lunes, 12 de junio de 2023

RESEÑA (by MH) ::: VENENO MORTAL - Dorothy L. Sayers


 
Título original: Strong Poison
Autora: Dorothy L. Sayers
Editorial: Lumen
Traducción: Flora Casas
Prólogo: P. D. James
Páginas: 336
Fecha publicación original: 1930
Fecha esta edición: septiembre 2006
Encuadernación: cartoné con sobrecubierta
Precio: descatalogado (disponible de 2ª mano)
Diseño de cubierta: Nuria Zaragoza


Lord Peter Wimsey, el detective más distinguido de Inglaterra, se enfrenta en esta ocasión a un caso que parece a punto de cerrarse para siempre. Harriet Vane, escritora de novelas policíacas y experta en venenos, ha sido acusada de envenenar y asesinar a su amante. La policía y el juez están persuadidos de su clamorosa culpabilidad. ¿Podrá lord Peter salvar a esa mujer que empieza a ser para él mucho más que la protagonista de otro misterio? Segundo título de la Biblioteca Dorothy L. Sayers, Veneno mortal es una de las novelas policíacas más ingeniosas y originales que se han escrito jamás, además de una hermosa, peculiar y maravillosa historia de amor.
Dorothy L. Sayers es de esas autoras imprescindibles para quienes estamos muy metidos en la época literaria de la Golden Age británica, pero me da la sensación de que es muy desconocida a nivel general entre los lectores. Su presencia en las editoriales españolas tampoco ha ayudado mucho. Sí, hay traducciones muy, muy antiguas en el mercado de segunda mano (de  la editorial Molino, los mismos de las ediciones que os estoy trayendo de Agatha Christie... y ya sabéis mi opinión sobre esas traducciones), y Lumen hace unos 15-20 años recuperó algunas de las novelas pertenecientes a su serie protagonizada por lord Peter Wimsey (pocas y ni siquiera en orden; al buen tuntún... qué novedad), pero esas traducciones están descatalogadas desde hace muchos años y ninguna otra editorial se ha vuelto a acordar de ella. Y creedme si os digo que Sayers no solo es importante para la literatura de género como autora, sino que fue presidenta del Detection Club durante años (club que sigue existiendo hoy en día) y parte de la asociación de escritores que sentó las bases mismas de lo que hoy se conoce como novela de misterio. En fin, que como no hay visos de que alguna editorial se acuerde de ella y la recupere, el año pasado empecé a releer lo que tengo en casa suyo publicado por Lumen. Este que os traigo hoy es el quinto libro protagonizado por Wimsey (de los cuatro anteriores Lumen solo publicó El misterio del Bellona Club), y es muy importante en la cronología de esta serie porque introduce a un personaje que llegó para quedarse. Pero no adelanto acontecimientos y os explico.
 
La trama empieza en pleno juicio, justo cuando el juez está resumiendo todos los hechos para el jurado antes de que se retiren a deliberar y tomen una decisión sobre el veredicto. La acusada es Harriet Vane, escritora de novelas de misterio y novia del fallecido, Philip Boyes, también escritor y envenenado con arsénico. En el momento de su muerte ya no vivían juntos, pero se habían reunido minutos antes de caer él enfermo y, teniendo en cuenta que Harriet está escribiendo una nueva novela donde se usa el envenenamiento con arsénico y que ha investigado y sabe mucho sobre el tema... pues eso, demasiadas coincidencias, ¿no? Todo apunta clarito y hacia Harriet, el jurado se retira y, cuando vuelve, resulta que una sola persona de ese jurado, una señora de mediana edad, dice que no cree que Harriet sea culpable, y se atiene a esa opinión como si le fuera la vida en ello para desesperación del resto de miembros del jurado. No hay acuerdo ni veredicto, así que se suspende el juicio durante un mes. ¿Quién estaba presente entre el público mientras todo esto sucedía? Lord Peter Wimsey, famoso en toda Inglaterra por su afición a resolver crímenes, y Peter no solo está convencido de que Harriet es inocente, sino que se ha quedado prendado de ella así, sin más, con lo que más le vale demostrar su inocencia en el mes que tiene por delante si quiere salvarla de la horca.

