lunes, 14 de septiembre de 2020

RESEÑA (by MH) ::: LA NINFA CONSTANTE - Margaret Kennedy



Título original: The Constant Nymph
Autora: Margaret Kennedy
Editorial: Alba
Traducción: Román A. Jiménez
Páginas: 342
Fecha publicación original: 1924
Fecha esta edición: septiembre 1998 
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: Descatalogado (disponible de 2ª mano)
Ilustración de cubierta: Detalle de Jeunes filles au bord de la mer (Pierre Ouvis de Chavannes)

La ninfa constante tiene como protagonista a los Sanger, una compleja familia a cuyo frente está un padre músico y compositor, completamente embebido en su propia obra y partidario de una educación antiautoritaria. Su muerte provocará el choque de su descendencia con las normas sociales. 
Ésta fue una novela rompedora y muy popular, cuando se publicó en 1924. De hecho, fue uno de los mayores best-sellers del siglo. De ella se han hechos versiones teatrales y cinematográficas así como incontables traducciones.
Os habréis dado cuenta de que este año estoy hablando de muchos clásicos en ediciones ya descatalogadas, pero que eso no os eche para atrás si os interesan. Por desgracia muchas de estas novelas jamás se reeditan, y aunque a los lectores interesados nos toca hacer un poco de cazatesoros en busca de un ejemplar en buen estado que no cueste la mitad del sueldo mensual, no fue el caso del libro que nos ocupa, que encontré sin problemas de segunda mano. Así pues, hoy os hablo de otra novela desaparecida en las librerías: La ninfa constante, de Margaret Kennedy.

Albert Sanger es un músico y compositor desconocido en Inglaterra, su país de origen, pero con mucha influencia en Europa. Sanger tiene mucho ego pero poco dinero en los bolsillos; sobrevive gracias a lo que le va prestando su vasto elenco de amistades, y así es como mantiene a su numerosa familia, compuesta por siete hijos de tres madres diferentes que viven todos juntos en una casa en los montes del Karwendel, en Austria. Sanger aboga por una educación libre y antiautoritaria, y así pasan los días sus hijos sin ningún tipo de escolarización, sin ninguna guía moral y sin ningún aprendizaje para desenvolverse socialmente. A pesar de sus apuros económicos, Sanger se permite el lujo de invitar constantemente a sus amigos a pasar temporadas en su residencia, y así es como comienza la historia, con la llegada de Lewis Dodd, compositor mucho más joven que Sanger, al que admira profundamente, y que está plenamente integrado en la familia, con la que pasa largas temporadas de manera frecuente. Tessa, la hija de catorce años de Sanger, está enamorada de él desde siempre, pero no se trata de un amor pasajero o adolescente. Está segura de que sus almas se pertenecen, que están hechos el uno para el otro, y que solo deben esperar a que ella sea algo mayor para comenzar la relación. Todo salta por los aires cuando Sanger muere repentinamente y Florence, una hermosa prima inglesa a la que no conocen, aparece en la residencia para hacerse cargo de sus primos pequeños, atrayendo de inmediato la atención de Lewis.

La ninfa constante es una sinfonía de personajes en la que, aunque todos tocan sus instrumentos a la vez, son incapaces de hacerlo de manera armónica, y eso hace que se pasen todo el libro anhelando lo que no tienen y despreciando lo que consiguen, dando vueltas unos alrededor de los otros, buscándose y rechazándose una y otra vez. Aunque hay muchos músicos en esta orquesta discrepante, tres son los que principalmente nos interesan. 

