versatilidad, sino que le permite experimentar de una manera que la narración larga no facilita, y ahí esta la gracia y la sorpresa que esconden muchas de estas historias.

Hablando de Cuentos de amor y muerte, ocho son las narraciones que incluye la edición, algunas tan cortas como para ocupar dos páginas y otras que rozan las treinta. Algunas se cuecen a fuego lento y la autora hace magia al conseguir en muy pocas páginas lo que a muchos les lleva cientos de ellas conseguir, y otras son como un suspiro que te invita a leerlas un par de veces para absorber lo efímero de su existencia. No debo daros muchos datos sobre ellos porque a los relatos hay que acercarse siempre sabiendo lo menos posible, así que os los voy a nombrar pero me voy a limitar a una frase, como mucho dos... un par de pinceladas, sin más.


Dedicatoria: Bailando sobre cenizas. Una niña. Un niño. Un deseo. Una promesa.

Piso compartido. Una joven que se ha quedado sola y no sabe estar sola. Un piso donde parece que está sola, pero no lo está.

El hombre ahogado. Un hombre bajo la lluvia que observa el interior de una casa de luto. Una explicación que nos llevará al principio de todo, el fin de todo.

La cosecha. Un granjero arruinado que se ha pasado la vida solo rodeado de miseria. Un terreno estéril y putrefacto que de repente da vida.

La carretera. Un hombre cruza cada día una carretera solitaria. El mundo que conocemos reducido a estática. La humanidad, perdida en esa sintonía.

Las cosas que no sabemos el uno del otro. Un hombre y una mujer sentados ante la mesa del comedor. Las circunstancias, mortales. Los secretos también.

Supervivientes. Un mundo postapocalíptico que ha obligado a la humanidad a vivir bajo tierra. Sobreviven de dos en dos. Bajo ningún concepto te separes del otro.

Una historia de amor (y algunas muertes). Un nacimiento extraordinario, un bebé rechazado, una familia maldita... la Muerte observando, enamorándose.


Ahora que me leo me ha quedado todo un poco críptico, pero es que no quiero entrar en más explicaciones. Así se va a quedar, tendrá que bastar.

Os decía arriba que muchos lectores se quedan a medias con los cuentos o relatos, que dada la concisión o la parquedad no acaban de entender lo que el autor quería decir en ellos, y en este libro me he encontrado con algo que muy pocos libros de cuentos incluyen y que ha resultado una sorpresa fantástica: una explicación de la autora a esos cuentos, a sus orígenes, a su inspiración para escribirlos y al verdadero significado que esconden. Y esta ventana, el privilegio que nos otorga Daria Pietrzak de poder adentrarnos en las (sus) bambalinas como autora, es una gozada, porque tú como lector proyectas sobre la lectura tus experiencias y sentimientos, tu comprensión sobre lo que estás leyendo y tu interpretación de lo que ocurre en esas páginas, y todo eso puede coincidir con lo que su autora tiene en mente o no. No voy a comentaros nada sobre esto porque el orden es el que es: primero hay que leer los cuentos, vivirlos y sentirlos como propios, y luego conocer lo que Pietrzak tenía en la cabeza a la hora de escribirlos, pero, por poneros un ejemplo, y sin entrar en detalles porque no puedo, uno de los cuentos que a mí me ha parecido más macabro habla de algo tan bonito (a priori, claro) como la familia, que cada uno la encuentra como puede, donde puede y cuando puede con los elementos que le vienen dados y las circunstancias que lo posibilitan... y a mí me ha parecido muy perturbador y me ha dado mucha grima, la verdad (cosa que me encanta, todo sea dicho. Me ha parecido uno de los mejores cuentos del libro).

¿Qué podemos encontrar entonces en estos cuentos? Pues el título es bien claro: amor (no siempre bien entendido, no siempre bien recibido, no siempre bien canalizado) y muerte (representada, sobrevenida, de esa de la que se vuelve convertido en algo o de esa que se busca por mil y una razones... o por ninguna en absoluto). Ocho maneras diferentes de afrontar los dos pilares sobre los que se asienta el ser humano y la razón para tomar tantas y tantas decisiones que no solo nos definen, sino que determinan cualquier paso que damos en la vida. Ocho maneras de describir el modo en que ambas cosas pueden entrelazarse, como el amor puede trascender la muerte y como la muerte puede amar a un humano. Ocho maneras diferentes de amar, ocho representaciones distintas de la muerte. Pero Daria Pietrzak no se queda solo ahí, sino que encuentra espacio, páginas, recovecos para hablar de otras muchas cosas, como la soledad (la que se busca, la que te viene dada, la que no quieres o la que te explota en la cara), la desesperación, la supervivencia o el aislamiento. También hay elementos mucho más complejos que no os puedo revelar aquí para no hacer spoilers, pero estos ocho cuentos son como muñecas rusas en las que los dos temas obvios, esos que les otorgan el privilegio y la razón para estar incluidos en este libro, prevalecen en la muñeca más grande, pero ocultan muchas más cosas que poco a poco se vas desvelando conforme avanzas la lectura y ves hacia donde te quiere llevar cada historia.