El año pasado leí Todo lo que sé sobre novela negra, de P.D. James, así que ya estaba familiarizada con su opinión sobre Dorothy L. Sayers, pero esta edición incluye un prólogo a su cargo que es casi de obligada lectura para quienes quieran conocer un poco más a fondo quién fue Sayers en el mundo de la literatura y lo novedosos que fueron algunos de los aspectos que incluyó en sus novelas. De algunas de esas cosas os hablaré en un momento, pero sí quiero destacar ahora mismo lo siguiente: que Dorothy L. Sayers escribía muy bien, que tenía un estilo propio y divertido donde tiraba de un humor fresco que no pasa de moda, que el fiel reflejo de su época se percibe hasta en los detalles más nimios y que, sobre todo y ante todo, escribía para entretener a sus lectores, sin ninguna pretensión ni ínfulas.

Curiosamente, las críticas más feroces dirigidas hacia Sayers han tenido como protagonista a su creación más famosa: el detective aficionado lord Peter Wimsey, cuya misma cuna aristocrática, buena educación y existencia llena de privilegios en pleno periodo de entreguerras le valió el título de personaje esnob e intelectualmente arrogante. Sayers se encargó de defender a Wimsey detallando los rasgos y características que debía tener un detective aficionado creíble, y eso pasaba precisamente por tener libertad de movimientos y horarios y, por tanto, una vida exenta de un trabajo con horario regular, contactos en muchos ámbitos y esferas, una cuenta bancaria boyante para poder hacerse cargo de todo lo que va surgiendo durante una investigación, conocimientos de muchos tipos y en muchos sectores diferentes que le ayuden a ir recabando información y uniendo hilos sin tener que estar recurriendo constantemente a expertos y una personalidad que le permita ir evolucionando a lo largo de su periplo literario (bueno, añade más cosas pero con esto os hacéis una idea). 
 
Y sí, todo esto es lord Peter Wimsey, pero además, y esto lo añado yo, es un poco payasete, tiene una personalidad peculiar, desbordante y sin complejos de ningún tipo, hace gala de unos modales estrafalarios, es puro nervio, cae bien a todo el mundo pertenezca al estrato social que pertenezca y, sobre todo, es muy buena persona; por eso suscita adoración y lealtad eternas en todo aquel que le conoce. Los diálogos que él protagoniza no tienen desperdicio porque nunca sabes por donde va a salir y además suelta muchas veces lo primero que se le viene a la cabeza, pero la sonrisa está, casi siempre, asegurada (no sé si os servirá como referencia, pero la autora dijo en su día que Wimsey era una mezcla entre Fred Astaire y Bertie Wooster, el aristócrata creado por P. G. Wodehouse).
 
Esto en lo que concierne a Wimsey, pero, ¿qué os puedo contar sobre el libro? Sobre el caso en sí mismo ya sabéis que nada. Yo creo que la identidad del asesino, a poco que estéis acostumbrados a leer este tipo de misterios clásicos, se adivina con cierta facilidad, pero es que eso es lo de menos y da totalmente igual porque la novela se disfruta de la misma manera. Así que dejando esto a un lado resalto varias cosas. Uno es el enamoramiento casi inmediato de Wimsey por Harriet Vane, que está tratado con tanto humor y socarronería que te tienes que reír aunque pienses que Wimsey debería echar un poco el freno (y ya os decía arriba que un personaje había llegado para quedarse en esta serie, y ese personaje no es otro que Harriet, considerada alter ego de la propia autora). Otra es el ambiente bohemio que siempre suele aparecer en los libros de Wimsey y al que siempre tiene que recurrir de una manera u otra; en este caso reaparece Marjorie Phelps, escultora que ya aparece en libros anteriores y que nos lleva por ese mundo de culturetas trasnochados que se pensaban que eran lo más de lo más cuando... bueno, cuando no lo eran, lo dejaré así (por cierto, la autora dice que los dos escritores protagonistas, Harriet Vane y el fallecido Philip Boyes, pertenecían al círculo de Bloomsbury... sí, ese de Virginia Woolf y compañía).
 
