Título original: Cousin Phillis
Autora: Elizabeth Gaskell
Editorial: Alba
Traducción: Marta Salís
Páginas: 176
Fecha publicación original: 1863-64
Fecha esta edición: febrero 2009
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 17 euros Imagen de cubierta: Detalle de El paso del Noroeste (1874, John Everett Millais)
A los diecisiete años, Paul Manning, de Birmingham, llega a la pequeña
población de Eltham como ayudante del ingeniero del ferrocarril. No muy
lejos, en una granja, viven unos parientes de su madre: el pastor de la
Iglesia Independiente Holman, su mujer y su hija, a los que a
regañadientes se ve obligado a visitar. Sin embargo, la vida pausada que
allí descubre, regida –como en las Geórgicas de Virgilio– por el
calendario de las labores del campo, y el conocimiento de su prima
Phillis, una muchacha que le aventaja en altura, cultura y sensibilidad,
le iniciarán en un nuevo mundo en el que se adentra con respeto y
fascinación.
Uno de mis propósitos principales con el reto de Todos los clásicos grandes y pequeños es cumplirlo con libros pendientes en mi estantería desde antes del 6 de enero de este año (por incluir también regalitos navideños y demás). Nada de libros adquiridos posteriormente si puedo evitarlo (ya veremos...). Y os puedo asegurar que, para mi vergüenza, tengo libros pendientes para hacer el reto completo varias veces, así que no os sorprenderá saber que ya tengo escogidas las 25 lecturas para los cinco niveles. Dicho esto, en lo que a mí respecta, este año vais a ver muchos, muchos clásicos en Netherfield (más de lo habitual, en cualquier caso), ya sean
para el reto o no, porque he decidido ponerme muy, muy seria al
respecto.
La prima Phillis lleva mucho tiempo en mi estantería esperando. Me pasa con Elizabeth Gaskell lo mismo que con muchos otros autores clásicos: que una vez leído lo que publicaron, se acabó lo que se daba, y hay autores que tienen mucho por leer y otros que no tanto. Gaskell pertenece al segundo grupo, así que alargo, estiro y dilato lo que tengo pendiente para que me dure más. Pero con la premisa de Clásico de 200 páginas o menos ya no había más excusas.
La historia nos presenta a Paul Manning, un joven de apenas dieciocho años que ya hace casi dos que se gana la vida como ayudante del señor Holdsworth, ingeniero jefe encargado de las obras en una empresa de construcción de ferrocarriles. Este trabajo les lleva a moverse por las distintas zonas de Inglaterra a las que estaba llegando este invento que revolucionaría la última mitad del siglo XIX. En determinado momento se ven obligado a pasar una temporada en Eltham, y cerca de allí está la parroquia de Heathbridge, en la que viven unos parientes lejanos de los Manning a los que Paul jamás ha visto. Ya se sabe cómo son las madres con estas cosas xD, y la de Paul le obliga a que se pase a hacerles una visita y presentarse, así que, sin muchas ganas, Paul acude a la granja Esperanza, donde vive Ebenezer Holman, pastor de la Iglesia Independiente de Hornby, junto a su familia.
Y Paul se lleva toda una sorpresa: los Holman le reciben desde el primer momento como a un primo querido con el que hubiesen tenido contacto toda la vida. El pastor Holman es un erudito con una sed insaciable de conocimientos y con la conversación instruida de una persona que cultiva su intelecto afanosa por conocer y entender todo lo que le rodea; de lunes a viernes trabaja incansable su granja como cualquier granjero de la zona, y los fines de semana los dedica a sus sermones y sus feligreses; Phillis, la hija del matrimonio Holman, es una joven de diecisiete años digna hija de su padre, inteligente y culta, lee latín y griego con fluidez y absorbe libros que muchos hombres que se las dan de cultivados ni siquiera sueñan con intentar entender; muy alta, hermosa pero nada consciente de su atractivo, a pesar de su edad es la niña de sus padres y así la tratan todavía, y como niña ingenua y desconocedora de las malicias del mundo se comporta cuando Paul la conoce; la señora Holman es una mujer sencilla que ama a su hija pero ama más todavía a su marido, y aunque la complicidad intelectual que existe entre padre e hija a veces le hace sentirse desplazada, nada enturbia la felicidad y complicidad que hay entre los tres.
