Título original: Captains Courageous
Autor: Rudyard Kipling
Editorial: Austral
Traducción: J. Novo Cerro
Autor: Rudyard Kipling
Editorial: Austral
Traducción: J. Novo Cerro
Páginas: 336
Fecha publicación original: 1896
Fecha esta edición: febrero 2019
Encuadernación: cartoné
Precio: 11,95 euros Ilustración de cubierta: Pep Boatella
Ilustraciones interiores: I. W. Taber
Capitanes intrépidos es una
de las obras más originales y emblemáticas del premio Nobel Rudyard
Kipling. La aventura y el aprendizaje de Harvey, un consentido
adolescente norteamericano, hasta llegar a convertirse en un hombre
cabal, constituye el eje argumental de esta obra que enseña cómo se
entra por derecho propio en el mundo adulto. El joven Harvey se verá
obligado a pasar por toda una serie de experiencias amargas antes las
que tendrá que sacar lo mejor de sí mismo para sobrevivir y hallar su
propio camino. De este modo, este pequeño gran héroe se convertirá en
símbolo de la lucha por la superación del ser humano y de la necesidad
del esfuerzo y la valentía para hacer frente a las dificultades de la
existencia.
Creo que casi todos los que tenemos una edad (digamos, entre treinta y ochenta años xD) hemos visto alguna vez en la vida la película Capitanes intrépidos, esa en la que un muchacho era recogido en alta mar por un barco pesquero y allí se tenía que quedar currando como el que más y madurando el proceso. Y es que claro, si es Spencer Tracy el que te recoge del agua, todo es como muy cinematográfico y tiene mucho caché. Como siempre pasa, tardé mucho en saber que muchas de esas pelis clásicas que yo había visto en la tele cuando era pequeña basaban sus historias en libros, y cuando lo supe, tampoco he tenido mucha prisa en leer esos originales en papel porque bueno, ya sabéis, una vez que sabes lo que va a pasar, no es lo mismo. Llevo un par de años intentando poner remedio a esto y acercándome a clásicos de los que ya conozco la historia por adaptaciones cinematográficas también clásicas. Ahora le ha tocado el turno a esta novela de Kipling, considerada una obra maestra de la literatura, y aunque ya os he adelantado de lo que va el tema, os hago una sinopsis un poco más apañada.
Harvey Cheyne es un niño de papá... o más de bien de mamá. Su madre es la que pone los mimos en exceso y su padre el que aporta los millones (muchos, muchos millones) de dólares a la vida familiar. Harvey, a sus quince años, a finales del siglo XIX, dispone de doscientos dólares al mes para sus gastos (tirad de matemáticas para trasladar esta cantidad a 2024 y hacer equivalencias). Está acostumbrado a salirse siempre con la suya y a no hacer nada de nada para tener siempre todo lo que quiere. Lo conocemos a bordo de un enorme barco de pasajeros, donde da por saco a la tripulación y tiene a todo el mundo hasta el moñete... hasta que cae al mar en pleno Atlántico Norte. Oh my God, ¿le servirán de algo los doscientos dólares en tan desagradable brete? Pues no, ya sabemos los pobres que no. Así que debe conformarse con el portugués Manuel, un marinero del barco pesquero We`re Here que lo saca del agua inconsciente y se lo lleva a su barco. Allí Harvey intenta convencerlos de que su papá es millonario, que tiene un tren privado, calesas con ponies, cubiertos de oro y que cuando va al baño, huele a eau de diamantes. No le creen, claro, piensan que le falta un viaje, y le dicen que sí, que vale, pero que están a mitad de campaña y hasta dentro de varias semanas no volverán a tierra. Si va a quedarse (no le queda otra, vaya), Harvey tiene que trabajar muy duro como todo el mundo, cobrará diez dólares por todo su trabajo y que no se le oiga ni rechistar. Harvey no es tonto; más bien al contrario por mucho que se empeñe normalmente en no hacer nada, y aquí empieza su viaje hacia la madurez, la responsabilidad, el valor del trabajo y el esfuerzo, la amistad.... y los callos en las manos.
Capitanes intrépidos se publicó originalmente por entregas entre 1896 y 1897 y apareció ya en 1897 como novela primero en EEUU y luego en el Reino Unido (es la única novela de Kipling ambientada por entero en Usamérica, y los usamericanos deben adorarla porque da voz a muchos de los valores de los que ellos están muy orgullosos desde su nacimiento como país, sean verdad o mentira... pero de eso os hablo luego). De hecho la escribió mientras vivía en un pequeño pueblo de Vermont, Brattleboro, famoso por su estructura ferroviaria a finales del XIX y principios del XX, algo también de mucha importancia en la novela... (y de eso también os hablaré luego).