Lewis Dodd utiliza la crueldad verbal como mecanismo de defensa; es inmaduro y arrogante, se muestra hostil con el único fin de herir a la gente que tiene cerca, y dentro de ese corazón del que huye constantemente solo hay espacio para la delicada y joven (muy joven) Tessa Sanger. Cuando se casa con Florence y vuelve al mundo socializado y etiquetado del que huyó muchos años atrás, se da cuenta de su error y su mente y su corazón vuelven una y otra vez a Tessa, un sentimiento que tarda bastante en comprender. Ella, por su parte, ha crecido sin una guía de conducta y se rige, única y exclusivamente, por su instintos, sus sentimientos y su perspicacia e inteligencia. Su amor por Lewis es constante, inalterable y sólido a lo largo del tiempo (ella es la ninfa adolescente del título), se siente con todo el derecho del mundo a estar en la vida de Lewis, y tiene que aprender y asimilar a marchas forzadas unos estándares sociales y éticos que desconoce; pero no es una adolescente corrompida, conserva una dignidad y una inocencia que chocan con el mundo en el que de repente se ve envuelta y en el que se ve obligada a tomar decisiones con unas armas que no sabe usar. Y por último está Florence, esa prima que empieza la historia tremendamente segura de sí misma, con unas ganas enormes de hacer algo por sus primos, que se enamora del tímido Lewis en los montes austríacos y que no puede evitar sentir rechazo por Tessa, un rechazo que irá in crescendo a lo largo de toda la novela porque le resulta imposible abstraerse de una nube que no puede ver, pero que sí percibe. Lewis ejerce mucho poder sobre ella, tan pronto la saca de sus casillas como la seduce y la doblega, y esa dinámica, con Tessa de fondo, constante, paciente, hace de Florence el personaje con una degradación más terrible y retorcida a lo largo de la historia, degradación de la que ella es plenamente consciente.

Y llegados a este punto creo que resulta evidente que la historia gira en torno a este triángulo amoroso, un triángulo en el que una de sus componentes empieza la historia con catorce años, así que saco yo el tema antes de que alguien me lo comente. No estamos ante nada parecido a la Lolita de Nabokov, o no al menos en el modo de plantearlo y presentarlo ante el lector. Margaret Kennedy pone límites y mucha sensibilidad en el modo en que hace avanzar la historia y, de hecho, sin poder (obviamente) ser más explícita, el final es quizás la mayor representación de esos límites. La relación entre Lewis y Tessa se mueve en el terreno de lo íntimo y lo platónico, es algo que está ahí, que todos en esa poco convencional familia dan por hecho, y que incluso resulta evidente para quienes los ven juntos y no conocen los antecedentes y ni la historia que hay detrás, pero ellos, protagonistas del drama, andan muy perdidos en cuanto a los pasos que deben dar. Lewis y Tessa se pertenecen el uno al otro, pero no estamos ante una historia sórdida ni de atracción sexual hacia una menor. Es difícil de explicar sin desvelar demasiado, pero confiad en mí: no lo es.

Aun así, si os dijese que he empatizado con alguno de los personajes os mentiría. Ni siquiera Tessa, la que representa en esta historia la bondad, piedad, constancia, amor incondicional, honestidad e integridad, me ha llevado a su terreno. No sabría deciros por qué, salvo que todos los personajes tienen un algo que me produce rechazo, unos por unas razones y otros por otras. Y ahí está la virtud del libro, que te comprometes con la historia no solo a pesar de sus personajes, sino precisamente a causa de ellos, porque si no fueran como son, si no representasen lo que representan, la historia no tendría razón de ser.

Más allá de todo esto, La ninfa constante trata muchos temas adyacentes. Enfrenta la educación estandarizada con la educación libre sin escolarización, el estilo de vida bohemio y extravagante con el estilo de vida ordenado y convencional, el arte como talento esencial (en la familia Sanger todos saben cantar, componer o escribir, pero poco más) con los conocimientos prácticos y útiles para el día a día, y, sobre todo, la libertad con la que viven y asumen sus sentimientos y su sexualidad los componentes del bohemio circo Sanger (tal y como ellos se denominan) con respecto a los demás personajes. Me ha gustado mucho el estilo narrativo de Margaret Kennedy, ese modo sutil que tiene de decir las cosas sin resultar explícita, la manera en que se sumerge en el yo interior de sus personajes y les hace enfrentarse a ellos mismos, la delicadeza con la que aborda temas muy complicados de encarar y la honradez con la que encaja todo. Estoy segura de que el final no será del gusto de todo el mundo; yo, ciertamente, no lo esperaba, y se ofrece a debate, debate que no se puede entablar desde aquí.

Os contaría más cosas, pero ya está bien. Sé que hay al menos un segundo libro que sigue a otros personajes de la familia Sanger, pero creo que jamás se ha publicado en castellano. Aun así, Ediciones del Viento anunció hace poco que va a publicar ya mismo otra obra de esta autora, La sonrisa olvidada, y eso ya es una buena noticia. También hay al menos un par de adaptaciones cinematográficas;  la más famosa se estrenó en 1943 y está protagonizada por Charles Boyer en el papel de Lewis Dodd y Joan Fontaine en el papel de Tessa (con veinticinco añazos y toda una mujer interpretando a una adolescente aniñada de catorce... imagino que de otro modo no hubiese pasado la censura de la época). La tengo en casa, pero no me ha dado tiempo a verla y traeros impresiones. Lo intentaré más adelante, pero de momento os dejo el tráiler.