La novela está dividida en cuatro capítulos más o menos largos, que corresponden a las cuatro entregas en que fue publicada la novela entre 1863 y 1864. Gaskell murió al año siguiente, 1865, así que esta novela corta fue una de sus últimas obras y, para mí, una pequeña joya. El genio y talento de esta autora con las palabras convierten 176 páginas en toda una demostración de cómo escribir narrativa breve profundizando con maestría en todos y cada uno de los elementos que engrandecen una historia sin perder resuello en ninguno de ellos. Más bien al contrario: en La prima Phillis todo reluce, no sobra ni falta nada, y su inteligencia emocional a la hora de dar forma y hacer evolucionar a los distintos personajes es simplemente formidable.
La prima Phillis lleva mucho tiempo en mi estantería esperando. Me pasa con Elizabeth Gaskell lo mismo que con muchos otros autores clásicos: que una vez leído lo que publicaron, se acabó lo que se daba, y hay autores que tienen mucho por leer y otros que no tanto. Gaskell pertenece al segundo grupo, así que alargo, estiro y dilato lo que tengo pendiente para que me dure más. Pero con la premisa de Clásico de 200 páginas o menos ya no había más excusas.
La historia nos presenta a Paul Manning, un joven de apenas dieciocho años que ya hace casi dos que se gana la vida como ayudante del señor Holdsworth, ingeniero jefe encargado de las obras en una empresa de construcción de ferrocarriles. Este trabajo les lleva a moverse por las distintas zonas de Inglaterra a las que estaba llegando este invento que revolucionaría la última mitad del siglo XIX. En determinado momento se ven obligado a pasar una temporada en Eltham, y cerca de allí está la parroquia de Heathbridge, en la que viven unos parientes lejanos de los Manning a los que Paul jamás ha visto. Ya se sabe cómo son las madres con estas cosas xD, y la de Paul le obliga a que se pase a hacerles una visita y presentarse, así que, sin muchas ganas, Paul acude a la granja Esperanza, donde vive Ebenezer Holman, pastor de la Iglesia Independiente de Hornby, junto a su familia.
Y Paul se lleva toda una sorpresa: los Holman le reciben desde el primer momento como a un primo querido con el que hubiesen tenido contacto toda la vida. El pastor Holman es un erudito con una sed insaciable de conocimientos y con la conversación instruida de una persona que cultiva su intelecto afanosa por conocer y entender todo lo que le rodea; de lunes a viernes trabaja incansable su granja como cualquier granjero de la zona, y los fines de semana los dedica a sus sermones y sus feligreses; Phillis, la hija del matrimonio Holman, es una joven de diecisiete años digna hija de su padre, inteligente y culta, lee latín y griego con fluidez y absorbe libros que muchos hombres que se las dan de cultivados ni siquiera sueñan con intentar entender; muy alta, hermosa pero nada consciente de su atractivo, a pesar de su edad es la niña de sus padres y así la tratan todavía, y como niña ingenua y desconocedora de las malicias del mundo se comporta cuando Paul la conoce; la señora Holman es una mujer sencilla que ama a su hija pero ama más todavía a su marido, y aunque la complicidad intelectual que existe entre padre e hija a veces le hace sentirse desplazada, nada enturbia la felicidad y complicidad que hay entre los tres.
La novela está dividida en cuatro capítulos más o menos largos, que corresponden a las cuatro entregas en que fue publicada la novela entre 1863 y 1864. Gaskell murió al año siguiente, 1865, así que esta novela corta fue una de sus últimas obras y, para mí, una pequeña joya. El genio y talento de esta autora con las palabras convierten 176 páginas en toda una demostración de cómo escribir narrativa breve profundizando con maestría en todos y cada uno de los elementos que engrandecen una historia sin perder resuello en ninguno de ellos. Más bien al contrario: en La prima Phillis todo reluce, no sobra ni falta nada, y su inteligencia emocional a la hora de dar forma y hacer evolucionar a los distintos personajes es simplemente formidable.
