Título original: The Railway Children
Autora: Edith Nesbit
Editorial: Berenice
Traducción: Nuria Reina Bachot
Páginas: 304
Fecha publicación original: 1906
Fecha publicación original: 1906
Fecha esta edición: octubre 2013
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 5,95 eurosEncuadernación: rústica con solapas
Ilustraciones interiores: C. E. Brock
Cuando Padre desaparece de forma inesperada, y en extrañas
circunstancias, Roberta, Peter y Phyllis y su madre tienen que abandonar
su feliz y holgada vida familiar en Londres para ir a vivir entre
estrecheces a una pequeña casita -llamada Tres Chimeneas- en una aldea
en el campo. Allí los niños encuentran entretenimiento en una cercana
estación de ferrocarril, y hacen amistad con el mismísimo Jefe de
Estación, con Perks el Mozo o con el intrigante Anciano Caballero que
les saluda puntualmente desde el tren de las 9,15. Pero no logran
olvidar el misterio que ha producido tantos cambios en su vida. Madre no
quiere decir nada y los chicos saben que es mejor no preguntar pero
¿dónde está Padre? ¿Volverá algún día?
Berenice publica por primera vez en español Los chicos del ferrocarril (The Railway Children), un clásico de la literatura juvenil en inglés que no ha dejado de editarse desde 1906. Considerado entre lo mejor de la obra de E. Nesbit, una magistral escritora, pionera del género infantil y juvenil, que ha ejercido influencia directa en P. L. Travers (autora de Mary Poppins), Edward Eager, Diana Wynne Jones o J. K. Rowling. C. S. Lewis ha escrito largamente sobre la influencia de Nesbit en su saga de Narnia, y hoy está considerada en Reino Unido como la "abuela de Harry Potter".
Berenice publica por primera vez en español Los chicos del ferrocarril (The Railway Children), un clásico de la literatura juvenil en inglés que no ha dejado de editarse desde 1906. Considerado entre lo mejor de la obra de E. Nesbit, una magistral escritora, pionera del género infantil y juvenil, que ha ejercido influencia directa en P. L. Travers (autora de Mary Poppins), Edward Eager, Diana Wynne Jones o J. K. Rowling. C. S. Lewis ha escrito largamente sobre la influencia de Nesbit en su saga de Narnia, y hoy está considerada en Reino Unido como la "abuela de Harry Potter".
Poco a poco voy cumpliendo mi propósito de leer todos estos clásicos de carácter infantil y juvenil que conozco desde hace años sobre todo por adaptaciones televisivas y cinematográficas y que, precisamente por ya tener una idea de la historia, voy dejando aparcados en pos de leer obras inéditas o desconocidas para mí. En estas semanas le ha tocado el turno a Los chicos del ferrocarril, de la autora inglesa Edith Nesbit, y estoy tan enamorada del libro que a ver cómo os lo cuento sin enrollarme demasiado (no sé ni para qué digo esto, siempre me enrollo).
Cuando comienza la historia vemos que la familia protagonista vive de manera acomodada en Londres, que tienen criados, que Padre trabaja en algo relacionado con el Gobierno y que Madre es una mujer que se desvive por hacer felices a sus tres hijos: Bobbie, Peter y Phyllis. Pero un buen día aparecen dos señores, Padre se va con ellos sin despedirse, su situación financiera cambia y los tres niños, junto a Madre, tienen que mudarse a una pequeña casa en la campiña en la que tendrán que valerse por sí mismos, sin criados, sin poder asistir al colegio y con muy pocos recursos. La casita se llama Tres Chimeneas, y pronto descubren que muy cerca de allí está la estación y pueden ver pasar los ferrocarriles, así que Bobbie, Peter y Phyllis van hasta allí todos los días y se aprenden todos y cada unos de los trenes que pasan, sus horarios, sus colores, cómo se llaman, de dónde vienen, hacia dónde van, les ponen nombre... Poco a poco van incorporando nuevas cosas que hacer y se amoldan a su nueva vida, hacen nuevos amigos y corren numerosas aventuras impensables cuando vivían en Londres mientras intentan no hacer preguntas sobre dónde está Padre e intentan no darle mucho trabajo a Madre, que ahora apenas puede dedicarles tiempo si quiere escribir mucho y vender esas historias suyas a alguna revista para que puedan tener bollitos para el té.
