lunes, 7 de octubre de 2024

RESEÑA (by MH) ::: MUCH DITHERING - Dorothy Lambert


 
Título original: Much Dithering
Autora: Dorothy Lambert
Editorial: Palabra
Traducción: Diego Pereda
Páginas: 256
Fecha publicación original: 1938
Fecha esta edición: enero 2023
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 19,90 euros
Imagen de cubierta: View from a window in Marienstrasse (Adolph von Menzel, 1867)

Los cotilleos y los enredos amorosos revolucionarán la apacible vida de los habitantes del pintoresco pueblo inglés, Mutch Dithering, en esta novela costumbrista. "Si por algo destacaba Much Dithering era por su tranquilidad. Los pocos que pasaban por el pueblo, por la mañana, por la tarde o por descuido, exclamaban desde sus carruajes: "¡Qué tranquilidad! ¡Qué paz!", y algunos añadían que sería un lugar magnífico en el que reposar para siempre, aunque en vida prefiriesen algo más animado". Jocelyn Renshawe, la joven viuda y singular heroína de esta deliciosa comedia costumbrista, está a punto de protagonizar una serie de hechos que verán amenazada la pacífica vida rural de los habitantes de Much Dithering. La comunidad, reacia a las novedades, recibe con reticencia a una nueva familia: los Murchison-Bellaby, que se ven enredados en ciertos asuntos con los hermanos Hedgecock, Ermyntrude, la madre de la protagonista, y la misma Jocelyn. En esos momentos aparece también el misterioso Gervase Blythe, conocido del coronel Tidmarsh, quien, involucrado de alguna manera en los últimos acontecimientos, contribuirá a alterar definitivamente la vida apacible y monótona del pueblo y de nuestra heroína.

Much Dithering es uno de los taitantos libros que compré el año pasado durante mi visita exprés a la Feria del Libro de Madrid (este año, por desgracia, no he podido ir). Me llamaba muchísimo la atención porque ¿a quién no le va a gustar un clásico de los años 30 ambientado en un pueblo de la campiña inglesa donde todo gira alrededor de los enredos amorosos de varios personajes y que rezuma encanto por los cuatro costados? Pues eso, que apostaba a caballo ganador. Os cuento.

Cuando hablamos de los Ditherings estamos hablando de dos pequeños pueblos colindantes: uno es Much Dithering y el oto es Little Dithering. El pueblo que a los lectores les interesa es Much Dithering, que además da nombre al libro. La señora del lugar es la honorable Augusta Renshawe, que vive en la Abadía, está un poco anticuada, es dueña de muchos de los terrenos y negocios del pueblo y no quiere que nada, absolutamente nada, cambie (la modernidad para los modernos, que diría aquel). Augusta está viuda y su único también falleció muy joven, así que su única familia es Jocelyn, la viuda de su hijo... salvo el heredero de todo su imperio, un joven con muy mala fama a quien no se le ve el pelo hace años y que dejó todo en manos de la vetusta señora. Pero volvamos a la nuera, Jocelyn, que realmente es la protagonista de nuestra historia. Jocelyn tiene solo veinticinco años, pero vive, piensa y se comporta como si tuviese cien. Es tan mansa, tiene tan pocas inquietudes, está tan alejada de su cabeza la mera idea de vivir un poco la vida que todo el pueblo la tiene por un pan sin sal. El lector no solo se da cuenta de que esa es una percepción un tanto errónea, sino que además es muy buena, muy aristocrática y muy guapa, una combinación que tarde o temprano empieza a levantar pasiones. Y por si fuera poco aparece la madre de Jocelyn, todo un personaje a quien nadie en su sano juicio quiere cerca (ni siquiera su hija)... y los hijos del tabernero, que darán problemas porque corre sangre italiana por sus venas (¡pecado mortal!)... y los  Murchinson-Bellaby, que se han trasladado a provincias para iniciar una carrera en el Parlamento para su díscolo hijo (lo que les espera)... y nuestro galán galanzote, Gervase Blythe, del que no se sabe nada y él tampoco hace gran cosa por despejar dudas (pero parece todo un caballero y eso ya abre puertas). En fin, que con lo tranquilo que era este pueblo y como se anima la cosa en un periquete...