Los ocho cuentos de Daria Pietzak son tan diferentes entre sí que creo que dan buena muestra de la versatilidad de su autora y también de la sutileza que imprime a la hora de narrarlos. Nos movemos entre alguna historia que bien podría haber salido de la cabeza de Tim Burton y otras que beben del propio tito King y esos entornos rurales donde puede pasar cualquier cosa; historias postapocalípticas, muertos que vuelven para saldar cuentas, amores que trascienden la razón y personajes que te ponen los pelos de punta porque sabes que haberlos en la vida real, haylos. Se mete de lleno en la cabeza de sus protagonistas, les da su tiempo para que se desnuden ante el lector, impregnando la lectura de imágenes que basculan entre el horror y la delicadeza... y en ciertos momentos ambas cosas están tan unidas, el hilo que las une está tan desdibujado, que todo se preña de una melancolía que no te suelta la mano en todo el libro. Más allá de los distintos lienzos que contemplamos en Cuentos de amor y muerte, de los muy diferentes escenarios por los que nos movemos, hay tristeza, desasosiego y una manera de abrazar el mundo que nos rodea que deja mucho margen al lector para la reflexión. También os confieso una cosa: esta lectura me ha llegado en un momento en el que la muerte está presente y muy reciente en mi vida, y también el amor por quienes me rodean y pelean por seguir en este mundo, y quizás mi experiencia leyendo estos cuentos sea completamente diferente a la vuestra si o acercáis a ellos, pero de eso trata este vasto, íntimo y asombroso mundo que es la lectura.

Por ir terminando, solo puedo deciros unas cosa más: estos cuentos son de los que no se olvidan. Los que leemos mucho metemos tantas historias en nuestra cabeza que las posibilidades de que dentro de un tiempo nos cueste recordar datos específicos sobre lo que leímos un año atrás son muy altas, pero Cuentos de amor y muerte no corre ese riesgo. No solo porque estos breves lienzos son diferentes y personales, sino porque tienen esa individualidad y esa atención por el detalle que nutren las narraciones excepcionales, esas que una vez leídas buscan ese rinconcillo de tu cabeza donde acurrucarse y ahí se quedan. Me acordaré de lo que ocurre en ese piso compartido, lo que cosecha ese buen hombre, lo que se esconde en esos túneles, las carreteras desiertas, la Muerte enamorada, los secretos que nos atrapan ante una mesa de comedor, los vampiros emocionales que trascienden la muerte y los deseos que se piden y se cumplen sobre colinas... todo aderezado con una banda sonora de lo más ecléctica que va desde Mystic Prophecy hasta Bon Jovi, pasando por Alice Cooper y Demons & Wizards, entre otros.

 


 
Daria Pietrzak nació en una remota ciudad del este de Polonia, en una época y un mundo muy diferentes de los que vivimos hoy. Pronto cambió el paisaje blanco y gris que recuerda de su infancia por los verdes y ocres de la sierra de Madrid, de la que no ha podido separarse desde entonces.

Se dedica profesionalmente a la fotografía, pero sin perder nunca de vista su auténtica pasión y el motor de su día a día: el arte de contar historias. Desde que conoció los senderos que recorren los mundos de fantasía y ficción que conviven con el nuestro no ha podido dejar de adentrarse por ellos, aunque tampoco ha querido hacerlo. 

A una temprana edad descubrió el gusto por lo horrendo, por lo depravado y lo sobrenatural y muchos años después continúa sintiéndolo con la misma fuerza que el primer día, y sigue temiendo a la oscuridad con la intensidad y la sinceridad de un niño, la de aquel que conoce lo que se oculta entre sus pliegues, porque se ha asomado al otro lado en sus sueños.

1 comentario:

  1. Hola guapísima, dices que no se olvidan? no sé yo qué decirte que una tiene una cabeza un tanto desastrada, jeje... ¡pero si me olvido de las novelas de Agatha, muchas de ellas y las he releído infinidad de veces! 🤣​
    Pero bueno, lo tendré en cuenta para alguna ocasión en la que me apetezca leer terror a sorbitos...
    Un besazo

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