Título original: The Absentee
Autora: Maria Edgeworth
Editorial: Alba
Traducción: Marta Salís y Ana Canosa
Páginas: 432
Fecha publicación original: 1812
Fecha esta edición: febrero 2000
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: descatalogado (disponible de 2ª mano) Fecha esta edición: febrero 2000
Encuadernación: rústica con solapas
Imagen de cubierta: Paisaje en verano (1682, Jacob Isaacksz)
«El absentista» narra la vida extravagante que lleva la familia de Lord
Colambre en Londres, lejos de Irlanda, donde sus padres tienen su hogar,
sus negocios y sus deberes. Combinando elementos heroicos y
sentimentales con una cómica sátira de costumbres, «El absentista» es
una vivaz novela sobre la vergüenza y el esnobismo, rica en episodios y
personajes y de una trepidación poco común.
Me quejo mucho de que apenas nos llega literatura traducida al castellano del periodo de Regencia, y luego cometo la insolencia de dejar a Maria Edgeworth olvidada en mis estanterías. El absentista vio la luz en 1812, año intermedio entre la publicación de Sentido y sensibilidad y Orgullo y prejuicio (para que nos situemos), pero tanto los temas que trata Edgeworth como la forma que tiene de abordarlos poco tienen que ver con los de Jane Austen. Os cuento.
La historia comienza en Londres, donde viven lord y lady Clonbrony junto a su sobrina, Grace Nugent. Pronto descubrimos que los Clonbrony son absentistas irlandeses, y que lady Clonbrony, nacida inglesa pero de procedencia irlandesa, tiene como único afán en la vida el ponerse en ridículo delante de toda la alta sociedad londinense intentando parecer inglesa y gastándose un dineral que no tiene en el proceso. Su hijo, lord Colambre, próximo a cumplir la mayoría de edad, descubre por casualidad que las finanzas de la familia van cuesta abajo. Hace muchos años que no visita su país natal y decide, impulsado también por la mala opinión que su madre tiene de Irlanda, viajar a sus propiedades en el país vecino y conocer de primera mano cómo está la situación allí y si su madre tiene motivos para renegar tanto de su tierra. Que Colambre esté enamorado en secreto de su prima Grace es otro aliciente para huir de Londres, pues a la joven se le ha inculcado desde niña que ni se le ocurra enamorarse de su primo carnal porque él tiene que casarse con una rica heredera que fortalezca los intereses de la familia. Con todas estas maletas en el equipaje, Colambre pone rumbo a tierras irlandesas, y allí descubrirá no pocas cosas... unas buenas, y otras no tanto.
Supongo que antes de seguir lo primero es explicar el concepto de absentista irlandés. Os copio la nota de las traductoras que aparece en el libro y luego volveré a esto:
Así pues, por un lado El absentista ofrece una historia de amor muy de la literatura de la época con obstáculos propios de la diferencia de clases, secretos familiares que lo embarran todo, una matriarca buena pero egoísta que no ayuda en nada, con unos que aman apasionada e intensamente en secreto sufriendo por amor y otros que son virtuosos hasta decir basta y no se enteran de las pasiones y sufrimientos del corazón que provocan a su paso... La autora critica sin medias tintas las desgracias e infelicidades que pueden causar los prejuicios, así que su Colambre es muy bueno, honrado y apuesto, pero también es muy prejuicioso y otorga mucha importancia a la buena e inmaculada cuna, así que aunque Grace es también muy buena, honrada y hermosa, si no fuera por los impedimentos de la vida y los malentendidos, tendrían las cosas muy fáciles y nosotros menos interés en sus vidas. El pobre Colambre sufre mucho por amor durante todo el libro, primero por unas causas y luego por otras. ¿Triunfará el romance?