Y ya metiéndome en materia sobre el libro, estamos una vez más ante un ejemplo de literatura clásica de crecimiento personal del adolescente protagonista. En este caso Kipling sitúa al personaje (que, recordemos, es hijo de un multimillonario y está acostumbrada a mandar, no a que le manden, y a no mover un dedo) en un ambiente tan duro, extenuante, peligroso y sacrificado como es el de un barco de pesca en plena campaña, lo que implica no solo que él tendrá que formar parte de todo eso si quiere comer, sino que al barco aún le quedan varias semanas en alta mar y no será cosa de un par de días y a su casa. Y aquí debo hacer un aviso importante, porque ya he leído alguna opinión en la que se hace alusión a este tema para justificar una opinión negativa sobre el libro, y más vale que lo tengáis en cuenta antes de abrirlo: el 85% de la historia transcurre sobre un barco de pesca, como ya he dicho, y Kipling no se limita a "hacer como que" los personajes están en un barco de pesca... no, se zambulle de lleno en la vida del barco, y eso quiere decir que hay montones de términos náuticos y pesqueros, porque eso es lo que hacen en el libro: pescar, vivir en un barco y relacionarse con los pescadores de otros barcos. Si no os apetece leer un libro así, pues a otra cosa mariposa, que no será por falta de oferta literaria... De hecho Kipling (obviamente) escribió la novela, pero estuvo
asesorado en todo momento por el doctor James Conlan, que sirvió de joven
en la flota de Gloucester y se convirtió en el artífice no solo de todos
los detalles náuticos y de la rutina en un barco que aparecen en el libro, sino de la propia relación entre los componentes de la flota, las supersticiones, el tipo de hombres que se enrolaba en esos barcos o las costumbres de los pueblos pesqueros y sus gentes. Así que creedme, es muy puntilloso en todo.
El caso es que Harvey es rescatado por este barco, el We're Here, y en él encuentra a Dan, otro chaval de su edad, que es hijo del capitán, un viejo lobo de mar sumamente respetado entre el resto de la flota y que sabe donde hay que faenar en todo momento (los demás barcos también saben que lo sabe y no lo pierden de vista). Dan ha mamado la vida en alta mar desde que era un crío, pero dado que acude al colegio (como debe ser), solo acompaña a su padre en verano. Aun así, será el amigo, el maestro y la compañía constante de Harvey en esta aventura, donde no solo conocemos el pasado del resto de la tripulación (además de sus traumas, en algunos casos) y seguiremos paso por paso el proceso de pesca, limpieza y almacenamiento en el barco, sino que también seremos testigos de los conflictos y rivalidades con otros pesqueros, presenciaremos naufragios y la otra parte menos bonita de la historia (esa en la que las cosas no terminan bien y muere gente... de hecho en el We're Here acaba de fallecer un marinero en un accidente cuando Harvey es rescatado), asistiremos a algo parecido a una reunión de toda la flota pesquera y también nos llevaremos algún susto donde las supersticiones en alta mar hacen de las suyas... la vida a bordo del We're Here es tan intensa que llega un punto en que Harvey siente como suyas tanto las victorias como las tragedias de todo y todos los que le rodean porque, como ya os imaginaréis, no tarda en convertirse en uno más de ellos y en ser aceptado como tal (que por cierto, la historia de su rescate pronto es conocida por toda la flota y Harvey es el centro de atención allá por donde va).
Claro, todo esto es posible porque, salvo tragedia o naufragio del We're Here, tarde o temprano se terminará la campaña, llegarán a tierra y él podrá avisar a sus padres de que esta vivo y volver a su vida normal... o no tan normal, porque realmente la vida a bordo es una prueba que no solo le sirve en el presente para saber lo que es el trabajo duro y en equipo, el esfuerzo sobrehumano y el sacrificio, sino que esos valores serán imprescindibles para ponerse al frente del imperio económico y mercantil que ha amasado su padre y del que él se hará cargo a no mucho tardar... y es que su padre empezó desde la nada, sin formación, sin estudios y sin contactos, y solo a base de trabajo, trabajo y más trabajo ha llegado a ser uno de los hombres más ricos de Estados Unidos. El sueño americano, ya sabéis. A esto se dedica una parte del libro, a poner sobre la mesa toda esta serie de clichés, y aunque no comulgo con ello y, sinceramente, me ha sobrado un poco (en mis carnes sufro lo de que no por mucho trabajar se llega más lejos y se cobra un salario decente), entiendo su razón de ser en la lectura y lo que significa a nivel personal como personaje para Harvey en su camino hacia la madurez y la responsabilidad de ser adulto y tener en sus manos no solo el fruto descomunal del trabajo de su padre, sino la vida y el futuro de mucha gente que depende de que se hagan las cosas bien y de que al mando esté una persona honesta que sepa lo que es trabajar y también valorar a sus trabajadores (que son los que sacan las empresas adelante, no lo olvidemos nunca).