Quizá debería empezar diciendo que el título del libro, que es realmente el nombre del pueblo, tiene doble sentido, pues Much Dithering podría traducirse como "grandes titubeos / mucho titubeo" (tal como indica una nota a pie de página nada más comenzar la novela) y, como digo, esto podría interpretarse de dos maneras: una irónica (por la placidez y sosiego del pueblo, que de vacilación y titubeo tiene más bien poco) o de una otra mucho más literal (cuando les llegan estas "hordas de extranjeros" dudan, no se deciden a integrarlos y aceptar los cambios y nuevos aires que traen con ellos). Si lo leéis, ya decidiréis de qué lado estáis.

En cualquier caso, esta es la historia de un pequeño pueblo asentado en sus costumbres, donde nunca pasa nada, donde todos los días son iguales, donde las rutinas forman parte de la existencia misma y donde cualquier cosa que se salga de lo normal divide la opinión del vecindario: unos se llevan las manos a la cabeza y otros se frotan las manos esperando el salseo... y claro, llega tanta gente nueva de repente que la vida se les pone patas arriba y empiezan a pasar un montón de cosas: para algunos personajes será el comienzo de algo maravilloso, mientras que para otros las cosas se complicarán y no saldrán como ellos quieren. La aparición de extraños en comunidades cerradas, ya fuese de paso ya fuese para instalarse, era una temática habitual en las novelas de Lambert, y además una fuente estupenda para que todo tipo de escándalos, amoríos y chismorreos diesen que hablar durante mucho tiempo a los vecinos.

Sin lugar a dudas el plato fuerte de la novela son sus protagonistas principales, porque Lambert los dibuja con cariño pero también, en según qué casos, con mucho humor. La honorable Augusta es una dama severa y cuadriculada que no quiere que cosas tan espantosas como un surtidor de gasolina le estropeen su pueblo, pero luego, en lo que a Jocelyn y su futuro se refiere, es la más sensata y la más moderna de todo el pueblo. La tía Mllicent es una metomentodo que va de celestina cuando lo que a ella le gustaría en el fondo (aunque no lo admita) es buscarse un buen mozo para ella (o un mozo, a secas; las exquisiteces para quienes pueden permitírselas); el coronel Tidmarsh es un aburrido y amargado que dice que está enamorado y lo único que busca es una mujercita joven y guapa que le cuide en la vejez; Jocelyn está aletargada y anestesiada porque jamás ha tenido la oportunidad de ponerse el mundo por montera, pero cuando se presenta la oportunidad la pilla al vuelo y sin sujetarse los pololos; Gervase Blythe es encantador y perfecto y no hay más que decir sobre él; Adrian es un picaflor que está a punto de recibir su merecido al darse cuenta de que en un pueblo no puedes comportarte como en Londres; y Ermyntrude Lascelles, la madre de Jocelyn, es todo un personaje, como no podría ser menos con ese nombre: una señora maquillada como una puerta que viste para matar, persigue jovencitos a quienes miente sobre su edad, se avergüenza del muermo de su hija, vive en en una realidad alternativa y peculiar donde todos los hombres le persiguen y están epatados con ella y que, como no, al final es de la que triunfa a su manera y se sale con la suya. No sé si Lambert conocía a alguien así en la vida real que le sirvió de inspiración, pero de ser así, yo creo que la admiraba en la misma proporción en que la despreciaba.