Pero por otro lado, El absentista también abre una ventana a la vida rural en la Irlanda de principios del siglo XIX y a la responsabilidad moral que los terratenientes tenían con sus arrendatarios, responsabilidad que dejaban en manos muchas veces de sinvergüenzas con título de administradores mientras ellos se pegaban la vida padre en Londres. Edgeworth estaba muy involucrada con su tierra y lo que en ella pasaba, y la Irlanda que nos encontramos en la novela es una Irlanda que ya ha abolido su propio parlamento y se ha unido a Inglaterra formando un solo reino, una Irlanda que está floreciendo y creciendo social y culturalmente sobre todo en las grandes ciudades, pero que tiene problemas severos en las zonas rurales. Los absentistas se quedaban con los beneficios de unas tierras que no pisaban nunca y pocas veces sabían lo que ocurría en ellas más allá del dinero que les mandaban los administradores, y estos, libres y sin vigilancia para hacer y deshacer a su antojo, engordaban sus bolsillos explotando sin escrúpulo alguno a las gentes que trabajaban para el rico terrateniente, empobreciéndolas e incluso expulsándolas de sus hogares y tierras arrendadas.
Esto es lo que Colambre encuentra cuando llega a Clonbrony, la población de su padre, y es la denuncia social principal que hace la autora en el libro. No resulta difícil extraer de muchas afirmaciones del libro que lo que Edgeworth defendía era que los irlandeses luchasen y trabajasen por Irlanda, tanto los que estaban abajo en la escala social como sobre todo los que estaban arriba y tenían los medios para promover la riqueza del país. De nada servía tener puestos de privilegio si se largaban a Inglaterra y descuidaban su país natal y a los trabajadores que dependían de ellos. Irlanda necesitaba de la unidad de su gente, toda ella, y para ello debían desaparecer las injusticias sociales.
Maria Edgeworth, por cierto, fue una mujer muy, muy interesante y vivió en primera persona mucho de lo que cuenta en esta novela. Su propio padre fue un absentista que volvió arrepentido a su país para hacerse cargo de sus tierras cuando ella era muy pequeña, con el tiempo ella misma administró las tierras de su padre, y de todo lo que vivió en aquella época nace lo que ocurre y se denuncia aquí. Publicó su primera novela de manera anónima con treinta y tres años, mantuvo correspondencia con sir Walter Scott durante años, conoció a lord Byron... Escribió tres libros sobre la temática del pueblo irlandés, siendo El absentista el segundo de ellos. El primero es Ennui, que también podemos encontrar en castellano publicado por Ático de los Libros. Y da la casualidad que hace pocos días otra editorial, Libros de Seda, anunció que el año que viene publicará Belinda, que es muy anterior a estas dos novelas de las que os hablo (fue publicada en 1801) pero que quizás es una de las más conocidas de la autora. Así que quien no lea a Maria Edgeworth hoy en día es porque no quiere, porque poco a poco va habiendo donde elegir.
La historia comienza en Londres, donde viven lord y lady Clonbrony junto a su sobrina, Grace Nugent. Pronto descubrimos que los Clonbrony son absentistas irlandeses, y que lady Clonbrony, nacida inglesa pero de procedencia irlandesa, tiene como único afán en la vida el ponerse en ridículo delante de toda la alta sociedad londinense intentando parecer inglesa y gastándose un dineral que no tiene en el proceso. Su hijo, lord Colambre, próximo a cumplir la mayoría de edad, descubre por casualidad que las finanzas de la familia van cuesta abajo. Hace muchos años que no visita su país natal y decide, impulsado también por la mala opinión que su madre tiene de Irlanda, viajar a sus propiedades en el país vecino y conocer de primera mano cómo está la situación allí y si su madre tiene motivos para renegar tanto de su tierra. Que Colambre esté enamorado en secreto de su prima Grace es otro aliciente para huir de Londres, pues a la joven se le ha inculcado desde niña que ni se le ocurra enamorarse de su primo carnal porque él tiene que casarse con una rica heredera que fortalezca los intereses de la familia. Con todas estas maletas en el equipaje, Colambre pone rumbo a tierras irlandesas, y allí descubrirá no pocas cosas... unas buenas, y otras no tanto.