Tal y como os digo, estos niños corren mil y una aventuras, y no os penséis que son aventurillas infantiles sin más, no, que estos niños, ya que se ponen, se ponen de verdad: desde evitar el descarrilamiento de un tren salvando decenas de vidas hasta meterse en un bote en llamas para salvar a un bebé pasando por meterse en túneles oscuros donde se encuentran niños heridos que hay que salvar... entre otras muchas cosas, que a estos tres hermanos no se les resiste nada. Y mientras tanto aprovechan para hacerse amigos de todo el mundo, ya sea el Jefe de Estación, el Mozo de la susodicha, el médico, la señora de Correos o los maquinistas de las locomotoras que pasan todos los días por allí. Pero si hay un amigo especial, un amigo que sobresale por encima de todos, es el Anciano Caballero, ese señor que les saluda todos los días desde su ventanilla del tren de las 9:15 (el que ellos llaman Dragón Verde) y que será determinante y muy importante en sus vidas por diversas razones que yo, obviamente, no os voy a contar.
¿Y qué pasa con Padre? Pues sus hijos no le olvidan, pero no preguntan porque cada vez que lo hacen Madre se pone muy triste. Que por cierto, Madre no suelta prenda hasta que no se descubre el pastel casi al final del libro, o no al menos abiertamente, aunque el lector, que es muy cuco, se imagina casi desde el principio dónde está Padre, y si pone en marcha la maquinaria deductiva, por alguna cosilla aquí y alguna cosilla allá se confirma la sospecha. En cualquier caso la autora no nos deja con la duda y tarde o temprano nos enteramos de los motivos y razones que le han llevado allá donde está, sea donde sea. Y no, de esto tampoco os voy a contar nada más.
Me estoy dejando lo más importante. ¿Cómo son Bobbie, Phyllis y Peter? Pues de una manera que a mí me parece dificilísima de conseguir: estos tres niños son... ¡niños! Así como os lo cuento. No son marisabidillos, no son cursis, no empalagan, no hablan como si tuvieran treinta años, no se comportan como si tuvieran cuarenta... ¡No, son niños! Y se pelean entre ellos, discuten por tonterías, se les olvida el enfado en 0,5 segundos (a veces...), razonan de esa manera que razonan los niños cuando quieren tergiversar la verdad, hacen muchas cosas buenas pero también hacen unas cuantas trastadas, son imaginativos... Los tres son muy diferentes y con sus ocurrencias se roban los planos unos a otros para repartirse el protagonismo, pero la reina de la función es Bobbie, una niña todavía pero también la mayor de los tres y a la que no se le escapa nada, la que no dice nada a sus hermanos pero no se le va su Padre de la cabeza, la que cuida a su Madre y le ofrece un hombro en el que apoyarse cuando ya no puede más. Y no, eso no quita para que tenga todas las cosas de niños que comento arriba, pero yo, como hermana mayor que soy también, la entiendo perfectamente. Llega un punto en el que tienes un pie en el mundo de tus hermanos pequeños y otro en el que se espera de ti que seas mucho más que eso y que madures antes de tiempo.
Cuando se habla de este tipo de libros infantiles o juveniles clásicos puede parecer que se cae en los mismos tópicos de siempre (niños que se enfrentan a situaciones familiares muy difíciles o tristes con optimismo y valentía, buenas acciones que tienen sus recompensa, travesuras que acaban bien...) y sí, puede ser que en el fondo todos intenten abarcar los mismos temas, pero en la forma yo creo que todos estos libros no pueden ser más diferentes (al menos los que yo he leído). Este año os he traído unos cuantos y todos tienen su propia personalidad, su propia forma de contar las cosas y unos niños protagonistas únicos, especiales y que brillan con luz propia por méritos propios sin que puedan llegar a confundirse unos con otros.
Y al hilo de los tópicos, os confirmo que aquí también se habla de la importancia de la amistad, de no hacer distinciones sociales a la hora de brindar nuestro afecto, de dar siempre sin esperar nada a cambio (aunque en estas historias siempre se suele recibir más de lo que se da... algo que no suele ser muy real, pero ¿qué más da?), de no dar demasiada importancia a las cosas materiales, de adaptarse a las malas circunstancias con valentía y ánimo, de no perder jamás la esperanza, de la importancia de la familia, de saber escuchar y respetar las opiniones de los demás, de intentar no herir los sentimientos de nadie, de confiar siempre en el buen corazón de la gente... Lo dicho, sí, temas universales en historias que intentan inculcar valores en los más pequeños, pero os digo yo que muchos adultos harían bien en leer estos libros y tomar muchas notas (si luego llevan las notas a la práctica ni os cuento el cambio que daría la sociedad en que vivimos).
Yo creo que un libro libro infantil o juvenil se convierte en clásico cuando muchas décadas después siguen disfrutándolo tantos niños como adultos... cuando los niños ven en él lo que deben ver como niños y los adultos saben ver las miguitas de pan que dejó para ellos su autor o autora y, leyendo lo mismo, en realidad leen algo completamente diferente. Pollyanna, Ana la de Tejas Verdes, El jardín secreto, y este que hoy os traigo, Los chicos del ferrocarril, serían buenos ejemplos de estos clásicos que os comento. Y además es que la autora escribe muy bien, con un punto de ironía amable que brilla sobre todo cuando hace guiños ocasionales al lector cual narradora que sabe que tiene a su público en el bolsillo y quiere hacerle cómplice de la historia. Y, sinceramente, dudo que alguien que lea este libro no se lance a buscar más libros de Edith Nesbit como si no hubiera un mañana. Yo me he lanzado a buscar libros de Edith Nesbit como si no hubiera un mañana. Me niego a pensar que soy la única que hace estas cosas :)
Voy terminando. De este libro existen dos ediciones en castellano actualmente. Yo os traigo la de la editorial Berenice, que incluye las ilustraciones originales de C. E. Brock (ilustrador que yo conocía por sus trabajos de Jane Austen y Dickens, entre otros muchos autores del XIX, y que me en-can-ta). Y ya que me pongo, os decía arriba que conocía la historia por las adaptaciones cinematográficas, así que os traigo un par de tráilers por si os pica el gusanillo: el primero es de la adaptación de 1970, y el segundo de la del 2000.
Edith Nesbit nació en Londres en 1858, en el seno de una familia
numerosa y nada convencional. Cuando tenía tres años quedó huérfana de
padre y eso provocó que tuviera que mudarse en diversas ocasiones,
incluso fuera de Inglaterra, llevando una vida de continuo cambio. En
ese periodo vivió durante tres felices años en una casa llamada Halstead
Hall, en Kent —que estaba al lado de una pequeña estación de tren—,
cuyos ecos encontraremos más tarde en muchos de sus libros. En 1880 se
casó con Hubert Bland, activista radical con el que fundaría la Sociedad
Fabiana, un grupo de filiación socialista y reformista en el que
compartió amistad con G. B. Shaw, el matrimonio Webb, H.G. Wells... Su
familia llevaba una vida bohemia y la propia Edith Nesbit hacía gala de
indumentarias, peinados y un estilo de vida nada acordes con los
tiempos. De hecho, su costumbre empedernida de fumar le provocaría un
cáncer de pulmón del que moriría en Londres en 1924.
Aunque su ambición
era la de ser una poetisa, las necesidades económicas le hicieron
dirigir su talento hacia la escritura por encargo para niños y jóvenes,
en la que conseguirá enormes éxitos desde muy pronto. Con los relatos de
la saga de la familia Bastable y su primer libro juvenil, The story of the treasures seekers (Los buscadores de tesoros),
consiguió recursos en 1899 para trasladar a toda la familia a una
antigua casa con foso, en Kent, en la que viviría durante 23 años,
aunque nunca lograría una economía estable debido a su desprendida
hospitalidad. Escribió novelas de terror y romance para adultos, poesía,
propaganda socialista, obras de teatro y reseñas, pero hoy es conocida
por los casi 60 libros escritos para y sobre niños entre 1894 y 1924, y
entre los que destacan: The Story of the Treasure Seekers, Five
Children and It, The Phoenix and the Carpet, The Story of the Amulet,
House of Arden series, The Enchanted Castle, The Railway children... Berenice ha publicado por primera vez en español su mayor éxito, Los chicos del ferrocarril (2013) y La ciudad mágica (2014), así como Toromítico está publicando la saga de los hermanos Bastable, de los que están ya a la venta Los buscadores de tesoros y Los Seremosbuenos.
Buenos días, MH:
ResponderEliminar¡Qué libro tan bonito nos traes hoy! Llevo mucho tiempo queriendo hacerme con una buena edición de este título. Sin duda, la que nos enseñas hoy es una buena candidata, puesto que tiene las ilustraciones originales.
Por otro lado, te he entendido perfectisimamente cuando hablas sobre los niños y los comparas con otras novelas juveniles. En literatura destinada al público más joven hay categorias, y esta novela que traes hoy se encuentra en la mejor de ellas.
¡Enhorabuena por esta preciosa reseña!
Pues no he visto ninguna adaptación cinematográfica, pero tengo esta novela en mi lista de pendiente desde tiempos inmemoriales. Y tenía muchas ganas de leer tu reseña para que me contases qué te había parecido, porque como tampoco he leído nada de la señora Nesbit (solo la conozco porque era amiga de H. G. Wells y aparece bastante en "Un hombre con atributos", de Lodge) (por cierto, era una señora muy excéntrica y su familia también) pues me daba miedo justo lo que tú comentas: que los niños fuesen insoportables. Despejada la duda, mantengo mis ganas de leer el clásico, puede que Nesbit se inspirara en su propios hijos, que eran la repera. Y ahora que la tienes reciente, creo que te voy a recomendar "Los hermanos Willoughby" para que te rías un poco del mito/tópico de los "niños marisabidillos y atormentados" de las novelas victorianas XD Besotes.
ResponderEliminarComo siempre, me gusta todo lo que cuentas :D Un título que tengo en pendientes no sé desde cuando, pero que sé que voy a disfrutar cuando lo lea. Lo que me has descubierto son las adaptaciones cinematográficas de esta historia, no las conocía para nada. Las dejaré para cuando haya leído el libro. Es un verdadero placer leer estos libros, que aunque como dices todos pueden tener quizás un fin similar, cada uno tiene su personalidad propia. Maravillosas historias... Un abrazo.
ResponderEliminarHola guapísima, fíjate que yo leía Pollyana cuando era pequeña, lo leí varias veces y me encantaba, y ¡nunca supe que era un clásico inglés! ¡fíjate tú! jeje...
ResponderEliminarEste me lo apuntaré, como la mayoría que nos traes por aquí...
Un besazo
Pues a mi me has descubierto un libro y una película que no conocía. En casa, con las niñas hacemos al revés que lo que suelo hacer yo, vemos la película y luego se enganchan a leer el libro. Igual de más mayores lo hacen al revés, que es lo que yo prefiero. Un abrazo y gracias por compartir lecturas tan interesantes.
ResponderEliminarHola. Este libro anduvo por la lista hace años y luego se quedó perdido. No soy de leer libros infantiles y juveniles, no sé, quizás porque no fui una pequeña lectora y no tengo muchos recuerdos al respecto.
ResponderEliminarDesde luego que este es muy bonito, tiene su punto y lo mejor sin duda es que los niños son niños.
A pesar de tu buena experiencia creo que va a seguir perdido en la lista.
Besos
Hola:
ResponderEliminarno conocía el libro y, a pesar de lo que cuentas, no me lo llevo. No me van los libros infantiles y juveniles y tengo mucho esperando.
Un beso
Hola, pues ni idea, ni me suena la autora ni el libro ni las adaptaciones, así que me apunto las recomendaciones. Creo que para los clásicos, aunque sean infantiles o juveniles siempre tendré edad. Gracias por el descubrimiento. Besinos.
ResponderEliminarPor tu entusiasta reseña se nota que has disfrutado mucho con su lectura. Tomo buena nota de esta novela porque me parece una lectura entretenida y divertida. Besos.
ResponderEliminarLo vi de oferta pero no me decidí a comprarlo porque pensé que no merecería la pena. Ahora ya me haces dudar y no sé si me arrepiento de haberlo dejado pasar.
ResponderEliminarBesotes.
No soy lectora de literatura infantil y juvenil, pero si lo fuera me lo llevaría de cabeza porque tu entusiasmo es contagioso.
ResponderEliminarBesos
ResponderEliminarHola.
No conocía el libro y por el momento no creo que lo lea, tengo demasiados pendientes, pero gracias por la reseña.
Nos leemos.
Lo leí hace ya algunos años y lo disfruté mucho más de lo que esperaba. Una preciosidad de reseña.
ResponderEliminarBesotes!!!
¡Huooooola!
ResponderEliminarJoe, pues mira que tiene delito pero no conocía este clásico infantil, que desastre jajaja eso sí, la portada es preciosa y me encanta el reto de poco a poco ir leyendo todos los clásicos infantiles y juveniles... ¡me gusta la idea! Y bueno, es verdad que este tipo de libros suelen tocar al final un poco los mismos temas de familia, aventuras, amigos, pero la verdad es que son temas que me gustan y como dices tú, cada uno es totalmente distinto a los otros^^
¡muuuuchos besos!
Me acabas de descubrir este libro y se que lo disfrutaría, es un tipo de lectura que me llama especialmente =)
ResponderEliminarQué chuladaaaaaa. ¿Sabes? Me pasa lo mismo con esos libros que en su día no leí y que tengo la impresión de que me gustarían, así como otros sí leídos a los que me gustaría volver por los recuerdos que me traen, pero entre una cosa y otra...En fin, que el año que viene voy a plantear yo también mi propio reto al respecto. Y anoto este, claro. Un besote!
ResponderEliminarLa verdad es que lo cuentas de una manera que se hace irresistible aunque hoy no me lo llevo. Tomo nota eso sí de la adaptación. La literatura infantil y juvenil no está entre mis preferencias.
ResponderEliminarBesos
Últimamente por mis manos están cayendo libros juveniles y, la verdad, son lecturas que estoy disfrutando mucho. Tramas en apariencia sencillas pero muy amenas, que dejan un grato recuerdo de sus personajes. Este que nos traes parece que tenga también su encanto. No lo conocía, gracias por el descubrimiento.
ResponderEliminarUn beso ;)
Este lo tengo pendiente y esperando turno en la estantería, a ver cuándo le llega =)
ResponderEliminarBesotes
El libro es bonito sin duda, pero yo no me veo con él.
ResponderEliminarUn beso
Aish, este tipo de libros, de crecimiento, en los que hay jóvenes que viven aventuras y de carácter costumbrista no suelen convencerme. En cierta medida me recuerda a Ana de las tejas verdes o a los hijos de Atticus Finch. Me alegro de que te haya gustado, pero no es mi estilo. Eso sí, la portada me parece preciosa.
ResponderEliminarUn saludo,
Laura.