miércoles, 28 de agosto de 2024

RESEÑA (by MH) ::: LA PRIMERA DETECTIVE - Andrew Forrester


 
 
Título original: The Female Detective
Autor: Andrew Forrester
Editorial: Siruela
Traducción: Pablo González-Nuevo
Páginas: 312
Fecha publicación original: 1864
Fecha esta edición: febrero 2022
Encuadernación: cartoné
Precio: 21,95 euros 
Imagen de cubierta: La Vie Parisienne nº 13, 29 de marzo (Édouard Touraine, 1916)




A lo largo de las siete narraciones de este volumen, conoceremos a la fascinante y decidida Miss Gladden, una mujer fuerte, misteriosa —sus circunstancias personales e incluso su nombre real nunca llegan a revelarse— y con unas habilidades para la lógica y la deducción que anticipan las del mismísimo Sherlock Holmes, con quien comparte además el desdén por la policía convencional y sus métodos. Ya sea para solventar casos de asesinato, de robo o de fraude, busca pistas concienzudamente, se introduce de incógnito en las escenas del crimen y rastrea a los sospechosos a la vez que se encarga de borrar bien sus propias huellas y de identificarse como detective solo cuando la ocasión de veras lo requiere.

Hace ya muchos años (probablemente unos diez) que escuché hablar por primera vez sobre este libro, y fue en un documental. La gran Lucy Worsley (historiadora, periodista, escritora y curadora de la organización Historic Royal Palaces) publicó hace años un libro,
A very british murder, que luego ella misma llevó a la pequeña pantalla en formato documental de tres capítulos en la BBC. Ese libro/documental rastreaba la fascinación que un "buen asesinato" provoca en muchos británicos, y como alrededor de esta fascinación se ha ido creando con el tiempo toda una industria del entretenimiento. Todo empezó con los periódicos y los crímenes más horrendos ocurridos allá a principios del siglo XIX (vendían miles de ejemplares haciendo las delicias de sus lectores al dedicar páginas y páginas a estos temas, con ilustraciones de los sospechosos en los juicios incluidas), dando el salto a la literatura de la mano de Dickens y Wilkie Collins (y sobre todo de Agatha Christie en el siglo XX), y de ahí a todo lo que consumimos hoy en día: libros, cine, televisión, true crime, podcasts... La evolución y transformación del asesinato como entretenimiento, vaya. Y en ese documental aparecían los dos primeros libros protagonizados por una mujer detective. Uno de ellos era The Female Detective, escrito y publicado por Andrew Forrester en 1864. Tuve que esperar a 2022 para que esa novela, inédita en castellano hasta entonces, fuera publicada por Siruela. 

A la protagonista de este libro la conocemos como G.. Es una detective ya retirada que ha decidido contar algunos de sus casos (o la mayor parte de las veces, ni siquiera eso, sino simplemente hechos que le han contado o de los que ha sido testigo pero en los que no ha intervenido para nada). En su carta de presentación (un prólogo del propio personaje) dice que no va a desvelar su nombre real y que solo escribe este libro para mostrar a sus lectores que la profesión que desempeña es tan útil como necesaria para la sociedad, pues piensa que los detectives son menospreciados hasta tal punto que ella misma oculta su verdadera profesión ante sus amistades (ellos creen que es modista). Así pues, cree que la sociedad tiene muchas cosas por las que dar las gracias a los detectives, y que, hablando de las mujeres detectives de manera particular, son las únicas que pueden resolver cierto tipo de casos, sobre todo aquellos que requieren un grado de intimidad que a los hombres les estaría vedado.
 
Son solo siete las narraciones que aparecen en el libro, así que os hablo brevemente de cada uno de ellas.

Inquilino vitalicio. Nuestra protagonista dice que este fue uno de sus últimos casos importantes antes de retirarse. Llega a él por la confesión de un matrimonio amigo que involucra la compra de unos bebés en la calle, y eso lleva a G. a investigar qué pasó con uno de esos bebés y el porqué de la compra por parte de una mujer de clase social alta.

Georgy. En este caso G. ni investiga ni está involucrada de ninguna manera. Simplemente tiene como vecina a una madre y su hijo (el tal Georgy) y nos cuenta qué hizo este atractivo jovenzuelo y cómo las buenas maneras y la buena apariencia engañan al más pintado (a ella misma, por ejemplo).

El misterio desenmarañado. En este relato se pone a teorizar sobre el cuerpo de detectives en sí mismo y lo enlaza con el caso de una maleta que aparece en un puente del Támesis en cuyo interior hay fragmentos de cuerpo humano pero no hay cabeza. Partiendo de este hecho se pone a estudiar las evidencias y sacar conclusiones con el fin de establecer la identidad del cuerpo. Nadie hace caso de sus deducciones (con razón, G., con razón xD).

Examen de conciencia. En esta historia nuestra G. conoce a dos hermanos, establece relación con ellos, y más adelante se comete un asesinato en el que uno de ellos estará involucrado. Aquí tampoco hay investigación de ningún tipo.

Un niño es hallado muerto: ¿fue o no asesinado? Aquí la prota tampoco pincha ni corta, simplemente narra un caso que otra persona le contó, y que para más datos está planteado de manera exacta al de un caso real famosísimo dentro de la criminología británica (el asesinato de Road Hill en 1860... si buscáis, encontraréis. ¿Habéis oído hablar de la caída en desgracia del inspector Whicher? Pues ese caso). Lo único que resulta novedoso en este relato es que esa otra persona, una vez planteado el asesinato de manera casi calcada, ofrece una explicación alternativa que encima está sacada (de manera muy obvia) de La piedra lunar, de Wilkie Collins.

El arma desconocida. Este es quizás el caso mejor planteado al estilo de novela detectivesca donde no solo se desarrollan los personajes y la trama, sino que incluso tenemos vista judicial y una resolución más o menos aparente. Hay cosas que se ven venir de lejos, cosas que aceptas en plan pulpo es animal de compañía, pero al menos aquí se nota el esfuerzo por escribir un caso detectivesco. Lo dicho, probablemente sea el mejor de todos, o el más completo y esforzado.

El misterio. Aquí la protagonista tampoco pinta un carajo ni investiga nada. Cuenta la historia de la desaparición de una joven de su dormitorio en un caso típico de habitación cerrada (y una explicación bastante tonta, la verdad).
 
Debo aclarar una cosa muy importante con respecto a la sinopsis oficial de este libro. Se dice en ella que G. desprecia a la policía convencional y sus métodos, al igual que más tarde haría Sherlock Holmes... pero es que no solo no hay ninguna alusión sobre el particular en la novela, es que G. ES policía, y esto es algo que no queda nada claro con esa sinopsis. Está presentado de manera muy extraña y confusa en la novela, pero salpicando aquí y allá tenemos alusiones a su categoría de agente de policía, nos dice que como tal cobra su salario del Gobierno, acude a alguna comisaría (siempre otras, nunca la suya) donde es identificada como policía y, en cierto momento llega a decir que trabaja como policía secreta. En cualquier caso, sea como sea, ella ES policía, y en ningún momento desprecia el trabajo policial. Sí que parece, tal y como se cuentan los casos (aunque, como digo, está todo fatal explicado en el libro), que aparte de su profesión como policía realiza trabajos de manera independiente porque habla de cobrar o no cobrar por ellos, y solamente por eso debemos suponer que esa sería su faceta de detective privado al margen de su labor policial, pero esa es una suposición que tiene que hacer el lector, porque en el libro no hay ninguna explicación al respecto. No se presenta nunca en su puesto de trabajo, trabaja siempre en solitario y parece que va siempre por su cuenta sin dar explicaciones a nadie (lo que cuadraría con el tema de policía secreta)... pero luego llega uno de los casos y después de investigar ella sola pide ayuda al cuartel general y le envían a una compañera agente de policía, con lo que nunca sabes realmente de qué está trabajando esta señora o si unifica ambos trabajos cuando le conviene. Yo creo que ni el autor lo sabía y por eso no da explicaciones. Una mujer detective y ya, ¿para qué queréis más explicaciones, almas de cántaro?

Como ya os he comentado en las breves sinopsis de los casos, veréis que en buena parte de ellos ella no hace absolutamente nada ni interviene para nada, así que si me centro en los casos en los que sí interviene inferimos las siguientes cosas: nunca conocemos su nombre real ni su edad, no tiene ninguna carga familiar (pasa mucho tiempo fuera de casa y va alquilando alojamientos allá por donde va para estar siempre cerca de los lugares donde investiga) y su círculo social se limita a amistades (a las que oculta su profesión) porque jamás habla de familia; que es muy cuadriculada moralmente a la hora de resolver los pocos casos que resuelve porque ella es detective y tiene que cumplir siempre con su deber aunque con ello haga siempre más mal que bien y complique cosas que antes no eran complicadas; y que se mueve con una libertad bastante poco usual para estar ambientado a mediados del siglo XIX, porque siempre anda de acá para allá sola. Su proceso deductivo, que en la sinopsis comparan y dicen que anticipa al de Sherlock Holmes (recordemos que este libro se publicó al menos dos décadas antes que Estudio en escarlata, la presentación del personaje de Doyle), es, cuando menos, peculiar. Llega a unas conclusiones bastante singulares dados los hechos que maneja, así que no me extraña que el 80% del tiempo diga que no nos explica sus procesos deductivos para no aburrirnos (vamos, un trabajo que se ahorrar el autor xD).

Y ahora viene el dilema, porque quiero explicar bien mi opinión sobre el libro pero haciéndole justicia en los aspectos en los que tengo que hacerlo, así que lo más fácil es ser muy directa. ¿Me ha parecido un buen libro, si hablamos de calidad literaria y narrativa? Como habréis anticipado con lo dicho hasta ahora, no, honestamente pienso que no lo es, tiene más defectos que virtudes. Nada más empezar, en la introducción que hace la protagonista para presentarse ante el lector, nos dice que va a contar los casos en tercera persona para evitar el "yoísmo". ¿Qué hace a partir de ese momento? Narrar todos los casos en primera persona, y esta incongruencia ya advierte de otras cuantas más que nos vamos a encontrar (tan pronto dice una cosa como dos párrafos después dice la contraria). Se repite mucho y te dice lo mismo varias veces, no te cuenta como averigua las cosas (siempre está con que ese proceso se lo ahorra al lector para no aburrirle y chimpún) y el único caso donde decide desglosar su proceso deductivo pues más vale que no lo hubiera hecho porque bueno, en fin... y luego está lo de la pedantería de decir en cada página que es detective y que además es mujer detective, lo cual es más mejor, y que como es detective sabe esto, aquello, lo de más allá y lo de acullá, porque son cosas que solo los detectives como ella saben, porque ella es detective, ES DETECTIVE (you know)... una y otra vez, hasta el punto de hacerte poner los ojos en blanco. Los casos muchas veces no son casos suyos, son situaciones de las que ha sido testigo o le han contado, pero en los que ni siquiera ha participado, y uno, como ya digo, incluso lo sablea de un caso real famosísimo en la historia criminal de Inglaterra. Es decir, su trabajo como detective en este libro, salvo en dos o tres de casos, es prácticamente inexistente.
 
¿Desaconsejo su lectura? Creo que un lector que no esté particularmente interesado en la temática o lo que representa este libro, no solo le va a ver todos esos fallos sino que tampoco va a entender qué tiene de especial esta lectura. Pero sí creo que es de lectura obligatoria para quienes gustamos del misterio o la novela detectivesca clásica, porque aunque le vemos las costuras igualmente, es una publicación pionera en este subgénero y pertenece al canon de la novela detectivesca. Como os digo arriba, la protagonista es agente de policía, y además habla de alguna otra compañera que también lo es. Sin embargo esto es algo que Scotland Yard no aceptó hasta 1915 (y la primera detective de policía no llegaría hasta 1918). Teniendo en cuenta que La primera detective se publicó en 1864, Forrester se anticipó más de cincuenta años en cuanto a la aceptación de la mujer en el cuerpo policial inglés, y solo por eso se merece todos mis respetos, su hueco en mi biblioteca y mi aprobado raspado. Pero en cuanto a calidad en general, pues lo que os digo, va justito y con sifón y hay que reconocerlo por mucha pena que dé: no quiero que os acerquéis a este libro con falsas expectativas. Y os diría que esto es una opinión subjetiva, pero los fallos a los que he aludido yo creo que son muy objetivos. Si este libro ha pasado a la historia de la literatura es por la premisa que ofrece, por ser precursora a la hora de usar como protagonista a una mujer investigando (inédito hasta la fecha en que fue publicado) y la anticipación en el tiempo con respecto a la incorporación de la mujer en ciertos grados dentro de la policía... pero por su calidad literaria, no.

A ver, me leo y parece una opinión un poco negativa, y no lo es... no del todo, al menos, que aunque no lo parezca está hecha con cariño (de verdad, prometido). Me parece una lectura floja, pero aconsejo leerlo si os interesa el subgénero detectivesco, os empapáis de todo lo que se os cruza por delante sobre el tema y queréis descubrir uno de sus precursores con una mujer como protagonista. Si no es el caso, si todo esto os da igual, os lo podéis ahorrar, sinceramente. Este sería el resumen xD.







Andrew Forrester (Londres, 1832-ca. 1909) fue el seudónimo de James Redding Ware, prolífico dramaturgo, periodista y autor de exitosas novelas detectivescas.

 

2 comentarios:

  1. Gracias por la reseña, pero de momento, no me animo. Un beso.

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  2. Hola guapísima, según te iba leyendo ya tenía claro que no lo iba a leer. Y mira que ya sabes que yo soy una lectora del género de detectives y el hecho de que sea precursor en tener como protagonista a la primera mujer detective es algo realmente interesante, pero no.Yo no puedo con todas las pegas que has comentado.
    Un besazo enorme.

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