Quien conozca un poco la obra de Gaskell reconocerá sin problemas un tema en el que se sentía cómoda y al que aludía siempre que le era posible: la vida rural, sencilla, apegada a la tierra y la espiritualidad, que comenzaba a tambalearse y a resquebrajarse ante la maquinaria devastadora y atronadora de la tecnología y la Revolución Industrial. Mientras que en Norte y sur vivíamos la historia desde la perspectiva de una joven del sur rural obligada a vivir en el norte industrial, en Las crónicas de Cranford nos trasladó a esa Inglaterra rural que comenzaba a enfrentarse, precisamente, y no es casualidad, a la llegada del ferrocarril. Como veis, aunque en las grandes ciudades comenzaban a proliferar las fábricas, la contaminación, etc... en el campo los pasos eran más pequeños, y el ferrocarril fue su prueba de fuego, ese primer gigante moderno al que vieron dar grandes zancadas atravesando sus límpidos campos y poniendo su mundo patas arriba.
En La prima Phillis, la construcción del ferrocarril por sí misma no forma parte de la historia salvo por dos cosas: por un lado la autora la usa con el fin de dar una excusa a distintos personajes para entrar y salir de la granja de los Holman y motivar todos los sucesos que conforman la trama de la novela; por el otro, marca la diferencia de caracteres y formas de pensar entre los personajes que han visto mundo y tienen vidas cosmopolitas y los que viven entregados a la tierra, la familia, los animales y la religión... porque al fin y al cabo estas diferencias lo son todo en los acontecimientos que se narran en la historia.
Y es que si os tuviese que decir un solo tema central de la historia, no podría, porque a pesar de las pocas páginas la autora pisa con terreno firme en varias materias. Además del aprendizaje al que somete a los dos personajes más jóvenes de la historia (distintas lecciones y distintas experiencias para cada uno de ellos con distintas consecuencias), Gaskell otorga una importancia predominante a la vida en la granja, a sus rutinas, sus tiempos, a la comunión espiritual que existe entre la tierra y los hombres que viven de ella y la trabajan, al concierto y paz que les transmite, que se traduce en una honestidad, sencillez y pureza de carácter que, tal y como se demuestra a lo largo de la historia, les impide estar convenientemente preparados para esa modernidad que empezaba a colarse por las ventanas confiadas y abiertas de par en par. Los Holman son buena gente, y las personas que acogen también lo son, pero las buenas intenciones no siempre son suficientes para evitarle el daño y el dolor a quienes jamás lo han sufrido y no saben cómo enfrentarse a ellos.
La parte religiosa tiene su importancia solo en la medida en que Ebenezer Holman es pastor y por tanto forma parte integral de su vida y la de su familia. De hecho Gaskell aporta el contrapunto con los personajes que llegan de la ciudad pues, aunque respetuosos con todo lo que tenga que ver con los ritos diarios observados por la familia Holman, ellos no son especialmente religiosos ni están especialmente interesados en el tema. Todos son respetuosos con todos, sin más. Gaskell no adoctrina ni mucho menos con esta novela, y ni siquiera hace uso de la misma vertiente protestante que profesaba su propia familia (ella estaba casada con un pastor unitario). Que el tema religioso no os impida acercaros a esta historia.
Lo que he contado quizás dé pie a creer que están claros los caminos por los que transcurre la historia, pero lo cierto es que callo más de lo que cuento. La novela es corta y solo me atrevo a hablar del fondo, pero no de cómo se transita por él. La sinopsis, afortunadamente, tampoco da mayores pistas, así que no os queda más remedio que leer la novela para saber en qué se traduce el choque entre estos dos mundos. Si no os apetece adentraros en obras extensas de esta autora, La casa del páramo o esta que hoy os traigo son unas excelentes novelas cortas como opción. Y si me obligais a elegir entre una de las dos, os recomiendo sin duda esta, La prima Phillis: un excelente ejemplo de que no hacen falta cientos de páginas para emocionar al lector y obsequiarle con una formidable historia y unos personajes inolvidables.