Coged la comparación con pinzas porque el fondo no se parecen en nada, pero la idea es la misma que en Cranford: quitad todas las muertes y las cosas malas que ocurren en el libro de la Gaskell (que las hay, aunque muchos lectores se queden solo con el lado acogedor y bonito de la historia) y quedaos con la idea de un pueblo pintoresco con unos personajes con mucho encanto que dan mucho juego. A eso añadidle enredos y malentendidos, unos diálogos estupendos, relaciones secretas, algún que otro escándalo, un poco de romance salpicado de triángulos (¡y cuadrángulos!) imposibles, obras de teatro shakesperianas (donde la autora vuelca un poco de su propia vida en la campiña rural) y un par de misterios muy MUY obvios que se ven venir desde la Patagonia pero que ni son el objetivo de la trama ni pretenden impresionar al lector, así que da igual que los adivinéis desde casi antes de abrir el libro. En realidad todo el conjunto del libro es muy predecible, es de esas historias amables y tiernas que sabes perfectamente cómo van a acabar, pero es muy entretenido, tiene ese charm británico que tanto nos gusta a muchos lectores y es una elección estupenda para leer entre libros más densos. No es un librazo, pero cumple con lo que promete, te saca alguna sonrisa, se lee con gusto y se disfruta, y a veces es lo que te pide la vida (realmente es lo que hoy en día denominamos lectura cozy, pero he evitado el término toda la reseña de lo aburrida que estoy de escucharlo... claudico, pero a regañadientes xD).

Y dicho todo esto, también tengo que dejar constancia de que he disfrutado del libro a pesar de su traducción, que no está a la altura y que a ratos deja mucho que desear. Y no lo digo por decir, tiene cosas tan raras que he comprado el kindle en inglés para poder ir comparando y comprobando (y entendiendo lo que no se entiende bien en castellano). No voy a incidir en esto que me pongo siempre muy pesada cuando me encuentro estas cosas, pero vaya, que llevamos una racha de traducciones malas e inadecuadas de clásicos en diversas editoriales que da para hablar largo y tendido. Y se lo pido por favor a futuros traductores de clásicos... en los años 30 del siglo XX no existían ni se usaban expresiones como "chulo de playa". Un poco de seriedad.

Enfados aparte, me he cuidado muy mucho de no contaros realmente nada sobre la trama, porque ya digo que es un poco a la carta y creo que cuanto menos sepáis, mejor. Me extraña muchísimo que ninguna de las cadenas televisivas británicas tipo BBC o ITV se hayan acordado de esta historia para hacer una miniserie de época de esas tan maravillosas que hacen, porque tiene todos los ingredientes para hacer la delicias de los epoqueros de pro como servidora.

Por cierto, la novela no es que sea especialmente navideña pero buena parte de ella transcurre durante la Navidad, que la tenemos a la vuelta de la esquina y sé que a muchos os interesan este tipo de lecturas estacionales. De hecho, tal y como se comenta en la introducción de la novela, Much Dithering surgió a raíz de una pieza teatral escrita por Lambert titulada Fiesta de Navidad, donde aparecían varios personajes como Jocelyn o el coronel Tidmarsh. Cuatro años después de esa representación vio la luz Much Dithering, que incluía no solo a esos dos personajes (junto a otros muchos), sino también esas mismas escenas navideñas de la obra de teatro.

 




Dorothy Lambert nació el 17 de febrero de 1884 en el condado de Cork, en Irlanda, donde vivió hasta su matrimonio. En 1906 se casó con Eric Lambert, un abogado con el que se trasladó poco después a Bombay, donde nació su hija Eileen. Dorothy regresó a Cork en julio de 1913. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, la familia estaba de nuevo en la India, y Eric fue llamado a filas, pero regresaron a Inglaterra al terminar el conflicto. Los Lambert se asentaron en Shepherdswell, a unos kilómetros de Dover. Dorothy y su familia se involucraron en la vida social y cultural de la ciudad, en la que eran frecuentes las representaciones de obras de teatro, escritas en algunos casos por la propia Dorothy. Su carrera como novelista comenzó cuando tenía 43 años, y en 1953 publicó la que sería su vigésimo séptima y última novela. Dorothy Lambert falleció cerca de Dover en 1967.

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