Supongo que antes de seguir lo primero es explicar el concepto de absentista irlandés. Os copio la nota de las traductoras que aparece en el libro y luego volveré a esto:
Terratenientes que abandonaban sus propiedades en manos de administradores y vivían fuera de Irlanda, normalmente en Inglaterra.Yo diría que la novela está agrupada en tres partes. Una que comienza en Londres, donde conocemos la situación en que viven los Clonbrony en Londres y la vida social que imperaba entre las clases altas londinenses y cómo los Clonbrony intentan encajar en ella... también vemos los cuchillos volar y clavarse en espaldas sin piedad, lenguas viperinas, mala baba para llenar cubos y vamos, que además de la nota de humor, que la pone lady Clonbrony cada vez que abre la boca (salvando las distancias, a mí me ha recordado mucho a la señora Bennett de Orgullo y prejuicio), está claro que las víboras son las invitadas de honor en cada fiesta, y que su objetivo es lady Clonbrony... algo de lo que ella no parece (o no quiere) darse cuenta. La segunda parte se centra por completo en el viaje de lord Colambre a Irlanda, y aunque también tiene su porción de reuniones sociales, intentos de caza para matrimonio, humor e intrigas y juegos de sociedad, prevalece por encima de todo la crítica sobre lo que ocurría en Irlanda y las consecuencias para el país derivadas del abandono de los absentistas; sobre este viaje os hablaré ahora en otro párrafo porque da para explayarse un poco más (aun así seré breve, prometido). La tercera parte es la resolución de la novela, así que poco puedo hablar sobre ella, pero sí puedo deciros que el tono, ambientación y situación vuelven a ser más parecidos a los de la primera parte y que me ha encantado porque es previsible pero al mismo tiempo no lo es; consigue darle su toque personal... y le sienta de maravilla.
Así pues, por un lado El absentista ofrece una historia de amor muy de la literatura de la época con obstáculos propios de la diferencia de clases, secretos familiares que lo embarran todo, una matriarca buena pero egoísta que no ayuda en nada, con unos que aman apasionada e intensamente en secreto sufriendo por amor y otros que son virtuosos hasta decir basta y no se enteran de las pasiones y sufrimientos del corazón que provocan a su paso... La autora critica sin medias tintas las desgracias e infelicidades que pueden causar los prejuicios, así que su Colambre es muy bueno, honrado y apuesto, pero también es muy prejuicioso y otorga mucha importancia a la buena e inmaculada cuna, así que aunque Grace es también muy buena, honrada y hermosa, si no fuera por los impedimentos de la vida y los malentendidos, tendrían las cosas muy fáciles y nosotros menos interés en sus vidas. El pobre Colambre sufre mucho por amor durante todo el libro, primero por unas causas y luego por otras. ¿Triunfará el romance?
Pero por otro lado, El absentista también abre una ventana a la vida rural en la Irlanda de principios del siglo XIX y a la responsabilidad moral que los terratenientes tenían con sus arrendatarios, responsabilidad que dejaban en manos muchas veces de sinvergüenzas con título de administradores mientras ellos se pegaban la vida padre en Londres. Edgeworth estaba muy involucrada con su tierra y lo que en ella pasaba, y la Irlanda que nos encontramos en la novela es una Irlanda que ya ha abolido su propio parlamento y se ha unido a Inglaterra formando un solo reino, una Irlanda que está floreciendo y creciendo social y culturalmente sobre todo en las grandes ciudades, pero que tiene problemas severos en las zonas rurales. Los absentistas se quedaban con los beneficios de unas tierras que no pisaban nunca y pocas veces sabían lo que ocurría en ellas más allá del dinero que les mandaban los administradores, y estos, libres y sin vigilancia para hacer y deshacer a su antojo, engordaban sus bolsillos explotando sin escrúpulo alguno a las gentes que trabajaban para el rico terrateniente, empobreciéndolas e incluso expulsándolas de sus hogares y tierras arrendadas.
Esto es lo que Colambre encuentra cuando llega a Clonbrony, la población de su padre, y es la denuncia social principal que hace la autora en el libro. No resulta difícil extraer de muchas afirmaciones del libro que lo que Edgeworth defendía era que los irlandeses luchasen y trabajasen por Irlanda, tanto los que estaban abajo en la escala social como sobre todo los que estaban arriba y tenían los medios para promover la riqueza del país. De nada servía tener puestos de privilegio si se largaban a Inglaterra y descuidaban su país natal y a los trabajadores que dependían de ellos. Irlanda necesitaba de la unidad de su gente, toda ella, y para ello debían desaparecer las injusticias sociales.