Elizabeth Cleghorn
Stevenson (Gaskell de casada) nació en Londres en 1810, hija de un
pastor de la Iglesia Unitaria inglesa, además de archivero de Hacienda y
periodista. Al fallecer su madre, fue educada por una tía en el pueblo
de Knutsford, en Cheshire, que más adelante le serviría como inspiración
para ambientar algunas de sus narraciones costumbristas más
características, como Las confesiones del señor Harrison (1851) y Cranford
(1851-1853). En 1832 contrajo matrimonio con
William Gaskell, ministro unitario, y la pareja se estableció en
Manchester, en aquellos momentos una ciudad superpoblada y socialmente
conflictiva, en los inicios de la revolución industrial. El choque que
supuso el contacto con esta sociedad quedaría reflejado en varias de sus
novelas, especialmente en Norte y Sur (1855). Durante unos años, se dedicó a su familia y a las labores
de caridad y no inició su carrera literaria hasta 1845, después de la
muerte de su hijo al poco tiempo de nacer. En 1848 apareció su primera
novela, Mary Barton, que obtuvo un
éxito inmediato y que llevó a Charles Dickens a pedirle con admiración
que colaborara en sus revistas literarias. En 1857 publicó la Vida de Charlotte Brontë, una de las biografías más destacadas del siglo
XIX. Gaskell escribió también obras que reflejaban sus preocupaciones
morales como La casa del páramo (1850) o Ruth (1853), piezas breves de género fantástico como sus Cuentos góticos y novelas más volcadas en la intimidad y la vida doméstica como Los amores de Sylvia (1863), La prima Phillis (1863-1864), e Hijas y esposas
(1864-1866), cuyos últimos capítulos dejaría sin
concluir a su muerte, acaecida en 1865 en Alton, Hampshire.
¡Me encanta! este era uno de los que tenía en mi lista para el reto, pero para otra de las premisas ¡Qué ilu que hayamos pensado en él ambas! vale que lo he descartado de momento para el nivel 1 porque me encontré con otro al que le tenía también muchas ganas...y hasta aquí puedo leer.
ResponderEliminarMe gusta mucho la autora y tengo un muy grato recuerdo de esta lectura, aunque tengo que releerla porque hay cosillas que se me han olvidado.
Maravilloso, de verdad.
Besitos preciosa.
Hola, leí la prima Philis hace años pero no es de mis novelas favoritas de Gaskell, me gustó sin más. Yo no tengo muchos clásicos en casa sin leer, apenas cuatro o cinco, así que para el reto tiraré de biblioteca e intentaré no releer ninguna novela salvo o tres que entraban en mis planes de este año antes de convocado el reto. Besinos.
ResponderEliminarHola MH,
ResponderEliminarBueno... En mi estado actual agradezco mucho este tipo de novelas cortas que no superan las 200 páginas... Es con lo que me siento más cómoda ahora mismo... Libros que puedo leer en dos sentadas y tener esa sensación de que he leído y finalizado un libro... Llevo ya dos semanas con Los archivos de Van Helsing y La señora Bovary... Ambos a medio terminar y no sé cuándo los finalizaré...
No he leído nada de Gaskell, así que me parece una opción estupenda para adentrarme en su obra... Norte y Sur también me llama mucho...
Y bueno... Claro que sí, por un 2020 repleto de clásicos :)
He leído con gusto vuestra reseña sobre esta novela de Elizabeth Gaskell, autora de la que no he leído nada. Hoy sin embargo me ha llamado la atención pues los temas que toca en "La prima Phillis" son salvando muchas distancias en cierta manera semejantes a los que Galdós toca en sus Novelas contemporáneas de finales de los años 80 y 90 del siglo XIX: ese cambio de época, esa pérdida de la espiritualidad presente en el mundo rural, ese afanarse no por el dinero como viene marcando el nuevo tiempo, etc.
ResponderEliminarEs en ese sentido que me interesan estos relatos ingleses del XIX, en tanto en cuanto señalan con 40 o 50 años de antelación lo que en ciertos lugares de España (Madrid, Barcelona, Valencia...) ocurrirá: la aparición de una clase burguesa que todo lo cifra en el dinero y en el avance tecnológico para producir bienes cuya venta les proporcionará más dinero aún.
Interesante, interesante.
Besos
Vi el otro día que Alba la publicaba en su colección minus a muy buen precio y le eche el ojo. Tras leerte, creo que no está mal echado, tendré que hacerle hueco.
ResponderEliminarBesos
Pues vaya, te decantas por esta al final y yo tengo la del páramo en la estantería. Bueno, me queda claro que esta también debería interesarme y mucho.
ResponderEliminarBesos
Una lectura muy interesante, reconozco que tengo una relación extraña con los clásicos y es que me cuesta un poco más leerlos pero siempre los disfruto así que nunca descarto ninguno y este pinta muy bien.
ResponderEliminarBesos =)
Me gustan mucho estas reseñas de libros que sé que tengo que leer, bueno, más bien autores. Como traes novel cortita me la apunto a ver si algún día cae.
ResponderEliminarCreo que me gustaría y no me preocupa el tema religioso siempre y cuando no den la tabarra y veo que no es el caso.
Besos
Me lo llevo. La verdad es que me da hasta vergüenza confesar lo abandonados que tengo los clásicos.
ResponderEliminarBesos.
La leí el año pasado y me gustó mucho.
ResponderEliminarAys, cómo tentáis! Y encima cortita. Cómo para no apuntarla!
ResponderEliminarBesotes!!!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarElizabeth Gaskell es una de esas escritoras que sé que me va a gustar mucho, muchísimo, pero que se quedan en la posibilidad. Solo he leído Norte y Sur, poco para poder afirmar con causa que es así. Estará dentro de mis lecturas de este año, estoy segura, y La prima Phillis parece una muy buena opción
ResponderEliminarQuerida MH, este verano pasado en la feria del libro de Madrid pretendí comprarme La casa del páramo para empezar a leer a Gaskell. El librero, no sé por qué razón, me quiso quitar la idea y me recomendaba leer uno más "gordo" Hijas y esposas, creo, no estoy segura. No sé si su intención era que me gastara más dinero o porque él creía de verdad que era mejor... Al final no me llevé ninguno de los dos...
ResponderEliminarAhora que te leo me encanta esta historia y lo voy a tener en cuenta, no sé si para el reto de este año, o me lo guardo para el año que viene, jeje... (ya ves qué confianza tengo en que tendrá éxito...)
Un besazo
No conocía el libro, y mucho menos a la autora. Pinta bien, no lo descarto para más adelante. Me pasa como a Norah, mientras no se profundice mucho en lo religioso, sin problemas.
ResponderEliminarUn beso ;)
No recuerdo si he leído algo de Gaskell. En la facultad fue lectura opcional y no recuerdo si me decanté por alguna de sus novelas. Sí tengo alguna en inglés, en casa pero desde luego, me atrae mucho más esta edición de Alba. Besito.
ResponderEliminarExcelente reseña.
ResponderEliminarSolo querría tener más tiempo para poder leer todo lo que me gustaría, incluyendo este libro que reseña hoy.
ResponderEliminarUn beso ; )
Me llevo anotada la propuesta de Gaskell. Besos
ResponderEliminarMe gusta muchísimo Gaskell y me propuse leer más de ella este año sí o sí. Desconocía esta novela y por lo que cuentas ya sé que me va a gustar ya que Gaskell sabe de lo que escribe porque ella misma fue testigo de esta transformación que Experimentó Inglaterra a finales del siglo XIX y que tan bien describe en Norte y Sur. Tomo nota. Un saludo!
ResponderEliminarNo he leído naaaaada de la pluma de esta escritora, pero con este sí me hacéis más caer en la tentación. Como decís, corto, porque hay veces que no hay que aburrir con muchas páginas.
ResponderEliminarAnotado queda.
Besitos.
Paso muy de puntillas, que estoy con él!
ResponderEliminarBesotes
No es un libro que me llame la atención, pero quería detenerme un segundo para mencionar el hecho de que me encanta la profundidad de tus reseñas y lo bien trabajadas que están.
ResponderEliminarUn saludo,
Laura.