 




Margaret Kennedy (1896-1967) fue una novelista y dramaturga inglesa. Nacida en Londres, acudió al Cheltenham Ladies' College antes de estudiar Historia en Somerville College, Oxford. Quizá se la conoce sobre todo por la novela de 1924 La ninfa constante, pero recibió constante aplauso crítico por sus obras, principalmente por Troy Chimneys, por el que recibió el premio James Tait Black Memorial Prize de 1953. 

La ninfa constante en su propia adaptación fue exitosa en los teatros del West End, que inauguró el Teatro Noël Coward, con Noel Coward y Edna Best en septiembre de 1926. Noel Coward tuvo un ataque de nervios durante la representación y fue reemplazado por John Gielgud. Fue adaptada a la pantalla en 1928 por Adrian Brunel y Alma Reville, dirigida por Brunel y Basil Dean, y con los actores Ivor Novello, Mabel Poulton y Benita Hume. 

Su obra dramática posterior incluía Escape Me Never en 1934, escrita para que la protagonizara Elisabeth Bergner quien posteriormente apareció en la versión para el cine, por la que fue nominada a un premio de la Academia.

12 comentarios:

  1. Pues tiene buena pinta, y como siempre haces con tus reseñas, me picas...
    La apuntaré por si me puedo hacer con ella. Me recuerda un poco a Los niños de Edith Wharton en el hecho de ser una troupe de niños sin educar y un adulto que se acaba interesando por uno de ellos y que se enamora de la mayor de los niños...
    Un besazo

    ResponderEliminar
  2. Pues no me sonaba de nada y tiene buena pinta. Y me pasa como a Nitocris, que me ha recordado un poco a Los niños, que la tengo muy reciente.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  3. Hola. Pues qué voy a decir yo, que evidentemente no lo conocía y que me encantan esas historias con el mundo del arte por medio, y además con amoríos complicados. Todavía me gusta más el estilo de la autora, por la sensibilidad, que es muy tentador eso de ser bruto y noquear al lector. Impresionar con buenas maneras es más difícil. Me llevo todo, el título y por supuesto la peli.
    Besos
    Pd. Me lo estoy pasando pipa en los Balcanes.

    ResponderEliminar
  4. Hola, la conocía de oídas pero no la he leído. Miraré si la encuentro aunque esté descatalogada. Besinos.

    ResponderEliminar
  5. No lo conocía de nada y me ha llamado un montón la atención. Tiene un argumento muy intrigante.
    Gracias por el descubrimiento.
    Besotes.

    ResponderEliminar
  6. ¡Hola! Me alegro que sea una lectura de la que has disfrutado tanto. Peronalmente no lo veo como una novela para mí, así que en esta ocasión prefiero dejarla pasar.

    ¡Nos leemos!

    ResponderEliminar
  7. Como siempre, sacando a la luz pequeñas joyas con magníficas reseñas. Me apunto a todas tus recomendaciones. Besos

    ResponderEliminar
  8. Pues empiezo bien mi vuelta la ruta bloguera ¡apuntando un nuevo libro! Si es que con estas reseñas una no se puede ir de vacío...
    Besos.

    ResponderEliminar
  9. Buenos días:
    Paso por encima sobre tu reseña porque, aunque parezca mentira, aún no he leído esta novela. La tengo desde hace años en una edición antiquísima que encontré en Alcaná, pero me gusta mucho más la de Alba que nos has mostrado. Sobre la adaptación, ¡mil gracias por dármela a conocer! A ver si la encuentro porque me apetece muchísimo verla.
    Por otro lado, me hace muy feliz el anuncio que nos haces sobre Ediciones del viento.
    Un abrazo grande!!

    ResponderEliminar
  10. Pues tomo nota de Margaret Kennedy, otra autora clásica a la que no conocía. Entiendo que es imposible recuperar en castellano a todos esos autores/as clásicos ingleses, pero siempre me sorprende cuando leo sus bios: triunfaron con sus adaptaciones teatrales en su época (ya no hablo de best sellers) y han sido adaptados al cine en muchos casos, y como escritores/as siguen siendo casi anónimos. Besos.

    ResponderEliminar
  11. Puede ser un clásico y en su momento un gran libro pero ahora mismo no me atrae nada de nada. Besos

    ResponderEliminar
  12. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar