Título original: La mala semilla
Autor: Toni Aparicio
Editorial: SUMA
Páginas: 425
Fecha de publicación: mayo 2018
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 17,90 euros Ilustración de cubierta: Penguin Random House Grupo Editorial
La carrera de la teniente Beatriz Manubens es una de las más
prometedoras de la UCO, sin embargo, la muerte accidental de un menor
durante un tiroteo hace que se sienta incapaz de volver a empuñar un
arma. Completamente abatida regresa a Albacete, su tierra natal, para
esconderse del mundo.
Juan Cebreros, brigada de la Guardia Civil en Riópar encuentra el cadáver de una mujer que presenta grandes signos de violencia en el nacimiento del río Mundo. Anabel Ramos, la víctima, se perfila como una completa desconocida para los lugareños. De ella solo se sabe que vivía en una casa rural con Adrián, su hijo, un niño de seis años al que parece haberse tragado la tierra.
La desaparición de Adrián se convierte de inmediato en noticia y es portada de todos los medios de comunicación y todo el mundo coopera para encontrarlo lo antes posible. Consternada, la teniente Manubens descubre que la mujer asesinada fue una de sus mejores amigas de la adolescencia. En una carrera contrarreloj intentará hacer lo posible por encontrar al pequeño con vida, mientras lucha contra sus propios demonios.
Toni Aparicio construye un thriller trepidante, donde el horror no está reñido con la esperanza. La mala semilla es una novela vibrante que golpea y sacude, una muestra de la barbarie humana y a la vez de su capacidad de resiliencia capaz de recuperar la esencia de las buenas personas.
Juan Cebreros, brigada de la Guardia Civil en Riópar encuentra el cadáver de una mujer que presenta grandes signos de violencia en el nacimiento del río Mundo. Anabel Ramos, la víctima, se perfila como una completa desconocida para los lugareños. De ella solo se sabe que vivía en una casa rural con Adrián, su hijo, un niño de seis años al que parece haberse tragado la tierra.
La desaparición de Adrián se convierte de inmediato en noticia y es portada de todos los medios de comunicación y todo el mundo coopera para encontrarlo lo antes posible. Consternada, la teniente Manubens descubre que la mujer asesinada fue una de sus mejores amigas de la adolescencia. En una carrera contrarreloj intentará hacer lo posible por encontrar al pequeño con vida, mientras lucha contra sus propios demonios.
Toni Aparicio construye un thriller trepidante, donde el horror no está reñido con la esperanza. La mala semilla es una novela vibrante que golpea y sacude, una muestra de la barbarie humana y a la vez de su capacidad de resiliencia capaz de recuperar la esencia de las buenas personas.
Supongo que quienes vivan en ciudades grandes o zonas más o menos turísticas estarán más que acostumbrados a conocer y pasear por las calles de los libros que se ambientan en ellas, pero cuando se vive en ciudades como en la que yo vivo, digamos que no es muy habitual encontrarse una novela que se ambiente por estos parajes. Así que a título personal, de La mala semilla a mí me interesaba sobre todo la ambientación. Evidentemente si encontraba una buena historia en sus páginas, mejor que mejor, pero quería saber qué se sentía al conocer como la palma de la mano dónde estaban en todo momento los personajes, y ha sido una experiencia muy extraña y casi divertida a ratos, y luego os comento por qué :)
La novela comienza con Anabel Ramos esperando junto a su hijo Adrián a otra persona no identificada. Están en la pasarela de madera situada frente al nacimiento del río Mundo, en Riópar (Albacete), y ahí nos despedimos de ellos. Ya en el primer capítulo descubrimos que Anabel ha sido asesinada en ese mismo lugar y que Adrián está desaparecido. El brigada Juan Cebreros será el que se hará cargo en primera instancia del caso, aunque pronto llegarán los de Madrid para hacerse con el control de la investigación. Por otro lado aparece en escena Beatriz Manubens, teniente de la UCO que vive en su ciudad natal, Albacete, desde que una operación con rehenes acaba de manera trágica y tuviera que solicitar la consiguiente baja al no ser capaz de superar la situación. Da la casualidad de que, antes de que la vida les separara por caminos muy distintos, Anabel y Beatriz eran amigas hace años y, cuando Beatriz se entera del asesinato de Anabel y la desaparición de su hijo, decide encontrar al asesino y secuestrador por ella misma. Teniendo en cuenta que está de baja e incapacitada para el servicio, tendrá que mover muchas teclas y actuar a espaldas de mucha gente para salirse con la suya, además de enfrentarse a todo aquello que le tiene atenazada en la situación en la que está.
Por tanto, se nos plantea una trama en la que por un lado está la investigación oficial, de la que apenas sabemos absolutamente nada, y por otro la investigación extraoficial que lleva a cabo Beatriz, que es realmente la que ocupa la historia. Beatriz está decidida a resolver el asesinato y encontrar a Adrián por sus propios medios saltándose todas las cortapisas legales que le limitan al estar apartada de la actividad. Para ello contará con la ayuda de Cebreros, que la admira mucho profesionalmente y que para mí es el mejor personaje del libro (el más real o con el que menos cuesta empatizar); de Alberto, que siempre ha estado enamorado de ella y formaba parte de la misma pandilla a la que pertenecían ella y Anabel; y de Reyes El gitano, un personaje que Beatriz conoce de sus años mozos como guardia civil de uniforme en Albacete, que maneja mucha información de los bajos fondos y, por tanto, del recorrido vital de Anabel desde que Beatriz le perdió la pista muchos años atrás.
Así, recorriendo las calles y barrios de Albacete (de un modo tan pormenorizado que me ha recordado mucho al reflejo que de Vitoria hace Eva García Sáenz de Urturi en El silencio de la ciudad blanca), y con visitas puntuales a Riópar, va avanzando la trama mientras vemos a Beatriz haciendo frente a sus demonios personales y empeñada en esclarecer los dos casos que tiene entre manos. Sí debo decir que, en el caso del secuestro o desaparición del niño, a veces parece un mero Macguffin para hacer avanzar las páginas sin ninguna intensidad narrativa; no se percibe (o la narración no transmite) la angustia contrarreloj de los Cuerpos de Seguridad del Estado por encontrarlo lo antes posible por si está todavía con vida (por cierto, en la novela aparece una escena, o una situación, de la que fuimos testigos todos los españoles hace pocos meses en una coyuntura similar, y no es posible que el autor la sacase de ahí porque se solaparon la edición del libro y el hecho real... o eso quiero pensar. Por desgracia, la realidad a veces supera la ficción, o la iguala más de lo que nos creemos).
La prosa del autor es correcta, sencilla y fluida, no destaca en buen sentido ni en malo, pero en cuanto a la trama, sí que admito que he tenido mis más y mis menos con algunas cosas que pasan en el libro. Con esto me refiero a la coherencia de algunas escenas, a ciertas cosas que ocurren sin ningún motivo aparente porque no desembocan en nada, y otras que para mí chirrían mucho y que en apariencia solo existen para conveniencia de la trama y que pueda seguir adelante, pero que sinceramente no tienen mucha razón de ser. Incluso de algunas de esas cosas esperaba una explicación al final o algo que les diese un poco de sentido, pero no, queda claro que ocurren solo porque el autor así lo quiere y le vienen bien. Nombro estos detalles por nombrar solo algunos que no me han convencido, y en un género como el policíaco la credibilidad en las situaciones que se plantean lo es todo. Y de veras que siento ser la que casi siempre pone la nota tiquis, pero si no lo comentase en la reseña no estaría siendo completamente sincera.
Os hablaba arriba de lo extraño y divertido que es leer una novela ambientada donde vives, y la verdad es que me vi planteándome cosas mientras leía que no sé si son habituales pero que yo no podía evitar: desde calcular mentalmente si en realidad podía tardar lo que decía que se tardaba entre una calle y otra (muchas veces no, no me parecía posible en las situaciones que se planteaban), hasta pensar que Manubens es un apellido tan albaceteño como McMurphy (y estoy muy acostumbrada a ver apellidos y nombres de todo tipo... cientos al mes, vamos). También me hacía gracia el frío con el que dibujaba el octubre albaceteño, hasta con los plumíferos puestos, cuando aquí hace años que en octubre no hace ese frío ni por asomo (mucho menos llover todo lo que llueve en este libro, que nos pasamos meses sin ver una gota).
No sé, tonterías que en otros libros no te planteas pero que cuando te tocan de cerca, no puedes evitar pensar en ellas. Todo esto no lo digo a modo de crítica, que conste, solo son cosas que se me iban pasando por la cabeza conforme leía. En realidad me han hecho ilusión detalles como ver nombrada la cafetería más cuqui de Albacete, que yo visito a menudo y donde hacen los mejores tés y cafés de la ciudad con muchísima diferencia, o leer, entre todo ese maremágnum de calles, el nombre de la mía propia (bueno, aparecen tantas que lo difícil sería que no estuviera xD).
Por ir terminando, La mala semilla es una novela policíaca con tintes de thriller hacia el final que se lee con interés, y sobre todo las últimas 150 páginas se leen casi de una sentada porque quieres ver cómo se resuelve todo... pero también es verdad que creo que es de esas novelas que a poco que rasques salen pegas y cosas cogidas con pinzas. Por eso me parece una novela entretenida que cumple su función, pero a la que no hay que buscarle tres pies al gato, porque se los encuentras; de todos modos muchas veces con eso basta y no hay que pedirle más a un libro, y en realidad es muy recomendable para pasar un buen rato pegados a sus páginas, que una cosa no quita la otra. En mi caso sé, y siento ser tan sincera, que a la larga lo que más recordaré de este libro será la ambientación. He caminado con los personajes sabiendo en cada momento dónde estaban, y eso para mí ha sido una experiencia nueva que he disfrutado mucho.
Termino con dos cosas. Una es que la imagen en el marcapáginas que veis en las fotos pertenece al Pasaje Lodares que tanto se nombra en el libro. Otra es que aunque Albacete capital, como destino turístico, sinceramente no tiene mayor interés (y que me crucifiquen los albaceteños, pero hay que ser un poco consecuentes... no lo tiene), la sierra de Alcaraz y del Segura, donde están enclavados Riópar y el nacimiento del río Mundo, sí que merecen muchísimo, muchísimo la pena. Y cuando revientan los chorros un par de veces al año, la fuerza y belleza de la naturaleza apabullan (esa pasarela de madera que veis en el vídeo, por donde pasean todo el rato, es justo el enclave en el que empieza la novela xD).
La novela comienza con Anabel Ramos esperando junto a su hijo Adrián a otra persona no identificada. Están en la pasarela de madera situada frente al nacimiento del río Mundo, en Riópar (Albacete), y ahí nos despedimos de ellos. Ya en el primer capítulo descubrimos que Anabel ha sido asesinada en ese mismo lugar y que Adrián está desaparecido. El brigada Juan Cebreros será el que se hará cargo en primera instancia del caso, aunque pronto llegarán los de Madrid para hacerse con el control de la investigación. Por otro lado aparece en escena Beatriz Manubens, teniente de la UCO que vive en su ciudad natal, Albacete, desde que una operación con rehenes acaba de manera trágica y tuviera que solicitar la consiguiente baja al no ser capaz de superar la situación. Da la casualidad de que, antes de que la vida les separara por caminos muy distintos, Anabel y Beatriz eran amigas hace años y, cuando Beatriz se entera del asesinato de Anabel y la desaparición de su hijo, decide encontrar al asesino y secuestrador por ella misma. Teniendo en cuenta que está de baja e incapacitada para el servicio, tendrá que mover muchas teclas y actuar a espaldas de mucha gente para salirse con la suya, además de enfrentarse a todo aquello que le tiene atenazada en la situación en la que está.
Por tanto, se nos plantea una trama en la que por un lado está la investigación oficial, de la que apenas sabemos absolutamente nada, y por otro la investigación extraoficial que lleva a cabo Beatriz, que es realmente la que ocupa la historia. Beatriz está decidida a resolver el asesinato y encontrar a Adrián por sus propios medios saltándose todas las cortapisas legales que le limitan al estar apartada de la actividad. Para ello contará con la ayuda de Cebreros, que la admira mucho profesionalmente y que para mí es el mejor personaje del libro (el más real o con el que menos cuesta empatizar); de Alberto, que siempre ha estado enamorado de ella y formaba parte de la misma pandilla a la que pertenecían ella y Anabel; y de Reyes El gitano, un personaje que Beatriz conoce de sus años mozos como guardia civil de uniforme en Albacete, que maneja mucha información de los bajos fondos y, por tanto, del recorrido vital de Anabel desde que Beatriz le perdió la pista muchos años atrás.
Así, recorriendo las calles y barrios de Albacete (de un modo tan pormenorizado que me ha recordado mucho al reflejo que de Vitoria hace Eva García Sáenz de Urturi en El silencio de la ciudad blanca), y con visitas puntuales a Riópar, va avanzando la trama mientras vemos a Beatriz haciendo frente a sus demonios personales y empeñada en esclarecer los dos casos que tiene entre manos. Sí debo decir que, en el caso del secuestro o desaparición del niño, a veces parece un mero Macguffin para hacer avanzar las páginas sin ninguna intensidad narrativa; no se percibe (o la narración no transmite) la angustia contrarreloj de los Cuerpos de Seguridad del Estado por encontrarlo lo antes posible por si está todavía con vida (por cierto, en la novela aparece una escena, o una situación, de la que fuimos testigos todos los españoles hace pocos meses en una coyuntura similar, y no es posible que el autor la sacase de ahí porque se solaparon la edición del libro y el hecho real... o eso quiero pensar. Por desgracia, la realidad a veces supera la ficción, o la iguala más de lo que nos creemos).
La prosa del autor es correcta, sencilla y fluida, no destaca en buen sentido ni en malo, pero en cuanto a la trama, sí que admito que he tenido mis más y mis menos con algunas cosas que pasan en el libro. Con esto me refiero a la coherencia de algunas escenas, a ciertas cosas que ocurren sin ningún motivo aparente porque no desembocan en nada, y otras que para mí chirrían mucho y que en apariencia solo existen para conveniencia de la trama y que pueda seguir adelante, pero que sinceramente no tienen mucha razón de ser. Incluso de algunas de esas cosas esperaba una explicación al final o algo que les diese un poco de sentido, pero no, queda claro que ocurren solo porque el autor así lo quiere y le vienen bien. Nombro estos detalles por nombrar solo algunos que no me han convencido, y en un género como el policíaco la credibilidad en las situaciones que se plantean lo es todo. Y de veras que siento ser la que casi siempre pone la nota tiquis, pero si no lo comentase en la reseña no estaría siendo completamente sincera.
Os hablaba arriba de lo extraño y divertido que es leer una novela ambientada donde vives, y la verdad es que me vi planteándome cosas mientras leía que no sé si son habituales pero que yo no podía evitar: desde calcular mentalmente si en realidad podía tardar lo que decía que se tardaba entre una calle y otra (muchas veces no, no me parecía posible en las situaciones que se planteaban), hasta pensar que Manubens es un apellido tan albaceteño como McMurphy (y estoy muy acostumbrada a ver apellidos y nombres de todo tipo... cientos al mes, vamos). También me hacía gracia el frío con el que dibujaba el octubre albaceteño, hasta con los plumíferos puestos, cuando aquí hace años que en octubre no hace ese frío ni por asomo (mucho menos llover todo lo que llueve en este libro, que nos pasamos meses sin ver una gota).
No sé, tonterías que en otros libros no te planteas pero que cuando te tocan de cerca, no puedes evitar pensar en ellas. Todo esto no lo digo a modo de crítica, que conste, solo son cosas que se me iban pasando por la cabeza conforme leía. En realidad me han hecho ilusión detalles como ver nombrada la cafetería más cuqui de Albacete, que yo visito a menudo y donde hacen los mejores tés y cafés de la ciudad con muchísima diferencia, o leer, entre todo ese maremágnum de calles, el nombre de la mía propia (bueno, aparecen tantas que lo difícil sería que no estuviera xD).
Por ir terminando, La mala semilla es una novela policíaca con tintes de thriller hacia el final que se lee con interés, y sobre todo las últimas 150 páginas se leen casi de una sentada porque quieres ver cómo se resuelve todo... pero también es verdad que creo que es de esas novelas que a poco que rasques salen pegas y cosas cogidas con pinzas. Por eso me parece una novela entretenida que cumple su función, pero a la que no hay que buscarle tres pies al gato, porque se los encuentras; de todos modos muchas veces con eso basta y no hay que pedirle más a un libro, y en realidad es muy recomendable para pasar un buen rato pegados a sus páginas, que una cosa no quita la otra. En mi caso sé, y siento ser tan sincera, que a la larga lo que más recordaré de este libro será la ambientación. He caminado con los personajes sabiendo en cada momento dónde estaban, y eso para mí ha sido una experiencia nueva que he disfrutado mucho.
Termino con dos cosas. Una es que la imagen en el marcapáginas que veis en las fotos pertenece al Pasaje Lodares que tanto se nombra en el libro. Otra es que aunque Albacete capital, como destino turístico, sinceramente no tiene mayor interés (y que me crucifiquen los albaceteños, pero hay que ser un poco consecuentes... no lo tiene), la sierra de Alcaraz y del Segura, donde están enclavados Riópar y el nacimiento del río Mundo, sí que merecen muchísimo, muchísimo la pena. Y cuando revientan los chorros un par de veces al año, la fuerza y belleza de la naturaleza apabullan (esa pasarela de madera que veis en el vídeo, por donde pasean todo el rato, es justo el enclave en el que empieza la novela xD).
A mí me ha gustado, me ha parecido entretenido y es verdad, que aunque alguna cosa no era muy creíble, he disfrutado de su lectura. Para mí Cebreros también es el mejor personaje.
ResponderEliminarBesos
Hola! Con esta novela tenemos dudas puesto que hemos visto opiniones que, sin ser negativas, tampoco es que sean demasiado entusiastas. Por el género que es sí que nos llama la atención pero tememos quedarnos a medias.
ResponderEliminarUn beso
Hola guapa, pues fíjate que casi todas las reseñas que he leído de este libro lo ponían muy bien. Pero tus pegas, no eres tiquis (o si lo eres yo soy exactamente igual que tú), y, como bien dices, en una novela (pero sobre todo en las policiacas) las cosas sí tiene que tener sentido y por qué y que aparezcan ahí para conveniencia del autor... ainnnsss, ya me echa para atrás. En cuanto a las pegas de la ambientación, tampoco creo que esté mal que lo comentes, a mí me pasó con la novela El escalón 33, hacía muchas descripciones de la Biblioteca Nacional que no eran correctas (y la conozco bien)y eso también me echaba para atrás.
ResponderEliminarUn besazo
Hola,
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la novela, es cierto que si te paras a pensar en ella como tú dices se pueden encontrar algunos fallos, pero eso no ha hecho que me guste menos, disfruté de la lectura y no le di muchas vueltas... cosas del verano supongo ;)
Besos
Pese a que lleva buenas reseñas yo ya me temía esto que te ha pasado a ti y por eso no lo puse en la lista. Y es que es lo mismo que me pasó con su anterior novela, es tramposillo y tuerce la trama a su antojo tanto si pega como si no, los personajes bien pero nada remarcable. Aunque el de ella ya me cansa un poco.
ResponderEliminarEsta vez me lo ahorro. Ni tan mal. ¿Y tanto le costaba mirar el Aemet para documentarse en vez de tirar de tópicos?
Besos
Cuando un sitio te pilla tan cerca y lo conoces tan bien, pues sí, te planteas esas cositas. Debería cuidarlas un poquito más. Como bien dices, una novela que cumple bien el cometido de entretener y que vuela entre las manos, sobre todo en su parte final.
ResponderEliminarBesotes!!!
En esta ocasión el género no es para mi pero se lo comento a un familiar fanático del tema.
ResponderEliminarBesos =)
Leyéndote me reafirmo en mi decisión de no leer esta novela ya que la anterior del autor no me terminó de convencerme, precisamente por algunas de las pegas que comentas. En cuanto a ser tiquismiquis cuando conoces bien el lugar en el que se ambienta una novela no eres la única. Me hace gracia lo de las distancias porque me ocurrió hace poco con una novela y me fui derechita a Google Maps para calcular jeje.
ResponderEliminarBesos.
Es una novela que está teniendo críticas muy variadas, pero cuando empiezo a ver ya unas cuantas que empiezan a ver pegas, no sé a ti pero a mí me hace descartarla. Prefiero no perder el tiempo y leer cosas que verdaderamente me apetezcan y vayan a ser grandes lecturas.
ResponderEliminarCon este libro me pasa esto, me apetece, pero otras veces se me quitan las ganas totalmente. Así que veo que acabaré dejándolo pasar.
Es normal que hayas sido más crítica tratándose de tu ciudad, yo también lo haría jajaja
Besitos
La tengo pendiente de lectura. Leí reseñas que hablaban muy bien de esta novela, por lo que no dudé en darle una oportunidad. Veo que la tuya no es tan entusiasta como las que comento, pero veo que cumple con el fin de entretener al lector. Y seguro que al situar la acción en tu ciudad, ves las situaciones que se cuentan en la novela con otros ojos, como dices en tu reseña. Besos.
ResponderEliminarYo también he disfrutado con esta lectura, amena y entretenida, y aunque hay algun aspecto poco pulido o mejorable, en general te deja buen sabor de boca. Besos
ResponderEliminarCoincidimos muchísimo en la opinión sobre este libro. Yo también me di cuenta del paralelismo con el triste caso mediático que se vivió en España hace unos meses y hasta miré para comprobar la fecha de edición del libro; menuda triste coincidencia, ¿verdad? También me llamó la atención lo mucho que llueve en Albacete, jejeje, gracias a tu reseña he visto que era una licencia literaria. :) En fin, que estoy muy de acuerdo con todo lo que dices. ¡Besos!
ResponderEliminarNo he leído a este autor, pero no lo descarto. Es un género con el que, aunque me gusta, suelo ser bastante selectivo, sobre todo por la gran afluencia de títulos que proliferan por ahí, cada vez más. Sin embargo, este no me importaría leerlo.
ResponderEliminarUn beso ;)
Hola. Pues sí, leer una libro ambientado en el lugar donde uno vive en doblemente especial si también la novela es buena, como es en este caso. He disfrutado mucho. Besos.
ResponderEliminarEntiendo todo lo que dices sobre la novela pero también creo que a veces somos más críticos con aquello que nos toca de cerca, porque a mí todos esos puntos sobre la ambientación me han pasado "felizmente" desapercibidos al no conocerlos, así que puede que haya disfrutado más de la lectura que tú por eso. Que la novela tiene pegas, eso pasa siempre, pero para mí ha estado muy bien, un caso entretenido, que me ha mantenido leyendo sus capítulos, uno tras otro, para saber qué iba a pasar.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, guapa :)
EliminarLo mismo no lo lees, pero te contesto igualmente :) Las cosas de la ambientación simplemente las comento y me explayo porque puedo hacerlo, no son spoilers, pero en la propia reseña ya digo que son tonterías sin importancia. Las cosas que a mí me han hecho disfrutar menos de la lectura son spoilers y no he podido entrar en ellas, solo constatar que (para mí) existen. Sé que ningún libro es perfecto, pero tampoco me gusta que el autor se saque cosas de la manga y las meta para que todo le cuadre, y en mi opinión eso es lo que pasa en este libro. De verdad que ya me gustaría a mí no ponerle pegas a ninguna novela, no lo hago a propósito ni con ánimo de llevar la contraria, y a veces hasta me siento mal porque supongo que desde fuera es lo que parece :S
¡Besote!