¿Esto es Irlanda? No, de ningún modo. No calumniaré a mi país como la mayoría de los que lo abandonan, ni cometeré la injusticia de convertir un pequeño ejemplo en algo general. Lo que acabo de ver no es más que la degradación alcanzada por una propiedad irlandesa debido a la ausencia de aquellos cuya obligación sería defender la justicia con su ejemplo y autoridad, y que, descuidando sus obligaciones, abandonan el poder en manos incapaces y corazones crueles, condenando así a sus arrendatarios a la opresión y sus tierras a la ruina.Como veréis, El absentista, además de una historia romántica con inconvenientes y el punto frívolo que otorgan las fiestas, el despellejamiento social y las intrigas en pos de un buen matrimonio, también tiene una carga de crítica social de la época muy acusada que en los libros de Jane Austen no aparecía (de hecho esa es una de las cosas que los detractores de Austen más le critican. Como si todos los autores tuvieran que escribir sobre lo mismo... como si todos los autores tuvieran las mismas experiencias vitales. Pero bueno. Whatever). El estilo de Maria Edgeworth es fresco, con sentido del humor, un ritmo vivo y muy ágil en los diálogos; se adapta en todo momento al personaje que está hablando según su clase social y los juegos de palabras acorde a la malicia de algunos de ellos están a la orden del día, aunque me da la sensación de que la diferenciación del acento o los modismos irlandeses debían estar presentes de alguna manera en el texto original y que eso se ha perdido en la traducción. En cualquier caso he disfrutado un montón con El absentista, he sonreído en muchas ocasiones y he aprendido en otras.
Maria Edgeworth, por cierto, fue una mujer muy, muy interesante y vivió en primera persona mucho de lo que cuenta en esta novela. Su propio padre fue un absentista que volvió arrepentido a su país para hacerse cargo de sus tierras cuando ella era muy pequeña, con el tiempo ella misma administró las tierras de su padre, y de todo lo que vivió en aquella época nace lo que ocurre y se denuncia aquí. Publicó su primera novela de manera anónima con treinta y tres años, mantuvo correspondencia con sir Walter Scott durante años, conoció a lord Byron... Escribió tres libros sobre la temática del pueblo irlandés, siendo El absentista el segundo de ellos. El primero es Ennui, que también podemos encontrar en castellano publicado por Ático de los Libros. Y da la casualidad que hace pocos días otra editorial, Libros de Seda, anunció que el año que viene publicará Belinda, que es muy anterior a estas dos novelas de las que os hablo (fue publicada en 1801) pero que quizás es una de las más conocidas de la autora. Así que quien no lea a Maria Edgeworth hoy en día es porque no quiere, porque poco a poco va habiendo donde elegir.
Maria Edgeworth (1767-1849) nació en Buckton (Oxfordshire), aunque desde los cinco años vivió en la propiedad
familiar de Edgeworthstown, en Irlanda. Bajo la guía y corrección
paterna empezó a escribir Letters for Literary Ladies y una colección de cuentos para niños, The Parent's Assistant. En 1800 publicó anónimamente su primera novela, Castle
Rackrent, que tuvo un gran éxito y que influiría en Walter Scott. Más
tarde, publicó otras novelas como Belinda (1801) y Leonora (1806).
En 1812 publicó El absentista, que pertenece a la serie que ella tituló «Tales of
the Fashionable Life». Después de la muerte de su padre se dedicó a concluir las Memorias que éste había empezado y que se publicaron en 1820.