Rudyard Kipling escribió esta novela poco después de El libro de la selva, durante los años en los que vivió en Estados Unidos, y él mismo dijo que en ella quería recuperar un mundo dentro de la sociedad estadounidense que ya se estaba perdiendo en aquella época. Y por si fuera poco incluye un capítulo que está considerado un clásico dentro de la literatura ferroviaria, por así decirlo. El padre de Harvey, en su magnificente opulencia, es dueño de un tren privado, y el viaje que se nos describe en ese capítulo, a contrarreloj, cruzando el país de un lado a otro en un tiempo récord, no solo es fascinante y una aventura en sí mismo, sino que encima es realista, porque Kipling consultó a un magnate ferroviario para escribirlo y los horarios, escalas, cambios, tiempos, número de locomotoras y cualquier evento tecnológico y mecánico está calculado al milímetro (de hecho, al parecer otro magnate ferroviarios, que se ve que había muchos en la época, quedó tan fascinado con lo que se cuenta en ese capítulo que él mismo lo hizo realidad punto por punto y comprobó que, efectivamente, el trayecto que se narra en él, en el tiempo que se dice que se tarda, era totalmente plausible y realizable).
En fin, que como veis en este libro tenemos de todo por mar y por tierra, y encima en
esta historia todo el mundo es buena gente a su manera dentro de las
muchas diferencias que hay entre ellos, y la solidaridad, la empatía, la
generosidad, la amistad y la gratitud forman parte de un universo en el
que todo es posible y sabes que las cosas van a salir bien de un modo u
otro. Harvey es todo lo que debía ser un buen chaval norteamericano de la época destinado a hacer grandes cosas por su país, y aunque esta visión de las cosas tan usamericana, como ya digo, no comulga mucho conmigo (yo soy más de mirar hacia aquella parte del mundo con los ojos de Dickens en Martin Chuzzlewit xD), he disfrutado de la lectura y tiene escenas memorables, como la de la reunión de toda la flota o la de la pesca nocturna de Dan y Harvey (sobre la que no doy más datos pero me ha gustado mucho). De hecho creo que de esas novelas que se manejan tan bien entre una espectacular ambientación y un esmero en los personajes que parece que fueron escritas para ser adaptadas al cine y que, además, deben ser leídas al menos una vez en la vida... si no os importa meteros terminología náutica en vena, insisto. Luego ya os puede gustar más o menos, pero merece la pena su lectura.
Os dejo el tráiler de la adaptación cinematográfica de 1937, por si acaso alguien tiene más interés en ella que en el libro xD (el ya mencionado Spencer Tracy, Freddie Bartholomew, Mickey Rooney, John Carradine, Melvyn Douglas, Lionel Barrymore... vamos, superproducción de Hollywood de las que hicieron época. Se toman muchas libertades, es mucho más dramática que la novela y pasan cosas que ni de lejos pasan en el libro, pero eso es lo que tiene coger un original y "adaptarlo"... y, de hecho, creo que es de esos casos en los que probablemente sea mejor todavía la peli que el libro original, aunque esto lo digo con la boca pequeña porque es una opinión muy personal).
Rudyard Kipling (Bombay,
1865 – Londres, 1936) Escribió relatos, ensayos, novelas y poesía,
aunque la mayor parte de su producción son cuentos, género en el que es
un absoluto maestro. Iniciado en la masonería a los veinte años, en la
logia «Esperanza y Perseverancia Nº 782» de Lahore, Punjab, India, su
literatura abarca todos los territorios y géneros, pero sobre todos en
sus primeros años arroja luz sobre la colonización inglesa de la India.
Rechazó el Premio Nacional de Poesía y en tres ocasiones la Orden de
Mérito del Reino Unido, que conlleva el título de Sir, lo que contradice
su supuesto imperialismo colonial. Aceptó, sin embargo, el Premio Nobel
en 1907.
Entre sus obras aparecen libros de relatos como El hándicap de la vida (1891), El libro de la selva (1894), Stalky & Co. (1899), Puck de la colina de Pook (1906), La casa de los deseos (1926) y las novelas La luz que se apaga (1891), Capitanes intrépidos (1896) y Kim (1901). Su autobiografía, Algo de mí mismo (1937) se publicó póstumamente.
Hola, a mí la película de 1937 me encanta y la he visto un montón de veces, a la novela le tengo muchas ganas pero aún no me he animado con ella. Tras tu reseña la saco del olvido, a ver si puedo leerla para futuras ediciones de vuestro reto. Besos.
ResponderEliminarNo por mucho trabajo consigues mas dinero,es una realidad.pero eso depende de la educación que uno recibio en casa.he visto la película,mas bien tres versiones que hay, una antes de la de Tracy (en blanco y negro), y otra después con Thomas Urich ( el actor de series Swat y Spencer detective). también me gustaría ver si consigo el libro,en edición completa.las ediciones infantiles son muy resumidas
ResponderEliminarMe gustó mucho el libro. La enseñanaza que deja no cambia con los siglos. Un beso.
ResponderEliminarHola guapísima, pues como ya sabes que ahora estoy muy, pero que muy centrada en los clásicos, no te digo que no a este, a pesar de lo de los términos naúticos.
ResponderEliminarUn besazo