Otro personaje a destacar es Bunter, mayordomo británico de pura cepa que vale para todo, y que lo mismo te prepara el baño, se liga a una criada para que le dé información o sabe de química y te hace una demostración de cómo averiguar si una sustancia es un determinado veneno o no (eso sí, le da pánico que su jefe decida casarse y su situación cambie, así que no se toma demasiado bien el enamoramiento de su jefe). ¿Por último? Casi lo mejor de todo el libro: la "residencia felina". Porque si Sherlock Holmes tiene a sus Irregulares, Wimsey tiene a toda una agencia llena de señoras mecanógrafas que son mucho, mucho más que solo eso. Que sí, que se ganan la vida de la manera más honrada, pero cuando Wimsey necesita echar mano de ciertas habilidades en ciertas situaciones para conseguir ciertas cosas, nada mejor que solicitar la colaboración de una de estas damas. Él es quien financia la agencia en la sombra, es quien les ha dado independencia económica y un futuro en una época llena de incertidumbre, miseria e inseguridad, y ellas saben que si les pide algo es por una buena causa, así que no dudan en aprender a abrir cajas fuertes o colarse en una casa de lo más respetable si es necesario con tal de ayudarle.

Ah, antes de terminar, un comentario sobre cómo funciona el sistema judicial británico, porque el juez al principio del libro lo recalca varias veces. El jurado no tiene que decidir en su veredicto si un acusado es culpable o inocente, lo que tiene que decidir es si la Corona ha demostrado sin ningún lugar a dudas si esa persona es culpable o inocente. Que puede parecer lo mismo pero no lo es. En este caso puede parecer que todas las circunstancias presentadas son suficientes para acusar a Harriet Vane del asesinato, pero la obligación de la Corona es demostrar que el veneno no puede haber sido ingerido de ninguna otra manera que no sea por medio de Harriet Vane. Si existe la más mínima posibilidad de que ese veneno haya sido administrado de otra manera aunque sea en el lapso de cinco minutos en medio de la calle, si la Corona no ha sido capaz de eliminar esa ridícula posibilidad por medio de pruebas, no puede darse un veredicto de culpabilidad. Que vosotros diréis que os da igual, pero a mí me parece muy interesante porque todo el argumento del juez gira en torno a esto.

Creo que queda claro que he disfrutado mucho de la relectura y que seguiré con mi proyecto de revisionar todo lo que tengo de esta autora (que se me va a acabar pronto, dicho sea de paso... ahora que hay tanta editorial recuperando misterios clásicos, a ver si alguna se acuerda de Sayers). Por cierto, sé que algunos os estaréis preguntando si es necesario leer estos libros en orden o da igual. Quien me conoce un poco sabe que me obsesiona leer las series en orden siempre que sea posible, pero bajo mi punto de vista, y teniendo en cuenta que en castellano han publicado lo que han querido, en el orden que han querido y que faltan muchos por traducir, pues obviamente os diría que no. Sí, puedes seguir mejor el progreso del personaje (que lo tiene) si lees los que hay en orden, pero vaya, que tampoco es que haya una trama personal potentísima de trasfondo que obligue a seguir un orden concreto ni afecte a las propias investigaciones. En cualquier caso, si gustáis de este tipo de literatura, Sayers es lectura necesaria, que además ella por sí misma fue una persona muy, muy interesante, culta, inteligente y avanzada para su época, y se merece mucho más reconocimiento del que tiene.


Dorothy Leigh Sayers nació en 1893 en Oxford, donde fue una de las primeras mujeres en obtener una licenciatura, en su caso de Francés Medieval. En Londres trabajó en una agencia de publicidad desde 1922 hasta 1929. Su aristócrata detective, lord Peter Wimsey, fue una de las estrellas de la novela negra en los años treinta y protagonizó doce novelas y varios libros de relatos. Dorothy Sayers también destacó como reputada teóloga, dramaturga, ensayista y traductora. Su Divina comedia todavía hoy se considera la mejor traducción al inglés de la obra de Dante. Amiga de T. S. Eliot, C. S. Lewis, Agatha Christie y G. K. Chesterton, Sayers fue una mujer avanzada a su tiempo, madre soltera en un ambiente estrictamente anglicano y victoriano, y precursora literaria de Patricia Highsmith y P. D. James. Murió en 1956. En 1973, la BBC produjo una serie basada en sus obras de lord Peter Wimsey, en la que Ian Carmichael encarna al sofisticado detective.

 

8 comentarios:

  1. Hola, a mí también me gusta mucho Dorothy L.Sayer, creo que he leído todas sus novelas publicadas en castellano, entre ellas está que traes hoy. Me encanta Lord Peter Wimsey y me gusta la pareja que forma con Harriet. La verdad es que con tu reseña me apetece un montón volver a releerla que creo que en el blog no tengo reseñadas ninguna de sus novelas. Besos.

    ResponderEliminar
  2. Querida MH.

    Esta novela la tengo en mi estantería pendiente de leer. Por ello, hoy paso por aquí sólo de refilón. Ya volveré cuando escriba mi propia reseña, aunque no sé cuando será eso. Espero que me lo recuerdes.

    Un beso, y feliz lunes!!

    ResponderEliminar
  3. Queridisima MH, pues esta autora se la vi hace muchos años a mi cuñada. Creo que empecé a leer un libro en su casa, un recopilatorio de varias obras, que me ofreció en préstamo pero que no me llevé porque pesaba mogollón, jeje... Igual es hora de conocer definitivamente a Peter Wimsey. :)
    Un besazo

    ResponderEliminar
  4. He oído hablar de la autora y de la serie y la tengo apuntada, pero sin prioridad porque la novela de la Golden Age tipo Agatha Christie la seguí durante un tiempo y ahora siento que ese tiempo ha pasado.
    Me resulta muy interesante lo que cuentas del juez y el jurado. Desde luego, no es lo mismo declarar culpable a alguien que declarar que "la Corona ha demostrado sin ningún lugar a dudas si esa persona es culpable". Creo que el matiz es importante. Es algo similar a la famosa "duda razonable" que se ve tanto en series, películas y novelas.
    No sé si me animaré, pero apuntada la tengo.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  5. No he leído aún nada de la autora y, desde luego, tu reseña me deja con muchas ganas de conocerla. Tomo muy buena nota.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  6. Recuerda remotamente a Doce hombres sin piedad por el inicio. Pues mira que no suelen convencerme estas obras, pero has logrado tentarme. Me interesa el caso y el humor (así como el personaje del Mayordomo y el romance) y veo que la obra aporta detallitos curiosos, como lo que comentabas del sistema judicial. Veo poco probable que lo lea, por lo que comentabas de que está descatalogado, pero intentaré fijarme a ver si la veo.

    ResponderEliminar
  7. Desconocida, desconocidísima. Vamos, a mí no me suena de nada pero qué interesante lo que cuentas de esta mujer. Parece que la novela negra de hoy le debe mucho. Me da rabia que cuando se hacen traducciones no se siga el orden. No entiendo por qué lo hacen a la buena de Dios. En fin, que este libro tiene una pinta excepcional. Tanta novedad, tanta novedad,... y tantos buenos autores de antaño olvidados. Gracias por el aporte. Besos

    ResponderEliminar
  8. A mí me encanta Dorothy L. Sayers precisamente por lo que comentas, por lo bonito que escribe y por ese sentido del humor con el que toca los diálogos y a sus personajes, es genial. "Veneno mortal" es una mis novelas preferidas de la autora, porque me encanta el romance Harriet/Wimsey (vale, sí, y porque el personaje de Wimsey me parece muy divertido, con su aristocrática excentricidad y payasete, como apuntas). Me gustaría localizar toda la saga de Lord Peter Wimsey y leerla en orden, pero está tan desaparecida... Besos.

    ResponderEliminar