Pues no he leído nunca a Maria Edgeworth y tienes toda la razón: suspiramos por más autoras de época Regencia y luego yo no conozco a ninguna XD Me gusta mucho lo que nos cuentas de esta novela, mientras leía tu reseña pensaba en que la aristocracia rural inglesa de la época, la gentry, era muy trabajadora en contraste con la aristocracia francesa, y que debía ser una vergüenza abandonar tus tierras y arrendatarios, ¿no? No sé, es la idea que tengo, la del aristócrata siempre muy pendiente de sus producciones agrarias y animales y tierras. Lo mejor es que, como tú nos cuentas, como el padre de la señora Edgeworth fue absentista, nos escribe de primera mano. A por ella. Besos!!
ResponderEliminarP.D.: Magnífica reseña.
Hola! tengo ganas de leer a esta autora, muchas, y como dices, no sé por qué no lo he hecho ya, si tengo donde elegir... Me apunto esta, sin duda, me ha gustado lo que cuentas de esta novela y lo que has hablado de la vida de la autora. Como siempre, excelente reseña... Un abrazo.
ResponderEliminarhala! estoy buscando este título y a menudos precios lo encuentro! :( supongo que estará descatalogado. Una pena, a ver si en la biblioteca lo encuentro en alguna de mis visitas.
EliminarHola. Pues yo acabo de volver de Irlanda,jeje. Ni idea de eso de los absentistas. Creo que me lo pasaría bien en la primera parte con la señora y sus ocurrencias y el resto es interesante. Ahora mismo no, porque tengo un atasco importante pero me lo guardo para cuando despeje un poco.
ResponderEliminarBesos
¡Hoooola!
ResponderEliminarPues no tenía ni idea de que existía este libro, pero me lo llevo apuntado.
Es cierto que se parece bastante a las novelas de JAne Austen: ese amor pasional que se ve embarrado por toda clase de impedimentos sociales y de malentendidos, el retrato de la sociedad de la época y de cómo eran las cosas... si si, me ha gustado. Me lo anoto para cuando me apetezca algo del estilo. Además, no tenía ni idea de lo que era un absentista pero me he enterado gracias a la reseña jajaaj
¡besos!
Está es especial para el invierno que pasamos con los últimos días fríos y con una taza de café.
ResponderEliminarMe encanta
Gracias saludosbuhos
Que interesante descubrimiento este blogg !!!
ResponderEliminarCómo puedo hacerme con la novela The Absente traducida ???
Estoy dispuesto a lo que sea por conseguirla.
Alguien puede ayudarme ?
Hola, la leí hace muchos años cuando se publicó y me encantó y con tu reseña me has dejado con ganas de releerla. Besinos.
ResponderEliminarPor lo que nos cuentas en tu reseña es una propuesta interesante, porque veo que tiene ingredientes muy atractivos. Subrayo, sobre todo, lo que nos comentas sobre lo poco que se traduce al castellano la literatura del período de Regencia. Me la llevo apuntada. Besos.
ResponderEliminarMe encanta Irlanda y un libro que me haga conocer un poquito más del país va a mi lista de cabeza. Muchas gracias por darme a conocer esta novela.
ResponderEliminarUn beso!
No he leído nunca a esta autora pero me parece que puede ser una lectura muy muy interesante, teniendo en cuenta esa ambietación tan especial.
ResponderEliminarbesitos
Leí esta reseña estos días atras, cuando estaba unos días fuera descansando... Me gustó mucho lo que cuentas y también la apunto...
ResponderEliminarUn besazo
Un gran descubrimiento este blogg !!!
ResponderEliminarSal fin he conseguido mi libro más deseado, El Absentista !!!.
Gracias por el análisis y comentarios sobre está novela.
Creo que podría gustarme, lo anoto.
ResponderEliminarBesotes
Estupenda reseña, yo descubrí por casualidad hace unos años éste libro en la biblioteca. Y me encantó , pero como bien dices por su parte rural y su crítica algo dulcificada , pero crítica me era más cercana al estilo Gaskell e incluso pelín G.Eliott , ya en la parte de salones londinenses si hay algo de Austen , pero María iba más allá.
ResponderEliminarEspero algún día poder tener un ejemplar no sé cómo no lo reeditan. Y deseando tener Belinda , que he oído es genial quizás más Austeniana .
Saludos y gran blog 😉🌅📚🙋🏻♀️.